Mi mujer siempre había tenido la fantasía de follar con un negro en mi presencia y todo comenzó cuando me fue a visitar al hospital tras someterme a una pequeña intervención que no me permitía moverme mucho por el dolor. Ella estuvo un rato conmigo y luego se marchó a realizar unas gestiones. El caso es que nada más cerrar la puerta de la habitación escuche una voz que decía «¡Vaya como esta de buena esa tía!». Corrí la cortina que había en la habitación y vi que el que lo decía era mi compañero, un chaval negro bastante fornido, de unos 20 años más o menos. Yo no le conteste nada pero él volvió a hablar diciéndome «no te quedes como un pasmarote tío, solo he dicho que tu mujer tiene un buen polvo, solo eso, tienes mucha suerte de tener una mujer así», palabras por las que no supe si sentirme halagado o no, contestándole yo que efectivamente Nuria estaba muy buena.

Acto seguido volví a correr la cortina y me puse a ver la televisión tranquilamente. Pasados unos 25 minutos entró por la puerta de la habitación otro chico negro que no venía solo sino con otro más. Saludaron al entrar y se pusieron a hablar con mi compañero de habitación, pudiendo escuchar que se trataba de un hermano y un primo suyo y por su apariencia debían tener poco más o menos mi misma edad, estuvieron una hora aproximadamente y cuando ya se marchaban se encontraron de frente con mi mujer, que volvía a traerme unas cosas. No pude evitar fijarme en cómo la miraban de arriba y abajo, aunque no hicieron ningún comentario, tan solo saludaron y salieron de la habitación. Cuando llego la hora de la cena Nuria tuvo que marcharse a casa y yo me quedé solo con mi compañero, con el que ella había mantenido un ratillo de conversación pues al entrar me di cuenta de que le saludaba por su nombre, que al parecer era Said. Supongo que estaba en la habitación antes de llegar yo y por eso mi mujer le conocía de cuando esperaban a que me trasladaran a mí.

A la mañana siguiente, al despertarme, los otros dos negros estaban ya en la habitación hablando con el otro y yo comencé a escuchar atento haciendo que continuaba dormido. Ellos comentaban «¡Jodeeerrr, con la mujer de éste, menudo polvazo tiene!», respondiendo uno de ellos «¡No jodas que es su mujer. Pues sí que esta buena la muy puta. Seguro que estaría encantada de probar nuestras pollas!», añadiendo otro «¡Es probable, ya sabes que las cuarentonas se mueren por un buen rabo que les llegue hasta el fondo!», apostillando uno de ellos «¡Venga, dejad de decir chorradas, está casada y con hijos seguro!», respondiendo otro «¡Y qué coño importa eso, ¿desde cuando te importa que una tía esté casada?, el único problema es que estoy aquí sin poder moverme y para cuando yo me recupere el capullo éste y su mujer ya no estarán aquí!». Respondiendo otro de ellos de inmediato «¡Coño, pues nos la follamos antes, aquí mismo!», a lo que respondió uno de los tres «¿Estas loco o qué… Y qué coño hacemos con el marido…?», comentando otro «¡Pues que mire, lo mismo aprende algo!». En ese momento entró la enfermera y se callaron, aunque yo ya había escuchado cómo planeaban follarse a la zorra de mi mujer, que seguro estaría encantada.
El día transcurrió con normalidad hasta que a media tarde tuve una disputa con mi compañero sobre qué ver en televisión, bronca bastante fuerte en la que incluso llegamos a insultarnos, aunque la enfermera entró y dijo que o nos tranquilizábamos o tendría que llamar al doctor, el caso es que lo hicimos aunque tuve que escuchar cómo el negro me decía «¡Vas a flipar. Ya veras cómo nos follamos a tu riquísima mujer!». No le di mayor importancia y me quede dormido. Cuando desperté Nuria estaba en la habitación, pero al lado de Said, estaba hablando con él y sin saber muy bien porqué decidí volver a hacerme el dormido y escuchar todo lo que decían.

