Capítulo 1

Hola todos, quiero contar mis experiencias en términos sexual. Ando un poco nervioso, por que es mi primera vez aquí esta página contando mi vida personal que algo que muy pocos saben.

Bueno me dicen, Danielito (de cariño bueno, asi lo dejamos), pero si cambiaré nombres de las personas (si me da la gana claro), es que tampoco quiero que sepan mi familia o que se yo.

De entra, soy gay, un chico muy pasiva y también sumisa, tengo 19 años (2025), mido 1.65cm, soy de piel canela claro, mi complexión no es común con los niños, me detectaron a mi corta edad problemas hormonales( ) esa enfermedad consiste que la mayoría de tu cuerpo parezca en sencillas palabras, cuerpo de mujer; para la edad de los 6 o 7 años fue ya notorio, tenía piernas gruesas, cintura pequeña y caderas anchas, y los pechos casi era de una niña, pero la parte que más llamaba la atención era mis nalguitas, que para ese entonces lo tenía grandecitas y prominentes. Que llama la atención de todos. Hasta de mi familia se me burlaba y me decían que era un pato por la forma de caminar, ya que sin querer queriendo movía demasiado mis nalgas, pero nunca lo hacía con una intención morbosa, si no que me salía natural.

Por eso era un problema con la ropa, que todo me quedaba ajustados a mi cuerpo dejando muy marcado mi silueta de niñez (jajaja).

Ya que los shorts pequeños me quedaba como si tenía calzones puestos, hasta dejaba al descubierto el pliegue de mis nalgas. Pero como era bobito no importaba esas cosas por eso momentos de mi vida, no creía en la personas dañadas mentalmente.

Todo eso gracias a la enfermedad que tengo, pero con todo ellos me llevo a grandes cosas en mi vida. Al principio no lo tome importancia, pero después fue algo que marcó demasiado que hasta los días de hoy sigue marcando mi vida.

Pues bueno, ya sabiendo eso. Mi primer encuentro ya términos sexual, fue algo pendejo por así decirlo, ya que yo era muy inocente y claro a la edad que me ocurrió eso, era de esperarse no lo tome o lo percibí ni bueno ni malo, sino algo curioso o como un juego que me gustaba hacerlo, ya que en contexto de educación sexual nunca lo había escuchado, ni en la escuela peor en mi casa que ni se topaba ese tema.

Entonces, era un niño bobito e inocente que no sabía nada de nada del sexo, ni de las mentes dañadas de las personas, con la que me tapé en mi vida. Lo recuerdo, a mi edad nunca me llamaron la atención las chicas, para nada, lo mío era jugar o ver dibujos, pero que alguien que me guste, nada, hasta ese entonces.

Bueno, mi primer contacto sexual, fue con un miembro masculino, fue a la edad de los 8 años, precisamente a un allegado, que se lo considera como parte de la familia a Jhon, para ese entonces el tenia unos 17 años (creo), el es morenito alto, tipo afro. De parte de Jhon, nunca imagine que iba actuar de esa manera conmigo, ya que ahora que recuerdo, nunca noté algo extraño, pero a partir de ese acontecimiento fue lo contrario.

«Antes se seguir, vivíamos en una casa de tres dormitorios, en un cuarto dormía mis hermanas que el último, y el otro cuarto que era para mi sólito, y el primer cuarto que era el más grande dormían mis padres».

Fue una tarde, un domingo, ese dia no estaban mis padres se había ido no se dónde, mis hermanas dormían sus cuartos, estaba con Jhon en la sala, él me contaba contando historias de fantasía, ya que a mi me gustaban escuchar esas historias. Yo tenía puesto de ropa un shorts de tele holgado, era muy pequeño que dejaba mis nalgas al aire, con mi camiseta de Mickey Mouse blanca, era una ropa por la ocasión, ya que ése día hacia mucho calor.

De la nada Jhon se lo ocurrió hacerme asustar, el corrió al cuarto de mis padre, y yo lo seguí corriendo, se tiro a la cama, y me dijo que esas cosas estaban detrás mio, yo por ser bobito, me tire de igual manera a la cama con él.

