Esto no es un hecho real, es una simple fantasía.

Se abrió la puerta de la oficina.

No esperaba a nadie.

Me levante de la silla y antes de salir de mi despacho la encontré en la sala grande.

Vestida con pantalón vaquero ajustado y jersey negro de punto estaba mirando por el gran ventanal que daba al parque del retiro.

¿Qué haces por aquí? Le pregunte

He venido al centro a hacer unas compras y de paso he aprovechado, si no te molesta, subir para consultarte unas dudas sobre unos libros que tenía intención de comprar.

De tu gusto por la lectura me fio. ¿No habré venido a molestarte?

Tu presencia nunca es molesta para mí. La conteste mientras la mire de arriba abajo a velocidad de crucero. ¡Qué buena estaba ¡

Mujer madura de menos de 45 años, estatura mediana, pelo castaño, caderas bien marcadas y un par de tetas que quitaban el hipo, en su cara aún se notaba la juventud y belleza que había tenido y que seguía teniendo.

Desde hacía tiempo empezó a gustarme y más después de enterarme que se había divorciado de su marido recientemente, he creído siempre en la fidelidad y aunque tener fantasías sexuales es uno de mis placeres, estoy ya un poco cansado que éstas sean virtuales y sean definitivamente reales.

La invite a pasar a mi despacho. Así lo hizo y se sentó enfrente de mí. El tenerla sentada enfrente me dio un simple escalofrío, creo que no lo notó, aunque me estaba poniendo un poco tenso. La noche anterior moje las sabanas a consecuencia de una mis múltiples fantasías sexuales.

Era ella la protagonista, nos habíamos conocido en la fiesta de un amigo común, con el que yo había tenido en su momento una relación homosexual por el único deseo de probar algo nuevo.

Nada más conocernos se produjo un cruce de miradas lascivo que con una charla continua sobre los últimos éxitos del cine francés acompañada de varias copas de vino hizo que se desencadenara la pasión.

Sin que nadie se diese cuenta en la fiesta nos subimos a la planta de arriba y nos metimos en uno de los dormitorios y tras cerrar la puerta de golpe nuestras bocas chocaron en un fuerte frenesí…

Inmediatamente note un súbito espasmo, me desperté y me sentí mojado.

Automáticamente mis dedos se dirigieron a la punta del pene sintiendo el líquido caliente, depositando a continuación con suavidad la yema del dedo en mis labios, pasando la lengua de derecha a izquierda, el sabor agrio del semen me seguía resultando un poco desagradable aunque también es cierto que el notarlo en mi boca me excitaba sobremanera.

La seguía teniendo delante de mí.

Notaba sus grandes tetas dentro del jersey negro.

Empezó a hablarme sobre los libros que pensaba comprarse, los cuales algunos conocía y otros no.

Le recomendé uno de ellos que versaba sobre amores y desamores en la guerra civil española. Encima de la mesa, mientras tanto, tenía un catálogo de Ikea, – estaba amueblando mi estudio del centro de Madrid -, y su mirada se dirigió al mismo.

¿Que estás leyendo?

Un catálogo de muebles, estoy amueblando mi nueva buhardilla y me gusta consultar este tipo de revistas. Siempre te ayuda a encontrar ideas nuevas. ¿Sabes que tengo una buhardilla?

No, no lo sabía.

Se me olvido comentártelo, estas invitada a conocerla. No es muy grande, un baño, un salón, el dormitorio y una habitación que me sirve de zona de estudio y de laboratorio fotográfico.

Seguro que ideal para una persona como tú. Una tarde me acerco, y de paso me enseñas las ultimas fotos que has hecho.

Mientras la estoy comentando las ultimas fotos que he hecho se levanta y se acerca a mi lado para ver la revista.

La tengo pegada a mí, se fija en la foto de una librería, se agacha un poco para ver mejor la foto.

Tengo su cara a la altura de mi pecho.

No puedo contenerme, rodeo su cintura con el brazo derecho, acerco su cara a la mía y le doy un beso en sus labios. Es como una centella, a continuación me estoy arrepintiendo.

La pido perdón, ha sido un impulso irrefrenable y no me he podido contener. Aun así, no tuvo una reacción de desagrado, creo que no se lo esperaba y todavía no reaccionaba.

