Capítulo 2
- Mis esclavas I (Jessica)
- Mis esclavas II (Mónica)
- Mis esclavas III (Patty)
Saludos a todos los lectores, de nuevo soy su amigo MATEO, en el relato anterior les conté como logre esclavizar a mi ex-novia, ahora les contare como me hice de mi segunda sumisa-esclava Mónica, quien “casualmente” es la hermana de Jessica mi primera sumisa-esclava.
Ella es parecida a “Jessica” solo que tiene el cabello menos rizado lo usa corto hasta el cuello tiene los ojos verdes y rasgos un poco más finos de los de su “hermana” y es tres años mayor que ella, por tanto uno mayor que yo ella tiene 25 años ahora.
Lo de Mónica empezó cuando Jessica se fue a vivir conmigo (revisar relato anterior “Mis esclavas 01: JESSICA)”, como recordaran su familia no estaba muy contenta por la “decisión” de Jessica, pues son una familia conservadora, así que estuve recibiendo varias llamadas de su familia para que nos separáramos, esto ya parecía normal para mi.
Hasta que un día encontré un correo de Mónica en mi mail en el que me decía que me pedía “humildemente” que dejara a su hermanita en paz, que estaba dispuesta a todo con tal de que Jessica y yo nos separáramos, pues muy dentro de ella me consideraba mala influencia para su hermana, por cómo la había cambiado, claro que ella no tenía ni idea del trato que le estaba dando a su hermanita, tiempo después de que comencé con la etapa final del entrenamiento de Jessica, cite a Mónica en una de mis cafeterías, en un fin de semana pues ella trabajaba en la ciudad de la que son originarias Jessica y ella.
Mónica llegó un poco tarde con cara de enojada y muy guapa traía un conjunto de minifalda de mezclilla azul y medias negras, con zapatos de tacón y un suéter rosa que dejaba ver sus generosas formas, pues tiene un busto más grande que el de su hermana, y un culito tan bonito como el de Jessica. Se disculpo por la tardanza argumentando que los camiones no pasaban, en realidad eso no me importo, tuvimos una conversación de formalidad.
Le pregunté sobre el viaje y su familia, ella siempre muy tranquila, yo sabía que con Mónica iba a ser más difícil que con Jessica pues ella es más coqueta que su hermanita y de seguro ya había tenido alguna experiencia sexual, por lo que ya tenía “colmillo” en esto del sexo y el placer. En un momento de silencio le pregunté por la razón por la que nos citamos, ella dijo que dejara ir a Jessica yo le dije que ella estaba en mi casa por su voluntad (cosa que todos sabemos que no es del todo cierto), pero que aun así… ella que estaba dispuesta a hacer para que dejara ir a su hermanita, “lo que tu me pidas” dijo ella, yo me quedé pensativo, pues estaba terminado de idear una manera de esclavizar a Mónica sin dejar a Jessica, y entonces fue cuando se me prendió el foco, si una hermana era sumisa, lo más probable era que la otra también fuera igual de sumisa, solo tenía que llevarla por el camino correcto.
Lo primero que se me ocurrió fue decirle “acompáñame” con voz firme y fuerte y mirándola a los ojos como si quisiera ver su llama, ella se sobresaltó como asustada y solo movió la cabeza de manera afirmativa, agarre los cafés que estábamos tomando, me di la vuelta y me dirigí a mi oficina, la hice pasar y cerré la puerta con llave, prendí la computadora y abrí unos archivos con las fotos y videos de Jessica en los que se veía claramente su cara de placer, donde era humillada y sobajada, y otros de sado ligero, en las que las mujeres eran sometidas por tipos encapachados; ella estaba concentrada en los videos y no se dio cuenta de que yo puse mi “sustancia especial” en su café, y me fije que esos videos no solo la sorprendieron sino que por su cara sabía que le habían gustado y hasta antojado, pues abría sus ojos como platos y se mordía los labios.
Así que jugué mi siguiente carta, le dije “mira Mónica, tu quieres que libere a Jessica, pero estas viendo que ella goza con eso, crees que es justo que la alejes de algo que ella disfruta, pero si eso quieres realmente; tu y yo podemos hacer un arreglo” ella para agarrar valor le dio un sorbo a su café, ella dijo “tu que propones” y me volteo a ver, yo tranquilamente me senté en uno de los sillones de mi oficina, y le hice una seña para que se sentara en otro de los sillones dobles, ella tomó su café y se sentó donde yo se lo indique.
MATEO.- Pues, como ves tu hermanita satisface mis gustos y tu me pides que renuncie a ella, así que me tienes quedar algo para compensarlo.
Mónica.- ¿Pero que te puedo dar yo?
MATEO.- Mira si no quieres entender yo no tengo tiempo para perderlo, así que tu hermanita se queda conmigo.- entonces me levante e hice un ademán como para abrir la puerta.
Mónica.- ¡¡NO!! Espera, yo puedo tomar su lugar… durante un tiempo.- dijo con voz temblorosa
Ya había caído en mi trampa “OK, pero antes tengo que catear mi ‘mercancía’” le dije, “si” dijo ella. Le ordene que se desnudara así que se quito el suéter, la minifalda dejando ver el esplendor de un conjunto de sostén sin tirantes y tanga rojos muy lindos completados los zapatos y las medias negras.