Jhon; debemos arroparnos. Fue lo que mencionó. Inmediatamente el tomó la sábana y nos arropamos, Jhon cubrió sus mano y la puso en mi cintura, y yo sin mal pensar, me coloque de lado, poniendo mi piernas encima de él, y con mi mano en su pecho. Jhon seguí asustandome, ya que esto provocaba en mí estar más pegado a él. Nos encontramos así por unos minutos, hasta que con mis muslos (la que tenía encima de él) lo sentía, era algo duro y fuerte, como un palo caliente, que se movía contra mis muslos.

Estaba ahí, presionándolo, latiendo un poquito, me empecé a reír. Me quedé quieto un segundo, curioso como un gato chiquito, y bajé la mirada. -«¿Qué es eso, John? ¿Qué me está tocando la pierna?», le pregunté con mi voz de niño, toda inocente, sin malicia ninguna. Él se sonrojó un poquito, pero sonrió de esa forma torcida que los grandes ponen cuando los pillan en algo, y me revolvió el pelo. «No es nada, nada que un niño como tú deba saber. Es solo… un secreto de grandes».

Su voz salió ronca, como si le costara, y eso me picó más la curiosidad. ¿Secreto? ¡Yo adoraba los secretos! En mi cabecita boba, pensé que era como el juguete escondido qué el a veces traía para jugar, pensé que lo tenía ahí abajo en su pantalón escondido.

No me lo pensé dos veces. Con toda la inocencia del mundo, empecé a mover mi piernita sobre eso, frotándolo suave al principio, como si estuviera jugando a montar a caballo en su barriga. Lo presionaba con mis muslos, arriba y abajo, riéndome porque sentía cómo se ponía más duro, más vivo. John se quedó callado un ratito, y luego soltó un gemidito leve, de esos que salen ahogados, como si se le escapara el aire. «Ay, Danielito..», murmuró, y su cara se torció en una mueca rara, con los ojos entrecerrados y la boca entreabierta.

Yo, que no entendía na’ de na’, me reí a carcajadas. Además me lo tomé como un jugo. Parecía que le dolía una cosquilla gigante, -«¡estas rojo John!, como un tomate!», le dije, moviéndome más rápido sin darme cuenta de lo que provocaba. Sus manos se aferraron a la sábana, y otro gemido se le escapó, más bajito, más profundo. Olía a sudor extrañó, que no sabía nombrar, pero que me hacía sentir algo raro pero a la vez me gustó, me sentí grande por ése momento, como si yo controlara el juego de verdad, pensaba que era un juego todo eso(muy bobo de mi parte).

Él respiró hondo, tratando de calmarse, y me miró con ojos que brillaban diferentes. «Oye, Danielito… si tanto te pica la curiosidad, ¿quieres ver lo que estás moviendo con tus piernitas traviesas?-. Cuando terminó de mencionar eso, mis ojos brillaron,

!no sabía dónde me estaba metiendo!, ya que para mi era un juego, y quería seguir jugando a eso, ya que Jhon(según yo) yo le estaba ganando en ése «juego» y también por que quería ver el juguete que según guardaba ahí en su pantalón.

-Pero solo si prometes no contarle a nadie, ¿eh? Es nuestro secreto-. Su voz era suave, como un susurro de conspiración, y yo, con los ojos bien abiertos de emoción, asentí como loco. «¡Sí, sí, muéstramelo! ¡te prometo que no diré nada»-.

Sin perder tiempo, quito la sábana, y la coloque de un lado, después bajo su pantalón muy lentamente, mis ojos se abriendo mas, por aue quería el juguete !ya!, eso es lo que creía. Y ni medio terminó de bajarse el pantalón, qué de un brinco salto su pene viril.