Mi mujer iba muy bien vestida, con una camisa negra de seda, minifalda de cuero negra y zapatos de fino tacón, portando debajo un precioso conjunto de lencería sexy, también negro, compuesto por tanga, liguero y medias. La ropa que llevaba puesta le marcaba su cintura y realzaba tanto sus maravillosas tetas como su espléndido culazo. Estaba sentada en la cama de Said y hablaban de cosas normales hasta que él le preguntó a mi mujer «¿Has visto alguna vez una polla negra?». Nuria se echó a reír y Said le dijo «No te rias, te lo pregunto en serio. Seguro que nunca has visto una, te sorprenderá». Mi mujer no se quedó atrás y le contestó «¡Menos humos Said, yo ya tengo una edad y he visto muchas cosas en mi vida, conozco las historias sobre los negros, pero no son más que mitos!», atacando él de nuevo y diciéndole «¡Así que historias, pues te vas a enterar!». Ni corto ni perezoso, Said se bajó el pantalón del pijama que llevaba y se sacó la polla delante de mi mujer diciéndole «¡Ahora qué me dices sobre mi polla!, ¿es grande o no…?». Mi mujer, en lugar de dar por zanjada la conversación sonrió sonoramente y le dijo a Said que no estaba mal. Mi puta zorra, aunque disimulaba, estaba sorprendida, preguntándole a Said si podía tocarla. ¡Ya lo creo que Said la dejó!, él mismo condujo la mano de mi mujer hasta su polla, agarrándose ella como quien agarra un palo y manteniéndola cogida durante unos segundos, palpándola bien y sintiéndola en su mano. Said le dijo que si se la meneaba crecería mucho más, ella no lo dudó y empezó a menear la verga del negro de arriba abajo haciéndole una paja monumental mientras su rabo fue creciendo en la mano de Nuria convirtiéndose en un trabuco de unos 25 cms. mientras él sonreía y mi zorra no dejaba de acariciarla ni de apartar su mirada de ella. Acto seguido Said dijo a mi mujer «¡Si quieres también la puedes probar!», añadiendo «¡Venga zorra, lo estás deseando y no puedes decirme que no, cómete mi polla y siéntela en tu rica boca, te encantará. Chúpamela, hazme una buena mamada y verás como disfrutas!». Nuria inclinó su cabeza sobre la verga de Said y se la metió en la boca, comenzando a chuparla como si se tratara de su postre favorito, con glotonería, sonriéndole y mirándolo a los ojos mientras se la mamaba sin cesar. Comenzó por sus duros y grandes huevos hasta tragarse la mitad y lamerla con deleite de arriba a abajo. Así estaba, chupando la polla de Said, cuando los otros dos negros entraron en la habitación, exclamando «¡Vaya con la putita, mira como le gusta el helado de chocolate!». Nuria se sacó la polla de Said de la boca mientras su hermano y su primo se bajaron los pantalones y le mostraron a mi zorra dos enormes rabos bien duros, del tamaño del de Said e incluso más grandes., diciéndole «¡No te preocupes Nuria, aquí tiene pollas para disfrutar hasta bien entrada la tarde!».

Mi puta zorra estaba totalmente cachonda, mojada, desatada y desde luego no pensaba irse de allí sin follar con Said y si para eso tenía que comerse otras dos pollas lo haría y ¡claro que lo hizo, con lo que le gusta una buena verga!. Nuria se arrodillo ante ellos y comenzó a pajearlos y a lamer sus capullos, intercalando una polla y otra, chupándolas como poseida desde el tronco hasta la base como si de unos helados se tratase. Otras veces ponía la polla sobre su cara y con su lengua jugueteaba con los huevos de aquellos chicos, que desde luego iban en proporción a su polla. Comenzó despacio hasta que las vergas fueron endureciéndose, dándoles una extraordinaria mamada e intensificando sus succiones más y más, combinándolas con lengüetazos a lo largo de aquellos largos y gruesos rabos y mirando cómo los chicos gozaban de grandioso placer con los ojos entornados hacia el techo de la habitación. Uno de ellos la cogió por la nuca y comenzó a moverle la cabeza empalándola con su la polla. Nuria, fuera de sí, pasaba de un rabo a otro, de rodillas, agarrada a las dos pollas con miedo a que se le escaparan. Mientras tanto Said, como no podía moverse de la cama, se dedicaba a pajearse y jalear a mi mujer mientras disfrutaba del espectáculo diciéndole «¡Muy bien Nuria. Así, así, trágatelas hasta el mango, chúpalas bien para que entren mejor en tu riquísimo coño y en tu culazo espectacular»!.

