El abuelo Roberto

Cierto día que andaba por el centro de mi ciudad, alguien me toma por un hombro, al voltearme me percato que se trataba de don Roberto, el abuelo de mi amigo Ricardo (Una familia muy especial).

Me saludo y enseguida me presento al amigo que le acompañaba, un señor de 55 años, que a pesar de tener sus años tenia un cuerpo muy bien conservado.

Dijo llamarse Mario y enseguida ambos me invitaron a beber algo, acepte y nos pusimos a conversar con don Roberto de su estadía en la capital (él es de norte del país).

Dijo que su amigo le había invitado a pasar unos días en su casa y este aprovechando la oportunidad me invito a su departamento, para que nos tomáramos unos tragos.

Le dije que sería más tarde porque debía hacer algunos tramites antes y enseguida me dio la dirección.

Por la noche fui al departamento y don Mario sale a recibirme, alegrándose por mi llegada.

Se hacían acompañar por otra persona llamado Miguel de unos 35 años, bien parecido y de un cuerpo estupendo.

Luego me dijo que era un sobrino de don Mario y que venia del sur.

Luego cenamos y nos fuimos a la sala para ponernos a charlar mientras bebíamos unos tragos hasta que alrededor de la media noche dije que me retiraba pero todos en coro me dijeron que me quedara, por lo que acepte ante tanta insistencia.

Luego los tragos fueron pasando uno tras otro hasta que terminamos todos muy mareados.

Luego don Mario, se levanto de su asiento y acercándose a su sobrino le dijo algo al oído y este enseguida se levanto y dijo, por petición de mi tío les voy a bailar y coloco música muy suave y comenzó a bailar por entre nosotros a la vez que se quitaba la camisa. Pude apreciar que todos estabamos atentos a lo que él realizaba.

Luego le tiro la camisa en la cabeza a su tío y nos mostró unos pectorales fabulosos, con abundantes vellos, luego se desabrocho el pantalón y lo dejo caer quedando en unos diminutos calzoncillos(zungas), luego miro a don Roberto quien adivinando le ayuda quitándole los zapatos y el pantalón.

Sus piernas gordas y velludas hicieron que tuviera una erección casi inmediata, mientras observaba que ambos viejos miraban como lobos a una oveja.

Finalmente Miguel se acerca a mí y dijo ¡¡¡quiero que me los saques!!!.

Y tomando mi mano la puso sobre su paquete que note algo duro. Intente bajárselos pero, enseguida él agarra mi mano y dijo ¡¡¡con tu boca!!!. Me puse nervioso ante tal petición pero, los demás me alentaron a hacerlo.

Lentamente él se volteó dando la espalda y estiro su culo como ofreciéndolo.

Me arrodille y tome con los dientes su calzoncillo y se los baje mientras Miguel se movía suavemente. Finalmente termine mi tarea llegando hasta los tobillos y él se los saca y me los tiro en la cara.

Pude sentir su olor a macho, y luego quise compartir el trofeo con los demás y veo que ambos viejos estaban completamente desnudos con sus respectivas vergas en erección. Miguel me mira y dice ¡¡¡ahora te toca a ti!!!.

Le mire y pude apreciar su tremendo garrote que debía medir unos 22 centímetros y muy grueso.

Me tomo de la cabeza y me beso suavemente, mientras me sacaba la camisa , hasta que finalmente me desnudo por completo mientras los viejos se pajeaban suavemente.

Luego don Mario se levanto mostrando su verga como de unos 17 centímetros y algo gorda y fue donde estaba yo y arrodillándose se metió enseguida mi verga en la boca, mientras Miguel se paro delante de don Roberto y puso su verga frente a su boca.

Este la tomo entre sus manos y luego se la introdujo en la boca.

Por un rato ambos viejos mamaron nuestras vergas, hasta que don Mario se levanto y nos dijo que nos tiráramos en la alfombra e inmediatamente él con don Roberto hicieron un 69, y con Miguel les imitamos.

El falo me Miguel era muy rico y sus gotas de excitación ya se asomaban por su cabeza rosada, las que aspiraba rápidamente mientras él me la chupaba afanosamente.

Después terminamos chupándonos entre todos las vergas.

Luego Miguel y yo quedamos acostados de espaldas en la alfombra y ambos viejos se sentaron en nuestros penes, don Roberto en el de Miguel y don Mario poso su tremendo culo en mi pico, ensartándoselo de una vez dando un tremendo gemido de placer.

Con Miguel nos mirábamos mientras ambos viejos cabalgaban y a la vez se masturbaban.

Después de un rato ambos viejos se detuvieron y se levantaron y don Mario se sienta en el garrote de Miguel y comienza a cabalgar mientras don Roberto me comienza a mamar la verga por una rato hasta que don Mario le dice: «déjalo Roberto», este deja de mamar y me dice que le meta mi verga a Mario.

Este se tira hacia el pecho de Miguel mostrando su culo ensartado y don Roberto comienza a mamar y le mete un dedo para dilatarle aún más el hoyo hasta que me mira y dice, «se lo tienes que meter», enseguida me moje con salive e intente penetrarlo hasta que logre ponerle unos centímetros dentro, mientras don Mario se quejaba y decía que siguiera.

Podía sentir la verga de Miguel rozando con la mía.

Luego comenzó a cabalgar nuevamente tragándose ambas vergas hasta que entre gritos y gemidos acabamos con Miguel inundando el culo del viejo.

Luego retire mi verga de su culo y este a su vez se levanta chorreando el semen por entre sus piernas.

Luego con Miguel les ayudamos a los viejos a acabar masturbándolos a ambos.

Después nos duchamos los cuatro juntos y terminamos culiando nuevamente a ambos viejos y también se lo metí a Miguel, quien después me dijo que esa era la primera vez, me sentí orgulloso de ser el primero.

Después de ese día tuve algunos encuentros con Miguel en mi casa, y nos penetramos mutuamente.

Pero él finalmente tuvo que regresar a al sur.