Y ahí estaba: su pene, erecto y palpitante, rojo y grueso como nada que hubiera visto antes. Me quedé boquiabierto, y reía, no sabía que hcaer en esa situación, jhon me miraba, -ese no es el jueguete-, le dije, mientras mi vista no dejaba de ver otra cosa que no fuera el pene de él, -pero puedes jugar con el-, me dijo riendo-. -jugar?-, le conteste.

No se que me paso, en ése rato, que con por la curiosidad y lo impactado que estaba viendo el pene, que tímidamente por mi solo sin que nada me dijera Jhon, lleve mi dedo al pene, que lo comencé a tocar de a poco, lo presionaba con mis dedos, después un «poco tranquilo yo» lo agarré con mi palma de la mano, ese pene era muy grueso grande que no cabía en mi mano, esa cosa parecía vivo, estaba super caliente bajo mi piel.

No sabía qué era exactamente, pero en ese momento, con John gimiendo bajito y yo riéndome de su cara contorsionada, pero sentí que había descubierto un juego nuevo, uno que me hacía sentir especial, aunque no entendiera por qué mi corazoncito latía tan fuerte.

Pero ese impulso de mi corazoncito, me llevó hacer algo más.

Empecé a tocar todo el pene, ya que era algo como adictivo sentirlo en mi mano, es algo duro pero al mismo tiempo muy blando, que lo comencé a presionar aún más, abría mis manos y lo cerraba repitió esos movimientos por varios segundos.

-«¿Qué haces, Danielito?» John jadeó, sus dedos enterrándose en la sábana. Yo solo me reí, apretando mi pequeño puño alrededor de esa cosa rara(pene) y caliente que él tenía entre las piernas. «¡quiero jugar jhon, puedo seguir haciendo esto!» dije, pero esta vez, movía mi mano de arriba y abajo otra vez.

John gimió un poco fuerte esta vez, arqueando la espalda. Su cara se puso toda roja y torcida, como cuando mamá prueba el ají muy picante. Me dio tanta risa verlo así, sus ojos cerrados entreabiertos, los labios mordiéndose. -«uff Danielito… Danielito… muy bueno…» balbuceó, yo no le entendía lo que decía, a mi me pareció normal y un simple juego que me estaba gustando.

Sentía algo especial, como cuando corro más rápido que todos en la escuela, pero más caliente aquí en mi pecho. Estuve masajeando su pene por varios minutos, mientras Jhon seguía gimiendo hasta que él intentó en ocasiones quitar mi mano de su pene, pero no lo dejaba, por que volvía agárralo, y me gustaba verlo de esa manera, verlo «sufrir». Pero después de minutos, mi mano ya estaba cansada, así que usé la otra también, apretando con las dos ahora.

«¡Mira, John!» Le dije, moviendo mis manos más rápido. «¡Te estoy ganando!» Mientras yo reía porque miraba la reacción de Jhon y mirando su pene, me percaté que un líquido blanco empezó a salir de su glande, pegajoso y tibio que me mojó los dedos. Me quedé mirando mis manos manchadas, sorprendido. «¿Qué es esto, John? ¿Es parte del juego?» Le pregunte con mucha curiosidad.

John jadeó, sus músculos tensos como cuerdas. «N-no es nada, Danielito… solo… ¡ah!… significa que estás ganando…» Su voz sonaba rara, como si le costara hablar mientras su cuerpo se sacudía debajo de mis manos. Me reí de nuevo —¡yo estaba ganando de verdad a jhon, eso me gustaba!— solo esa frase fue un impulso que comencé apretar con más fuerza mis dos manos en su pene, sintiendo cómo esa cosa palpitaba entre mis dedos.

«¡Sí, John! ¡Mira cómo te gano!» Le dije muy emocionado, moviendo mis manos más rápido arriba y abajo. El líquido blanco seguía saliendo, pegajoso y calentito, empapándome las palmas. Olía raro, como pescado fresco mezclado con tierra mojada después de llover. John gimió como un perrito lastimado, arqueándose tanto que casi me empuja. «¡Danielito… para un rato!… ya… ya ganaste…» Pero yo no quería parar. Verlo retorcerse así me daba más risa, y esa cosa caliente en mis manos latía como un corazón salvaje. Era una sensación electrizante que me envolvía todo mi cuerpo, que estaba experimentado en ese momento, es algo nuevo en mi vida que me estaba encantado.

