Capítulo 2

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Mónica Gallardo

La teniente Mónica Gallardo, de la brigada de protección a la mujer de la ciudad de Veracruz, una brigada tan solitaria y desprovista de recursos, que a veces ni de vehículos eran dotados…

Se debatía entre asistir a la cita con el enigmático desconocido don Claudio del Bosco, un empresario español sin antecedentes, sin historial y lo peor de todo, sin el menor rastro en la red…

O buscar por otra vía, que no pareciese tan muerta como esta…

El caso de las cinco chicas aparecidas en diferentes barrios de la ciudad de Veracruz degolladas y marcadas como si fueran ganado, le quitaba sobremanera el sueño…

Todo el departamento de policía estaba completamente a oscuras. Además, a ello se unía el hecho de que las víctimas eran mujeres… Y de alguna manera, aquello no era un asunto tan importante para su estrecho y machista punto de vista… Sin pistas, sin pesquisas, sin un solo cabo al que agarrarse…

Y sin embargo, ampliando el abanico e intentando ser más imaginativo, ella dio con esa posible vía…

Ella, una policía de raza, con un genio que la hacía completamente indomable, que le había conferido el sobrenombre de

“la pantera Azteca” por su belleza y su mala hostia.

En su lema estaba el no dejar nunca una vía sin explorar, y eso la hizo entrar por la puerta de aquel restaurante.

Al entrar al fondo, una mano se levantó saludándola animadamente.

Ella debía adoptar un rol que había pactado con don Claudio del Bosco en una página por Internet dedicada exclusivamente para este tipo de prácticas.

-¿El señor del Bosco?-

-¡El mismo!… Imagino que tú serás Mónica… ¡Es un placer!…

Y cuéntame… ¿Qué te ha traído a contactar conmigo?-

Preguntaba de manera curiosa, ese hombre más cercano a los 50, que los 40, bastante cuidado, con su media melena canosa y su vestimenta, elegante e informal. Se veía un señor que se cuidaba bastante. Solo faltaba ver si intelectualmente era un ser cultivado.

Y eso lo descubriría en unos instantes.

-Pues verá, señor del Bosco… Siempre me ha llamado la atención este tipo de práctica de sometimiento y control mental…

Me gustaría saber qué se siente estando completamente en manos de un

“Amo dominante”… –

-Ante todo, mi querida flor… Quisiera que entendieras una cosa…

El arte de la dominación y sumisión es un arte ancestral…

Desde el albor de los tiempos, esa variante sexual ha existido, lógicamente con otras connotaciones y perspectivas bastante distintas…

En la actualidad, ha variado con un solo objetivo que bien llevado y bien realizado, puede llegar a ser una auténtica delicia por ambas partes…-

-Suena interesante, señor del Bosco… Me gustaría intentarlo…

¿Esto cómo va?… ¿Usted es Mi Amo directamente y me ordena cosas?…

¿O simplemente vamos a la habitación de un Hotel, y usted hace de mí lo que quiere?…

¿Existe dolor? … ¿El maltrato está dentro de este rol?…-

-Uy uy uy… Creo que te cuestionas demasiadas cosas Mónica…

Mi querida flor azteca…-

En ese instante le interrumpió

-¿Por qué eso de flor azteca?-

-Es muy simple, pero ante todo espero que no te ofendas… Si es así, dímelo y no volveré a llamarte de esa manera…

Yo soy un empresario de importación y exportación, por lo tanto, he de viajar mucho…

He conocido al menos 30 países y en cada uno de ellos, he podido comprobar que la idiosincrasia y la cultura confieren un estilo estético sobre cada persona…

Por ejemplo, las europeas del norte tienen una estética facial muy marcada, las hispanas tienen otra distinta y en tu caso, la mezcolanza que surgió entre hispanos y la cultura reinante que era la Azteca, con predominio de ojos rasgados… Pómulos poderosos y pronunciados y genética fuerte y fibrada, han evolucionado hasta llegar a esta genética fantástica que posees tú ahora mismo…-

Debía reconocer que don Claudio Bosco poseía una elocuencia natural, y eso unido a la forma tan dulce en la que hablaba, pausada, meditada, cuidada… Generalmente lo hacían una persona bastante atractiva.

-Bueno pues, como te iba diciendo, el arte de la dominación, tiene mucha leyenda negra…

Posiblemente, en esta misma página en la que contactamos podrías encontrar a más de un imbécil con ínfulas de macho dominante, que no tiene ni la más remota idea de lo que es realmente esta variante sexual.

