Llevo tiempo leyendo estos interesantes relatos de esta página que por una casualidad encontré.

Por ello me decidí hoy a relatar este encuentro bastante extraño que me ocurrió hace ya un tiempo atrás, algo que cambio mi forma de pensar en cuanto a los encuentros sexuales callejeros.

Tras salir de la oficina me embargaba una sensación excitante que nunca había sentido, sentía que todo mi cuerpo me exigía sexo duro y salvaje, necesitaba volverme a sentir deseado.

A lo mejor se debió esta sensación por mi osadía de ir al trabajo sin interior y el roce del pantalón en mis nalgas todo el día al caminar, me tuvo medio alborotado en la oficina, aparte de que ya no recordaba muy bien cuando había sido la última vez que había tenido a un amante con su lindo guevo rompiéndome duro.

En fin pase todo el día con una rica sensación en mi cuerpo, mi pene semi erecto y mi culito deseoso de ser llenado.

Lo cierto es que sentía ese calorcito creciendo cada vez más, a lo que decidí no irme tan rápido a mi casa, sino más bien dar unas vueltas por ahí por el boulevard a ver que pasaba. Caminé, caminé y caminé pero nada.

Ya eran como la siete de la noche y ya estaba casi resignado a que otra vez me tocaría hacerme una buena paja para aliviarme un poco.

En eso de tanto caminar vislumbre al final de la cuadra el Parque «Los Cedros» era un parque donde uno podía ir a caminar, trotar o hacer ejercicios; pero me extrañó que a esas horas de la noche estaba abierto, así que decidí dar un paseo entes de irme a mi casa.

Una vez adentro me sentí un poco incomodo ya que andaba con el saco y corbata puesto y al ver a los demás que estaban el short y franelillas trotando o caminando me sentí un poco desubicado pero a la vez impresionado al ver como más de uno me veían extrañado pero a la vez un poco insinuante, después supe que ese parque de noche es un sitio de rebusque sexual.

El parque solo estaba iluminado por la calle principal y a los lados solo habían arbustos, árboles y pequeñas veredas que se perdían en la oscuridad.

A pesar de que no se podía ver muy bien podía ver sombras de personas moviéndose por ahí. A lo que decidí adentrarme y ver que pasaba ahí.

Al llegar a la parte más oscura de la vereda pude vislumbrar como paseaban de un lado para otro varios muchachos y no tan muchachos.

Algunos se acariciaban sus bultos esperando a que alguien se les acercaran. A ver esto me excitó al extremo pero seguí caminando y me pare frente a un árbol grande a ver lo que pasaba, a ver si alguien cedía, porque el olor a sexo se impregnaba por doquier. Pero para mi desilusión nadie se atrevía a dar el paso.

Pasaron como unos diez minutos y veía que un muchacho bien parecido, contemporáneo a mi edad, le calculo unos 24 años me veía insistentemente así que no aguante las ganas a pesar del miedo y me le acerque.

– ¡Hola! Le dije.

– Epale… como estas?

– Bien, gracias un poco ajetreado por el día de trabajo.

– Umm.. Me lo imaginaba por tu ropa.

– Jaja bueno fue una casualidad que pase por aquí y decidí entrar.

– Me alegra que hayas entrado, me llamo Esteban.

– Es un placer Esteban, me llamo Juan.- le estreche la mano. De reojo podía ver que nos estaban viendo los demás así que le dije:

– Si gustas caminamos un poco o prefieres quedarte aquí?

– La policía anda por ahí. Es mejor quedarnos. Es más seguro. Además no te pasara nada.- mientras me decía esto puso su mano sobre mi cierre, dándose cuenta que ya lo tenía duro.

Y después, sin mucho hablar nos fuimos cerca del árbol donde estaba al principio y empezamos a besarnos.

Al principio fue pausadamente pero después empezamos a comernos el uno al otro desesperadamente. Él empezó a bajar su mano derecha y empezó a meterla dentro de mi pantalón. Al constatar que no tenía interior sonrío maliciosamente.

– Con que ya venías preparadito?

– No vale, solo es una casualidad.

– Casualidad o no te voy a coger mariquita.- siguió besándome y su mano se adentraban en mis nalgas cada vez más.

No aguante más y empecé a meter mi mano dentro de su short y le saco su guevo que ya lo tenia bien duro. Le empecé a masturbar frenéticamente a la vista de los demás y me baje para empezarle a mamar ese tronco recio que tenía en mis manos.