Lo que vino después yo sí que no lo esperaba, aunque si lo deseaba.

Todo lo que empieces, has de acabarlo, me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, mojándose los labios con la punta de su lengua.

Me tomo la barbilla y acerco su boca a mi boca, sus labios rozaron los míos y se fundieron en un largo y apasionado beso.

Su lengua empezó a explorar mi boca. Mi mano derecha se fue directa a sus pechos, sabía que eran grandes, pero no tanto.

Se sentó sobre mis piernas, empezó a desabrocharme los botones de la camisa, tenía el paquete a punto de explotar.

Se quitó el jersey y aparecieron sus maravillosas peras envueltas en su sujetador de encaje negro el cual desapareció rápidamente en combate.

¡Qué peras, Dios mío ¡Grandes, pero bien puestas y un pezón erecto digno de ser tratado con suma delicadeza. Empecé a besarlas ávidamente, lamiendo el pezón con la punta de la lengua haciendo círculos, mientras que acariciaba a la vez su cuello.

Se levantó, agachándose a la altura de mi pantalón. Me desabrocho el cinturón y los botones, obligándome (vaya obligación¡¡) a que me los quitara.

Con sus dientes blancos engancho mi slip y me los fue quitando, apareciendo poco a poco mi pene con el glande enteramente enrojecido.

Empezó a lamerme despacio, muy despacio, levantando la vista para ver mi grado de excitación, hasta que se la metió entera en su boca, haciendo rápidos movimientos de arriba abajo pellizcándome los huevos con suavidad, estaba a punto de explotar. La muy zorra notando tal situación aumento la velocidad de lamida provocando mi primer orgasmo.

Fue explosivo, varios chorros de esperma inundaron su boca que ella, ávidamente, se fue tragando, quedando un chorro colgado de la comisura de sus labios. Valioso líquido no podía echarse a perder por lo que la di un morreo bestial tragándome yo mi propia cosecha.

Soy todo un caballero y no podría dejar a una dama a dos velas. De un rápido manotazo quité todo lo que había sobre la mesa. Se tumbó sobre la misma y empecé a quitarla los pantalones apareciendo unas braguitas de color negro cubriendo lo que tanto había deseado poseer. Se las quite con fuerza, esta acción de puro y duro salvajismo la excito aún más.

Lo tenía ante mis ojos, su coño, cubierto de una masa suave de pelo rizado negro.

Apoye mi boca sobre el mismo, abriéndola las piernas de par en par. Estaba completamente mojada, olía a sexo húmedo. ¡Cómeme ¡hazme tuya, me exigió.

Empecé a chupar suavemente el clítoris, mientras que con una mano acariciaba sus pechos. Le pedí que se abriera bien, que sostuviera sus labios abiertos con sus manos, mientras mi lengua seguía besando tan jugosa parte, el dedo índice derecho acaricio el clítoris con el que empecé a lubricar su ano, introduciendo poco a poco el mismo.

Sus gritos de placer iban en aumento, con un movimiento rítmico entraban y salían los dedos de su coño y culo, ¡no puedo más, me estas matando ¡me gritaba.

Mi polla estaba de nuevo preparada, deseando poseerla y así lo hice, saque los dedos y la embestí de forma bestial. Nos movíamos de forma rítmica, mientras que ella se pellizcaba los pezones alcanzando su primer orgasmo, estaba a punto de correrme por segunda vez, estaba sudando, no podía más, me introduje el dedo índice en mi culo produciéndome un placer aun mayor descargando de forma salvaje el semen en su húmedo jardín.

Sudorosos estábamos los dos, nuestros cuerpos se quedaron pegados por un momento tomándose un momento de respiro. Se incorporó y me dio un prolongado beso.

-¿por qué has esperado tanto?, me pregunto. Desde hace tiempo notaba que yo te gustaba pero no encontraba momento de iniciar una conversación incitándote a mantener una relación íntima.

A mí me pasaba lo mismo, le conteste. Tenía miedo de hacer el ridículo, muchas decepciones me he llevado con las mujeres y me asustaba tener otra.

Pensaba invitarte a que conocieras mi nuevo estudio y de paso aprovechar la situación y hacer realidad mi deseo, pero el miedo seguía martilleando mi cabeza.

Pues ahora no hay miedo que valga, a lo hecho pecho. Como alguien dijo, esto es el inicio de una bonita relación.