En mi caso, concretamente te puedo decir que yo siempre me rijo por 10 reglas máximas… son reglas que marcan las pautas para que la relación sea fluida, consentida, bidireccional y placentera para ambos lados…

Pero ya te digo una cosa, si quieres que mantengamos este tipo de relación debes estar muy segura de que lo quieres.-

Había algo extraño en él, algo muy cautivador…

Una voz interna que le gritaba que ese señor no podía ser “aquella vía” que estaba buscando sin ningún tipo de éxito… Que el caso de las cinco chicas degolladas, no tendría relación con don Claudio del Bosco.

Pero aun así, algo en su interior le pedía jugar… Su olor, su mirada, esa seguridad en sí mismo… Algo que le decía que, si entraba en ese juego con él, no se arrepentiría…

-Acepto, señor del Bosco…-

-Recuerda querida, si vas a traspasar esta puerta roja, habrás de conocer 10 reglas máximas…

Pero la primera y la más importante de todas es la siguiente…

El sometimiento y la dominación siempre han de ser total y completamente consentidas por ambas partes …

Has de entender mi querida, que esta práctica sexual, solo busca el placer bidireccional…

O sea, si uno de los dos no disfruta con dicha práctica … En si ya no tiene sentido… Y pasa de ser dominación a maltrato.-

Esas palabras, la forma de decirlas, su lenguaje corporal, la calmaban e infundían una seguridad que debía reconocer que jamás había tenido con ninguno de sus amantes…

Y por desgracia, hasta ese momento solo había topado con imbéciles con ínfulas de grandes amantes…

Realmente le estaba apeteciendo conocer a este señor…

Y estaba decidida a jugar a este juego…

¿Qué decidida…? ¡Le apetecía mucho!…

-Señor Bosco…

Hasta ahora, todas las relaciones que he tenido, han sido unidireccionales, en las que solamente existía placer por parte de una sola persona y la otra simplemente era un sucio objeto para ser utilizado…-

La verdad es que jamás le gustaba hablar de sí misma y menos de sus miserias…

Pero ciertamente, don Claudio del Bosco, era una persona que te miraba mientras te cogía de la mano e inspiraba que pudieses abrirte a él, sin cortapisas.

De repente, mirándola fijamente a los ojos, se levantó, cogió su mano y la levantó, acercándose a escasos centímetros de su cara, invadiendo sin permiso, su espacio personal, cosa que en cualquier situación y con cualquier gandul de aquel pueblo, habría sido un motivo de ostión y patada en los cojones.

Pero él era distinto. Él tomaba lo que quería solo si sentía que existía un consentimiento mutuo.

Y se dejó llevar, su abrazo firme pero dulce, su aroma, y sobre todo su forma de mirarla, de rodearla con sus brazos, la regocijaban…

Tenía clarísimo que era el hombre idóneo con el que le apetecería romper esta astenia sexual de varios meses…

Mientras le hablaba, sentía como la energía y la electricidad de sus cuerpos se fundían y un calor, un fuego fatuo, invadía su ser. Queriendo cerrar los ojos y esperando el acercamiento de sus labios gruesos y marcados…

En vez de eso, sintió como su boca, a milímetros de sus labios, le hablaba.

-De acuerdo, Mónica… Aquí comienza mi primera orden y tu primera misión…

Quiero que vayas inmediatamente al aseo, una vez dentro, quiero que te fotografíes tu zona pudenda, te quites las braguitas, y cuando vuelvas a sentarte a la mesa, las metas dentro de mi copa de vino. –

Debía reconocer que la primera vez que escuchó sus palabras, le causaron una extraña sensación, pero el tono que utilizaba imperante y a la vez dulce causaban en ella, sensaciones contradictorias…

Finalmente, decidió jugar a ese juego, de modo que, de manera dubitativa, se levantó dirigiéndose al aseo con la intención de complacerle.

No podía evitar sentirse halagada, y como un mecanismo ancestral e intrínseco en el ser femenino, se alejó de la mesa contoneando sus caderas para llamar su atención. Una vez dentro de aseo, el resorte racional volvió a tomar el control y se sentó a pensar un instante.

