Instinto materno II: Javi

Soy un chico normal y corriente, creo que mi madre o mejor dicho Isabel ya me ha descrito por lo cual obvio esa cuestión, desde que mi padre nos abandonó (Es así como yo lo considero) vivo con ella y para ella.

Hasta los 17 años ella era mi Mamá, mi vida no tenía problemas de ningún tipo, salía con mis amigos y amigas y asistía a todos los cumples y demás fiestas que ellos daban.

Todo cambió una noche muy calurosa poco después de cumplir los 17 años, no podía dormir y me levanté con intención de refrescarme un poco, al pasar por delante de la habitación de Isabel se me ocurrió mirar hacia adentro y la vi a ella plácidamente dormida sin nada encima excepto un ligerísimo camisón que tenía casi totalmente subido, sin pensar en consecuencias sigilosamente me acerqué a su cama y me la quedé contemplando totalmente embobado, era la primera vez en mi vida que veía a una mujer casi totalmente desnuda, el camisón de lo subido que lo tenía dejaba ver totalmente su vagina con un monte de Venus perfectamente depilado por los lados y parte superior (Me imagino que sería para que no se le salieran los pelitos por arriba y por los lados del bikini) alargué mi mano y muy tímidamente la pasé sobre ellos, eran tremendamente suaves al tacto, en ese momento ella se giró en la cama poniéndose de lado, el asa del camisón se le deslizó dejando uno de sus pechos totalmente descubierto, era maravilloso, grande, se le veía duro y con un pezón rosadito, precioso, me entraron unas ganas tremendas de acariciárselo y chupárselo pero tuve miedo a que se despertara y me pillara, sigilosamente tal cual entré, salí de su habitación, en el cuarto de baño me encontré sus braguitas, las cogí y olí profundamente haciéndome al mismo tiempo una paja monumental, fue la primera vez que me hice una paja pensando en ella.

La visión de Isabel desnuda en su cama se me quedó grabada a fuego en la cabeza y a partir de ahí para mi solo ella existía, no había en el mundo otra mujer más bella y apetecible e irremediablemente me enamoré perdidamente de ella pero…

¿Cómo le podía demostrar a ella ese amor?

¿Cómo podía hacer yo para que ella mirase en mi a un hombre y no a su hijo?

Tendría que ser día a día, año tras año demostrándole todo mi cariño pero como hombre y esperando la ocasión adecuada, eliminé de mi vocabulario la palabra MAMÁ y poco después noté con tremenda satisfacción que ella paulatinamente fue dejando la palabra HIJO para dirigiese a mí por mi nombre, casi diariamente hacía incursiones en su dormitorio buscando su ropa intima para pajearme y en una de estas entre unas cajas me encontré una cajita que debía hacer mucho tiempo que allí estaba, la abrí y era nada menos que un conjuntito tremendamente provocativo de braguita y sujetador, sin pensarlo dos veces me lo llevé a mi habitación, en mi armario hacía mucho tiempo que había preparado un doble fondo para guardar mis cosas intimas y allí me lo guarde, mi mayor satisfacción era tumbarme en la cama con una fotografía de ella en una mano y pajearme al mismo tiempo con sus braguitas envueltas en mi polla.

Según pasaba el tiempo día a día Isabel se ponía más guapa y yo crecía de una forma desmesurada, con diecisiete años ya medía 1,76, según pasaba el tiempo ella me demostraba más cariño todavía, sus caricias y demostraciones eran más…

Intuía que ya no era el cariño de una madre ¿Se estaría ella enamorando de mí? ¡Dios lo quisiera! Sería él más feliz de los mortales yo no perdía ocasión de mimarla y acariciarla más o menos disimuladamente y ella lo consentía todo.

Con casi 18 años terminé COU y aprobé la Selectividad con unas notas formidables, la alegría de Isabel fue tremenda y para celebrarlo mi invitó a cenar en un restaurante de lujo.

A las 19 horas yo ya la estaba esperando para salir, ella se había encerrado en su habitación para vestirse, cuando salió me quedé impactado ¡Estaba bellísima!

Aquello no era una mujer era una Diosa, no pude contenerme y cogiéndola por la cintura la elevé sobre mí, al bajarla la besé ligeramente en la boca cosa que jamás había hecho (Nuestros besos siempre fueron en las mejillas, ojos, frente etc.)

Al mismo tiempo quise sentir su cuerpo sobre el mío y la rocé todo lo que pude y la prudencia permitía, tracé al mismo tiempo mi plan ¡Tenía que llevarla a bailar o mejor dicho que ella me llevara a mí!

