Capítulo 1
- Diario de verano I
- Diario de verano II
- Diario de verano III
- Diario de Verano IV – Final
Diario de verano I
Voy a relataros mis aventuras a lo largo de mis vacaciones de este verano, bien con mi marido, bien con otros hombres. He decidido contarlo como un diario, día a día.
Viernes 2
Nada más llegar e instalarnos, en cuanto mi marido y yo nos quedamos solos lo viole, pues yo iba muy, pero que muy caliente.
Lo empuje encima de la cama, comencé a besarle mientras mi lengua se hundía en su garganta al tiempo que le desabrochaba los pantalones y le metía mano en su polla. Cuando la note algo dura me puse a mamársela mientras mi marido metía sus dedos en mi coño que ya estaba mojado, luego él comenzó alternar sus dedos con su lengua, yo ya no podía mas, así que le quite los pantalones y los calzoncillos y poniéndome encima me clave su polla en mi coño.
– Fóllame, fóllame cabrón – le gritaba mientras cabalgaba como una posesa
Cuando yo me corrí, mi marido me puso de rodillas contra la cabecera de la cama y me dijo:
– Ábrete el culo, puta
Yo separe mis nalgas ofreciéndole mi culo, de una sola embestida me empalo y durante un buen rato estuvo sacando y metiendo su polla hasta el fondo de mis entrañas hasta que agarrándome de mis pechos me los apretó y se corrió. Yo también me corrí. Luego nos tumbamos a descansar.
Era una lastima que a mi marido le costase tanto follar, pues lo hace una o dos veces a la semana, y digo que es una lastima porque me gusta follar con él pero yo necesito hacerlo dos o tres veces al día en verano.
Mi marido fue a comprar unas revistas y yo aproveche para ponerme ropa sexy y unas bolas chinas pues estaba dispuesta a volver a follar después de cenar.
Cenamos mi marido y mis hijos en un restaurante, cuando estos se fueron con sus amigos me acerque a mi marido y le dije que no llevaba nada, él disimuladamente miro debajo de mi falda y vio que era verdad.
Nos fuimos a un bar de Empuriabrava a tomar unas copas, allí disimuladamente toco mi coño y noto que llevaba las bolas, esto le excito pues empezó a jugar con el cordel y ponerme a mil mientras me besaba. Yo estaba tan caliente que le metía mano a su polla, hasta que no pude mas y le dije:
– Vamos a casa
Ya en casa me desnudo violentamente, me echo en la cama boca abajo con las piernas en el suelo y separadas. Él se desnuda y comenzó a tirar suavemente del cordel de las bolas. Yo creí que me iba a morir, me había corrido ya dos veces y él lo sabia pues seguía ‘torturándome’ con calculada meticulosidad. En esa misma posición y sin quitarme las bolas metió su polla. Oh que placer notar mi coño lleno, sus movimientos de polla junto con las bolas era demasiado y yo no paraba de correrme.
– ¿Te has corrido, amor? – me pregunto
– Sí
Entonces el saco su polla y metió su lengua en mi coño, hasta el fondo varias veces
– Si, es verdad. Te has corrido – me contesto al tiempo que me besaba, su boca sabia a mis fluidos vaginales.
En esa misma posición me paso la lengua por el ano, luego me clavo su verga en mi culo mientras con una de sus manos seguía jugando con mis bolas. Los dos estábamos empapados en sudor.
– ¿Te gusta puta, te gusta? – me decía mientras me enculaba.
– Si, me gusta, me gusta ser tu puta, tu esclava
No tardo en correrse y meterse en cama a dormir pues estaba ‘groggy’.
Sábado 3
Estuvimos todo el día en el mar y como estaba mi hijo pequeño no pude hacer nada, aunque creo que mi marido no estaba para nada.
Por la noche después de acostar a los niños nos fuimos a la discoteca Pasarela, allí nos encontramos a Pedro, un amigo del verano anterior, con el que había follado un par de veces el año anterior, y que por supuesto mi marido no sabia nada.
Como a mi marido no le gusta bailar me fui con Pedro a la pista mientras él se quedaba en la barra tomando una copa.
Pedro me llevo hacia un rincón discreto y comenzamos a besarnos, su mano se deslizo bajo mi falda y al ver que no llevaba bragas me susurro al oído
– Que zorra eres María
– A los hombres os gusta – le respondí
Vi que mi marido estaba charlando con alguien y como la discoteca se había llenado, Pedro y yo salimos y tomando su coche nos fimos a un descampado a follar.
