Me llamo José, tengo 62 años y escribo esto porque mi vida sexual se reactivó después de años de inactividad y de una manera inesperada.

Tengo un hermano llamado Andrés 3 años menor que yo. Andrés hace 2 años está de pareja con una mujer que tiene tres hijos, dos mujeres y un varón. El varón y la mujer, los mayores, ya eran independientes, ella solo estaba con su hija menor, Anastasia. Por parte de mi hermano, tiene dos hijos ya independientes, por lo que los tres viven solos.

Al igual que mi hermano, mi único ya tiene su vida y yo hace años que vivo solo ya que soy divorciado hace años y nunca me volví a casar. Desde el comienzo me llevé muy bien con la pareja de mi hermano, Carla, y con Anastasia, su hija.

To empezó cuando mi hermano y su pareja decidieron remodelar la casa, que era de mi hermano. Así que como yo vivo solo y viven cerca mío, les ofrecí que se quedarán conmigo mientras el lío que habría en su casa con maestros y materiales se acababa, así que se quedaron casi un mes en mi casa. La convivencia con los tres era de lo mejor, no podía pedir más, hasta que un día cambió todo.

Era un día viernes y yo me había metido a la ducha, me gusta tomarme mi tiempo para relajarme, a parte tenía entendido que mi hermano y su familia habían salido a comprar, fue quizá con eso en mente que inconscientemente entre al baño sin echar llave a la puerta. Al terminar de bañar y salir de la ducha me comienzo a secar todo el cuerpo, cabe señalar que usualmente cuando salgo de la ducha tengo una erección, me pasa seguido aunque no por alguna estimulación sexual. Casi al terminar de secarme escucho un golpe en la puerta, el cuál ignoré, pero en seguida levanto la vista a la puerta del baño y veo a Anastasia viéndome. Pasó un largo tiempo en silencio, un par de segundos, Anastasia se pone roja, se disculpa y se va.

Me quedé en shock, y quiero aclarar ciertas cosas, no soy de esos maduros que mantienen tan bien, tengo una panza prominente, no soy muy alto, piel quemada y peludo como un mono. Aunque algo positivo que puedo decir es que tengo un pene bastante grande y grueso, pene que Anastasia vió erecto y en su más grande esplendor, admito que eso me exitó, pero aún veía a Anastasia como la hijastra de mi hermano.

Después de vestirme fui a la cocina donde estaba Anastasia, «Creí que habían ido a comprar» le dije, «Yo no quise ir», contestó Anastasia que se veía claramente avergonzada, «Disculpe por entrar tan abruptamente al baño don José», dijo Anastasia, a pesar de todo esa tarde pasó de lo más normal, Andrés y Carla llegaron al rato, cenamos y la pasamos de maravilla.

Ese evento me dejó un sabor picante, un capricho que sabía que no podía cumplir pero que de alguna manera quería hacerlo. Constantemente notaba que Anastasia me miraba el paquete, quizá porque ya lo había visto desnudo, por curiosidad y porque estaba en la edad de descubrir la sexualidad, de hecho el evento del baño se repitió pero de manera más sutil, yo dejaba la puerta entreabierta para que ella mirara.

Un día vi que miraba de reojo fuera del baño, así que salí de imprevisto y me puse enfrente de ella, se puso rojísima, «Está bien, mira con confianza», le dije, » No don José», dijo con dificultad, «Noto que ves con curiosidad cierta parte de mi cuerpo», le dije con picardía, a lo que contestó con silencio, «No seas tímida», le dije, » No… No sé», dijo avergonzada, me acerqué totalmente desnudo como estaba y la empecé a acariciar, era primera vez que la veía con otros ojos, Anastasia es una chica muy dulce, pequeñita, de tez pálida, lindas fracciones, un cuerpo no tan desarrollado pero ya con algunas curvas y muy femenina.

La acaricié desde su rostro hasta su culito, mientras lo hacía Anastasia me miraba sonrojada soltando pequeños suspiros, tomé su mano y la puse en mi pene y de inmediato comenzó a acariciarlo, «¿Sabes para que usamos los hombres esto con las mujeres?», le pregunté, a lo que ella asintió tímidamente, «¿Algún hombre lo ha usado contigo?», negó con la cabeza mientras estudiaba y acariciaba mi pene con curiosidad, «¿Te gustaría saber qué se siente?», pregunté, Anastasia asintió muy tímidamente, hasta que noté que ya había pasado mucho tiempo y que Andrés y Carla pronto llegarían, así que me fui a vestir.

Los toqueteos no pararon, de hecho cada vez que estábamos solos lo hacíamos, pero solo era eso, toqueteos, hasta que llegó el día en que volvieron a casa, pensé que todo quedaría en eso.

Un día Andrés me dice que algunas cosas de Carla se habían quedado en mi casa, y que Anastasia iría a buscarlas. Me metí a la ducha y salí en toalla a esperar a Anastasia, se demoró bastante hasta que tocó la puerta, yo ya estaba seco para entonces. Abrí y al verme se sonrojó, la hice pasar, ni se inmutó al verme casi desnudo. Tiré mi toalla al suelo, mi pene estaba durísimo y erecto, Anastasia lo vió y se acercó y comenzaron las caricias, no me aguanté, la tomé y la llevé a mi habitación le saqué las calzas y la camisa deportiva que llevaba, incluso las sandalias de sus pies, y lentamente saque su calzón para, por primera vez, ver su vagina rosada y cerrada, no me lo podía creer, le abrí las piernas de par en par y le empecé a chupar la conchita que estaba cerrada con candado, Anastasia estaba roja y gemía fuerte con su dulce voz, me acosté a su lado, «Ve a chuparme la verga», le dije, «Pero deja tu vagina en mi cara», le dije, hicimos un rico 69, se notaba que nunca había chupado un pene, pero fue muy rico de todos modos. Después de un buen tiempo chupando la puse de espaldas y la abrí de piernas y puse mi pene en la entrada de su vagina casi abriendola, ya quería metérsela entera, «Es muy grande, me va a doler», dijo Anastasia preocupada, «Tendré mucho cuidado, tranquila», le dije, muy lentamente comencé a introducirlo, de verdad tuve mucho cuidado, pero Anastasia aún así se quejaba del dolor, sus quejidos y gemidos me calentaban más, cada vez se la metía más duro y más profundo, como dije, tengo un pene grande y grueso, por lo que Anastasia gemía muy fuerte, sangró y la empecé a bombear más fuerte, ya no gemía, gritaba como perra, estuve cerca de eyacular, pero se la quería meter en cuatro. Así lo hice, la puse de perrito y le empecé a bombear la vagina, su culo se veía hermoso golpeando la parte de abajo de mi barriga, su vagina tan apretadita no me dió misericordia y eyaculé dentro, desde su vagina escurría semen y se veía hermoso.

Eso fue la primera vez, fue hace un año y hasta ahora seguimos cogiendo cuando podemos, ahora quiero un anal pero lo escribiré cuando pase.