Estaba exquisito. Metía mi lengua por su hoyito de su cabeza, se sentía un poquito salado pero exquisito. Jugaba con su cabeza como si fuera el último guevo que probaría en mi vida. Bajaba a su tronco una y otra vez hasta llegar a sus peludas bolas a la que me metía en la boca como si fuesen caramelos.

Mientras que estaban en ese éxtasis no me había dado cuenta que los que nos veían distanciadamente se habían acercado y habían hecho un circulo a nuestro alrededor. De repente siento unas manos que empiezan a tocar mi culo sobre mi pantalón.

A lo que me extrañó ya que Esteban tenía sus dos manos en mi cabeza guiando mi mamada que le hacia. Me volteo un poco sin sacarme ese monumento de mi boca y compruebo que se nos estaban uniendo varios a nuestro festín. Así que no le di importancia y seguí con mi chupada.

Esas manos extrañas empezaron a recorrer todo mi cuerpo, mientras que me desanudaron mi corbata y desabotonaban mi camisa; pero sin quitármela.

Yo con mi culo en pompa en plena oscuridad de la noche y en el parque gozaba de lo lindo. Ya tenia abierta la camisa y me apretaban durísima las tetillas, a la vez que recorrían mi torso.

De repente siento que empiezan a bajarme los pantalones a lo que no puse resistencia; estos cayeron y me empezaron a manosear todo, sentía manos ásperas y suaves recorriendo mi culo velludo a la vez que empezaban a meterme su dedo en mi ano, uno dos y hasta tres, estaba que me venia pero me las aguantaba.

La verdad es que no sabía cuántos eran; pero lo que sí sé es que estaba gozando como nunca lo había imaginado.

Luego siento un movimiento extraño y veo que se pone al lado de Esteban otro muchacho a quien no pude verle bien su cara pero sí una verga grandísima y dura la cual me ofrecía sin reparo alguno mientras le zampaba tremendo beso a Esteban. Yo ni corto ni perezoso acudí a meterme en mi boca ese colosal manjar mientras le pajeaba al otro a la vez.

Cuando estaba en pleno éxtasis escucho unos silbidos y me sacan el guevo con brusquedad de mi boca y Esteban junto a no sé cuanto más empiezan a correr.

Yo no reaccionaba a lo que sucedía y con los pantalones caídos y la camisa abierta me levanto y veo que a mis espaldas vienen dos personas con linternas, dando voces de alto.

Apresuradamente empiezo a caminar y a la vez subiéndome los pantalones y arreglándome un poco, trate de seguir a los muchachos que me habían abandonado pero como no conocía el parque se me hacia difícil correr con agilidad a lo que me alcanzaron dos uniformados en un tono muy amenazante.

– Con que agarramos a un maricón  de mierda no?

– Buenas noches señor agente.

– Mira Inspector que educadito resultó ser esta puta!

– Disculpen pero no veo la necesidad de los insultos. – a los que el Inspector dijo casi gritando dice:

– Eres una miserable puta o es que acaso tu crees que no te vimos con el culo afuera mamando guevo?. – Yo estaba pálido, no sabia que hacer o que decir, solo baje la cara de la vergüenza que sentía.

– Dame tu Cédula puta para reportarte.- lo dijo el Oficial en un tono muy desafiante mientras que movía su rolo golpeándolo en su otra mano.

– Por favor señores no hay necesidad de violencia.- le decía esto a la vez que sacaba de mi cartera la Cédula y se la entregaba. El Oficial se enfureció y me agarró por el cuello con su mano izquierda y con la derecha tomo su rolo de madera en forma inversa y lo presionó sobre mi culo.

– Mira marica de mierda! Cuándo te pida tu opinión te lo haré entender, me oíste?

– Sí señor. Disculpe. El Inspector tomó mi Cédula del piso ya que se había caído en el forcejeo con el Oficial.

– A que te dedicas y donde trabajas aparte de putearte aquí?

– Soy publicista Señor, trabajo en Arte Galar. El viendo mi Cédula y devolviéndome la mirada dice tajantemente:

– Juan González… Juan… Juancito… juanchito… que vamos a hacer contigo vale? Mira! Todos tus amigos se fueron! Estamos solos. Creo que seria bueno darte una buena lección… si una buena lección de que en los parques públicos solo es para caminar, trotar y recrearse y no para estar enseñando tus miserias a cuantos infelices te encuentres en la vía… no crees Oficial.- mientras que lo decía en un tono irónico y con una sonrisita de maldad en sus labios, este le contesta mientras me entierra más su rolo en mi culo.

