Capítulo 2
- Mi esposa I: El inicio
- Mi esposa II: la historia
- Mi esposa III: La venganza
- Mi esposa IV: La deuda
Mi esposa II: la historia
Ya en Barcelona, las primeras semanas transcurrieron de lo más normal, quizás la excepción era que mi mujer iba más caliente.
Puesto que no teníamos problemas económicos María quería salir todas las noches a cenar y evidentemente después tenia que haber sexo, pues sino para ella la noche no era completa.
A las pocas semanas ya no deseaba salir tanto, alegaba que estaba cansada, yo a este cambio de comportamiento no le di importancia hasta que fuimos a una importante fiesta en una finca cercana a Barcelona.
Para la fiesta, María vestía un vestido largo con un generoso escote, realmente estaba para comérsela.
Después de la cena hubo baile, María se fue a bailar y yo me quede en la mesa charlando con otros invitados.
Eran cerca de las dos de la madrugada cuando me puse a buscar a mi mujer para irnos a casa pues yo estaba cansado.
Como no la encontraba le pregunte a la anfitriona si había visto a María, me dijo que si, que la había visto con un grupo de invitados cerca de la piscina.
Al llegar allí vi que no había nadie e iba a marcharme cuando oí unas voces que venían de una parte del jardín muy tupida y oscura.
Me acerque sigilosamente, casi me desmayo de la impresión.
Allí estaba mi mujer con tres invitados, habían cogido una tumbona de la piscina, María estaba siendo penetrada por todos sus agujeros, uno de los hombre estaba echado sobre la tumbona, mi mujer cabalgaba encima de su polla mientras un segundo por detrás la enculaba vigorosamente y el tercero le metía y sacaba su polla por la boca como si fuera una segunda vagina.
Me tuve que apoyar en un árbol para no desfallecer, ver a mi María jadeando como una posesa era más de lo que podía soportar, cuando los cuatro acabaron por correrse ella les tomo una a una sus pollas y les limpio hasta la última gota de semen, luego se vistieron y volvieron a la fiesta como si nada hubiera sucedido.
Cuándo me encontré con mi mujer le pregunte «¿Que tal lo has pasado?»
«Bien, muy bien» me respondió. Evidentemente no me dijo nada de lo sucedido ni yo le comente lo que había visto.
Al llegar a casa yo iba tan caliente, la escena que presencia me había puesto a mil, que nada más cerrar la puerta le arranqué el vestido la apoye en el sofá y sin darle tiempo a nada se la metí por el culo, se la estuve metiendo un buen rato y cuando estuve a punto de correrme la agarre por los pelos y me corrí es su cara.
Al día siguiente decidí seguir a mi mujer, pues como comprenderéis comencé a sospechar y cual fue mi sorpresa cuando la vi entrar en una conocida sauna de la parte alta de Barcelona.
Espere fuera a que saliera lo cual no sucedió hasta casi cinco horas después.
Al llegar a casa le dije a mi mujer todo lo que había visto en las ultimas 48 horas y que quería una explicación convincente.
María comenzó su relato
«Veras, tu te acuerdas de Ana la que conocimos en Empuriabrava» «si, me acuerdo» respondí yo.
«Pues grabo en vídeo todo lo que allí paso y hace unos meses me llamo a casa con una excusa y quedamos en un piso que tiene en la calle Enrique Granados. Una vez llegue estuvo muy amable, pero en un momento dado me puso un trozo de la cinta, yo me quede atónita de ver lo que Ana había hecho. A continuación, entra palabras agradables de lo estupenda que yo era, me chantajeo, me dijo que si no trabajaba para ella como chica de compañía haría correr la cinta por toda Barcelona. Como compraderas me asuste y acabe cediendo pensando que podría librarme de ella.»
La mire a los ojos y le dije «¿desde cuando trabajas de chica de compañía? Y ¿con cuantos hombres has estado? ¿eh?» mi tono era de cabreo.
Ella continuo con su relato «Hace cinco meses que trabajo para ella voy de lunes a viernes por las tardes, alguna mañana y alguna que otra noche en las que te decía que salía a trabajar con los del despacho».
«Bien ¿y con cuantos has estado?» Insistí.
«Pues no lo se» continuo ella «pero vamos cada día un promedio de cuatro o cinco.
Yo la mire y le dije en tono brusco » tu lo que eres es una puta».
«¿Y los tres que te estaban follando en la fiesta quienes eran?» le pregunte
«Eran clientes que por mala suerte me habían reconocido y que para que no organizaran ningún escándalo tuve que ceder a sus amenazas» me dijo.
Yo le pregunte «¿A quienes tienes de clientes conocidos?» se hizo el silencio, volví a repetirle la pregunta y al ver ella que yo me estaba poniendo nervioso me dijo «no te enfadaras, me lo juras»
«Te lo juro», la verdad es que no debía que haber jurado nada, pues lo que me contó me dejo helado.
María prosiguió con su relato después de jurarle varias veces que no me enfadaría.
