Sailor Moon: Un futuro diferente III
La tarde había comenzado a caer cuando la familia Tzukino se preparaba para abandonar el hotel y el «lago encantado».
Todos estaba muy contentos por aquel viaje, excepto Serena quien permanecía callada y renuente a cualquier intento de hablar con ella.
Por suerte nadie intento presionarla y así pudieron salir sin incidentes.
Cuando llego la hora de partir Serena no pudo evitar mirar hacia el otro lado del lago, donde Ángel seguramente disfrutaba del atardecer.
Al darse cuenta de su debilidad Serena se puso furiosa consigo misma y apresuro a la familia a marcharse.
El regreso transcurrió sin mayores sorpresas y casi a las 8pm llegaron a su casa en la ciudad 10.
Desde el tejado Luna los vio llegar y, con preocupación, noto que la princesa de la luna no parecía más relajada que cuando se marcharon.
Pero tuvo que esperar a que ambas se quedaran a solas para poder hablar con Serena.
-¿Estas bien?.-pregunto la gata apenas tuvo oportunidad.
-No quiero hablar de eso.-fue la única respuesta que Serena le dio. Durante los siguientes días las cosas volvieron a la rutina normal. Levantarse, ir a la escuela, regresar, hacer la tarea, etc. No obstante Serena seguía muy confundida por lo ocurrido en el lago, el recuerdo de Ángel la perseguía como un fantasma pero ella lo rechazaba con energía. Una mañana, estando las calles aún estaba semidesiertas. salvo algunos estudiantes y personas madrugadoras, Serena corría tratando de llegar a tiempo a la preparatoria. De pronto, al pasar frente a un estrecho callejón, una mano salió de la oscuridad y sin miramiento atrapo a la joven por el brazo. Antes de que Serena pudiera hacer algo aquella mano la jalo dentro del callejo, con tal fuerza que la chica perdió el equilibrio y cayo al piso.
-¡¿Qué le pasa?!.-grito la joven poniéndose de pie. De inmediato sus ojos quedaron fijos en la silueta que le cerraba el paso. Le tomo solo unos segundos reconocer aquella figura, alta y delgada, portando un impecable uniforme de chofer; y esos ojos verdes que brillaban como los de una pantera.
-¡Jessi!.- exclamó Serena mirando incrédula a la chofer. Un escalofrío le corrió por la espalda y sin pensarlo intento correr hacia el otro lado del callejón. Pero apenas había avanzado un par de metros se dio cuenta de que otra figura la esperaba en esa dirección. El corazón de la princesa comenzó a latir con fuerza al reconocer esa magnifica figura, esa larga cabellera oscura como la misma noche que resaltaba la palidez del hermoso rostro que enmarcaba; y eso ojos de oro liquido que la miraban con tal firmeza que la joven sintió que las fuerzas la abandonaban. -¡Ángel!.- dijo Serena al tiempo que retrocedía.-¿Qué hacen aquí?… ¿Qué quieren?…- la mujer no le contesto, simplemente avanzó hacia ella, disfrutando del temor y la sorpresa de la joven rubia.
Serena siguió retrocediendo, con la vista fija en aquella mujer extraña, hasta que se tropezó con Jessi, quien la sujeto de las muñecas dejándola indefensa; la princesa intento liberarse pero la chofer era demasiado fuerte.-¡Suéltenme!… ¡No pueden hacerme esto!… ¡Déjenme ir!… ¡Auxilio!…- Ángel llego junto a las dos chicas y miro con fastidio a Serena quien no dejaba de gritar.- ¡Silencio!.- dijo con firmeza la mujer al tiempo que cruzaba el rostro de la princesa con un fuerte bofetada para luego volverla a golpear con el revez de la mano. Serena quedo en silencio, sintiendo que sus mejillas le ardían a causa de los golpes. Sus ojos azules se llenaron de lagrimas y comenzó a llorar como una niña asustada.
Sin darle tiempo a nada Ángel tomo la cabeza de Serena entre sus manos y levantándola beso los labios temblorosos de la joven.
