Yo estaba destrozado, las piernas me temblaban no tenia fuerzas para nada me recosté sobre la cama y cuando estaba quedándome dormido entro mi tía completamente desnuda y diciéndome "toma tu premio" me tiro unas bragas que al cogerlas vi que estaban completamente empapadas, eran las bragas de su corrida las puse sobre la almohada y me dormí con el olor de los jugos vaginales de mi amada tía.
Me puso una almohada bajo mi vientre, sus dedos entraban y salían de mi culito, me abrió las piernas y lo sentí ubicarse entre ellas, después dirigió su pene enhiesto a mí orificio anal ...
Pasados algunos días, Carolina me avisó que le tocaba a ella hacerse cargo del turno de cuidar a mi suegra, así que iniciamos nuestro ritual de follar con mayor asiduidad y prepararnos para el periodo de abstinencia, yo ya sabía que la única abstinencia la estaba haciendo la Sole y ya me imaginaba de cómo estará de caliente y sedienta de sexo
Me incorporé y fue entonces cuando la madre de Daniela vió mi aparato. Se quedó sin habla y no pudo ya apartar su mirada de él. Se acercó, lo tomó entre sus manos, y, ante el asombro de Daniela y mío se arrodilló y comenzó a chupármelo magistralmente.
Mi madre se empujaba hacia atrás para comerse por completo la verga del tipo, parecía que estaban en una batalla, a pesar de que mi madre era la que recibía los vergazos, ella también arremetía contra él con su enorme trasero, mi madre ya debía tener experiencia en esas prácticas porque si no, no comprendo cómo es que se aguantaba semejante pedazo de carne.
Elsa sintió en el aire un aroma almiscarado de hembra que no era el suyo... era exquisito. Su piel se puso erizada mientras sentía el contacto de los pechos de Jane. Entonces esta se inclinó sobre ella y con los labios tocando su oreja derecha le murmuró: - ¿Qué tal... te gusta, cariño? - Elsa no aguantó más. Se dio la vuelta y la besó desesperadamente en la boca.
De pronto saca un preservativo y me dice que me lo ponga, que quiere ver si sé usarlo, y a la vez me destapa y noto que se asombra al tamaño de mi pene, unos 22 cm, bastante grueso. Lo coge y me lo pone, yo muy cortado, y comienza a masturbarme, lento, rápido, lento, en un momento me corrí y quede exhausto. Mi madre reía. ¡poco aguante ¡ me dice.
Los momentos pasaban y la Sole comenzó a respirar afanosamente y a chillar con gozo, no me atrevía a moverme y cogerla fogosamente para no romper el hechizo de este momento tan íntimo que se había formado entre mi hija y yo, la Sole empujaba hacia arriba para sentir mi pija penetrante restregando las paredes de su coño, yo trataba de variar la angulación en que mi pene entraba y salía de su estrecha conchita.
Durante su primera semana de estadía me percate que una costumbre de mi hermana (Verónica) era pasearse por la casa en shorts lycra y soleras cortitas, a veces se paseaba en ropa interior sport y me daba miradas medio raras, supongo que por el calor que hace acá, eso era un tanto perturbador ya que no estaba acostumbrado a ver a Vero como una mujer.
Yo ya estaba super empalmado y no podía creer lo que estaba viendo, ella seguía quitándose ropa sensualmente y cuando se quito el amarre del sujetador vi como se dio la vuelta para que se lo quitara yo. Apoyo su culo en mi barriga para mientras le desabrochaba el sujetador ella me bajaba los pantalones y los slips.
El tiempo pasó y, como no encontrábamos trabajo nos inscribimos juntos en una de estas empresas que venden puerta a puerta. Así recorríamos todo Santiago tratando de vender algún curso de Inglés. Pero las pocas ventas que hacíamos las gastamos en Moteles.