De nuevo nos besamos decidiendo que lo mejor que podíamos hacer era vestirnos e irnos de la oficina.

Nos vamos a mi casa, comemos que tenemos toda la tarde para nosotros, ¿te parece?, le dije.

Me parece muy buena idea.

Salimos de la oficina acercándonos a mi casa en mi coche. Lo dejamos en el garaje y nos metimos en el ascensor. Apreté el botón número tres.

En el transcurso del ascenso me pidió que pulsara el botón de parada, así lo hice a continuación Sandra se abrazó a mi cuello, la oscuridad me levanto el morbo, empecé a acariciarle suavemente los pechos besándola con pasión.

Se puso en cuclillas y desabrochándome el pantalón empezó de nuevo a hacerme un francés a la vez que se frotaba violentamente su coño cubierto por la tela vaquera.

Chupaba la polla lentamente de arriba abajo besando suavemente el glande, pellizcándome los huevos, acariciándome la raja del culo, empujándome contra la pared del ascensor se aúpo sobre mi abrazándose sobre mi cuello, engarzándose de forma exacta mi pene en su húmedo coño.

El dominio lo llevaba ella, ¡sigue, sigue, así, me estas matando, no pares, follame, que gusto aaaaaaaaaah, no paraba de gemir, moviéndonos rítmicamente alcanzamos los dos de forma simultanea un nuevo orgasmo.

Vistiéndonos deprisa y corriendo pulse el botón de nuevo de inicio de marcha y llegamos a mi piso. Nos sentamos en el sofá relajándonos de las emociones vividas.

Antes de comer nos dimos una ducha. Después de comer, prepare un té.

Sabía que le gustaba. Me encanta preparar té para las visitas. Empezamos a hablar de nuestra vida, los dos estábamos solos afectivamente por lo que perfectamente podíamos empezar una relación. Le comente que había tenido relaciones esporádicas, solo de placer, incluso con un amigo, – Ismael, nuestro amigo común, lo que la sorprendió bastante -, instándome que se lo contara, y así se lo conté.

Como ella sabía, Ismael era mi profesor de fotografía, y una tarde me pidió que fuera a su estudio con la intención de realizar unas prácticas de retrato. Me presente en su casa y pasamos al estudio. Me indico las diferentes poses y las lleve a cabo.

Finalizada la sesión me comento que una galería de arte le pidió que presentara una exposición sobre desnudos, y si no tendría inconveniente en posar así para él. No me importó, por un lado la cosa tenía un poco de morbo, y también me apetecía mostrar mi cuerpo que se iba modelando poco a poco en un gimnasio. Me quede desnudo sorprendiéndose de lo bien formado que tenía el torso y los brazos y que ya estaba empalmado.

Vaya tranca, me dijo. Seguro que tienes sitio seguro todos los días donde guardarla.

Más quisiera yo, le conteste. Matándome a pajas estoy. Tú sí que tienes suerte con la tía que tienes, un cuerpazo, tetas como las que a mí me gustan, guapa, inteligente… lo tiene todo.

No te creas que todo el monte es orégano. Desde hace tiempo nuestra relación no marcha muy bien, creo que me pone los cuernos, y lo que es peor, es con su jefa. Puse cara de asombro y no hice comentario alguno. Vayamos a lo nuestro, me propuso.

Me coloque como él me dijo y empezó a hacerme fotos, cambiaba de postura a sus indicaciones.

En un momento dado Ismael me sugirió una postura ayudándome a colocarme como él quería, fijándome que tenía su paquete bien abultado.

Se dio cuenta y levante rápidamente la mirada. Tomo con su mano derecha mi barbilla acercando mi boca a su boca, su mano empezó a acariciarme el sexo chocando nuestras bocas en un apasionado beso.

Espera un momento, le dije. No sé si es correcto lo que hacemos, me da miedo, nunca he estado con un hombre.

No te preocupes, a mí me pasó lo mismo la primera vez.

Dicho esto se agacho y se introdujo mi enhiesto falo en su boca empezando a chuparla suavemente. Así no, le dije. Túmbate sobre la alfombra y colocándome encima de él nos montamos un 69. Se me iba la cabeza, estaba en una nube, no era consciente de lo que estaba haciendo no pude contenerme de la excitación que tenía y me corrí muy rápido sin tiempo de apartar mi pene de su boca, tragándose un poco de mi esperma.