La princesa sintió que sus mejillas le ardían más aún a causa del rubor.
-No.-murmuro Serena mientras intentaba desesperadamente evitar el contacto de aquella boca roja como la sangre fresca. Pero aquellos ojos la tenían atrapada, con mucha más fuerza que las manos oscuras de la chofer, y cuando Ángel dejo que su lengua acariciara los labios cerrados de la princesa estos se abrieron obedeciendo una voluntad más fuerte que la de su dueña. Serena sintió como su corazón emprendía un galope casi doloroso dentro de su pecho, al tiempo que su lengua salía a recibir a aquel intruso, no como a un invasor sino como a un amo. El cuerpo de la princesa pareció volverse de piedra, cada músculo y nervio estaban dormidos, incapaces de responder de hacer algo más que mantenías a la joven de pie.
Suavemente Ángel se separo de Serena y contemplo el bello rostro de su víctima, lánguido y temeroso, mientras sonreía cruelmente.
Luego comenzó a acercarse de nuevo, muy lentamente tanto que el tiempo pareció quedar congelado.
Serena la miraba con los ojos muy abierto, era como ver a la muerte descendiendo sobre ella pero al mismo tiempo una parte de ella la anhelaba, la esperaba con ansia desde el día de su separación.
Ángel se detuvo a unos centímetros de Serena, dejando que su aliento frío embriagara los sentidos de la princesa, entonces los párpados de Serena se cerraron y sus labios temblorosos se lanzaron en busca de los de Ángel.
Más tarde un estudiante retrazado intento cortar camino por el callejón, mientras corría su pie tropezó con algo y cayo al suelo.-¡Diablos!.-dijo mientras se levantaba y sacudía la tierra de su uniforme. Al buscar la causa de aquel desaguisado sus ojos encontraron una portafolios tirado en el lugar.
Cuando Serena abrió los ojos estaba sola en una gran habitación, amueblada al más puro estilo europeo, con pesados muebles de madera, grandes cuadros adornando las paredes y estatuas sosteniendo relojes o lámparas.
Pero lo que mas le llamo la atención fue el gran espejo que en un marco dorado dominaba toda la habitación La princesa sentía la cabeza adolorida, como si hubiera dormido años enteros, lentamente se levanto y miro de nuevo a su alrededor.
Lo último que recordaba eran los labios ardientes de Ángel sobre su boca.
¿Acaso se había desmayado por un beso? Aún a ella le pareció ridícula la idea.
Pero antes de que pudiera pensar más en ello la puerta de la habitación se abrió. Serena se estremeció esperando ver aparecer a Ángel o a Jessi, pero para su sorpresa quien entro fue una misteriosa enmascarada.
Era una chica de su misma estatura, acaso de su misma edad, llevaba un ajustado corsé que la hacia verse casi como una avispa, altas botas de cuero brillante que le llegaban por encima de los muslos, sus pechos lucían libremente por encima del corsé coronados por areolas rosadas.
Pero su rostro estaba totalmente cubierto por una pesada capucha negra, incluso sus ojos quedaban ocultos tras dos lentes polarizados.
Serena retrocedió temerosa del aspecto de aquella aparición.
Esta última se limito a hacerle una reverencia y a señalarle una puerta al otro lado de la habitación.
Serena, tras dudarlo un momento, camino hacia donde la enmascarada le indicaba, con mano temblorosa abrió la pesada puerta de madera y descubrió que se trataba de un baño de grandes dimensiones.
Con todos sus aditamentos hechos en mármol blanco, uno de ellos, una gran tina, rebosaba de agua caliente y perfumada.
Serena comprendió lo que se deseaba de ella, pero no estaba dispuesta a ceder más esta vez.
-No lo haré.-dijo desafiante volviéndose hacía la enmascarada.-¡Lo que quiero es irme a mi casa!-
La enmascarada no se movió ni respondió. Serena no esperaba esa respuesta y desconcertada volvió a decir con mayor fuerza.- ¡QUIERO IRME AHORA!.- misma respuesta.