«Veras» comenzó suave y pausada, como pensando cada una de las palabras que salían de su boca, «me acuesto con dos tipos de personas, mejor con tres. El primer grupo son a los que se lo hago gratis, el segundo son los clientes que pagan bien en la sauna, en el piso o con salidas de hotel, y el tercer grupo, que también pagan, son las despedidas de soltero o las convenciones y ferias».
Yo estaba atónito. «Bien, dime quienes son los del primer grupo, dame un ejemplo con pelos y señales» le dije.
«Bueno, si no te importa comenzare por el segundo grupo. Estos son básicamente gente que viene de negocios a Barcelona, uno de ellos es directivo de una importante empresa de Madrid, los hay también extranjeros. Del segundo grupo pues hay de todo, en las despedidas de soltero son todo chicos jóvenes y en las ferias y congresos son gente de mediana edad»
«¿Y en las despedidas lo haces con el novio?» Pregunte ingenuo de mí.
«A veces si, a veces no» respondió. «¿Qué quieres decir con ello?» Pregunte.
«Pues eso, que a veces solo follo con el novio y a veces con todos, según va»
¿Y en las ferias que también te lo montas con todos?»
«Pues a veces si, sobre todo si están bien dotados» me contesto ella cada vez más segura de sí.
«¿Y que pasa con el grupo que no paga?»
«Pues esos por un motivo u otro no pagan» me dijo. Yo insistí «¿Y porque no pagan?»
Volví a insistir al ver que no quería responder. Al fin dijo «Pues por que saben que me dedico a esto y me chantajean.
O se lo hago gratis siempre que ellos quieran o bien se lo cuentan a todas mis amistades y familia»
«¿Y bien quienes son estos?»
«Déjalo ya» contesto. «No, ¿quiénes son?» Insistí.
«No te va a gustar»
«Me es igual, quiero saber quienes son los que te chantajean» le dije.
«Mi ginecólogo, cada vez que voy a la consulta me folla por el culo».
«¿Quiénes más? Vamos».
«Pedro, el marido de mi hermana, una vez me tope con él a la salida de la sauna y como no es tonto enseguida comprendió a lo que me dedicaba. Dos o tres veces a la semana voy a su despacho donde follamos como locos puesto que conmigo hace todo lo que no puede con mi hermana. Y en las reuniones familiares me hace sentar a su lado y me obliga a quitarme las bragas para meterme mano por debajo de la mesa, le excita hacerlo delante de todos».
Hizo una pausa.
«También me folla mi jefe todas las mañanas, aunque lo que más le gusta es que se la mame y luego correrse en mi boca, obligándome a tragarme su semen».
«¿Cómo es que tu jefe sabe que eres una puta?» Le pregunte.
«Una tarde vino al club con dos clientes y no pude evitar que me viera, así que no sé lo penso dos veces y me escogió a mí, pues como sabes siempre me ha tirado los tejos, lo malo es que los tres quisieron follar conmigo, y ya te imaginaras que llenaron todos mis agujeros de semen. Cuando acabaron mi jefe me obligo a salir a cenar esa noche con él.»
Yo no daba crédito a lo que oía. «¿Y cuando paso eso, y que hiciste?». Pregunte.
«Aquella noche que te dije que salía a cenar con los compañeros del despacho y que llegue a las 7 de la mañana».
«Bien ¿Y que paso?». Yo cada vez estaba más caliente, cuanto más me contaba más morbo sentía.
«Me hizo ir sin ropa interior a un restaurante de moda, sin ningún tipo de rubor me metió mano en mis partes durante toda la cena, al principio estaba incomoda pero pronto el morbo de la situación me excito, notaba mi coño húmedo, de hecho cuando acabamos la cena mis fluidos resbalaban por mi entrepierna. Luego al salir fuimos a un bar musical que esta al lado de un hotel en la parte alta, el cual estaba lleno de chicas de alterne. Allí estuvimos tomando una copa al tiempo que me besaba y me tocaba mi clítoris. Luego se fue a la barra, vi como se ponía a hablar con un señor alto y apuesto al rato vinieron los dos, mi jefe me lo presento como Carlos, este se sentó a mi lado y apenas cinco minutos después me estaba metiendo mano. Yo estaba atónita, mi jefe se trae un desconocido y este no para de meterme mano».
Hizo una pausa y continuo.
«A eso de las dos nos fuimos los tres a un hotel, en ese momento me imaginaba que lo que querían era montar un trío pero lo que sucedió fue mucho más de lo que podía imaginarme. En el coche mi jefe saco una bolsa del maletero y me dijo que me pusiera la ropa que había en ella. Cuando me puse toda la ropa me di cuenta que iba vestida como una puta barata. Botas por encima de la rodilla y con tacón de aguja, minifalda y una blusa prácticamente transparente, evidentemente sin ropa interior».
«¿Pero tu jefe que se piensa? Mañana te despides» le dije.
«Te despides tu, pues mi trabajo me gusta».
«¿Qué trabajo, el de secretaria o el de puta?» Le pregunte irónicamente.
«Ambos, ¿Quieres que continúe o ya tienes bastante morbo?».
«Continua».