No deje que se levantara, seguí lamiendo su gozoso pene, mientras que con el dedo índice empecé a acariciarle su esfínter penetrándole poco a poco proporcionándole mucho placer, le pellizcaba sus huevos mientras que no dejaba de succionar su gozoso falo, no era muy largo pero sí bastante grueso logrando que alcanzara su primer orgasmo que pillándome de improvisto porque el muy guarro no me aviso que se corría trague más de un chorro, cayéndome por la comisura de los labios el resto de tan preciado manjar.

Mientras que iba contando esto ella se empezó a masturbarse lentamente introduciéndose unos dedos en su ya húmedo coño.

– Acompáñame, me dijo. Yo estaba en una nube, nunca pensé que era tan gozoso mantener una relación con una persona de tu mismo sexo. Abrazados por la cintura me condujo a su dormitorio. Entramos en el baño y preparo el jacuzzi, ¡menuda pasada ¡Nos metimos en el mismo y empezamos a acariciarnos y besarnos, los dos teníamos bien preparados nuestros respectivos mástiles. ¿Quién iba a dar el paso definitivo? Se levantó y poniéndose en cuclillas sobre mi verga me pidió que le follara se la fue metiendo poco a poco en su lubricado culo, mi inexperiencia hizo que Ismael llevara el ritmo, se movía lentamente gimiendo de placer, ¡¡ sigue, sigue¡¡, así, así, métemela toda, así me gusta amor, ¡¡ cómo me gusta¡¡, me mordí los labios del placer que estaba disfrutando, pase mi mano sobre su cintura agarrando su polla comenzando a masturbarle subiendo y bajando lentamente, ¡¡ me corro, me corro¡¡ disparó varios chorros de semen, al momento también alcance un nuevo orgasmo, la saqué suavemente limpiándomela de la mezcla del líquido cremoso y de restos de excrementos anales.

Quiero que me folles, le supliqué, no era dueño de mí mismo, me puse a cuatro patas esperando la embestida, con la lengua empezó a lamerme el agujero con el fin de lubricarlo. La excitación y el deseo de ser penetrado hicieron que olvidase el dolor que iba a sufrir. Me la fue introduciendo poco a poco, me dolía, creía que me moría…Se movía violentamente, destrozándome el antiguo virgen agujero, sujetando mis nalgas me empitonaba, le rogué que se la sacase ya que me dolía tremendamente, no me hizo caso, continuando con su penetración. El dolor era inaguantable, me mordí el labio inferior para soportar mejor el dolor haciéndome un poco de sangre. Note que entró toda, apoyo su cuerpo sobre mi espalda mordiéndome el lóbulo de la oreja, tanto dolor me producía aún más placer notaba su aliento en mi oreja, sus gemidos se juntaban con los míos, siguió empitonándome hasta que alcanzó un violento orgasmo, sentí como su liquido caliente penetraba en mi ano…

Sandra no podía más, me estaba poniendo a mil se había desnudado según relataba el relato, el verla cómo se estaba masturbando, tenía dos dedos introducidos en su coño mientras que con la otra mano se pellizcaba sus rosados pezones… Me levanté y de un cajón saque un vibrador de plástico que tenía para uso en mis noches solitarias. De rodillas enfrente de ella colocó sus piernas sobre mis hombros facilitándome el poder lamer su coño. Con la punta de la lengua empecé a lamer su jugoso botón, lamí sus labios, introduciendo mi lengua en su húmeda vagina, se retorcía de placer. Metí un dedo para explorar su cueva, lo saque y con él lubrique su culo. Recogí el falo de plástico y se lo fui introduciendo lentamente en el culo, a la vez que la iba masturbando con tres dedos introducidos en su coño. Su cuerpo se convulsionaba, continuos espasmos tenía, se chupaba el dedo índice del placer que estaba teniendo. Tuvo un orgasmo, otro a continuación, lanzando gritos de placer. Repuesta del esfuerzo tomo el pene de plástico atándoselo a su cintura, con su lengua y los líquidos que de su coño habían emanado me lubricó mi agujero trasero. Obligándome a colocarme a cuatro patas, orden que no me desagradecía en absoluto, se montó encima de mí penetrándome. Mi culo ardía de placer, con una mano tomé mi picha que había dejado hace tiempo de estar morcillona y moviéndome a compás que me marcaba Sandra comencé a masturbarme. La excitación que me provocaba el sentir a Sandra follandome hizo que alcanzara un nuevo orgasmo, lanzando varios chorros de esperma sobre mi cuerpo. Tener el culo penetrado y masturbarte a la vez es algo que recomiendo, es algo inarranable.