La princesa sintió un escalofrío corriendo por su espalda, aquella indiferencia era más temible que si la amenazaran o la golpearan para hacerla obedecer.
La doncella vestida de negro no se movía, solo la miraba fijamente con sus ojos de cristal.
Serena sintió que detrás de esos anteojos alguien la miraba con ternura.
Pero ella estaba decidida y con paso firme empezó a caminar hacia la puerta de la habitación.
A cada paso estaba atenta a las acciones de la enmascarada, pero esta no se movió ni cuando ella paso a su lado.
Al llegar frente a la puerta, aun abierta, Serena no pudo evitar volverse para mirar las espaldas de la sirvienta.
Por detrás de la mascara le salía una larga cabellera negra, no tan oscura como la de Ángel, sujeta en una fuerte y gruesa trenza.
La princesa tenia la sensación de que había algo familiar en aquella chica, pero decidió que no tenia tiempo para averiguarlo y dio un paso mas hacia afuera de la habitación. Mas cuando estaba a unos centímetros de umbral una figura le cerro el paso.
-¿Así que sigues dando problemas?- Serena retrocedió asustada al reconocer a Jessi quien la miraba con fiereza, pero no solo fue su mirada lo que impresiono a la princesa sino el hecho de que su torso estaba desnudo dejando ver unos senos pequeños y puntiagudos, cubiertos solamente por los delgados tirantes que le sostenían los pantalones de su uniforme. Aún llevaba puestas sus botas de negro charol dándole un aspecto militar. Jessi entro a la habitación y con un movimiento de su pie cerro la puerta a su espalda. La princesa comprendió que si quería escapar tendría que pasar por encima de aquella mujer y entonces tomo una decisión. Poco le importaba lo que pudiera pasar solo quería irse de aquel lugar. Así que levanto la mano derecha y grito con todas sus fuerzas.
-¡POR EL PODER DEL CRISTAL LUNAR! ¡TRANSFORMACIÓN!.- de inmediato el broche en su pecho comenzó a brillar y en segundos las ropas de la chica cambiaron, gracias a delicadas bandas de seda que la iban vistiendo con una nueva ropa. Al terminar la figura frente a Jessi tenia puesto un traje similar al de un marino, con una falda corta y plisada de varios colores y unas grandes alas de tela sujetas a su cintura. Ya transformada en Sailor Moon Serena se sintió confiada y desafiante encaro a la chofer. -¡SOY UNA SAILOR SCOUT QUE LUCHA POR EL AMOR Y LA JUSTICIA!… ¡SOY SAILOR MOON Y TE CASTIGARE EN EL NOMBRE DE LA LUNA!…- sorprendentemente ni la enmascarada ni Jessi dieron muestras de asombro, simplemente seguían en su lugar. Esa aptitud desconcertó a Serena.
-¡Que interesante!.-dijo Jessi sin mayor emoción.-¿Pero no crees que estamos perdiendo el tiempo?. Mi señora vendrá pronto y tienes que arreglarte para ella.-
-¡NO LO HARÉ!.-respondió Serena.
-¡Entonces muéstrame que puedes hacer con ese ridículo disfraz!.- Serena seguía sorprendida, esperaba que al verla transformada Jessi la dejara ir sin problemas, pero no solo no parecía impresionada sino incluso burlona ante la revelación de su identidad secreta. Sin embargo, la suerte ya estaba echada y no le quedo mas remedio que atacar.-¡POR EL PODER DEL HALO DE LA PRINCESA DE LA LUNA PLATEADA!.-un fuerte resplandor broto del cetro lunar y por un momento todos quedaron cegados por la luz. Pero cuando esta se disipo Serena miro sorprendida que Jessi había desaparecido. Aunque eso significaba su libertad Serena se sintió mal por haber destruido a otro ser viviente.