«Al entrar en el hotel de esa guisa creí morirme de vergüenza, los pocos empleados me miraban de arriba abajo y cuchicheaban entre ellos. Ya en el ascensor Carlos, que cada vez era más grosero, me levanto la falda por detrás y me metió su dedo en el culo. Cuando llegamos al piso al salir del ascensor mi jefe me quito la falda y tuve que recorrer el pasillo con mi coño al aire. Tenia miedo de que pasase alguien en ese momento.
Ya en la habitación, Carlos me cogió y me esposo las manos a la espalda mientras mi jefe colocaba una cámara de vídeo para grabarlo todo.
Me arrodillaron y me obligaron a chuparles sus pollas hasta que ambos se corrieron en mi boca obligándome a tragarlo, la enorme cantidad de semen me salía por las comisuras de los labios.
Luego mi jefe me desata y me dijo que les volviera a poner duras sus pollas, lo cual no me costo demasiado.
Mi jefe se echo en la cama y me ordeno que montase encima de su verga cuando la tuve dentro de mi Carlos me la metió en la boca y cuando la tuvo lubrificada se puso detrás y me empalo.
Me estuvieron follando y enculado durante cerca de dos horas.
Luego oí como llamaban al servicio de habitaciones, cuando llamaron a la puerta mi jefe me ato las manos a la espalda mientras Carlos fue a abrir.
Oí como le decía algo al camarero, este entro, se acerco a mi y me manoseo al tiempo que soltaba todo tipo de palabras soeces sobre mi a los otros, que vaya putita tenían y cosas por el estilo.
El camarero se quita los pantalones mientras Carlos me agarro por lo pelos y poniéndome de rodillas me hizo chuparle la polla al camarero, cuando este la tuvo dura me pusieron con el pecho apoyado en la cama, entonces note como una polla se metía de golpe en mi culo, era el camarero, este gritaba ‘te gusta zorra verdad, te gusta que te enculen’, mientras mi jefe y Carlos le decían ‘venga más fuerte, que esa puta se entere bien’.
Cuando el camarero se corrió en mi culo se vistió y se fue, Carlos volvió a cogerme y me llevo al baño.
Me hicieron entrar en el jacuzzi, me colocaron de rodillas y sin darme tiempo a reaccionar los dos se mearon encima mio, los muy cabrones.
Me duche y me dejaron en casa».
Yo no salía de mi asombro, mi mujer había caído en lo más bajo y a punto estuve de darle una torta, pero me contuve, quería saber más, el morbo era más fuerte que mi cabreo.
«Y bien, ¿no hay más conocidos?» Pregunte.
Yo estaba cada vez más cabreado y cornudo. Ella continuo con su relato, pero esta vez algo llorosa
«Mi padre»
«¿Cómo que tu padre?» Pregunte atónito.
«Sí, mi padre. ¿Crees que me resulta divertido?» Respondió medio llorosa.
«A ver, cuéntame» le dije intentando calmarla, aunque en realidad el morbo del incesto era lo que me tentaba.
«Un día Ana me llamo y me dijo que tenia un cliente muy importante y que este quería algo especial. Lo especial para Ana era el sexo anal. Me dijo que dicho cliente iría al piso de Enrique Granados a eso de las seis de la tarde y añadió que no tuviera prisa por terminar, que ya pasaríamos cuentas.
Cuando llego me avisaron y salí al salón a recibirlo al ver que era mi progenitor casi me desmayo, él también se quedo cortado, Puri, la recepcionista, al ver la situación dijo – algún problema, señor -.
Mi padre hábilmente le dijo que no, que todo estaba perfecto. Yo no podía imaginarme que él ‘todo estaba perfecto’ era que mi padre siempre me había deseado y ahora tenia la oportunidad de dar rienda suelta a sus más ocultas perversiones sexuales.
Una vez en la habitación me dijo un escueto ‘bien guapa, chúpamela’, yo me quede quieta sin saber que hacer, al fin al cabo era mi padre.
Él volvió a insistir ‘he pagado para que hagas lo que yo quiera, así que empieza o tendré que llamar a Ana’ se saco su pene y me ordeno ‘chúpala ya, puta’ yo la tome y con vergüenza me la metí poco a poco en la boca, cuando estuvo dura me puso contra la pared y me ordeno ‘separa tus nalgas, zorra’ y en esa posición me dio por el culo hasta que se corrió dentro de mi. Se vistió y cuando se fue me dio un cariñoso beso y me dijo ‘adiós, hija’. Yo me quede en la habitación sin entender muy bien lo que había sucedido».
«El muy cabrón de tu padre» exclame yo. «Y dime, ¿tu padre te ha vuelto a joder?».
«Si, una vez al mes» .
«¿Sólo una vez al mes?» Pregunte incrédulo.
«Bueno, cuando hacemos reuniones familiares, siempre me obliga a que le haga una mamada, pero nada más».
Yo tenia la polla tan dura que la saque y le dije «anda, mámamela puta de los cojones», cuando estaba a punto de correrme le sujete la cabeza y me corrí de lleno en su boca obligándola a tragarse mi semen, cosa que hasta entonces yo no había hecho por pudor.
Después de todo lo que oí, decidí vengarme.