Plegaría
Me hablas al oído, te lo he pedido, me dices solo las palabras que quiero oír, me pides extrañamente lo que quiero hacer.
Quieres buscar con tu pene erecto por la caverna dentada, el camino más peligroso y placentero, boca, lengua, garganta.
Y yo accedo, porque enmudezco y tiemblo.
Y se apodera de mi una indefensa mujer, y soy esa mujer que tragará tus deseos, sin preguntar, cada vez que me lo pidas.