Un poco asustada miro a la enmascarada que seguía inmóvil en su sitio.-Oye.-dijo la princesa acercándose a ella.-¿Por que no vienes conmigo? ¡Veámonos de aquí!-
-¿Te vas tan pronto?.- Serena sintió que la sangre se congelaba en sus venas al escuchar la voz de Jessi justo detrás de ella.- Pero si ahora es mi turno de jugar.- dijo la chofer tomando en sus manos las largas colas de cabello rubio de la princesa para tirar de ellas con tanta fuerza que Sailor Moon tuvo que soltar su cetro y sujetar a su ver su cabellera para que no se desprendiera de su cráneo. En un alarde de fuerza sobrehumana Jessi lanzo a Serena por el aire y la estrello contra el duro piso de mármol. Luego la mando de línea contra las paredes derribando varios de los cuadros adosados en ella. Cuando al fin Jessi la soltó Sailor Moon fue a estrellarse directamente contra una especie de mesa, colocada a mitad del cuarto, que se mantuvo firme a pesar del impacto.
Sailor Moon quedo recargada sobre la mesa, adolorida por los golpes, nunca supo en que momento Jessi apareció frente a ella y tomando sus muñecas les coloco dos grilletes de oro que la dejaron indefensa.
-¡NOOOOOOO!- grito al tiempo que tiraba desesperadamente de las cadenas que la inmovilizaban pero su esfuerzo fue en vano y solo le dio tiempo a Jessi para repetir la operación, ahora con sus tobillos que sujeto del mismo modo. Dejando a su victima con las piernas abiertas y el trasero levantado. En ese momento Serena se dio cuenta de que no estaba sobre una mesa sino sobre una especie de potro, similar a los que se usaban en su clase de gimnasia para saltar, cuyas patas estaban firmemente sujetas al piso.
-Como lo pensé.-dijo Jessi colocada a espaldas de Serena.-No eres mas que una inútil que se cree mucho. Pero yo voy a enseñarte a respetar a mi señora.- por un momento se hizo un pesado silencio en la habitación, interrumpido solamente por los jadeos de Serena que continuaba tirando de la cadena que la aprisionaba. De pronto la joven se dio cuenta de que unas manos extrañas tomaban violentamente los pliegues de su falda para tirar de ella sin la menor consideración. El sonido de la tela al romperse provoco un sentimiento de pánico en Serena quien se sintió totalmente indefensa. Pero lo peor fue cuando sintió el aire sobre la piel de sus nalgas, señal inequívoca de que Jessi, o la enmascarada, había roto totalmente su traje de Sailor. Aun así Serena no dijo una palabra, no quería darles el gusto de oírla suplicar, aunque le intrigaba terriblemente saber que iba a pasar con ella. Como respondiendo a su pregunta Jessi se paseo frente a ella riendo cruelmente mientras hacia círculos en el aire con un fino látigo de cuero negro. Luego volvió a desaparecer de la vista de la princesa. Serena comprendió lo que venia, un sudor frió le corrió por todo el cuerpo y espero.
Al fin, por un momento que se le antojo eterno, el chasquido del látigo rasgando de aire se dejo escuchar en la habitación al tiempo que un dolor lacerante nacía en su trasero.
Serena se estremeció pero apretó los dientes con fuerza y cerro los ojos para resistir el castigo.
Por varios minutos aquella lucha singular se llevo a cabo, el brazo de Jessi no dejaba de subir y bajar con fuerza dejando gruesas marcas en la suave piel de la princesa, cuyas nalgas alcanzaron una tonalidad roja intensa.
Curiosamente Jessi no parecía contrariada por la resistencia de su victima, mas bien lucia divertida y expectante, solo esperaba el momento propicio para actuar.
Sorpresivamente dio un paso hacia atrás y descargo un nuevo golpe, pero esta vez la trayectoria no lo llevo sobre las nalgas de Serena, sino hacia el interior de sus muslo abiertos donde la vara alcanzo los finos labios íntimos de la joven.