-Vamos Mónica… ¿Qué coño haces?…

Recuerda cuál es el objetivo, estás buscando pistas… Estás indagando acerca de un individuo del que no tienes ningún tipo de datos y puede ser un asesino en serie…

Y sobre todo las marcas de esas chicas…

Ya sabes cuál es el “procedimiento alfa… Solo déjale hablar…

La información caerá por su propio peso…-

En ese instante, Mónica se calmó y comenzó a subirse su falda vaquera negra que le llegaba a la mitad de sus preciosos y torneados muslos…

Una vez despojada la barrera de la falda, se miró al espejo y se dio cuenta que le gustaba lo que veía… Se sentía bien, se sentía admirada y deseada…

Y en ese estado de positiva euforia, se despojó de esas braguitas de gasa negra y transparente, de fino hilo que había adquirido en unos grandes almacenes, especialmente para la ocasión. Una vez despojado de ellas, volvió a recolocarse la incómoda falda, se miró al espejo y volvió a salir…

Continuaba contoneando su cintura, con la intención de captar la atención del atractivo cincuentón… Pero cuanto más se acercaba a la mesa, más se percataba de que su intento de captar su atención, no estaba dando sus frutos y si, la del joven y atractivo camarero que, minutos antes les había servido esa copa de ribera del Duero… Aquel hombre miraba en dirección contraria con un aire distraído y ausente, como restando importancia a la carga sensual, que ella intentaba imprimir a la situación.

Allí comprendió que, aquel hombre era un espécimen completamente diferente. De manera que completamente desilusionada y sin ningún tipo de arma sensual con la que controlar la situación, hubo de abandonarse a las exigencias de don Claudio del Bosco.

Se sentó frente a él y buscó captar su atención,

-Señor del Bosco…-

Finalmente, el atractivo cincuentón, salió de su ensimismamiento y giró la cabeza hacia ella.

-Perdona, Mónica… Dime-

-Señor del Bosco… Aquí le traigo lo que me pidió-

Pero al girar la cabeza, descubrió una persona completamente diferente, una mirada dura e inquisitoria, escudriñando en el interior de la mirada de Mónica, cualquier gesto de la joven, como analizándola, examinándola…

-¿Y bien?…-

-Lo tengo aquí…-

-“Aquí” me parece muy bien que esté…

Pero quiero que entiendas que eso no es lo que yo te he ordenado… A ver, intenta repetir cuáles han sido mis órdenes…-

Era muy extraño. Porque, aunque su forma de tratarla y hablarle, eran duras y firmes, en ningún momento se sentía violentada…

-Usted me dijo que fuese al aseo, me fotografiase mis partes íntimas y luego le trajese mis braguitas…-

-¡Nnnno!…-

Mónica, abrió de par en par los ojos. Por fin, sintió que la barrera que ella mantenía con el género masculino acababa de romperse, y esa forma de tratar al hombre que ella tenía de forma despectiva, como si fuesen seres primates inferiores y desmerecedores por completo de su respeto, cayó al suelo como una pesada losa…

-Perdón, señor del Bosco, ¿E… En que me he equivocado?-

-Te dije que cuando llegases, cogieses tus

braguitas, y las introdujeses en mi copa de

vino…

Quiero que entiendas mi pequeña flor, qué en el arte de la sumisión, Está intrínsecamente supeditado el sometimiento por parte de la otra persona…

Cualquier fallo, error u omisión, debe ser convenientemente castigado…-

Cogió su mano dulcemente…

Una expresión de miedo inundó su pequeño e indeciso rostro, como si relacionase la palabra castigo con dolor o algún tipo de padecimiento corporal…

-Dame tus braguitas-

Mónica, la sacó del bolsillo y temerosa se las entregó. En ese instante, Claudio del Bosco, la miro fija e intensamente, e introdujo esas preciosas y finas braguitas dentro de la copa del Ribera del Duero del 59.