Me acerqué a ella y camione a su alrededor para poder ver el hermoso cuerpo que estaba a punto de adquirir, primero empecé a olerle el cuello y los hombros por la espalda, ella estaba parada con los brazos caídos a lo largo de su cuerpo, luego me puse frente a ella para poder ver bien sus senos firmes y hermosos y también su ombligo sin adornar, tendría que ponerle algunos adornos como a su hermana.
A través de su sostén se notaban los pezones, y siendo que no hacia frió en la oficina, deduje que se estaba excitando, ¿pero cuál era el siguiente paso? ¿Comenzar a registrarla o hacerla firmar un contrato de sumisión? Obviamente y por seguridad opte por lo segundo, así que le ordene que permaneciera de espaldas a mí, con los brazos cruzados por la espalda mientras escribía algo en la computadora, ella sin chistar obedeció, así que me puse a redactar lo siguiente:
CONTRATO DE SUMISIÓN
Por medio de este documento la c ______________________ desde ahora conocida como sumisa o esclava, acepta como amo al c ______________________, siendo las siguientes sus obligaciones y derechos:
- La parte conocida como sumisa o esclava tendrá la obligación de obedecer ciega e incondicionalmente a la parte conocida como amo.
- La parte conocida como amo solo tendrá la limitación de respetar su vida y no mutilar permanentemente el cuerpo de la parte conocida como esclava.
- El amo podrá cambiar de nombre a la esclava cuantas veces le parezca conveniente.
- El amo podrá hacer que la esclava use cualquier tipo de vestimenta que a el le plazca e incluso podrá hacerle usar arracadas, aretes y/o tatuajes donde el amo ordene.
- La esclava ya no tendrá derecho sobre si misma, siendo entonces, no podrá reír, llorar, hablar, pensar, comer, orinar, defecar, ni siquiera tener orgasmos, si el amo no lo permite.
- El amo tendrá pleno derecho sobre el cuerpo y mente de la esclava, pudiendo incluso prostituirla, cambiarla, venderla, regalarla, rentarla, prestarla pasando los derechos que este contrato impone a ambas apartes, al nuevo amo.
Si alguna de estas obligaciones no son cumplidas por alguna de las dos partes el contrato se dará por terminado.
Imprimí una hoja con esto y la hice escribir su nombre y firmar, luego la firme yo y le dije “bueno Mónica desde ahora eres mía, me perteneces al 100%, así que ya sabes sí no me obedeces no liberare a tu hermanita”.
Ahora que eres mía puedo catear mi mercancía a mi antojo, separa las piernas y sube lo brazos así lo hizo empecé a manosearle la espalda y las nalgas, pasando mi dedo entre sus nalguitas, luego pase mis manos hacia delante y le acaricie el vientre, y pubis, donde me encontré con la grata sorpresa de que lo tenia prácticamente depilado, descontado una pequeña franja de vellos en su monte de Venus, subí hacia los pechos donde me entretuve un rato jugando son sus pezones sobre el bra, mientras ella solo emitía quejiditos, ella sabía que no podía demostrar placer, pero no me enfado, pues después de todo aun no empezaba su entrenamiento.
Le quite el bra y la hice que se agachara a hacerme una mamada, lo cual hacía muy bien, se notaba que ya había tenido practica, ella me miraba a los ojos, y le dije que se acariciara mientras me hacia el oral, ella aceptó y empezó a acariciarse, cuando estuvo apunto de explotar le dije que se detuviera y que se vistiera, me miro con cara de frustración pero obedeció, le ordene que no levantara la mirada, salimos de la oficina yo detrás de ella, para verificar que no levantara la cabeza, salimos de la cafetería, y subimos a mi auto, la lleve a la casa, antes de bajar del auto le coloque un collar de perro y una cadena para jalarla ya adornada así la hice bajar del auto y entrar a la casa,
Al entrar le vende los ojos y la lleve al ático, que estaba acondicionado de forma similar al sótano; la hice denudarse sin quitarse la ropa interior y la encadene en otra mesa de mármol que tenía allí, y le coloque los audífonos con mensajes subliminales, que le sugerían obedecerme en todo siempre agradecerme cualquier trato que le diera, haciéndola creer que ella estaba ahí por gusto, y la deje encerrada. Después de eso volví a la cafetería e imprimí otro contrato, regrese a casa para que Jessica lo firmara, ella lo hizo con mucho gusto.
A Mónica le di un trato más severo que a Jessica, a ella la ponía horas viendo películas con el método Ludovico (“Naranja Mecánica”) e incluso hubo veces que la dejaba atada con los ojos sin vendar y con luces por todos lados para que no pudiera dormir y así estar mas atontada. También la hacia bañarse con agua fría, mientras la grababa o fotografiaba, amenazándola con que si no cumplía esas fotos llegarían a su familia y amigos y que aparte recuperaría a Jessica, ella estaba aterrada con la idea de ser reconocida en los videos.
