💔 El fin de semana del cambio

Me llamo Naomi, y esta no es una historia de amor. Es la historia de cómo la adrenalina y el morbo se convirtieron en mi único motor. A mis 26 años, mi vida era una fachada. Era comercial, había sido azafata de eventos y ahora justamente estaba en el paro, pero mi verdadera vocación era la provocación. Mis curvas, mis ojos verdes, mis labios carnosos y mi figura de pechos operados talla 100 y culito respingón eran mi armadura.

Siempre busqué madurez y estabilidad, por eso salía con José, que a sus 45 años era más bien una figura paterna débil. La relación era aburrida y, en la cama, su rendimiento se había vuelto una frustración silenciosa.

🚗 El Escenario: Discoteca de pueblo

La noche que todo cambió comenzó con un viaje simple a su pueblo, cerca de Toledo. Me vestí para la guerra, no para un baile: falda mini negra, blusa negra ajustada transparente, sujetador de encaje, tanga de hilo con los laterales de cadena y tacones de 15 cm. Provocación pura.

En la discoteca, José se diluyó. Yo me aburría, pero me fijé en un hombre: Joaquín (45 años), al que todos llamaban «Joaqui». Fuerte, rapado, el típico chulo que trabajaba allí, con esa rudeza que siempre me había excitado.

El punto de quiebre vino cuando vi a José y a Joaqui deslizarse a una oficina. Me acerqué, furiosa, y los encontré sobre una mesa con rayas de cocaína.

¡Yo también quiero probarla! — insistí, más por rabia que por deseo.

Joaquín me cortó: «Las chicas no toman la coca esnifando, Naomi. Tranquila. Cuando cerremos, te daré algo para que la pruebes, tú y José, juntos.»

🎧 La Interferencia de la Élite

Me quedé pensativa y, resignada, volví a la pista. Las horas pasaron con lentitud, bebiendo sola mientras José seguía ausente. Fue entonces cuando me acerqué a la cabina del DJ. Era Pedro del Moral (50 años), un hombre famoso en el circuito de élite.

Él me vio, me sonrió y entablamos conversación. Le conté mi frustración con José. Pedro, con su cinismo de experto en el vicio, me escuchó y me dio varios sobeteos en la cintura y el culo con una familiaridad que me encendió.

«Tú no eres para un pueblo, muñeca. Tienes un cuerpo que vale oro. Conozco a gente que te pondría en órbita,» me susurró al oído, intentando aprovecharse de mi vulnerabilidad.

Apenas pude preguntarle a qué se refería, la discoteca estaba cerrando. Me despedí con un beso rápido, sintiendo que había rozado una oportunidad, y volví a encontrarme con José y Joaquín.

💊 La Humillación en el Coche

El ritual de traición se puso en marcha. Joaquín nos citó en el coche. José condujo a un paraje oscuro. Allí, Joaqui le entregó a José una bolsita de cocaína y le dio las instrucciones humillantes: José debía ponerse la cocaína en la punta de la polla y yo debía tomarla mamando. Y él se quedaría en el coche, mirando.

Acepté. El morbo de tener a Joaquín en el asiento trasero, era más potente que cualquier otra cosa.

Empecé a mamarle la polla a José, pero él se quedó flácido, incapaz de excitarse ante la mirada de Joaquín. Dejé de hacerlo. La vergüenza de José era un muro.

El silencio fue roto por Joaquín: «Naomi, pásate atrás. Vas a probar la cocaína de verdad.»

Sin dudar, me metí en el asiento trasero. Joaqui me agarró con brusquedad, me besó con violencia mientras me sobaba las tetas y la entrepierna. Me detuvo, sacó la polla, ya dura, y me obligó a bajar. Me la metió en la boca de golpe. Luego se echó la cocaína en la punta y me obligó a tomarla, chupándola de su polla con vicio.

Su brusquedad me gustaba. Su mano subía mi falda hasta la cintura, y yo gemía con la polla entera en la garganta. Se corrió sin avisar, y me tragué hasta la última gota. Cuando me levanté, miré el asiento delantero: José se estaba haciendo una paja, viéndonos.

Sin decir nada, acepté cuando Joaqui me dijo que nos iríamos a su casa. Arrancamos.

🔥 El Vicio del Salón

Llegamos a casa de Joaquín. José, exhausto y muy afectado por el alcohol y las drogas, se desplomó en el sillón del salón. Joaquín me toco en el coche y yo estaba ardiendo al llegar.

En cuanto noté que José se quedó dormido, empecé a enrollarme con Joaqui y a tocarle el paquete. Estaba muy excitada.

Me subí encima de él y seguí besándole con lengua muy fuerte, él me sobaba el culo y me subió la falda hasta la cintura y me dio una nalgada muy fuerte. Al oído me dijo que me iba a follar muy muy fuerte.

Esnifamos cocaína y nos atacamos de nuevo. Me arrodillé y le mamé la polla que ya estaba dura. Luego, me subí a cabalgarle. Me montó con energía. Él me dio buenas nalgadas y me penetró. Me quitó la blusa y me penetró hasta el fondo. Llegué al orgasmo al momento.