Nos tumbamos sobre la cama exhaustos de tanto placer quedándonos dormidos. Nos despertamos un rato después, dándonos una ducha para relajarnos. La enjabone suavemente la espalda, masajeando todas las partes, cogiendo con fuerza sus glúteos dándole unos fueres manotazos que la dieron mucho placer sintiéndose en ese momento una esclava, con una venda la tape los ojos forzándola a que se agachara embistiéndola por todo el culo previamente lubricado. Moviéndonos rítmicamente Sandra se frotaba con fuerza su clítoris gritando de placer, yo mientras tanto empujaba y empujaba, se quitó la venda tomando ella ahora el mando. Colocándose en cuclillas se introdujo en su coño mi querido pene de plástico, obligándome a colocarme un condón en mi verga, empezó a hacerme un francés, mientras yo me introduje el dedo índice en mi culo excitándome aún más, se la saco de la boca y se la coloco entre sus dos peras que agarrándoselas empezó a frotarme con ellas el pijo alcanzando por fin un nuevo orgasmo, todo el semen se depositó en el condón, me lo quitó bebiéndose con ansia y poniendo cara de puta todo su contenido. Pero la muy zorra no se bebió todo, me agarro del pelo y tirando para sí me morreo violentamente tragándome parte de mi propio néctar. Estaba insaciable, ni en mis más guarras fantasías me imaginaba todo esto.

Nos secamos y nos fuimos al salón. Nos sentamos en el sofá completamente desnudos, tumbándose ella apoyando su cabeza sobre mi entrepierna. La contemplaba acariciándola el pelo, la tenía junto a mí, mi sueño se hizo realidad. Encendió un cigarrillo y empezó a hablar, la calentura que teníamos encima nos había impedido mantener una conversación, todo el tiempo lo dedicamos al sexo.

Se empezó a sincerar. No me pedía solo sexo sino también cariño y comprensión, el divorcio lo tenía muy presente. Le pedí tiempo, que nos fuéramos conociendo día a día, convivir no es lo mismo que conocerse una noche y despedirse el día siguiente. Me gustaba ella y por mí no habría ningún tipo de inconveniente, pero deberíamos darnos un margen de tiempo para conocernos mejor. Abrimos una botella de cava para brindar por una nueva vida, moje el índice en la copa y empecé a acariciar uno de sus pezones; me haces cosquillas pero me gusta, me dijo. Nos besamos nuevamente, estaba de nuevo empalmado, y ella con su coño mojado, su vulva a punto de caramelo.

¿Has hecho el amor con una mujer?, le pregunté. Se lo dije claramente, era mi mayor fantasía, y la mayoría de mis pajas se basaban en escenas viendo a mujeres besándose entre ellas, magreandose, comiéndose sus coños.

No, no lo he hecho, pero he tenido oportunidades. Tengo una amiga que sé que la gusto y me ha tirado los tejos indirectamente varias veces. Siempre la rechazaba, aunque bien es cierto que más de una noche me he despertado con las bragas mojadas pensando en ella. Si quieres y es tu deseo la invito una noche y nos montamos un trío, pero que sepas que tú eres solo para mí.

¡Que zorra eres ¡Lo estas deseando mucho más que yo.

Y tú eres un puto cabrón que me has hecho gozar como nadie lo ha hecho en mi vida. Pues sí, quiero que mi amiga me folle y que tú lo veas, quiero partirte el culo mientras que mi amiga goza de ti, quiero comértela mientras mi amiga me posee y fundir nuestras bocas repletas de tu leche, quiero sentirme guarra más de lo que soy.

Pero ante todo te quiero, como yo sé que tú me quieres

Yo también te quiero, por eso llama ya a tu amiga, la dije soltando una sonora carcajada.

Guarro ¡¡¡

Viciosa ¡¡¡…

Pero esta es otra historia que ya contaré en su momento.