– Tienes toda la razón Inspector… Usted es muy sabio. Mejor nos devolvemos al módulo policial con este amiguito.

Yo solo me quede callado, no respondí o me opuse a sus decisiones, era muy extraño lo que me pasaba por la mente.

Sabia que estos policías iban a cogerme y sentía un morbo impresionante por eso pero a la vez sentía un miedo espantoso, temía por mi vida y hasta me lamentaba de no haberme puesto interiores al salir al trabajo, a lo mejor nada de esto hubiese ocurrido, que esto me pasaba por puto y otras tantas más. Pero bueno ya el mal estaba echo y ahora tenia que asumir mi responsabilidad.

Todo esto lo pensaba mientras caminábamos poco a poco entre la oscuridad de la vereda hasta llegar a la calle principal del parque que si estaba iluminada, nos dirigíamos al modulo, ellos no me tenían esposados ni agarrado pero si estaban muy cerca de mí.

Pensé en echarme a correr como un loco pero recordé que ellos tenían mi cedula así que tuve que resignarme a lo que pudiera ocurrir.

Una vez que llegamos al modulo me hacen entrar a empujones a este para luego darme una patada por el culo la cual me hizo caer de rodillas al piso, cuando intente levantarme me lo prohibieron, mientras que pasaban con llave la puerta.

Ahí los pude detallar y no estaban mal, el Inspector era ya un hombre maduro, de unos cuarenta y tantos años pero se veía bien para su edad, de espalda ancha y cabello algo canoso, en cambio el oficial era algo más joven le calculo unos 27 años, era moreno de cabellos ondulados y de estatura mediana.

Este a su vez se para delante de mí y toma mi cabeza a la fuerza y la pega contra su bulto. Yo todavía de rodilla sentía su pedazo de carne queriendo salir de su uniforme, me parecía que no era la primera vez que lo hacían ahí, ya que se notaban que ya habían amedrentado antes en estas mismas circunstancias.

Me estaba empezando a calentar por la situación tan embarazosa en la que estaba, trate de luchar conmigo mismo pero reaccioné a su obvia calentura, así que me olvide que eran policías y me deje ir en mi calentura que tenía. Empecé a mordérselo suavemente sobre el pantalón, mientras mis manos exploraban todo su culo.

Él empezó a bajase el cierre mientras yo engolosinado le hacia un poco difícil la operación. Hasta que antes mis ojos salió un guevo grande, gordo al que me lo devore inmediatamente, sabia a macho, a sudor. Seguramente estuvo trabajando todo el día y quería sacarse su calentura.

Mientras se lo mamaba como todo un experto, el Inspector me empezó a quitar bruscamente mis pantalones y al corroborar que no tenia interiores solo dijo a toda voz:

– Esta marica es tan puta que un interior es demasiado para su culo! Es más de ahora en adelante deberías de usar pantaletas coño e´madre!.- que extraño me sentía, ya sus palabras no me ofendía solo me excitaba más y más y empecé a parar mi culito de una forma muy morbosa al Inspector, pero luego me arrepentí profundamente de haberlo retado.

Yo le hacia de todo a ese pedazo de carne morena que tenía en mis labios y escuchaba sus gemidos. Empecé a sentir la mano del otro poli en mi culo como si estuviese revisando la mercancía para luego de un solo golpe meterme un dedo en mi culo. Sentí un dolor terrible pero no pude gritar por el guevo que estaba mamando.

A su vez ese dedo sin lubricación alguna empezó a salir y a entrar torpemente, no lo disfrutaba, me dolía mucho.

De repente me lo saco, pensé que había desistido porque de reojo lo vi retirarse, pero estaba equivocado. Ahí mismo volvió con algo en sus manos a lo que no pude ver bien, pero supe rápidamente lo que era.

Había tomado un rolo, y de un solo jalón me lo metió en el culo! Yo pegue un grito como un animal! Pero el otro se agacho y rápidamente me tapo la boca con sus manos mientras me decía que me callara porque podía ser todavía peor y a la vez se reían de mí.

