Un fin de año con mi prima que nunca olvidaré
Como muchas familias de Latinoamérica, mi familia migró a otro país, yo tenía algo más de 5 años cuando nos vinimos a vivir a Norteamérica, dominó perfectamente el español y en mi familia se conservan las tradiciones, en especial la celebración de navidad y de fin de año, esta vez era un poco diferente, familiares de nuestro país natal vendría a pasar el 31 de diciembre en casa, si bien no me emocionaba me sentí feliz por mis padres.
Poco a poco la casa se fue llenando de gente, algunos vecinos, amigos y familiares, realmente para mí, todos eran unos desconocidos; permanecí en mi habitación que queda en el altillo de la casa hasta que mi mamá me solicitó ayuda para atender a la visita. Bajé y colabore sirviendo los tragos, obviamente aproveché para tomarme un par y animar un poco los ánimos. Tomé una bandeja y caminé por los diferentes espacios donde se encontraban las personas, saludando y sonriendo, al fin de cuentas, ya el alcohol había hecho efecto en mí.
Cuando estaba terminando mi ronda por la sala, vi a lo lejos a una mujer, su pelo largo liso y negro como la noche me llamó la atención, aprovechando que aún tenía dos copas en mi bandeja me dirigí a ella, ignorando a los demás, al acercarme noté que llevaba unos pantalones de cuero negro ajustados a unas piernas gruesas, no le podía ver el culo ya que estaba sentada, pero era obvio que lo tenía grande, también llevaba una blusa blanca, casi traslúcida que dejaba ver su brasier negro de encaje, si bien no tenía las tetas grandes, se veía hermosa, delicada, sexy, todo lo que se quisiera de una mujer. Me acerqué y con una sonrisa le ofrecí la copa que quedaba.
- Buenas noches, ya tienes algo de tomar?
- Buenas noch… tu eres mi primo cierto? Tu vives acá?
- Ehhh (no me esperaba esa respuesta) si, efectivamente vivo acá.
- Mi mamá me ha hablado de ti, soy Sofia, llegamos hoy, muchas gracias por invitarnos.
- Hola Sofia (me senté a su lado y le di un beso en la mejilla) soy Camilo, efectivamente tu primo, si llegaron hoy deben estar agotados.
No sabía bien qué hacer, era la mezcla perfecta de una cara hermosa, ojos negros, grandes y penetrantes, una boca de ensueño y del cuerpo ya les he contado.
- Muy linda tu casa
- Gracias, ya habías venido a este país?
- No, es la primera vez que duramos tanto tiempo en un avión, llegamos hace poco, por eso aproveche que este espacio estaba un poco solo y en silencio para poder descansar un momento
- Si, esos viajes no son fáciles, pero ya estas acá y te propongo un brindis por la oportunidad de conocernos.
Chocamos las copas, y tomamos el trago, no podía dejar de mirarla, hablamos cosas banales, del clima, de los idiomas, la adaptación a nuevos lugares, poco a poco ese espacio se fue llenando de gente. A lo lejos mi mamá me llamó, me pidió que siguiera llevando las bebidas, pero en ese momento solo pensaba en mi prima Sofia, tomé una botella entera y me volví a sentar con ella.
- Vi que te gustó el trago, por eso te traje una botella, para que no debamos buscar más.
- Aparte eres un excelente anfitrión (sonreía con su hermosa dentadura blanca)
- A la familia se le debe atender de la mejor manera, en todo lo que necesite.
- Muchas gracias, pero cada vez hay más gente, más ruido.
Esa frase me abrió la mente, era mi oportunidad para llevarla a un lugar solitario.
- Si gustas subimos al altillo, allá nadie va a subir, podemos estar mas tranquilos y llevar otra botella ya que esta la hemos terminado.
- La verdad me encantaría, como dije, me siento un poco agotada.
- No se diga más.
Me levanté y estire la mano para ayudarla a poner de pie, le indique el camino hacia la escalera que comunicaba con mi habitación, efectivamente mis sospechas eran reales, tenía unas nalgas grandes, redondas, seguramente duras. De camino tomé otra botella, ya el alcohol bailaba con mis neuronas y sobre todo había calentado mis hormonas.
Abrí la puerta de mi habitación, le di paso a Sofia y cerré con seguro. Ella entró un poco tímida, pero se notaba a gusto.
- Como puedes ver, es mi habitación, solo tengo la cama, pero ahí nos podemos sentar, aparte el ventanal es el más grande de la casa, podremos ver los fuegos artificiales a las 12:00, es un show majestuoso.
- Si no es abusar de tu confianza, me puedo recostar?
- Primita, todo queda en familia (le dije sonriendo y lleno de confianza)
Para mi sorpresa se lanzó a la cama boca abajo, todo su majestuoso culo quedaba a mi vista y casi a mi acceso, Me recosté contrario a ella, con mi espalda sobre las almohadas para poder ver cómodamente ese delicioso culo.
