En un hotel, nos pillan los compañeros de trabajo cuando íbamos a iniciar nuestra fiesta particular.
Al acabar la jornada de trabajo mi compañero y amante me organiza un trío sorpresa.
Mientras salimos de fiesta le reconoce un amigo suyo. De alguna manera hay que evitar que vaya contando por ahí nuestra aventura.
Felicito a mi compañero en los lavabos de la oficina, en horas de oficina.
Era una pena, me dijo, que no hubiese podido ir con él, hubiésemos pasado una semana de lujuria y pasión como pocas. Y que tenía ganas de volver a tenerme, de acariciar y lamer todo mi cuerpo.