-¡AAAAAAYYYYYYY!.-grito Serena sorprendida por aquel cambio de objetivo. Al primer golpe siguió otro y otro mas todos llegaba certeramente hasta su sexo que no tardo en hincharse por la fuerza del ataque. -¡AAAAAYYYY!…. ¡NOOOOOO!… ¡DETENTE!… ¡POR FAVOR!…. ¡YA NOOOO!…. ¡YA NOOOOOOO!…-pero los gemidos y gritos de la princesa solo estimulaban la crueldad de la mujer que la azotaba. -¡OH!.. ¿Acaso la niña mala esta arrepentida?.-dijo Jessi disminuyendo un poco la fuerza de los golpes. Sailor Moon lloraba inconsolablemente sobre el potro.-¡¿LO ESTA?!.-interrogo de nuevo Jessi soltando un golpe fuerte.
-¡AY!… ¡SI!.-respondió Serena al sentir el látigo sobre su carne.
-¡¿SI QUE?!-
-¡ESTOY ARREPENTIDA!.-
-¡¿Y QUE DEBE HACER UNA NIÑA MALA QUE SE ARREPIENTE?!.-pregunto la chofer lanzando un nuevo golpe contra la intimidad de Sailor Moon. Esta dudo por un momento pero su resistencia al dolor había llegado a su limite y un golpe final la derroto.
-¡LO SIENTO!.-grito con las fuerzas que le quedaban antes de derrumbarse sobre el potro. -¡NO VOLVERE A SER MALA!… ¡LO PROMETO!… ¡LO PROMETO!…-Sailor Moon se derrumbo sobre el potro con el rostro encendido por el dolor y la vergüenza de su derrota. A sus espaldas Jessi se acerco y contemplo su obra, las delicadas nalgas de Serena lucían rojas y llenas de verdugones mientras que su delicado sexo temblaba presa del ardor que la golpiza le había infundido. Delicadamente la mujer dejo que sus dedos tocaran la lacerada piel, provocando que su victima brincara por el dolor, tras los dedos Jessi dejo que toda la palma de sus manos acariciaran la carne caliente, deleitándose con los espasmos que su toque producía en Serena. Doblada sobre el potro la princesa de la luna se percato de que su verdugo caía de rodillas frente a su culo, luego sintió sus manos fuertes apartando sus adoloridas nalgas y acercando su rostro hacia sus partes intimas.
-¡Mmmmuuuuuu!- gimió cuando la lengua de la mujer empezó a deslizarse por entre sus destrozadas nalgas para hundirse lentamente entre los pliegues de su ano, Serena sintió que su culo, caliente por la azotaina, se abría libremente al paso de la húmeda lengua de Jessi cuyo rastro de saliva se volvía una fuente de alivio al dolor. La chofer penetraba cada vez mas profundo dentro se de victima, derribando toda la resistencia que encontraba a su paso, mientras sus lagos dedos comenzaron a tocar los hinchados labios de la vulva para abrirlos y encontrar el no menos hinchado clítoris de Serena para frotarlo cada vez mas fuerte.
-¡Aaaaahhhh!…¡Aaaahhhhhh!…- gemía la princesa al tiempo que su corazón le saltaba dentro el pecho como un conejo asustado. Sentía que no podía respirar, que la cabeza le daba vueltas y que el calor que tenia en el culo se iba extendiendo a todo su cuerpo. Serena no podía entender como la misma persona que la había lastimado en forma tan cruel ahora la aliviaba de aquella forma tan… ¿placentera?. Por un momento experimento un sentimiento de culpa por rendirse de esa manera, pero ya no tenia animo ni fuerza para resistirse. Inconscientemente relajo su esfínter permitiendo que Jessi entrara cada vez mas en ella al tiempo que sus caderas comenzaron un movimiento de suave vaivén que se acompasaba a las arremetidas de la mujer. Mientras esa maldita lengua seguía hundiéndose implacable en sus entrañas como una serpiente que no tenia fin provocándole unas intensar cosquillas que la hacían estremecer, sus pezones respondían endureciéndose cada vez que sus movimientos los frotaban contra el frió cuero que cubría el potro.