Yo con las lágrimas recorriendo mis mejillas trate de aguantar pero me era difícil, el maldito me enterraba todo lo que podía su rolo y de un solo jalón lo sacaba sucesivamente, se burlaban diciéndome que lloraba de la felicidad porque ya sentía algo duro en mi culo y otras cosas más. Me sentía humillado y derrotado pero a la vez me estaba empezando a gustar el estar en esa situación, algo que nunca había experimentado.

Cuando el Oficial vio que me estaba acostumbrando y cedía, me volvió a coger por la boca, estaba como endiablado me cogía con mucha fuerza y me hacia daño. No recuerdo cuanto tiempo pasó en eso, de repente siento como toda mi boca se empezaba a llenar de su leche, una leche bastante espesa y grumosa, la cual tragaba con dificultad, era deliciosa pero se me caía por la gran cantidad que había.

En eso, cuando ya creía que había terminado todo el Inspector me deja hasta el fondo el rolo en mi culo y se para enfrente de mí.

Sin darme cuenta él ya se había bajado su pantalón, mostrando una verga algo pequeña pero muy gruesa y de un solo golpe me la metió en la boca, sabía a orines acumulado, aparte que se sentía que no estaba limpia. Sin más que hacer empecé a mamarsela, no tenía más remedio, ya estaba en mi boca.

No aguantó mucho, se vino muy rápido y me lleno toda la cara de su semen. Para mi sorpresa yo estaba eyaculando también al mismo tiempo con un orgasmo bestial sin haberme tocado mi pene. A pesar de ser humillado y vejado por estos policías que nunca supe sus nombres, muy dentro de mí lo había disfrutado.

Quede tumbado en el piso como por tres minutos, no me movía solo sentía algo de frío por lo embarazoso que estaba, porque todavía tenia el rolo metido en el culo. Mientras tanto ellos se estaban limpiando con papel higiénico y se burlaban de mí.

– Mira pedazo de mierda, párate de ahí y arréglate. – me dijo el Oficial en tono muy tajante.

Yo bastante adolorido por la situación me puse de pie y empecé poco a poco a sacarme el rolo del culo, pero vino uno de ellos me interrumpió y me lo saco de un solo golpe y echaron una carcajada bestial al ver como tenia el culo todo roto. Me sangraba un poco mientras que a la vez me salía todavía un hilillo de semen de mi guevo.

Me subí mis pantalones y me arregle lo mejor que pude. Cuando termine ellos tiraron en mis pies la cedula y me indicaron que la tomaran. Me agache para tomarla y una bota se poso sobre mi mano que estaba en el piso y me la apretó sin piedad y me dijo:

– Que sea la ultima vez que te veamos por estos lados! La próxima vez vas a ir preso e bolas! Y ahí hasta marido encontraras.

– Tenemos guardado tus datos! Ósea te tenemos rastreado mariquito! Así que no te pongas sapo a denunciarnos porque antes de que esa denuncia se formulen, nosotros ya nos habremos enterado de todo y te arrepentirás hasta de haber nacido.

– Entendiste Juancito?

– Si Señor.- murmure

– Que dijiste? .- haciendo más presión sobre mi mano con su bota.

– Si Señor, esto nunca paso.

– Así me gusta pendejo, ahora lárgate, no quiero ver más tu estúpida cara. Me dejo de pisar. Me repuse y salí de ahí.

Me salí lo más pronto que pude del parque, con un tremendo dolor en mi culito, estaba mi ropa toda sucia y manchado de semen, mi cara estaba toda sudada y empegostada de semen. Caminaba con una humillación bárbara pero irónicamente satisfecho.

Cuando llegué a la avenida, la gente se me quedaba mirando, a lo mejor pensaba que me habían robado o qué sé yo. No podía tomar el bus en estas fachas así que mejor decidí tomar un taxi.

Una vez dentro del mismo y en rumbo a mi casa me venían escenas de todo lo que paso desde que salí esa tarde de la oficina, de cómo caminé sin rumbo fijo, llegué hasta el parque, mi encuentro con Esteban y el encuentro con los policías hasta esas altas horas de la noche, recordé todo lo que me había ocurrido y me estaba excitando.

Muy disimuladamente para que el taxista no se diera cuenta me masturbaba lentamente sobre mi pantalón la nueva erección que tenía por pensar en todo lo que había ocurrido y a la vez pensaba que interior escogería usar mañana.

Este relato solo es una fantasía sacada de mi imaginación. Nunca ha pasado en la realidad y los personajes de esta historia son seres ficticios pero muy identificados con personas que deambulan por las noches en busca de acción.