Capítulo 2

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II

Resumiendo, después de una tarde de cogidas a la pareja sumisa, de una noche de descanso, un desayuno, ellos volvieron, lo que ya era una buena noticia de haberles gustado. Ellos so Ro (hombre bi, flaco, blanquito, de voz delicada, sumiso, ahora cornudito) y Ma (morena de piel clara, piernas gruesas, no muy alta, pechitos no tan pequeños , rellenita pero bien puesta, de culito de pera delicioso, y que me pareció mandona aprendiendo siendo sumisa).

Y vinieron por más.

Les avisé que tendrían otra experiencia inolvidable, se miraron entre intrigados y excitados.

Separé las ropas entre las que trajeron, dejando sólo las ropas seleccionadas. Después de ducharse, ya sequitos, Ro de tanga negra y camiseta blanca, Ma de bombachita y corpiños de cuero negro, el corpiño con agujeros dejando sus lindos mamilos apareciendo. Sus pechos son redondos y saltones, naranjas de un árbol prohibido, barriguita robusta , de pubis depilado con un triángulo practicamente como una flecha hacia la conchita. Sus piernas no muy largas, pero robustas, que dejan aún más su culo en destaque. Ro, flaco y alto, a veces con una mirada tranquila y otras sus ojos parecen saltar de la cara, pero en general cuando está a gusto siendo sumiso. Dueño de una pija lisa y fina, de piernas largas atrás de sus huevos largos y bien depilados.

Ahora estábamos en el cuarto, yo com mis clásicos pantalones jeans y nada más.

Lo dejé a Ro atado a la cama con un ball gag, su pija erecta ya apareciendo.

Arriba de la cama, de pie, su linda maridita sumisa Ma, mirándome y de manos atadas por arriba de la cabeza, atadas a su vez a un soporte en el techo. Sus pezones estaban lindos en ese corpiño negro, parecía que estaban llamándome.

Y yo, también parado encima de la cama, con el cornudito de ball gag abajo nuestro, escuchando su súplica muda hmmm hmmm a cada uno de nuestros movimentos. Mi primera diversión sería saber si a Ma le gustaba más recibir la palmatória en su culo, o queria que le castigase los pechos. Estaba con mi látigo de cuero y fui dándole a esas nalgas lindas, su cola y piernas se fueron quedando rojizas a cada chasquido y cada gemido de Ma.

Después enfrente de ella y de sus pechitos, le saqué el corpiño y los dejé bien a muestra. Chupé los pezones escuchando el cornudito gemer y ella deliciarse. Con sorpresa le di al látigo en las tetas, suave: aún así soltó un gritito, y le fui dando suave y rápido, más chasquido que golpei.

Y después más golpe que chasquido, con gritito de ella. Y le comenzó a gustar. Le puse una amarra en la boca, y solté la mano del látigo en las tetas. Ella soltó varios ahhhh a cada chasquido que me dejaron de mi pija durísima.

Le apreté los pezones mientras la besaba y mordía sus labios y ella mezclaba ayayay con que delíciaaaa.

La agarré por atrás mirando esa piel lisa de su espalda llamándome, pasaba mi pija por su concha calentita mientras agarraba sus pechos rojitos. Ella esperaba un golpe, pero sólo los agarré con firmeza para apoyarme mientras le paseaba mi pija por abajo. Sus pechos no cabían enteros en mi mano por poquito, así que los agarré con fuerza para que sienta mi cuerpo agarrándola fuerte por atrás. Besaba y mordía sus ombros. Me agaché, bajándole la bombacha de un tirón, y pasé a pasarle mi lengua en su concha mojada. Aprovechaba la lenguarada en la concha para disfrutar de sus labios, escucharla gemer y pasarle la lengua en el culito, y morderle las nalgas.

Me delicié con ese triangulito, jardín supremo del placer, chupándole todo, principalmente el coñito, hasta que la oí venirse y contorcerse con las manitos atadas. Levanté de nuevo para penetrarle la concha con gusto, escuchando su maridito que, cuando podíamos, cada uno de nosotros lo pisaba y maltrataba.

«Cuando quiera te voy a comer ese culito»-le dije en la oreja

«Gracias ahhhh gracias metela, metela entera en míiii» me decía, ya completamente poseída.

-Querés que te muerda o que te castigue las tetas, putita?

-Aaaa mis pechossss

Listo, descubierta la tara de la putita. Al cornudito abajo nuestro le debe haber gustado bastante la información.

Condón y gel en la pija embadurnada, abrí bien ese culito, y depués metí dos dedos con generosas camadas de gel.

Los dejé un tiempito, jugué con ese culito sabroso abriéndolo lindo, ella en silencio -ya era un culo acostumbrado.

Saqué los dedos y pasé mi vara en la puerta del culito rosado, y así fue entrando ante sus gemidos, agarrando sus pechos mientras la sacaba y la metía más hondo.

Sus gemidos se hicieron grititos cada vez que entraba más, mi pija yendo y viniendo, mi cuerpo golpeando en sus nalgas mientras le castigaba las tetas.

Pasó del gemido a los gritos mayores a cada golpeada mía en las nalgas antes los hmmm hmmm del cornudito atado abajo nuestro.

La solté y la puse de cuatro encima de él, comiendo el culo con fuerza, escuchando sus aaahhh aahhh cada vez que mis bolas golpeaban su concha cuando mi pija se enterraba entera en su ano já rojito y abierto.

Casi llegando al clímax, conseguí parar y dejar los dos cornuditos que se diviertan. Le ordené que le saque el calzoncillo y lo chupe, ella obediente se la mamó con gusto con ella de cuatro y yo metiendo un poco más en ese culo delicioso, a los sopapos en las nalgas y escuchando sus gritos de gozo.

Cuando salí, ella se sentó en la pija de su maridito y él la hizo correrse con ella casi sollozando y declarando qué delicioso estaba, así que me calentó de nuevo.

Así que con mi pija explotando se la pasé en la cara de los dos a veces él chupándomela, a veces ella hasta que sin aviso exploté en semen en la cara de los dos, soltando gemidos mientras me corría con fuerza en ellos.

Fue tan bueno que me había olvidado de desatar a Ro, así que lo desaté y los mandé chuparse y limpiarse mi leche esparcida en ellos, diablos, mucha leche en su cara, y la de ella también. Ella no parecía que le hayan inundado así de leche la cara y estaba entre extasiada y avergonzada de lamierla de su amorcito y él de ella. A él ya lo había inundado de leche así que en ese punto él era el más experimentado. Jadeaban y se limpiaban extasiados.

Después de limpiarse y de una ducha, les ofrecí un café con panes que nos restauraron las fuerzas, y se fueron contentos prometiendo llamarme en breve.

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