De pronto la larga lengua de Jessi abandono el ojete de Serena para ser reemplazada por uno de sus largos dedos. La mujer giro un poco para que su cabeza quedara entre los muslos abiertos de la princesa donde al instante se concentro en lamer y frotar los abultados labios íntimos y el palpitante clítoris. -¡Aaaagggggg!… ¡Agggggg!.- gemía Serena moviendo cada vez mas rápido las caderas contra el rostro de su victimaria. Pero el tormento no había terminado para la princesa pues los dedos de Jessi no dejaban de entrar por su fundamento, primero uno y luego otro hasta que los cinco dedos estuvieron dentro, entonces empujo son firmeza toda su mano en aquel conducto que tan cuidadosamente había lubricado. El efecto fue fulminante, las delicadas paredes del ano protestaron haciendo que un nuevo dolor sacudiera el cuerpo de Serena, mientras un sudor frió le corría por la espalda, al tiempo que una espantosa sensación de incomodidad la azotaba. Y lo peor era que cualquier movimiento solo permitía que aquel invasor se hundiera mas dentro de ella.
-¡No por favor!…-se atrevió a protestar.-¡Me duele!… ¡Por favor ya basta!…- pidió llorando como una niña. Jessi no hizo caso a sus suplicas, por el contrario empezó a meter y sacar su mano del ano de Serena cada vez mas rápido al tiempo que concentraba toda la atención de su boca en el clítoris de su victima. Poco a poco el dolor fue pasando y en su lugar Serena sintió nacer una mezcla de emociones nuevas que la sacudían como una descarga eléctrica, era como estar al borde de un remolino multicolor cuyo fondo jamás alcanzaría, entonces no pudo hacer otra cosa que dejarse caer dentro de aquel infierno. Sus entrañas se abrieron sin control y una hemorragia ardiente broto de su lacerada vulva hasta los hambrientos labios de Jessi que se bebió hasta la ultima gota, pero no solo por ahí hubo un escape pues el esfínter de la princesa también cedió y un caudal de suciedad escapo de su cuerpo para caer sobre la mujer que estaba debajo.
-Que cerda eres cariño.- fue todo lo que dijo Jessi sin dejar de masturbar a su víctima que para ese momento se había desmayado.
Cuando Serena abrió los ojos estaba sola y tendida en la gran cama de la habitación, todo su cuerpo, limpio y perfumado, le dolía horriblemente, sobre todo sus posaderas que sentía enormes y duras como piedras. La princesa se envolvió en las frías sabanas de seda, sin atreverse a hacer el menor movimiento a causa del agudo dolor que le producía el ano irritado. ¿Que seria después? Era la pregunta que rondaba por su cabeza. ¿Que seria después?…. Conforme las sabanas de iban calentando un delicado sopor la invadió hasta caer dormida nuevamente.
Ajena estaba a que, desde uno de los grandes medallones que adornaban las paredes de la habitación un ojo electrónico la miraba fijamente, transmitiendo su imagen hasta otra habitación donde Ángel la contemplaba mientras bebía una copa de vino. A su lado derecho Jessi permanecía arrodillada sosteniendo una pequeña bandeja donde su señora depositaba la copa de vez en cuando. Mientras que a su lado izquierdo la enmascarada misteriosa sostenía una botella de vino y estaba lista para volver a llenar la copa de su ama.
-Acércate.-le ordeno a chica sin rostro.- Esta se arrodillo junto a ella sin perder un momento.-Me has demostrado cuanto me amas.- dijo Ángel acariciando el frío cuero de la mascara.- Ahora yo te daré una prueba a ti.-con rapidez la señora de la casa desato los cordones que sujetaban la mascara de cuero y esta cayo la piso. De inmediato Ángel tomo el rostro de la chica entre sus manos y la beso apasionadamente haciéndola estremecer. Al separase la joven apoyo la cabeza en el regazo de su señora mientras esta le abría lentamente las piernas, dejándole el paso libre hacia su abultado sexo oscuro.
-Solo falta un poco mas… solo un poco mas….-suspiro Ángel antes de cerrar los ojos para disfrutar de las caricias que su esclava depositaba sobre su vulva.
Continuará…