Esto fue hace varios años, yo vivo en otra ciudad y mi hermano vino a visitarme con su mujer para ir a una fiesta de unos amigos, quizá esto empezó poco antes de la fiesta cuando vi a mi cuñada arreglada para salir, se veía muy pero muy bien, unos senos medianos con buena forma, unas nalgas que piden ser acariciadas y bueno en conjunto un cuerpazo.
—¡Lo sabía, papi que lo hacías pensando en mí! … ¡Lo sé que te niegas a penetrarme, papi! … ¡Lo sé y no lo entiendo! … ¡Lo sé que también tú lo deseas, papito! … ¡Dime que te gustaría meterme tu verga, papi! … ¡Dímelo! … ¡Quiero escucharlo, papi! … ¡Sí quieres que me corra ahorita mismo, dímelo! … ¡Dímelo! …
Sujeté a mi hija mientras se derrumbaba sobre el sofá y continuaba a convulsionar, sus ojos estaban cerrados al igual que sus muslos, tenía un brazo sobre su frente y su mano estaba todavía crispada en una especie de agonía post orgásmica, la contemplé por largo rato mientras sus tetas se cimbraban y temblaban, finalmente se recompuso un poco.
La Sole follaba mi boca totalmente fuera de control mientras corcoveaba sobre el lecho, la dejé y ella se volteó escondiendo su rostro debajo de su almohada...
Y sigilosamente y con un tremendo pánico, me acerqué y me senté aun lado de la cama estirando mi mano hasta alcanzar su panochita repeluda y con sumo cuidado para no despertarla solamente alcanzaba a rosar los vellos que salían fuera de su braga pero a todo esto yo estaba sudando de los nervios, pero lo que yo quería era quitarle la braga, ver esa inmensa mata de vellos eso era lo que deseaba en ese momento, ya que nunca había visto una, así que me fui al baño y cogí una hoja de afeitar
Mi tía Martha y yo estábamos gozando de la vida, follando cada vez que podíamos. A menudo, cuando salía rápido del colegio, me iba para su casa a esperar a que llegara de su trabajo.
Me llamo Karina, tengo 32 años, soy divorciada desde hace 4 años y tengo una hija de esa misma edad; la causa del divorcio con mi ex marido fue que me embarace y el no quería tener hijos aun, pero bueno, así pasan las cosas; el caso es, que desde que me divorcie no he tenido sexo con ningún otro hombre, primero por cuidar a la niña y después por un poco de miedo, a lo mas que he llegado es a masturbarme, pero la verdad muy pocas veces porque soy católica y siento remordimiento.
A mi la verdad, no me hacía mucha gracia ponerme a ver pelis porno con el tute del día anterior, pero como ya he dicho para que no se mosqueara, y teniendo en cuenta que por la noche venía su padre y no podríamos verlas, le deje ponerlas.
No era desagradable la posición, pero me parecía un poco bizarra, luego él se acomodó detrás de mí y su verga apareció casi de entre mis nalgas, desplazándose por todo el largo de mi conchita ...
Abro mis ojos, por que no quiero dejar ese lindo sueño...y miro el cielo, esas estrellas tan inalcanzables en el firmamento y pienso....¡¡ Es posible que los dos , estemos cubiertos estando uno de el otro tan lejos...por este mismo cielo ¡¡ Que extraña la vida, tan lejos y es posible que miremos el mismo cielo, la misma estrella!!.
Esa historia dio para que mi imaginación empezara su rápida marcha, y en unos minutos mi temperatura había subido vertiginosamente, de tal forma que me dirigí al cajón de la ropa interior de Manuel, saco unos calzones negros que el no se había llevado de viaje, y me dispongo a iniciar mi ritual masturbatorio, acostándome de nuevo sobre la cama, no sin antes revisar que la puerta de la recamara no estuviera abierta.
La tía Helena se había radicado en la capital desde hacía diez años y desde entontes que no la veía. La causa de su cambio de ciudad era que ella siempre había modelado y viajaba por dicho motivo a distintas partes del país, pero luego le ofrecieron un buen contrato en una conocida agencia de modelos de la capital, por lo cual tuvo que trasladarse definitivamente a ella.