-Gracias… Quiero que entiendas preciosa, que el hecho de que hubieses metido tus braguitas dentro de mi copa de vino, encerraba un acto simbólico…

Un símbolo de acuerdo tácito entre ambas partes…

Y tú al olvidarlo, aún no has cumplido ese acuerdo tácito…

Por tanto, ahora has de coger esa copa y bebértela…-

Mónica obedeció la orden sin rechistar, se acercó esa copa de vino caro, con su prenda alojada y empapada en el interior, mientras ingería el vino, una extraña sensación recorría su estómago, era excitante y nueva para ella…

Entonces, vio como su anfitrión, sacaba la prenda del interior de la copa, la estrujaba y volvía a inquirirle

-Apura la copa-

Y de nuevo le obedeció…

-Ahora coge mi copa y bébetela también de un tirón…-

-Si-

-Si, “Amo”…-

Esas breves palabras, causaron en ella, un choque cultural y emocional, que finalmente terminaron por derribar todas sus barreras emocionales…

-Quiero que te dirijas nuevamente a al aseo y me esperes allí completamente desnuda… En unos minutos, tocaré la puerta y tú te pondrás contra el lavabo con las piernas abiertas y la cabeza dentro de él… Quiero que cierres los ojos y solo los abras cuando yo te lo ordene…

Ah y no quiero oírte decir ni una sola palabra, a no ser que yo te pregunte. Mueve la cabeza afirmativamente si lo has entendido-

La teniente Mónica Gallardo, asintió de manera sumisa y se dirigió hacia el aseo nuevamente. Se sentía completamente desnuda ante esa nueva sensación de ser un objeto dominado por un ente superior.

Mientras cruzaba nuevamente el pasillo del bar hasta llegar al aseo, la mirada del atractivo camarero escudriñó, desnudándola nuevamente con la mirada…

La joven comenzó a sentir una humedad extraña y excitante que nunca había sentido…

El hecho de sentirse dominada por alguien, y al mismo tiempo, sentirse atraída por otra persona, la estaba desalmando.

Una vez dentro del aseo, se desnudó rápidamente y colocó sus prendas encima del lavabo, tal como don Claudio le ordenó, apoyó su cabeza dentro del interior de lavabo y separó sus largas finas y fuertes piernas realzadas por esos taconazos que se había calzado para la ocasión. Pasaron un par de minutos y el nivel de expectación la estaba derritiendo por completo. Cuanto más tiempo pasaba más excitada se sentía…

De repente, una extraña sensación recorrió su parte íntima y empezó a notar como un exceso de humedad recorría sus muslos interiores…

De repente sonó la puerta, pero ella ya estaba preparada.

Con los ojos cerrados, comenzó a sentir como unas manos suaves y fuertes comenzaban a recorrer su espalda, acariciándola suavemente, recorriendo todo el contorno de su espalda hasta llegar cerca de su trasero, las caricias continuaron hasta llegar a la parte delantera y subir hasta llegar a sus senos…

A continuación, esos hábiles dedos comenzaron a juguetear con sus endurecidos pezones, acariciándolos en círculos, y de vez en cuando, soltándole pequeños pellizcos que provocaban en ella, pequeñas descargas eléctricas y placenteras…

Esas manos hábiles continuaron, recorriendo su cuerpo de manera magistral hasta llegar a esos glúteos que sentía completamente calientes.

El momento culminante llegó cuando una de esas manos acarició su parte más íntima, que ya de por si se sentía tan húmeda que pensaba que iba a orinarse en cualquier momento…

En el instante en el que comenzó a juguetear con su clítoris, soltó unos leves gemidos que la transportaron al séptimo cielo…

A continuación, introdujo despacio y suavemente, uno de sus dedos en su cavidad vaginal, acariciando levemente sus paredes internas… Era como si conociese lo más profundo de su psique y supiese de qué manera y en qué forma tenía que acariciar en cada instante…

Como si se hubiese adueñado de su mente y sus sensaciones.

Tras juguetear unos instantes con su dedo en su interior, mientras la mano izquierda seguía jugueteando con sus dos pezones, introdujo un segundo dedo dentro de su encharcado chocho…

Con el segundo dedo, ya empezó a ejercer algo más de presión en el contorno interno de su vagina, de esa manera, Mónica empezaba a sentir como la presión ensanchaba un poquito más su abertura vaginal, y esa presión comenzó a transformarse en gemidos, cada vez más seguidos…

A continuación, don Claudio apartó el pelo de su cuello y empezó a darle pequeños besos acompañados de leves chupetones…

Esa última acción la hizo transportarse al cielo y comenzar a volverla loca, es como si él la conociera de toda la vida y supiese que su punto débil era su cuello…

Tras unos instantes, manejándola hábilmente con sus manos y sus labios, desabrochó los botones de su pantalón y ella notó como un enorme miembro, comenzaba a hurgar por su cavidad vaginal. Ella, de alguna manera sabía que él no sería el típico bruto que le introduciría su miembro a lo bestia y rápido…

Y efectivamente fue lo contrario, comenzó a juguetear y acariciar con su glande, todo su hueco, húmedo y chorreante, jugueteando con sus labios inferiores, acariciando y dando golpecitos por delante en su clítoris…

Finalmente, con la punta de su endurecido pene en la puerta de la entrada del cielo, lo introdujo lenta y suavemente…

Mónica comenzó a sentir un calor intenso en sus mejillas y en sus sienes, que eran clara muestra de que estaba empezando a subirle un fuego interno que, si continuaba jugueteando de esa manera con su pene, se traduciría en un orgasmo bestial.

