El instituto correccional de señoritas tenía como principal objetivo mantener bajo custodia a jóvenes menores de 18 años que eran ya a su temprana edad inadaptadas sociales, prostitutas o que habían quebrantado de una u otro modo la ley.
En el aeropuerto Estoy en Madrid esperando mi vuelo a Tenerife, una chica con pechos enormes me mira, yo la observo con deseo, ella mira para el baño cercano, se levanta y entra sin dejar de mirarme, me levanto y la sigo… pierdo mi vuelo
Sorprendida tumbada en la cama leyendo un libro erótico y masturbándose, su hermana le chantajea amenazando con contárselo todo a sus padres. Terminarán montando un número de masturbación y placer mutuo difícil de olvidar.
Estaba en la barra de una cafetería cuando noté un leve roce en el culo, un roce normal, si tenemos en cuenta la estrechez existente entre la barra y las mesas, pero para mi, no lo fue.
Unos colegas salen de marcha con una chica a la que se intentan tirar. Pero las circunstancias hacen que ella termine en la playa con nuestro protagonista.
Otro verano mas, otra vez el destino nos junto, los recuerdos de los pequeños momentos juntos volvieron a nuestra mente, todos esos pequeños momentos de felicidad sumaban una felicidad única
Les voy a contar una historia que me sucedió hace un par de años. Yo estoy casado hace 4 años y con mi esposa somos muy felices, nos gusta hablar mucho y más cuando se trata de sexo ya que no nos reprimimos nada.
Un buen profesor es aquel que se esmera en enseñar todas las materias a sus alumnas más aventajadas, sobre todo si éstas están en buena condición física y son muy agradecidas.
Un muchacho acostumbra a pasear por su perro. Concibe la idea de tener sexo con él, lo que le proporciona fastuosos orgasmos, pero un día es sorprendido por un hombre que no duda en utilizarlo para su placer.
Un joven recibe una felación de su tío después que ambos han visto el pene de uno de los vecinos del pueblo en las duchas de la piscina. El mismo pene que luego recibirá su tía.
Una chica encuentra sus fetiches en la ropa interior y sus zapatos, disfrutando a tope con los de su tía, que al final termina siendo su amante y desvirgando su ano con un consolador.
Su vida continuó con la misma rutina de siempre. Bueno, exactamente igual no. Ahora se había vuelto más presumida, más coqueta. Sabía que podía gustar. Sabía que había gustado por lo que podía volver a gustar a los hombres.
Maruja era la conserja del instituto del barrio. Era una mujer de cerca de cuarenta años de edad. Con unos hijos adolescentes y con un marido aburrido. Con este panorama sin horizontes su vida era cada vez más amarga.