Terminaron de desnudarse y ayudaron a mi mujer a hacer lo propio poniendo el pestillo de la puerta de la habitación para que nadie les molestara y le fueron quitando a ella el sujetador y el tanga, echándolos sobre mi cama. Estaba francamente muy buena, con unas tetas y pezones firmes, un culazo maravilloso y un coño peludo extraordinario y tan solo con liguero, medias sexys y tacones puestos. Le fueron metiendo los dedos por el coño, que lo tenía chorreando y entre polla y polla, mi zorra cachonda como una perra, les preguntó «¿Quién va a ser el primero en follarme y en meterme su maravilloso rabo…?». Said le respondió y le dijo que él tenía que ser el primero puesto que era quien estaba enfermo y debían ayudarle para follarla, así que cogieron a mi mujer y la alzaron sobre la cama, ella se puso a horcajadas y se fue sentando poco a poco sobre la polla de Said, al principio le costó pero cuando encontró el camino se deslizó fácilmente por lo cachonda y caliente que estaba, no dejaba de saltar como una loca sobre la verga del negro, sus tetas se movían al compás de las embestidas y el ver que yo lo presenciaba todo la puso muchísimo más cachonda aún. Mientras, tanto el hermano como el primo, cada uno a un lado de la cama, magreaban a Nuria, uno chupándole las tetas y los pezones y el otro morreándose con ella con pasión desmedida. Said se reía y me dijo «¡Ya te lo advertí. Mira cómo me follo a tu mujer, mira bien como disfruta de una buena polla negra!».

Yo disfrutaba viendo cómo Said se follaba a mi mujer mientras ella se comportaba como lo que es, una verdadera puta, sin importarle que yo pudiese participar, diciéndole a Said «¡Fóllame, cabrón, fóllame así, sin parar. Qué riquísima tu verga negra en mi almeja. Me encanta tu polla, hijo de puta. Soy tu zorra caliente y cachonda y aquí estoy para darte todo el placer del mundo!».

Los labios del coño de Nuria empezaron a hincharse por la polla de Said y cada vez que le rozaba la pipa sentía de nuevo espasmos, él comenzó a empujar cada vez mas fuerte hasta que, con toda su verga dentro de ella, se quedó quieto por unos momentos exclamando gozosamente «¡Que rico coño peludo tienes, gran puta, está bien apretado y calentito!». Los movimientos se convirtieron en furiosas embestidas hasta que Said empezó a gemir diciendo «¡Me corro, me corro, me corrooooo!». Apretó los dientes y volteó la cabeza hacia arriba cerrando los ojos mientras que mi mujer sintió innumerables chorros de leche caliente que la inundaban a presión y diciéndome «»¡Me corro, me corrooooo. Vaya pedazo de polla, cari. Me corrooooo!», quedándose unos momentos sentada sobre su verga exhausta de placer.

Tras el polvo con Said la bajaron de su cama y la pusieron a cuatro patas sobre el suelo de la habitación, cuando el hermano de Said estuvo listo se la metió a Nuria desde atrás, ella gemía mientras los otros miraban, el hermano de Said la seguía follando y al mismo tiempo jugaba con las piernas de ella abriéndolas y cerrándolas, levantándolas y bajándolas cogiéndola de los tobillos fuertemente. En una de esas la polla de el primo de Said entró en la boca de mi mujer, diciéndole «¡Disculpa zorra pero a mi me toca el último y mientras debo aguantarme con algo!». Ella se mostró encantada y el primo de Said se movía como si le follara la boca, entrándole y sacándole la polla sin esfuerzo.