Pero el macho dominante que tenía detrás, estaba muy por encima de todo e iba a lo suyo, que era proporcionarle placer a ella. Mónica comenzó a escuchar como unos pasos, se acercaban a lo lejos y fue el instante en que don Claudio del Bosco empezó un frenético y poderoso mete saca que la hizo perder todos los estribos, y justo en el instante en el que ella sintió una eclosión de sensaciones que la dejaron completamente a merced del hombre que la tenía sujeta por las caderas, sonó la puerta y a continuación la escucho abrirse…

En ese mismo instante, la expresión de la teniente Mónica Gallardo era de una mezcla increíble de pasión y horror…

Pero don Claudio, no paraba de imprimir fuerza y velocidad a esa follada, incluso sabiendo que estaba aún con los estertores del increíble orgasmo que estaba sintiendo.

En ese instante, don Claudio le habló

-¿Te gusta el camarero, Mónica?-

Y completamente sumergida en sus sensaciones, se abandonó a sus más íntimos pensamientos

-S…Siiii… Ahhh…-

Contestaba mientras gemía de placer.

-¿Te gustaría que este hombre entrara en el juego?-

-Sí amo… Me encantaría-

El camarero vio vía libre para entrar en el juego, y con una expresión de triunfo, se acercó a ella.

Mónica, agarró su endurecido pene y comenzó a masturbarlo, mientras lo miraba como hipnotizada.

No sabía lo que ocurría a sus espaldas, porque don Claudio se afanaba en continuar taladrándola, prolongando los últimos estertores de ese mega orgasmo que aún estaba sintiendo…

Pero el camarero, en vez de dejarla recrearse en sus sensaciones, la agarró del cabello y tiró fuertemente hacia él para que lamiera su pene.

Eso la desestabilizó haciéndola caer al suelo. No teniendo suficiente, continuó tirando de su melena hasta que su carita terminó frente a su polla.

-¡Chúpala zorra!-

Ya desde su posición, comenzó a temer por su integridad, puesto que ante ella tenía a dos hombres y cada uno con una forma de amar muy distinta, por tanto, temía que el camarero fuese a tomar la iniciativa y terminase recibiendo una paliza.

-¿Ves?… A esto me refiero con la primera regla, este juego ha de ser consentido, y no todos valen para ello, por muy guapos que sean…-

Y desde el suelo con una expresión de terror, la teniente Mónica Gallardo, ahora una muñequita sometida y completamente entregada a dos hombres ante ella. Asistió como don Claudio del Bosco agarraba al camarero de la pechera y le endiñaba una ostia o mejor dicho un gancho de derechas, que lo dejó totalmente inconsciente y tirado en un rincón de aseo.

Don Claudio se agachó y gentilmente, levantó a Mónica, la incorporó y le dio un abrazo…

-Vamos Mónica vístete, tenemos que salir de aquí, porque cuando el imbécil este despierte va a haber juerga flamenca-

Y los dos salieron precipitadamente del bar…

Pero a la salida, ella se había dado cuenta de que el hombre con el que huía era un ser completamente diferente al resto de hombres que había conocido…

No conocía nada de su pasado, y apenas sabía nada de su presente, pero tenía clara una cosa, ese hombre con el que ella huía, no podía ser en absoluto el asesino en serie que ella estaba buscando.

-Don Claudio, mi apartamento está a dos cuadras de aquí… Si quiere, podemos subir y tomar una copa-

A don Claudio del Bosco ese ofrecimiento le sonó a música celestial…

Era extraño porque, a decir verdad, hacía años que Mónica Gallardo no invitaba a un hombre a su propio apartamento, y precisamente en ese instante un completo desconocido al que había conocido ese mismo día y en una red de contactos, acababa de ser invitado por ella a continuar la velada en su templo más privado, en lugar al que el guerrero regresa tras la batalla…

El rincón, donde ella desconectaba de todo lo mundano y la maldad del día a día …

Entendía que ese gesto, ese acto entrañaba muchas cosas, pero se lanzó sin pensarlo, y los dos entraron en su apartamento.