Salimos y después de cenar por fin conseguí que me llevase a bailar, me encantó el sitio, era justo lo que necesitaba y estaba dispuesto a todo yo todavía era virgen pero estaba dispuesto a que ese día Isabel tomase mi virginidad, las cosas marchaban bien, ella se dejaba acariciar y volví a besarla, ella entreabrió ligeramente su boca

¡La cosa marcha, me dije! Comenzó la música lenta, tomándola firmemente de la mano la conduje hasta la pista, la abracé y comenzamos a bailar, el roce de su cuerpo sobre el mío me excitó dé tal manera que mi polla se puso como un bate de béisbol, para mi sorpresa ella abrió ligeramente sus muslos y la alojó entre ellos, tan excitado estaba que colocando una de mis manos sobre su culo comencé a realizar movimientos como si estuviésemos haciendo el amor y para mi mayor sorpresa ella me correspondía, Isabel de improviso me rechazó casi violentamente yo me quedé de piedra (No me esperaba esa reacción repentina)

Ella se alejó rápidamente hacia la mesa que estábamos ocupando sentándose muy seria y avergonzada, me senté a su lado e inicié otra táctica, pasé uno de mis brazos tiernamente sobre sus hombros y la atraje hacia mí (Si no me rechazaba es que la cosa marchaba bien)

Ella cerró los ojos y recostó su cabeza sobre mi hombro, con la otra mano comencé a acariciar delicadamente su pelo y cara sin pronunciar palabra, después de un buen rato acariciándola ella giró la cabeza y con los ojos cerrados me ofreció su boca, sus labios estaban húmedos y entreabiertos, acerqué mi boca a la suya y comenzamos a besarnos con una pasión inusitada, ya sin poder contenerme bajé mi mano y acaricié sus pechos suavemente sobre el vestido ¡Dios! ¡No me rechazó! Al contrario, ella comenzó a acariciar mi polla sobre el pantalón, los dos estábamos desquiciados, de pronto ella reaccionó, retiró su mano pero no bruscamente, se me quedó mirando…

¡Cariño! ¿Nos vamos a casa?

Al decirme eso me dio un ligero beso en los labios y me cogió de la mano levantándonos inmediatamente, durante todo el camino de regreso a duras penas podía contenerme, a la menor ocasión le metía mano por donde fuese, a ella la veía más rejuvenecida si cabe, disfrutaba como una chiquilla me apartaba las manos y se reía, su risa era cristalina y encantadora, nunca la había escuchado reír de esa forma. Al llegar a casa ya en el ascensor me la quería follar, no podía contenerme.

Espera cariño, es nuestra primera vez hagámoslo bien ¿Quieres?

En cuanto entramos en el piso ella descorchó otra botella de cava, cogió dos copas y nos dirigimos a su habitación, entonces la abracé con enorme cariño y la besé con verdadera pasión, ella correspondió plenamente, comencé a quitarle suavemente el vestido, ante mí quedó Isabel con su preciosa ropa interior de un color azul pálido que por cierto jamás había visto, el sujetador era de media copa de encaje y totalmente transparente, dejaba ver sus hermosos pechos en su espléndida totalidad, la braguita, también de encaje y corte Francés resaltaba maravillosamente bien su precioso culito y monte de Venus, ella estaba ligeramente ruborizada, estaba… ¡¡Preciosa!! Ella reaccionó de súbito, con una ligereza increíble me soltó los botones de la camisa y en un santiamén me quitó el pantalón, ella entonces cogió la dirección de nuestros actos, su mano comenzó a acariciar mi pene muy suavemente…

Relájate cariño y déjame hacer, esto tenemos que disfrutarlo tu y yo plenamente y tenemos todo el tiempo del mundo para ello.

Me sentó en el bordillo de la cama y ella se arrodilló en el piso entre mis piernas, cogió mi pene con las dos manos y su lengua comenzó a dar ligeras pasaditas sobre el prepucio, muy suavemente, yo creía tocar el cielo con las manos, jamás había sentido unas sensaciones semejantes, la apoteosis llegó cuando su boca de terciopelo comenzó a tragarse poco a poco toda mi polla, yo la cogí de la cabeza y mi polla entraba y salía de boca con una suavidad increíble, en menos de dos minutos…

¡Isabel! ¡Isabel! No puedo más ¡Dios mío! Voy a correrme.

Ella entonces aceleró sus movimientos, mi polla se deslizaba por su boca a una velocidad inusitada y… la explosión llegó como un huracán, comencé a correrme a borbotones, daba la sensación de que no terminaría nunca de salir leche, cuando me fijé en ella mi leche la había bañado toda su cara y pelo pero su expresión era de máxima felicidad, se levantó rápidamente y se metió en el baño, yo la seguí y mientras ella se lavaba cuidadosamente yo la acariciaba dulcemente, era para mi una sensación maravillosa acariciar aquel precioso cuerpo desnudo que tanto había ansiado desde mis 17 años.

