Mi fantasía contigo

No se si conozcas a mi amiga Ani, pero en mi sueño ella estaba haciendo un trabajo de economía y la mandaban contigo para que la orientaras.

Cuando me contaba yo le decía:

-ese con el que te mandaron, es mi mayor crush en la vida.

Algo pasaba, no recuerdo que, pero ella tenía que ir a verte a tu casa. Me pedía que si la podía acompañar, me aseguraba que no ibas a estar, ni tú esposa. Yo aceptaba, más por chismosa que por otra cosa.

Llegábamos y era una casa increíble en un fraccionamiento, súper lujosa, muy bien decorada (tenias unos Cauduro preciosos en la sala) y recuerdo que solo pensaba:

– wow, esta es la casa en la que yo quisiera vivir, tal vez en otra realidad podría serlo.

Se suponía que Ani debía dejar su trabajo en tu escritorio, pero había un jacuzzi que estaba prendido y obviamente decidíamos meternos rápido, solo en ropa interior (cómo era un sueño, resultaba que traía una bastante sexy, era de encaje rojo semitransparente, la tanga era cómo de corazones y el bra solo rojo)

Nos metíamos un rato y cuando nos salíamos, nos estábamos secando con unas batas blancas, cuando se escuchaban ruidos de voces.

Nos pusimos muy nerviosas.

Justo me estaba secando el pelo cuando abrías la puerta y llegabas con varios de tus colegas.

Nos quedamos todos en shock, viéndonos fijamente en esa situación tan embarazosa.

Al final tú te me quedabas viendo y te reías, te acercabas un poco a mi y me decías:

– ¿Qué estás haciendo tú aquí?

Me saludabas con un beso muy lento en la comisura de mi labio, mientras me agarrabas por la cintura encima de la bata blanca.

Yo me ponía muy nerviosa y Ani te decía.

– Perdón, solo vine a dejarle mi trabajo pero nada más nos vestimos y nos vamos, una disculpa.

Te reías y decías:

– No se vayan, ya que están aquí quédense y de una vez lo revisamos, trajimos comida suficiente.

Volteabas a ver a tus colegas que eran como 5, todos hombres de mediana edad, tú, cómo siempre, eras el más joven y los invitabas a que pasaran todos a la sala.

Nosotras salíamos corriendo al baño para cambiarnos, pero yo podía sentir tu mirada clavada en mi mientras caminaba, ahí fue cuando supe que tenía que aprovechar mi oportunidad.

Pt2

Bajábamos ya vestidas, yo traía un vestido rojo con botas negras que eran altas y de tacón, todavía con el pelo un poco húmedo, pero con los labios pintados del mismo color que mi vestido.

Nos volteabas a ver y sentía cómo me recorrías con los ojos. Las miradas no mienten y podía ver cómo te sentías complacido con lo que veías. Nos invitabas a sentarnos en la mesa donde estaban todos.

Quede sentada frente tuyo. Al principio estábamos cohibidas, pero todos nos hacían la plática.
Tú estabas parándote a servir la comida, eras un excelente anfitrión. Te vi caminar a la cocina y pensé

-siempre tan guapo.

Sin dudarlo me pare, camine hacia la cocina y entre.
Estabas sirviendo una ensalada, me viste y me sonreíste, te dije:

– ¿Te ayudo?

– No, lo tengo todo bajo control -me dijiste mientras cortabas lechuga.

– ¿Seguro? -suspiré mientras te comía ahora yo con la mirada- no tienes que tener siempre el control, a veces se vale dejarse llevar.

Me acerqué al lado tuyo, se rozaron nuestros brazos y nos recorrió la electricidad a ambos, había manzana y fresa.

Agarre una fresa y me la comí, me escurrió un poco el jugo, me lamí los labios. Podía sentir cómo estabas nervioso pero a la vez muy excitado.

Me volteaste a ver y dijiste:

– Eres demasiada tentación niña, no me provoques o no respondo.

Me acerqué y quedé cerca de tus labios, despacio te dije

– No te tengo miedo- me reí después y salí de la cocina.