Estuvieron así durante 10 minutos hasta que el primo Said se la quitó de la boca y se sentó en la cama de éste llamando a mi mujer, que seguía follando con el hermano de Said, ya que había llegado su turno. Nuria fue hacia él y tomó firmemente su erecta polla apuntándole hacia arriba, colocándose de pie ante él y dándole la espalda con lo que aprovechó para masajear las caderas y su grandioso culo. Ella se sentó agachándose hacia atrás y el negro rodeó con un brazo la cadera y su abdomen situándola hacia él y comenzó a sentir su capullo caliente rozando su peludo coño y cómo después le entraba su pollón tieso hasta adentro, comenzando a subir y a bajar lentamente mientras gemía de puro gusto y placer mientras mirándome me decía «¡Cari, cari, qué gustazo tan grande me está dando esta verga negra tan maravillosa. Cómo me folla de bien. Disfruta viendo cómo gozo, mi vida!» y preguntándome «¿Te gusta cómo se follan a tu puta y zorra esposa estas tres grandiosas pollas, cariño mío?», a lo que yo asentí con mi cabeza mientras mi verga, totalmente dura, estaba deseando explotar y soltar una buena corrida.

Luego Said, que era el único que se había corrido dentro del coño de Nuria, habló ya recuperado diciéndole a su primo «¡Venga, ponla encima de mí y tu métesela en ese culazo maravilloso que tiene esta golfa!». Ella se sentó nuevamente sobre la verga de Said y con ella ya bien dentro esperó a que el primo llegara por detrás mientras me miraba con cara de puta viciosa, como recordándome que alguna vez me había dicho que lo iba a hacer. Nuria sintió el capullo de la polla del primo de Said entrando en su culo y empezó a gemir y jadear de placer al sentir entrar y salir de su interior esos dos grandes rabos mientras les decía «¡Qué gustazo, hijos de puta. Qué pollas tan buenas y ricas tenéis. No paréis de follarme, por Diooosss. Así, así, cabrones. Soy vuestra puta zorra. Jodedme bien!», respondiendo el primo de Said «¡Te estamos follando bien a gusto, puta perra!. ¿Te gusta cómo te follamos, zorra?».

El hermano de Said se unió a la «fiesta» y se puso de pie frente a Nuria restregando su gran polla en la cara y metiéndosela posteriormente en la boca para disfrutar de una espléndida mamada. Los tres negros envestían a un nivel frenético hasta que los cuatro llegaron al máximo placer intercambiando sus posiciones hasta que los tres se follaron el culo de Nuria, hambriento de vergas. Cuando terminaron la pusieron en el suelo, Said se dio la vuelta como pudo para pajearse ante su cara y su hermano y su primo lo hicieron de pie, corriéndose espléndidamente sobre mi mujer, tanto en su cara como en sus maravillosas tetas y boca, animándola ellos para que se tragase la abundante leche derramada por sus vergas, lo que hizo con deleite procediendo después a dejar relucientes los negros y aún tiesos rabos que tanto gusto y placer le habían proporcionado.

Seguidamente Nuria se marchó a la ducha de la habitación con el hermano y el primo de Said escuchándose nuevos gemidos y jadeos de mi zorra que volvió a tragarse sus pollas con una nueva mamada para disfrute de los tres.

Tras salir de la ducha Nuria volvió junto a mí morreándome apasionadamente y haciéndome una muy buena paja que culminó en mamada consiguiendo que me corriese placenteramente y tragándose toda la abundante leche derramada por mi polla, hablándome después del majestuoso momento de placer del que había disfrutado.

Al rato llegó la enfermera con mi alta y antes de abandonar la habitación mi mujer y Said se despidieron con un monumental morreo emplazándose para volver a verse muy pronto y volver a disfrutar con otra espléndida follada delante de mí e intercambiándose los números de teléfono para citarse y no perder el contacto de mi puta zorra con sus tres pollas negras.