Cuando terminó de lavarse la cogí en mis brazos como si fuese una pluma, ella me rodeó el cuello con los suyos y me ofreció mimosa sus tentadores labios, la besé apasionadamente, besé su nariz, sus ojos, besé con avidez toda su cara, nos dirigimos nuevamente a la cama, la deposité suavemente sobre ella, yo no había estado nunca con una mujer no obstante y por instinto sabía perfectamente lo que tenía que hacer, me acosté a su lado y mis manos acariciaron dulcemente sur hermosos pechos sobre el sujetador, ella misma en un movimiento rápido se lo quitó y entonces cogí y acaricié sus preciosas tetas, su tacto era sublime, su piel era de terciopelo, grandes, llenas y duras, los pezones los tenía totalmente erectos, eran como dedales, con mi boca y alternativamente chupaba del derecho y luego del izquierdo, ella gemía suavemente, colocó sus manos sobre mi cabeza y comenzó a guiar mis movimientos, suavemente me fue empujando hacia abajo, donde le interesaba frenaba el empuje y movía mi cabeza, derecha, centro, izquierda otra vez el centro y sigue hacia abajo, llegamos a sus braguitas, con manos y boca me dedique durante un buen rato a acariciar su monte de Venus entonces introduje mis dedos por los laterales de la prenda y suavemente se la fui bajando quedando su hermoso coño totalmente expuesto ante mis ojos ¡Qué maravilla!

Mis dedos se enzarzaron entre sus pelitos, ella no dejó que me parara, me siguió empujando hacia abajo, entendí lo que quería, mis manos y boca comenzaron a acariciar y besar sus muslos, ella abrió sus piernas todo lo que pudo para facilitar mi labor, mis manos y boca siguieron acariciando sus muslos y piernas hasta los pies los cuales bese con verdadera devoción y de nuevo comencé el camino de retorno (Ella se contorsionaba como una malabarista, el placer que estaba sintiendo era sublime) Manos, lengua y boca acariciaban alternativamente piernas y muslos hasta que alcancé por fin la fruta madura que era su ardiente vagina, por fin la meta de mis sueños, nunca había tocado ninguna pero mi instinto me dictaba lo que tenía que hacer, boca y lengua ya estaban depositadas sobre aquella hermosísima grieta, el perfume que emanaba era sublime, ella volvió a colocar sus manos sobre mi cabeza y comenzó a dirigirla, cuando mi lengua detectó algo duro y saliente ella me cogió de los pelos, me frenó la cabeza sobre ese grano y elevó al mismo tiempo sus caderas, comencé entonces a chupar y lamer aquel granito, ella comenzó a emitir grititos y suspiros de pronto y violentamente comenzó a dar sacudidas y gritos, quise levantar mi cabeza para ver que le pasaba pero con sus manos me la incrustó violentamente sobre su vagina mientras seguía gritando de puro placer, el orgasmo que tuvo fue monumental, en unos segundos había recuperado unos cuantos años de sequía.

Cuando se relajó me soltó y muy a tiempo creía que me ahogaría de seguir un par de segundos más, ella entonces me atrajo hacia arriba, mi pene estaba al rojo vivo, según me iba deslizando sobre su cuerpo en un momento dado la cabeza de mi pene quedó encajada en la entrada de aquella maravillosa gruta, ella entonces elevó sus caderas y me susurró al oído…

Empuja suavemente cariño, no te precipites o me harás daño, hazlo suavemente.

Como si fuese un verdadero experto comencé a dar pequeños empujoncitos entrando y saliendo al mismo tiempo muy suavemente (Por el tiempo de no usarlo ella tenía el conducto vaginal muy estrecho)

Ella movía acompasadamente sus caderas lo cual facilitaba la penetración, después de unos segundos aquello era la gloria, todo el conducto vaginal estaba perfectamente lubricado y se había adaptado a mi pene al igual que un guante, mi pene se deslizaba como un pistón en el interior de su cilindro, yo me moría de gusto y ella no disfrutaba menos, nuestros movimientos eran dulces y acompasados, pasados unos minutos ella cruzó sus piernas sobre mis caderas y al unísono comenzamos a acelerar las acometidas, ella ondulaba y empujaba fuertemente sus caderas hacia mí y yo comencé a dar fuertes acometidas sobre ella, comenzaron a darme fuertes espasmos, al unísono los dos comenzamos a aullar como verdaderos animales, mi semen comenzó a salir a chorro inundando el fondo de su útero mezclándose con su torrente de flujos, nuestra corrida fue monumental y maravillosa. Nos quedamos abrazados besándonos suavemente como dos felices enamorados.

Isabel, te quiero con locura, quiero que desde hoy seas mi mujer, estoy locamente enamorado de ti desde los 17 años, nunca he tenido ni tendré jamás otra mujer que no seas tu.

Si cariñito mío, sin saberlo concretamente yo también estaba enamorada de ti pero… cielito mío, sabes que esto es irracional, la gente esto nunca lo comprenderá

¿Eres consciente de que tenemos que ser extremadamente prudentes?

FINAL

Pasaron 11 años desde estos hechos, Javi es Ingeniero Químico, Isabel dejó su trabajo debido sobretodo a que por su trabajo Javi se tiene que desplazar a una gran cantidad de ciudades diferentes, a todas partes ella le acompaña siempre, su vida en común es de lo más discreto, para todo el mundo son MADRE e HIJO, en la intimidad de su casa son un verdadero y muy feliz matrimonio.