Poco después le cambie la grabación y puse una nueva en la que aparte de las ordenes anteriores, le “sugería” que no recordara que Jessica seria liberada y además que ambas serían mías.
También empecé torturarla de forma “leve” con mi maquina de Shocks y mojada con agua fría, sabiendo que ella ya había tenido relaciones, a veces durante nuestras sesiones le metía vibradotes en su vagina, y otras veces le metía los tubos de cobre de la maquina de shocks.
En otras ocasiones la encadenaba con cara a la pared y con un látigo de nueve colas le golpeaba la espalda, solo para que se acostumbrara, ella después de lagunas semanas siempre me agradecía mis “cariños”. Varías semanas después durante una visita le dije que ya había liberado a Jessica, me complació mucho la respuesta, “¿a quien, Amo?”, yo me reí y le dije “a nadie olvídalo”, cuando en realidad la había llevado a la finca.
Unos meses después le hice la prueba final, la desnude por completo y le hice el mismo interrogatorio que a Jessica:
MATEO.- ¿Cuál es tu nombre?
Mónica.- El que mi amo ordene.
MATEO.- ¿Cuál es tu condición?
Mónica.- Soy esclava y sumisa de mí amo MATEO.
MATEO.- ¿Qué es lo que debes hacer?
Mónica.- Lo que mi amo me mande.
MATEO.- ¿Cuál es tu mayor placer?
Mónica.- hacer feliz a mi amo MATEO.
MATEO.- Entonces ¿Te gusta tu cuerpo?
Mónica.- Este no es mi cuerpo, le pertenece a mi AMO, igual que mi mente, mi voluntad y mi futuro
Esta situación resulto prácticamente igual que con Jessica, la hice que me diera una mamada, mientras ella estaba ocupada con mí pene, tome mi celular y marque un número.
Cuando colgué entro una mujer con la cabeza y un traje de cuero sin mangas ni piernas (tipo traje de baño) con el ombligo al aire y en el un arete de oro, con cierres en los senos y con una mascara que los agujeros para los ojos los tenia cubiertos con una tela negra que no dejaba ver bien lo que pasaba, solo tenia un orificio para sacar la nariz, trayendo instrumentos de tortura y otros objetos en una gran bandeja de plata.
Se paro junto a nosotros y tome unas esposas y se las puse a Mónica en mas manos por detrás de la espalda, mientras ella seguía con la felación tome un par de pequeñas pinzas que estaban unidas a una con una cadena y le pus cada una en un pezón, luego la levante y la puse boca abajo sobre la mesa dejando su culito en popa para penetrarla, le dije a la otra mujer que se acercara y le untara crema lubricante en el ano, la otra obedeció y empezó a lubricar su ano con una crema especial y luego me termino de lubricar le pene, la otra chica separo las nalgas de Mónica para dejarme ver su ano y poder penetrarlo con facilidad, lo cual hice con mucho gusto.
Mónica solo se mordía los labios, sabía que no podía quejarse o recibiría un castigo, le ordene a la otra mujer que se pusiera el aparato (era un arnés con un pene integrado) y que la penetrara por la vagina mientras yo le daba por el ano, y así lo hizo ella, se puso el arnés y se colocó boca arriba debajo de Mónica y con mucho cuidado la empezó a penetrar y a bombear sus caras quedaron una enfrente de la otra, Mónica empezó a besar la máscara de la “desconocida”, y a manosear sus pechos cuando estuve apunto de correrme le ordene a Mónica que se hincara en el suelo, así que ellas se separaron y Mónica obedeció, le dije que se tragara todo lo que expulsara o la castigaría, ella asintió, y cuando me corrí ella se trago todo, lo cual fue una decepción para mi, pero en se momento recordé que yo no le ordene besar la máscara de la otra mujer, ni acariciarla, así que vi la oportunidad perfecta para castigarla.
Así desnuda la agarre del cabello y la acosté en mis rodillas apoyando el vientre sobre estas dejándome sus pompas a la mano, le ordene a la otra que la sostuviera bien y con una tablita con agujeros le empecé a pegar, le dije, “Mónica cuéntalos golpes en voz alta, y agradecedme por cada golpe” lo hizo de maravilla “Uno amo, Muchas gracias; dos amo muchas gracias…” le di 45 azotes y le deje el las nalgas rojas como tomates, después hice que se vistiera con una ropa un tanto decente, un top y pantalones a la cadera con sandalias de tacón y que la otra mujer se vistiera igual pero sin quitarse las mascara.
Las lleve a la finca, donde la otra mujer se quito la mascara descubriendo que era Jessica, viéndose ambas por primera ves en muchos meses, se reconocieron cayendo al suelo de la sorpresa, se abrazaron y se besaron, llorando juntas, les acaricie el cabello y les dije, “bueno niñas, de ahora en adelante estarán juntas, y ya no se extrañaran mas” ellas voltearon a verme tomaron cada una, una de mis manos la besaron y me dijeron “muchas gracias amo por permitirnos estar juntas”.
De esta manera mi cuadra iba creciendo, ya tenía dos perritas amaestradas para mi goce, y pronto el de mis amigos, lo que me puso a pensar, quien seria la siguiente adquisición.