- Primita y ese pantalón no es muy incomodo? Es decir, si llevas las horas del vuelo, no te genera molestia?
- Si, un poco, no es muy cómodo, pero me lo quería estrenar hoy, cómo se me ve?
- Te podría responder con honestidad o con decencia, pero ambas son imposible.
- (ella lanzó una carcajada) y puedo escoger que respuesta quiero?
- Claro que si
- Quiero la respuesta honesta.
- No sé si es el alcohol en mi cabeza o la felicidad de tenerte de visita en la casa, pero será totalmente honesto, se te ve delicioso, te marca las piernas y ese culoto de una forma maravillosa, no hay forma de que te veas mejor… o bueno si la hay (dije un poco serio)
- Y cuál sería esa forma?
- Verte sin el pantalón.
Ambos sonreímos y volvimos a beber, mi mente solo pensaba en la forma de poder tocarla, besarla, desnudarla, esta oportunidad no se iba a repetir en mi vida. Me levanté y abrí el ventanal, una corriente fría recorrió la habitación.
- En esta zona es común que pasen estrellas fugaces, he visto varias, y mis deseos siempre se han cumplido
- Y qué pedirías si pasara una en este momento primo?
- (sonreí tímidamente) ya lo sabes, ya lo dije, verte sin ese pantalón.
- Para eso no se necesita estrellas fugaces.
Sin medir palabra se levantó, soltó sus zapatos y se abrió el pantalón, tuvo que hacer un poco de esfuerzo para bajarlo, y lo dejó en el suelo, se lanzó nuevamente a la cama y ahora podía ver como una pequeña tanga se comía en ese culo.
No lo pensé, no dije nada, me acomodé a su lado, puse mi mano derecha en su pantorrilla y empecé a subir, tocando esa piel suave, caliente y firme, poco a poco llegué a sus nalgas, con ambas manos se las apreté, las toqué, me incliné y le di un pequeño mordisco en su nalga izquierda. Con mis manos fui levantando la blusa, mi boca recorría su espalda dándole besos, lamiendo era lo mejor que me podía pasar.
Al cabo de unos pocos minutos se giró, su blusa se había ido, la terminé de quitar y me acerqué a su boca, la besé con pasión, apretándome a su cuerpo, sus manos se acomodaron en mi espalda y me quitó la camisa.
- Primita que rica estás (dije agitado, mientras acomodaba mi mano dentro de su tanga y acercándome a su caliente y húmedo clítoris, jugué con él, sentía como se hinchaba, ella gemía y se retorcía de placer)
- Primo no pares (decía mientras con sus manos desabrochaba su brasier y me ofrecía sus tetas)
Con una mano masajeaba su clítoris y alternaba para meterle dos dedos que poco a poco se humedecieron totalmente, mi otra mano apretaba y pellizcaba sus tetas, mientras q mi boca besaba y lamia su cuello también bajaba y le chupaba las tetas de una forma firme, dejándole pequeñas marcas rojas que desaparecían a los pocos segundos.
Ya no podía aguantar más, un poco torpe me levante, baje de un solo halón mi pantalón y boxers, me lancé encima de ella, con mis dedos corrí su tanga a un lado, mi verga nunca había estado así de firme y dura, la embestí sin medir fuerza, ella gemía con cada penetración que tenía, la miré a los ojos estando encima de ella, me abrió la boca, no hubo necesidad de más señales, sabía lo que quería, así que le escupí la boca, sonrió al darse cuenta que el mensaje había sido entendido y siguió gimiendo con cada embestida que le daba.
Estaba feliz, pero necesitaba tener ese culo a mi disposición, me levanté, la tome con firmeza para poder girarla, automáticamente se puso en cuatro, arqueó la espalda como si estuviera haciendo yoga, su gigantesco culo era mío, aproveché y le di unas lamidas a su concha, qué concha más rica, sus jugos tenían un sabor que no podría comparar con nada.
La penetré inmediatamente, entró fácil, su humedad era máxima, la apreté del costada de su espalda para poder embestirla mejor, sus nalgas rebotaban, mis manos la nalgueaban, empezó a gritar de una forma pasional que nunca se me olvidará, luego de unos cuatro minutos no aguantaba más, mi verga estaba a punto de estallar.
- Prima estoy que me vengo, no aguanto más
- Espera, dame unos segundo más, ya estoy a punto de estallar.
- Pero esta bien si me vengo adentro?
- Si, tranquilo, yo planifico, no pasa nada, pero dame más verga unos segundos más
Respiré profundamente y saqué fuerzas de donde no tenía para aguantar los segundos que me pedía, al sentirla temblar y gritar, sabía que ya podía, me vine como nunca antes en mi vida, fueron unas cuatro o cinco eyaculaciones seguidas, no lo podía creer, que polvo más delicioso, no quería sacar mi verga de su interior. Paradójicamente el reloj marcó las 12:00 y como si el universo quisiera felicitarnos por tan delicioso sexo, en el cielo empezaron a estallar los fuegos artificiales.