En ocasiones, me premia cogiendo parte de su comida y ofreciéndomela. La coge con su mano y me la da a la boca. Yo, arrodillado, aprovecho para chupar los dedos de la mano de mi Ama. No sé cómo agradecerle todo el tiempo en el que me siento feliz y contento.
El otro estaba mirando todo esto, y estuvo a punto de correrse también, entonces me dijo, quiero que me hagas llegar a mi, y sin esperar nada, me metió su palanca a la boca, que ya estaba bien parada de todo lo que veía y de comerse mis senos.
Acomodada sobre el cuerpo del hombre que yace acostado en la mesa ratona, Mariel puede galopar a gusto, doblando y enderezando sus piernas. Cuando sube, la pija queda a punto de salirse; cuando baja, cae pesadamente hasta hacerla desaparecer, sirviendo de tope los testículos.
Mire a mi novio, y se reía, me intente ir, pero no me dejo, oí al profesor saludándome, y me pidió que no me fuese, al momento le vi levantar ala mujer, era una chica joven de unos 25 o 30 años, iba vestida como yo mas o menos, y se giro siguiendo las ordenes del profesor, tomo la postura que yo había adoptado para recibir los azotes
Cuando siento de nuevo la mitad del glande adentro pego, de golpe, un empujón hacia atrás y un dolor desgarrador me deja inmóvil. Tardo unos segundos en recuperarme del dolor y de mil luces de colores que inundaron mi cerebro fugazmente. Siento que la cabeza esta toda adentro. No se si palpitan mis músculos del ano o la verga que acaba de llevarse mi última virginidad... pero siento como algo pulsa dentro mío.
Le puse un seis sobre diez. Sé que pueden pensar que podría haberle puesto más nota. Pero no se la merecía. Después del verano Ester organizó un fuerte revuelo al denunciarme. Sus padres presentaron una querella contra mi y la Universidad. El Rectorado consiguió acallarlo todo y que desestimaran la querella.
Me puso boca arriba y comenzó a masajearme mis pechos, primero lo hizo suavemente, pero poco a poco se torno brusco y me los apretaba violentamente, me abrió la blusa y comenzó a chuparme los pezones fuertemente; el terror estaba cambiando a placer, nadie me había tocado de esa manera, y el saber que me encontraba a su merced lo hacia mas excitante.
La acaricié y ella se estremeció y acercando mi pene a su entrepierna comencé a juguetear pasándoselo por sus ingles y la cara interna de sus muslos fuertemente amarrados al poste.
Me corrí como no lo he hecho nunca, fueron muchos borbotones de semen, el primero debió de tragárselo casi por completo, pues estaba muy dentro de su boca cuando exploté, después su boca se llenó con el siguiente y comenzó a salir por entre sus labios, le bajaba por la cara hasta la barbilla, las ultimas fueron a parar directamente a su cara, le llene todo el pelo de lefa, hasta en la nariz chata tenia mi leche, ella sonreía con los ojos cerrados y la boca bien abierta, como si quisiese tragárselo todo.
Alicia se paso chillando y rogando durante todo el tiempo que la aguja fue clavándose en su cuerpo. Fueron casi tres centímetros de aguja los que fueron enterrados en su pecho.
Una pequeña lección práctica de placer. Era fácil que me pusiera en erección recordando la imagen de esa cría completamente desnuda, bañada en sollozos, tragando mi semen.
Era increíble, con su saliva cubrió mi polla y lamía concentrada con la lengua en el capullo. Sin duda, lo hacía de forma automática, bien instruida por algún jovencito.
Todos sabrán a que te dedicas, si no lo han descubierto aún. Juan se corrió en mi boca al mismo tiempo que Alberto empezaba a penetrar mi culo totalmente enrojecido por los azotes.
Su clítoris siguió frotándose, frotándose, hasta que ardió, hasta que no pudo más, y de ella manó un chorro de líquido, esta vez espeso y blanquecino, manchando todo su trasero, las piernas y la mano azotadora de su amo.
Los orgasmos se encadenaban unos con otros y ya no veía nada de lo que me rodeaba. Mis espasmos provocaron la corrida de Pedro que esta vez se derramo sobre mis nalgas y mi espalda mientras Juan regaba con su semen toda mi cara.
Me envestía salvajemente golpeando con sus manos mis nalgas hasta dejarlas totalmente enrojecidas y acababa corriéndose sobre ellas y extendiendo con sus manos su semen por todo el culo.
Alberto me levanto y cogiéndome entre sus brazos se tumbo sobre la mesa. De modo que quede ensartada por su sexo encima de él. Sus manos apretaban mis pechos, pellizcándome los pezones.
Básicamente la conocías, pero aquí tienes todos los detalles. Para todos, algunas cosas puede que sean distintas a como os conté, pero tener en cuenta que vosotros mismos me guiabais y muchas veces no me quedaba mas opción que decir lo que queríais oír.
Me llevó a comer a un restaurante próximo y luego fuimos a la piscina de su casa , era un día de sol y nos apetecía ir ligeros de ropa, me puse un bikini de dos piezas de su hija un par de tallas menor que la mía, parecía una puta de esas de barra y la verdad es que al verme se quedó bastante complacido
Arqueó ligeramente su cuerpo, y clavó su miembro en la vagina de Lucía, quien en ese momento dejó de mirarme, cerró los ojos y pasando ambos brazos detrás de la cabeza del rubio, enroscó ambas piernas en la cadera masculina y se entregó por completo a la verga que entraba y salía, haciéndola gemir de placer.
Yo no razonaba, movía mi miembro sin ninguna compasión entre su ano, al tiempo que mi dedo anular empezó a acariciar su clítoris, primero circular y despacio y después directo y fuertemente, lo que la hizo dejar de quejarse y empezar a respirar verdaderamente agitada y excitada.
Después de un lapso que me pareció eterno, y celestial, sentí que su pene crecía aún más dentro de mi boca, se endurecía, sentía que me ahogaba, y su mano firme sostenía mi cabeza pegada a su entrepierna.
Me dijo que ponga mis piernas sobre sus hombros y así lo hice, agarro su pene y de un golpe me penetro, fue un dolor que no pude retener y grite muy fuerte, él me tapó la boca y me dijo que era normal pero luego mi vagina comenzó a sangrar y también me dijo que era normal para la primera vez, el seguía con su mano tapando me la boca porque me seguía doliendo cuando sacaba y metía todo su pene, pero este dolor se convirtió en placer después de un rato.
Estaba pensado en él porque su señor deseaba castigar sus partes traseras, y no otra cosa más placentera, cuando de repente al aire silbó, un segundo después la marca de la vara en su culo, anticipada por el grito de dolor.
Deberás esforzarte mucho para cumplir con todas tus obligaciones a cuatro patas como un perrito, pero pronto te acostumbrarás a desplazarte más rápido gateando y se te olvidará andar.
Con total tranquilidad y absoluta privacidad, mi Ama pudo pasar el fin de semana dedicada a lo que le gusta y este esclavo pudo sentirse más realizado y cerca de su verdadera vocación de mamón-cachifa para satisfacerla en todos sus caprichos.
Cada vez que necesité llamarlo, utilicé una fina campanilla traída de Japón, o cual me evitaba tener que gritar y así lo acostumbraba a estar pendiente de los caprichos de su Ama como mi chupón.