Era pequeño, coqueto, las paredes estaban pintadas de un color azul celeste, que transmitía calma, paz y positividad, los muebles, aunque minimalistas y escasos estaban bien colocados y bien proporcionados cada cosa en su lugar, como queriendo encontrar un orden y darle sentido a cada rincón del hogar…

Los dos entraron al interior del salón, don Claudio, respetuosamente permaneció de pie hasta que Mónica le dijo que tomase asiento.

-Don Claudio, ante todo, me gustaría decirle que hace años que no entra un hombre a mi casa… Disculpe si no está todo en orden-

-Mónica, tu piso es muy bonito y acogedor…

Se nota que tienes buen gusto, pero sobre todo buscas transmitirte a ti misma calma y tranquilidad. Aún no te he preguntado qué tipo de trabajo desarrollas, y si no me has hablado hasta ahora de él, imagino que querrás mantener alejada de esta relación, algunas partes de tu vida…-

-Tiene razón… Mi vida laboral es demasiado tediosa y dura como para compartirla o mezclarla con este tipo de relación…-

El término relación causó una media sonrisa en don Claudio.

Ella se dio cuenta y se ruborizó.

-Por favor, no me malinterprete…-

Don Claudio sonrío

-No te apenes Mónica, entiendo lo que has querido decir… En mi día a día, a veces me gusta escapar de mi monotonía…

Por eso recurro a veces a este alter ego al que recurro solamente en ocasiones muy contadas…

Tengo que decirte que en mi día a día recibo muchas propuestas de personas interesadas en este tipo de “relación”… Pero cuando las analizas por la red o mantienes una conversación, te das cuenta que van cayendo por su propio peso y al final te quedas con dos o tres a lo sumo…

Dos o tres que realmente están en sintonía conmigo y con mis gustos…-

-¿Conoce usted a muchos amos dominantes?-

-Pues sí… En este mundillo más o menos terminas conociendo a los de siempre…

Pero tienes que saber que hay de todo.

Pero sobre todo, y lo que más impera son maltratadores, acosadores, y sobre todo psicópatas… A ese tipo de personas los vas conociendo en conversaciones… No sé cómo fluirá lo nuestro, pero ya te digo Mónica que ante todo siempre tienes que tener en cuenta la regla número uno y en el momento en el que uno de los dos no disfrute o sufra dolor debe cortar esa situación.-

-Don Claudio… ¿En esta ciudad conoce usted a algún tipo con el perfil que me ha dado?-

-Esta conversación está empezando a divagar por derroteros extraños…

No entiendo por qué me estás preguntando por eso concretamente.

Después de lo que hemos hablado me ha parecido entender que tú no ibas buscando ese tipo de relación…-

-No… Entiéndame, es por sacar algún tema de conversación, ya que el arte del sometimiento me interesa y me parece atractivo-

-Entiendo. Pues en ese caso te diré que en esta ciudad hay un par de elementos de mucho cuidado… He mantenido alguna conversación con estos tipejos, y sé que su día a día es hacer verdadero daño y tal como hablaba, no me extrañaría que hubiesen llegado más allá-

En ese instante, Mónica se alegró de haber intentado aprovechar la última vía que había encontrado, puesto que esta se estaba abriendo y empezaba a verse algo de luz. Su instinto le decía que tenía que indagar por ahí, pero la persona con la que estaba hablando era demasiado inteligente como para intentar irse por rodeos…

-Le contaré algo don Claudio…

Tengo una amiga del instituto llamada Sonia. Ella probó hace años el arte de la sumisión y la dominación y le gustó tanto que mantuvo una relación bastante larga con un amo. Pero con el paso del tiempo fue dándose cuenta de que ella necesitaba más, hasta el punto en que está ahora en el que siente que necesita probar algo más fuerte…-

-Mónica, si realmente aprecias a tu amiga, Consigue que no pruebe esa faceta… Créeme, conozco a ese tipo de gente, y sé que no va a terminar disfrutando con esa relación.-

-Por favor deme nombres… Yo me encargaré de convencerla para no utilizarlos, pero me gustaría saber algo más de ellos.-

En ese momento, Mónica pensó que se había pasado de la raya y había hablado más de lo que debía…

Por lo poco, que conocía a don Claudio del

Bosco, imaginó que ya la había calado. Y temió que esa vía, terminaría allí.

