Su primera vez

Amanda había llegado hace poco tiempo a nuestra casa, mi esposa la había contratado para que le ayudara en los labores del hogar.

La chica contaba cerca de los 18 años y era delgada, de pelo negro, de su juvenil cuerpo destacaban sus hermosos pechos, las amplias caderas y en especial, su trasero excitante.

En breve tiempo se transformaron en grandes amigas y compartían una confianza notable en especial lo referido a los temas sexuales.

Mi esposa me confesó que la chica era virgen y que no tenía más actividad sexual que sus propias fantasías y de seguro, su auto satisfacción erótica.

Quiero que Amanda sea iniciada en el sexo por alguien que yo conozca y no por cualquier muchacho de la calle, me dijo una noche mi esposa.

En realidad, mi fantasiosa mujer deseaba ser ella quien entregara a la joven al afortunado que la estrenara sexualmente.

El desvirgue de Amanda era su preocupación y para mí, el tema que me calentaba enormemente al imaginarme el placentero momento en que fuera poseída por primera vez.

Estas nocturnas conversaciones de mi esposa sobre su joven amiga, me llevaban a tejer cachondas fantasías y siempre me veía como el elegido para llevar a cabo el excitante ritual de penetrar a la virginal Amanda.

Sin embargo, en breve sufrí la desilusión de saber que no era yo precisamente el elegido para la planeada ocasión.

Mario – dijo mi esposa – nuestro jardinero que viene los sábados es el ideal para estrenar a Amanda, es un hombre mayor, no tiene mujer y con su experiencia hará un buen trabajo con nuestra chica.

Mi mujer no imaginaba cómo envidiaba a Mario, en  realidad un hombre mayor y corpulento quien siempre estaba mirando las chicas y tratando de follar con alguna de ellas.

Mi mujer habló con Mario quien estuvo, cómo no, de acuerdo en desvirgar el próximo sábado a la atractiva Amanda.

Aquella noche en que supe todo aquello, a pesar de mi decepción, follé formidablemente a mi mujer, pues me había calentado increíblemente con todos sus planes sobre el maduro Mario y la juvenil Amanda.

Íntimamente sabía que todo aquello era producto de la fantasiosa y calenturienta mente de mi esposa la cual, nunca dejaba de inventar e imaginar las más cachondas situaciones eróticas.

Aquel sábado llegó y luego de realizar su trabajo habitual en el jardín de nuestra casa, Mario fue invitado a cenar con nosotros para luego llevar a cabo su increíble labor solicitada por mi esposa.

Terminada la cena y luego de escuchar algo de música, mi mujer nos invitó a nuestro dormitorio, Amanda llegaría minutos más tarde.

Ya en ese lugar, Mario se sentó en un sillón mientras mi mujer y yo esperábamos sentados al borde de la cama matrimonial. Por fin llega la juvenil Amanda vestida con un hermoso y liviano vestido corto, Mario se ve excitado al igual que todos nosotros, sólo Amanda luce algo nerviosa y mira a mi esposa para que le diga qué hacer.

Pues bien mi querida amiga – dice mi esposa – esta noche harás el amor por primera vez con nuestro amigo

Mario, yo te ayudaré a que realices con él, tus sueños  eróticos y te inicies finalmente en el mundo de la sexualidad. Me sentí profundamente excitado al saber e imaginar todo lo que ocurriría allí en nuestro dormitorio matrimonial.

Mi mujer toma a Amanda y la exhibe por algunos momentos al afortunado y maduro hombre elegido, la hace girar lentamente para que Mario pueda observar de mejor manera, desde su cómodo sillón, el cuerpo juvenil de Amanda.

Luego, soltando los tirantes delgados del vestido de la joven, la despoja de éste dejando a la chica semidesnuda ante los ojos del hombre y de los míos propios.

Como lo había imaginado tantas veces en el pasado, el cuerpo de la chica es muy hermoso y un verdadero deleite para la vista y también para otras funciones imaginables de sexo.

Mario se ve nervioso y lleva una de sus manos a las cercanías de su verga la cual, seguramente ya sufría el inicio de una erección.

Por mi parte, el efecto no era diferente, pues la semidesnudez de la chica, ya me había costado una erección.

Mi mujer libera a Amanda de su sujetador dejando libre sus hermosos y firmes senos coronados de excitantes y amplios pezones.

Mario, al igual que yo, ya no puede disimular su dura verga atrapada en el pantalón y mi esposa le pide que se desnude.

El fornido hombre se desnuda completamente dejando a la vista su miembro sexual el cual, ante nuestra sorpresa, no tiene nada de pequeño.

Noto que mi esposa también se ha calentado en su trabajo de entregar y excitar a Mario mostrándole las bellezas del cuerpo de Amanda.

El invitado se vuelve a sentar dejando ahora, todo el poder de su verga a la espera de lo que venga a  continuación. Mi esposa desliza lentamente ahora, por los juveniles muslos, las bragas que protegen el sexo de Amanda… las nalgas son maravillosas y su íntimo orificio del placer, bajo el hermoso triángulo de su vello púbico, promete ser dulce para ser disfrutado sexualmente.

Ya desnuda completamente, Amanda es exhibida ante los desorbitados ojos del maduro hombre que la observa sin perder detalle. Yo tampoco he perdido detalle del perfecto y caliente cuerpo de la joven.

Pero la tarea debe ejecutarse y mi esposa acerca a Amanda hasta Mario, le dice que debe arrodillarse y de esta manera lleva las manos de la joven hasta la verga del hombre.

