Desde la muerte de papá, en lo único que ella pensaba era, en el negocio que había montado, no atendiéndome para nada, solo se dirigía hacia mi para obligarme ha realizar todo el trabajo de la casa, ridiculizando cualquier error que pudiera cometer.
Al contarle de que el bestia de nuestro hijo se podía echar 6 polvos en menos de 3 horas, no me lo quiso creer, hasta que un día Mario muy compungido, le preguntó a su madre si debía ir al médico pues no estaba rindiendo sexualmente como siempre, y al preguntarle mi mujer porque pensaba que era así, este le respondió que le estaba costando llegar a la cuarta eyaculación.