Con mis hermanas siempre compartí la misma cama, un día miré a Verónica como a toda una mujer.
Procedí a desabrochar su cinturón y bajarles los pantalones, ante mi apareció una pija en toda su gloria, comencé a darle una mamada de película, Roberto gemía y me apretaba las tetas, no tardó en llegar a un orgasmo inundando mi boca con su leche.
Al pasar de los años una de tantas fantasías era estar con un hombre, estando completamente vestida, así conocí y un amigo de una novia el se llama Jorge y era algo rarito, en una platica sobre sexo dejo ver un poco su tendencia homosexual, mi novia y yo terminamos, paso algo de tiempo y yo le llamaba a Jorge por teléfono para saber como estaba, así un día le dije que si era gay el me respondo, que para que quería saber, entonces le dije mi secreto el que me gusta travestirme platicamos un poco mas y lo invite a mi casa, recuerdo bien que era viernes y quedamos en vernos al día siguiente ya que estaría sola