En el corto trayecto me puse a mamarle su polla, en cuanto llegamos al descampado el se puso en el asiento trasero, se quito los pantalones quedándose desnudo con su verga tiesa y dura, yo me acomode a su lado y seguí mamándole la polla, luego me puse encima de él y me monto con furia. Los dos nos corrimos al unísono. Fue un polvo rápido pero intenso. Apenas había transcurrido una hora que ya habíamos regresado a la discoteca.
Mi marido me dijo de ir a casa, así que me despedí de Pedro y nos fuimos.
Domingo 4
Nada, ni una rosca. Mi marido no tiene ganas.
Lunes 5
Mi marido se fue a Barcelona a trabajar, durante la mañana estuve en la playa con mi hijo pequeño. Por la tarde me fui a la parte de playa que esta solitaria, allí me puse a tomar el sol desnuda. Llevaba una hora, cuando se acerco un chico francés a pedirme fuego, yo estaba boca arriba, desnuda y con mi coño completamente depilado, Yves, que así se llama, se puso a charlar a mi lado. Era un chico de unos 25 años, un cuerpo atlético y bajo su bañador tipo slip se adivinaba un buen aparato.
Después de charlar un rato me di la vuelta y le pedí que me pusiera crema para el sol, sus manos comenzaron a deslizarse desde los hombros hasta las piernas, luego fue subiendo poniendo la crema en mis nalgas, sus dedos se deslizaron hacia mi entrepierna rozando mi clítoris. Yves noto como me relajaba al notar su mano en mi coño pues comenzó a meter uno de sus dedos en mi coño. Yo me di la vuelta y entonces me puso crema en mis pechos, luego volvió a meterme sus dedos en mi clítoris.
No tardamos en besarnos, yo le pedí que se quitara el bañador, su polla quedo libre, dura y de buen tamaño, le dije de ir detrás de las dunas y matorrales donde comenzamos a revolcarnos. Me puse a mamarle con deleite, él por su parte se puso a chuparme el coño, me mordisqueaba los labios vaginales. Yo estaba realmente muy caliente.
El se puso de rodillas y yo me puse a horcajadas encima de él, su polla se hundió hasta el fondo de mí coño mientras me besaba y mordía mis pezones. Cuando terminamos, él me pidió de vernos otro día, yo le dije que iba a menudo por las tardes a esa parte de la playa. Nos besamos y me fui a casa.
Mi marido llega una hora después de Barcelona, cansado y sin ganas de follar. Suerte que hacia poco me habían follado que sino paso ‘hambre’.
Martes 6
Hoy me he quedado sin follar, pues no he podido ir a la playa ni mi marido tenia ganas.
Miércoles 7
Sigo sin follar y necesito una polla urgentemente.
Jueves 8
Por suerte hoy mi marido se ha quedado esta tarde en casa durmiendo la siesta y yo he podido ir a la playa donde estaba Yves esperando. No nos anduvimos con rodeos, nos instalamos detrás de las dunas y me eche encima de su polla, pues yo estaba muy caliente.
Yves me follo un par de veces, no como mi marido que normalmente, casi siempre, con un polvo ya esta. Yo en verano necesito ‘marcha’, mucha, mucha ‘marcha’.
En el primer polvo, él se tumba boca arriba en la toalla, yo me puse a chuparle la polla mientras él introducía sus dedos en mi coño, al poco él me echa en la toalla, me separo las piernas y me comenzó a chupar el clítoris, creía morirme de placer. Después me metió todos su dedos y parte de su mano en el coño, mientras yo le gritaba
– Fóllame, por favor, fóllame ya. Méteme tu polla, no puedo esperar más
Por fin, en esa misma posición me penetro. Mis manos se agarraron a sus glúteos apretándolos hacia mi para que yo pudiera notar hasta el fondo de mi ser su polla. Me estuvo embistiendo una eternidad, tanto que yo me corrí dos o tres veces antes de que él lo hiciera. Cuando termino se tumbo a mi lado.
Como yo volvía a tener ganas empecé a acariciar su polla, como note que reaccionaba me puse de rodillas y comencé a pasar mi lengua por todo su cuerpo para terminar chupándosela, cuando la tuvo dura me subí encima de él y me metí su polla en mi coño, luego comencé a cabalgar, primero despacio para ir encajando su verga dentro de mí, para ir aumentando el ritmo hasta parecer una yegua desbocada.
Como Yves no terminaba de correrse, pues hacia poco que lo había hecho, me bajo de encima y echándome boca abajo en la toalla, se puso encima de mi espalda clavándome su polla en el culo.
La metía y sacaba deprisa de mi ano, de tal forma que a cada penetración yo gemía de placer, hasta que se corrió.
Luego nos bañamos en el mar y una vez seca me fui a casa pues comenzaba a ser un poco tarde.