-Déjame que lo piense… ¿De acuerdo?…

A lo largo de la velada, te diré si te comparto esos nombres o no…-

Entendió que las siguientes horas serían decisivas… Don Claudio del Bosco tendría aprueba a esa mujer para saber si realmente era ella la que buscaba ese tipo de gente o como mínimo entender porque esa mujer buscaba a ese tipo de perfiles…

-¿Tienes algo de beber?-

-¡Por supuesto!… Puedo ofrecerle Bourbon, tequila, y una bebida que sé que le gusta y la he comprado a propósito para usted…-

Mónica se dirigió a la cocina que estaba al fondo del apartamento, y Claudio comenzó a inspeccionar en la casa meticulosamente, buscando, analizando, escudriñando cualquier cosa que le ayudase a entender más la psicología de esa mujer…

Avanzó por el salón hasta entrar en el pasillo, encontrando dos puertas, una izquierda y la otra a la derecha, la puerta izquierda, estaba entre abierta. Él se asomó y vió que era un dormitorio simple. Luego se dirigió para asomarse a la derecha y ese tuvo que abrirlo.

Con sumo cuidado, se adentró y vio un escritorio y en las paredes varios diplomas…

Un rictus de horror atravesó la espina dorsal de don Claudio del Bosco, cuando comenzó a ver diplomas y lo que ellos representaban…

(A la sargento doña Mónica Gallardo, por el desempeño de su actividad, el cuerpo de policía de la ciudad de Veracruz, otorga la insignia al valor por su acto heroico, en pos del salvamento de una mujer…)

El siguiente diploma rezaba…

(Promoción del 2015, del departamento de policía de Veracruz, Ascenso, teniente de doña Mónica Gallardo…)

Otro rezaba…

(Promoción de criminalística, y delitos cibernéticos de doña Mónica Gallardo)

El rictus de don Claudio, se estaba avinagrando por segundos …

Se acercó al escritorio y dio la vuelta a un Marco con una fotografía en la que podía verse a Mónica Gallardo, vestida con el uniforme de la policía de Veracruz…

Inmediatamente, y totalmente enfurecido, salió del despacho, justo en el momento en el que aparecía Mónica con una copa extra grande, con cuatro piezas de hielo bañadas en Sheridan, el licor favorito de don Claudio…

En el momento en el que ella lo vio salir airado de su estudio, entendió dos cosas la primera que había sido muy mala idea invitarlo a su apartamento… Y la segunda que acababa de perder cualquier vía y posibilidad de mantener algo con ese hombre…

Apresuradamente, dejó la copa en el recibidor y salió escaleras abajo tras él.

-Por favor don Claudio… Deme un momento para explicarme…-

Pero del Bosco bajaba con paso Serio y firme hacia la calle…

De repente, ella que bajaba más aprisa, le agarró del brazo.

-¡¿Me estabas investigando, verdad?!-

-¡No!…No… Antes de conocerle por la web “Sumisame” No sabía qué clase de persona era…

Es cierto que estoy en medio de una investigación, pero a lo largo de la velada lo he descartado por completo…-

-De qué va la investigación y por qué me estabas investigando-

-Yo se lo explico… Pero, por favor… No se marche.

Verá… En los últimos dos años, han aparecido cinco chicas degolladas en la ciudad…

Todas con los mismos síntomas y todas aparecieron con la misma marca…-

-¿Una marca?… ¿De qué tipo?-

-Es como una especie de marca masona… Algo así como un compás, Y un círculo con cinco puntas… Más o menos, como si fuese un collar de púas… Eso a mis compañeros de la comisaría, si les soy sincera, les dio exactamente igual, pero yo probé con esta vía porque investigando por Internet, había visto símbolos similares en webs de dominación, y por si conseguía hallar alguna información que me ayudase a dar con él o los culpables.-

Un rictus de seriedad, abordó la cara de del Bosco…

Un vago recuerdo, lo transportó a una época pretérita en el París de los años 80… Una nueva experiencia, un shock cultural, un asesinato, una huida y una nueva vida…

Terribles recuerdos, atormentaban la mente de don Claudio, que creía haber superado esa época…

-“La Deidad”-

Ella lo miró sorprendida…

Entendió que don Claudio del Bosco también habría de tener un pasado y no le gustaba en absoluto recordar a ese personaje.