Después me dijo que nos íbamos a follar a la cama. Y nos levantamos y nos dirigimos al dormitorio, dejando a José dormido en el sillón del salón. Iba delante de él, moviendo el culito sexy con la falda en la cintura, el tanga apartado a un lado y el sujetador. Me dijo que hoy los zapatos no me los iba a quitar.

La Sesión Íntima

Llegamos al dormitorio y enseguida me puso a cuatro patas encima de la cama y me bajó el tanga hasta las rodillas y la falda me la subió casi hasta las tetas. Empezó a comerme el coño y el culo por detrás. ¡Wowwwww!

Después de un rato, me dio la vuelta y me sentó en la cama. Me metió la polla en la boca y me agarró del pelo haciéndolo una coleta y me follo la boca. Yo me dejaba hacer y se la mamaba.

Cuando la tuvo bien dura, me empujó hacia la cama y se puso encima de mí, abriéndome bien de piernas. Me sujetó los brazos y me metió la polla en el coño y empezó a embestirme. «Ahora sí que te voy a follar bien, puta,» me dijo. Eso me puso loca y gemí como una perra.

Me dio bien duro en esa postura, parecía que no se cansaba y yo quería más. No era normal tanta potencia y esa dureza; en un momento me confesó que se había tomado una pastilla de Viagra. Al rato dejó de follarme y se tumbó boca arriba en la cama. Se la volví a mamar un poco de nuevo. Tenía la polla bien dura todo el rato.

Me dijo que me pusiera a cuatro patas y así hice. Me la metió y empezó a darme bien duro así. Me daba nalgadas y me encantaba. Esa es la postura que más me gusta. Como me daba duro, de vez en cuando se salía la polla de mi coño y la restregaba por mi culo.

Una de las veces que se salió, me la metió por el culo despacio. Yo me dejé. Empezó poco a poco a follarme el culo y cada vez aceleraba un poco más.

En una de las embestidas se salió del culo y me la metió de nuevo por el coño. Seguía dándome bien y yo gemía. Al momento la sacó del coño y me la metió de nuevo en culo. Quería darme bien por el culo.

Continuó follandome el culo hasta que se corrió. Lo hizo dentro. Tenía el culo bien abierto, nunca me lo habían follado tan bien.

Cuando dejamos de follar serían las 11 de la mañana. Me quedé con el sujetador puesto, la falda subida y los zapatos puestos. Fue increíble.

🚨 La Sorpresa de Pedro y el Clímax Final

Joaquín y yo salimos del dormitorio hacia el salón, pensando en beber algo, con mi novio dormido.

Justo cuando salimos, la mirada me cayó sobre el sofá lateral. Allí estaba Pedro del Moral. Estaba tranquilamente sentado, viendo una película porno en la televisión, con su polla fuera, haciéndose una paja. Como había trabajado en la discoteca, dormía en casa de Joaqui.

Joaquín se rió con malicia y me empujó hacia él. «Mira a quién tenemos aquí, Naomi. Amigo, esta zorrita te va a ayudar a terminar lo que has empezado.»

Yo estaba demasiado colocada, excitada, y la curiosidad me dominó. Pedro se rió, como si mi presencia fuera un regalo, y se bajó los pantalones hasta el suelo, mostrando su erección.

Primer Acto: El Deseo de Tres

Joaquín me ordenó: «Mamá la polla de Pedro.»

Me arrodillé al instante y le mamé la polla con una intensidad feroz. Pedro me agarró de la cabeza, manejando el ritmo. De repente, sentí a Joaquín detrás de mí. Él me penetró por el culo con una entrada fuerte y profunda. Nunca había estado con dos hombres a la vez.

Continuamos un rato así: yo con el rostro entre las piernas de Pedro, siendo follada por el culo por Joaquín. El placer y el morbo se mezclaban con el efecto de la cocaína, volviéndome loca.

¡Quiero follarla yo! — gruñó Pedro.

Cambiamos de posición rápidamente. Ahora, Pedro me follaba el coño con brusquedad, y yo, sin levantarme del suelo, giré la cabeza para chupar la polla a Joaquín.

Segundo Acto: El Clímax Final

Volvimos a cambiar de postura.

Joaquín se colocó detrás y me dio por el culo con una embestida fuerte. Me puso de rodillas y me obligó a volver a mamar la polla de Pedro. Yo tenía la polla de Pedro en la boca y la polla de Joaquín en el culo. La sensación de ser penetrada y dominada por los dos, era abrumadora.

Pedro no aguantó más el ritmo. Se corrió en mi boca, llenándome toda de semen. Seguí mamando porque me sujetaba la cabeza.

Joaquín, furioso de excitación por lo que acababa de ver, me dio una última serie de nalgadas violentas. Continuó follandome el culo con fuerza y se corrió también, llenándome toda de leche caliente.

Acabamos a mediodía, con mi novio dormido en el sillón.

Nunca me había sentido tan puta y me gustó. Mi antigua vida con José había terminado en ese salón, con Pedro y Joaquín.