Empezamos todos a comer lo que habían traído, nos reímos un rato y platicamos. Nunca te quite la mirada de encima, siempre haciéndote saber que te deseaba.

Recuerdo que en el sueño yo quería que todos desaparecieran, que solo quedáramos tú y yo, pero no pasó.

Luego recogimos la mesa para poder trabajar ahí. Yo aprovechaba cada ocasión que tenía de rosarte, chocar contigo, poniéndote más y más nervioso, más y más excitado con mis provocaciones.

Esta vez decidí deliberante, quedarme sentada junto a ti.

Comenzó tu asesoría con Ani, te pusiste tus lentes y empezaste a hablar tan apasionadamente como siempre, siendo profe eres mucho más sexy.

En un determinando momento estabas haciendo tus ademanes con las manos y al bajarlas en la mesa se encontraron nuestras manos.

Para mi sorpresa no la quitaste, seguiste hablando pero con tu mano sobre la mía, rosándola, acariciándola.

Supe que me habías dado luz verde.

Pt 3

Comencé a acariciar también tu mano con mis dedos. Sabes que me encantan tus manos tan grandes, tan fuertes, tan varoniles.

Ni siquiera escuchaba lo que decías, no dejaba de ver nuestras manos moverse juntas, esa imagen provocó que se me comenzara a humedecer la entrepierna.

Junte mi rodilla con la tuya y comencé a acariciarte un poco con el pie.

Termine subiéndote mi pierna por completo, acercándome cada vez más y más a tu pelvis.

Baje la mano que tenía libre y comencé a acariciarte la pierna, cada vez un poquito más arriba.

Pude notar el bulto en tu pantalón, me encantó sentir cómo estabas respondiendo a mis caricias.

Luego alguien se paro y hubo una distracción, nos separamos y decidí ir al baño porque estaba empapada.

Iba tan absorta caminando por un pasillo buscando el baño en esa casa tan grande, pensando en lo mojada que estaba, que no sentí como llegaste por atrás, me agarraste del brazo, voltee y nos besamos.

Fue un beso delicioso, lleno de deseo, de pasión. Me encantaron tus labios, jugosos, carnosos, dulces.

Nos devoramos en ese beso tan húmedo. Mordiste un poco mis labios y me agarraste por la cintura.

Sentí que no me aguantaban mis piernas por esa sensación de placer y deseo, de sentir tu cuerpo sobre el mío, de sentir como ardíamos y nos fundíamos en ese beso apasionado.

Nos separamos y te dije en el oído:

– Por favor, cúmpleme mi fantasía, hazme tuya.

Pude ver la pasión en tus ojos, me aprestaste fuerte y me besaste el cuello. Sentiste cómo se me enchino la piel y lo seguiste haciendo.

Nuestros labios se encontraron de nuevo, ahora si decididos a dejarse llevar por las sensaciones.

No nos dimos cuenta si había alguien más, si nos veían, nada.

Solo me impulsaste a que te rodeara con las piernas y los brazos, me cargaste sin dejar de besarme y fuimos al baño.

Entrando al baño me sentaste en el lavabo, con un hábil movimiento me liberaste del vestido.

Comenzaste a besarme toda por encima del bra, pudiste sentir con tu mano cómo me estaba escurriendo. Yo tampoco dejaba de besarte, acariciarte, de admirar lo guapo que estabas y lo mucho que me gustabas, pude también sentir lo duro que te habías puesto por mi y quería probarlo, sentirlo. Te dije bajito:

– Ahora si Doctor, vamos a descubrir si son ciertas las habilidades que le prometí.

Te reíste y volviste a besarme con euforia.

Sentir tus manos en mi espalda me hicieron vibrar, gemí muy despacio al sentir cómo fácilmente desabrochabas el bra, dejándolo caer al lado nuestro.

Y en ese momento desperté bastante agitada y bañada en sudor.

Ni te cuento cómo estoy ahorita que lo volví a escribir, en fin, fue de los mejores sueños que he tenido en mi vida.