-Escúchame, Mónica… Cuenta con mi ayuda. Te daré la información que necesites y te ayudaré en lo que te haga falta.

Pero “nuestro juego”, termina aquí … Y cuando tengas toda la información y te haya ayudado en todo lo que necesites… Te olvidarás de mí y no indagarás en mi pasado…

Puesto que, aunque me jures y perjures, no podré confiar en ti, y en si realmente te hubiese apetecido tener esta relación sexual conmigo…-

Esa acción dejó a Mónica Gallardo, más descolocada todavía. Puesto que en todo este tiempo que había pasado, jamás nadie la había rechazado. Sin llegar a ser Miss Veracruz, se consideraba un auténtico pibón de mujer, por no decir que en comisaría estaban todos locos por ella. y el hecho de que alguien la rechazase de esa manera, la había dejado descolocada por completo.

Eso, unido a que ese maduro cincuentón, estaba de muy buen ver, y para más inri, solo con unos minutos, la había llevado al séptimo cielo del morbo, la llevó a suplicar…

-¡No!… De verdad, tengo que reconocer que al principio iba con muchas dudas, pero cuando le he conocido y he visto sus verdaderas intenciones y su forma de tratarme me ha encandilado… Por favor… No me gustaría terminar esta relación así… Deme una última oportunidad…-

-Mira Mónica, ahora te estoy dando una oportunidad… Te ofrezco mi ayuda y mi colaboración en el caso, de manera desinteresada… Solamente como persona individual y sin ningún tipo de relación íntima…

Aquí empieza mi ayuda, cuando te dé toda la información que necesites… Termina todo entre nosotros…

Pero si quieres algo más, esta vez va a tener un precio más alto…

Si quieres esa oportunidad, las condiciones van a ser más duras, de modo que piénsalo bien…

El precio ahora por esta mentira va a ser más alto-

-No hay nada que pensar, don Claudio…

Estoy dispuesta a pagar el precio que haga falta… Pues creo que en el breve tiempo que le conozco, sé cómo es usted y que no hace daño a la mujer… Simplemente busca placer dando placer… De manera que me gustaría probar en la segunda opción… Jugaré a ese juego con usted…-

La mirada seria y penetrante de don Claudio del Bosco, se había clavado intensamente en los ojos color miel de la teniente Gallardo… intentando intimidarla… Intentando persuadirla para que no cruzase

“Esa puerta negra”…

Pero ella no rehuyó su mirada, levantó su preciosa y fina barbilla con su hoyuelo y con su expresión desafiante, aceptó el reto con su mirada.

-Quiero que subas inmediatamente a casa… quiero que te desnudes y te eches sobre la mesa del salón… Allí te prepararé para que seas mi esclava sumisa…

A partir de esta sesión de hoy, comenzará una nueva fase para ti y para mí… Y esto afectará diametralmente a nuestra relación, porque ya no será la misma… Aunque eso sí, en la calle, en el trabajo y en el día a día tú serás la teniente Mónica Gallardo y yo don Claudio del Bosco. El empresario-

Mónica se aferraría a esa pequeña oportunidad que don Claudio del Bosco le brindaba…

Rauda se apresuró a subir las escaleras, dejando la puerta de su apartamento entreabierta, se dirigió rápidamente a su dormitorio y se desprendió de toda su ropa, quedándose solo en tacones.

A continuación, se recostó boca abajo, sobre la mesa del salón, con su cabeza apoyada sobre la mesa de lado, sus brazos extendidos sobre la mesa y abriendo nuevamente sus piernas en forma de V invertida, y dejando totalmente expuesto su precioso y redondo trasero… pasaban los minutos y ella Embargada por la expectación, escuchó cómo se abría la puerta y a continuación se cerraba…

Don Claudio paso de largo, sin ni siquiera mirarla, con semblante serio, se dirigió hacia el aseo, y al volver, trajo consigo un pequeño recipiente con agua caliente, jabón, una cuchilla de afeitar y unas tijeras…

-A partir de ahora mi querida, vas a ser mi esclava sexual…

Vas a hacer todo lo que yo te exija… Vas a vestirte como yo te ordene y vas a hablar solo cuando yo te lo permita…

Esto que tengo ante mí, es la última prueba de la antigua Mónica Gallardo… Cuando termine contigo, nacerá la nueva “Mónica G”

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