Le enseña al aprendiz, las mejores caricias manuales y la mejor manera de excitar una polla.

Mi esposa es una experta profesora y en medio de su propia calentura, sigue enseñando a Amanda el arte de la masturbación.

Las propias manos de mi esposa toman la verga de nuestro invitado para hacer más ilustrativa la enseñanza… la  habitación se ha llenado de una extraña y poderosa excitación general.

Deseando cambiar los papeles, ahora mi esposa ofrece el cuerpo de la joven a las caricias del hombre mayor, el cual, de inmediato invade con sus manos, su boca, sus labios, las más deliciosas partes del cuerpo femenino de Amanda. Los senos de la joven en especial, reciben todo tipo de caricias y tocaciones, los pezones son pulsados y apretados por los dedos de Mario hasta arrancar de la chica, diversos suspiros y gemidos de placer.

Mario ahora se siente atraído por el sexo de la chica y lo toca a placer, sus dedos lo recorre, lo abre y roza el clítoris provocando en Amanda, desconocidos placeres.

Pero Mario quiere llegar hasta la tibia y húmeda intimidad de Amanda con su boca.

Esto lo comprende mi esposa y le pide a la chica que se acueste sobre el piso alfombrado de nuestro dormitorio, acto seguido, mi exitada esposa abre las piernas de la chica y ofrece el dulce sexo de la joven a la boca anhelante del cachondo hombre mayor.

En un instante, la devora, la lame y la penetra con su lengua caliente, mi esposa al igual que yo, mira la escena sin poder contener la excitación, creo que en cualquier momento se desnudará para ofrecerse igualmente a nuestro amigo Mario.

No la culpo, de igual modo, siento ansias de desnudarme y reemplazar a Mario en su caliente tarea de devorar el coño de la virginal chica.

Amanda es la víctima de aquellas orales caricias y no hay nada que detenga su orgasmo el cual llega para sacudirla de placer mientras de su boca abierta escapan los más deliciosos gemidos de gozo.

Pero mi mujer dice que ya ha llegado el momento del sexo real y dispone en la alfombra a Amanda para que su primer amante, Mario, la penetre definitivamente, La cabeza de la joven queda entre las piernas de mi mujer quien se levanta un poco el vestido para acomodarla entre sus muslos, esto hace que Mario ya dispuesto entre las piernas abiertas de Amanda, pueda ver las bragas de mi mujer, todo esto por cierto, excita más a Mario y a mí.

Muy lentamente el hombre maduro comienza a abrir camino para su verga dentro del húmedo sexo de Amanda, la chica siente como su coñito es invadido suavemente por el miembro duro de su primer hombre. Ya Amanda está penetrada casi completamente y yo con una excitación incontrolable, abrazo a mi mujer por la espalda y le quitó lentamente su blusa para dejarla solamente con su sujetador.

Mi esposa se ocupa solo de tener entre sus manos la cabeza de Amanda que se mueve de lado a lado según es follada por Mario.

Quito sin demora el sujetador de mi esposa y sus bellos senos quedan desnudos y oscilantes, Mario está que estalla de cachondo mirando los senos y las bragas de mi mujer mientras folla lentamente a Amanda, sé que por mucho tiempo ha soñado con gozar a mi esposa.

Pero Mario es un hombre de experiencia y se controla para no terminar dentro de Amanda, más bien espera con paciencia a que la chica llegue a su orgasmo…

mientras esperamos, le digo a mi esposa que por favor me permita, otra noche o en otra ocasión, ser el elegido para dar sexo a Amanda, ella sonríe y me dice que así será si yo le permito ser follada por Mario después que acabe con la joven.

Increíblemente le digo que es un trato y que puede entregarse a Mario con la condición de que el próximo hombre de Amanda sea yo. La joven finalmente es llevada al placer por la excelente follada de Mario y en ese entonces termina la primera sesión de esta cachonda noche de sexo.

Mi esposa le ordena a la chica que se marche a su dormitorio y así quedamos solos mi esposa, Mario y yo.

El hombre maduro aún no ha gozado y enseguida mi esposa le dice que yo le he permitido que follen en mi presencia, de manera que mi esposa, semidesnuda, se despoja de sus bragas y se dispone para ser poseída por nuestro amigo, Mario en extremo excitado abre las piernas de mi mujer y la penetra sin demora, creo que tanto él como ella lo deseaban y de pronto se desata la gran follada que Mario otorga a mi caliente y deseosa mujer.

Ahora Mario no es delicado y sacude con su miembro a mi esposa que le pide un sexo duro y enérgico.

Nunca imaginé que mi esposa pudiera follar de esa manera, pero su entrega a Mario ha sido cachonda y sin límites. A los pocos minutos de la actividad sexual, mi esposa alcanza su orgasmo, un orgasmo intenso e inédito.

Por su parte, Mario no resiste más y con violencia inunda el sexo de mi esposa con gran cantidad de semen caliente, lo disfruta enormemente hasta que se desvanece el último momento de placer.

Mario se retira de mi esposa, quien ha quedado muy satisfecha mientras de su sexo aún se puede ver salir una gran cantidad de semen.

Mario se retira finalmente de nuestro dormitorio y enseguida comienzo a follar a mi recién poseída esposa.

Le hago el sexo como nunca hasta quedar rendido en la cama, luego antes de dormir, comienzo a soñar cómo será aquella noche en que mi mujer cumpla con su promesa y me deje hacer sexo con nuestra juvenil Amanda… en medio de aquellos dulces y calientes pensamientos, finalmente me dormí.