«¿Por qué haces esas caras?» le pregunté, apretando con los dedos donde la piel se ponía más suave en la punta de su pene. John soltó un gemido largo, húmedo, y de repente un chorro más grueso salió disparado, manchándome la camisa. «¡Uy, mira te orinaste» Me reí, sorprendido pero emocionado. «¡Mira qué hice! ¡Es como cuando aprietas una naranja!» Sus ojos se pusieron vidriosos mientras jadeaba, todo su cuerpo temblando bajo mis manos.

Yo seguí moviendo, fascinado por cómo esa cosa palpitaba y soltaba más líquido tibio.

«Ya… espera… Danielito…» John apenas podía hablar, sus manos temblorosas tratando de apartar las mías. Pero yo le esquivé los dedos fácilmente. «¡No! ¡Todavía no!» insistí, cambiando el ritmo como él me había enseñado antes de iniciar eso— mira así es, verdad; rápido arriba, lento abajo-. «¿Ves? Ahora sé jugar mejor.» Su gemido se convirtió en un quejido ahogado cuando apreté justo donde una venita saltaba.

Sentí algo duro como una piedrita bajo la piel y la froté con el pulgar, curioso. John arqueó la espalda de golpe, casi golpeándome la cabeza con su rodilla. «¡Ahí no! ¡Pará!» Me dijo, pero su voz sonaba rara—como enojada y contenta al mismo tiempo, no sé.

Esta vez el líquido blanco ya me chorreaba por las muñecas, pegajoso y tibio como miel de verano. «¿Esto es lo que gano, John?» pregunté, levantando mis manos brillantes. «¿Como premio?» Él solo asintió con la cabeza, jadeando como después de correr cuesta arriba. Su pecho subía y bajaba rápido, y tenía los ojos medio cerrados, como mi gato cuando le rasco la panza. Me reí otra vez—me encantaba verlo así, todo descontrolado por mi culpa.

Ya en ese punto lo tome como broma, chiste o lo que sea, pero en serio, me estaba divirtiéndome. «¡Entonces voy a ganar más!» anuncié, y antes de que protestara, agarré sus testículos que estaba al aire libre, a disposición mía, lo envolví en mi mano izquierda mientras la derecha seguía en el pene que estaba mojado por el líquido blanco, movía mi mano nuevamente con velocidad de arriba y abajo, más rápido ahora. Eran calientitas y se movían como huevitos en un saquito de cuero.

John con un gritó ahogado tapándose la boca—un sonido ronco que no había hecho antes—y sus dedos se clavaron en mi hombro. «¡Danielito, despacio!». Pero yo solo apreté más fuerte sus bolas, sintiéndolas retorcerse. «No,» le dije, imitando su tono de cuando me regaña por comer dulces antes de la cena. «Tú me enseñaste: cuando ganas, no paras».

Su cosa palpitó salvaje entre mis dedos, cubierta de ese líquido brillante que olía a mar y sal. Moví las manos en círculos ahora, como amasando masa para arepas, y John arqueó el cuello hacia atrás, mostrando la garganta temblando. «¡Ah, carajo!». La palabrota me hizo reír más fuerte—nunca la había oído decir eso.

«¿Te duele?» pregunté, apretando las pelotas que colgaban pesadas como frutos maduros. «¡No, no pares!» gimió él, contradiciéndose mientras empujaba sus caderas contra mis palmas. Sentí curiosidad por ese líquido blanco que seguía brotando de su glande. Con un dedo manchado, toqué la punta de su pene hinchada donde latía más fuerte. «Parece leche agria, John». Él soltó una risa entrecortada. «Cállate y sigue… pero despacio».

Mis manos ya resbalaban con facilidad, así que usé todo el líquido para masajearlo mejor. Arriba y abajo, envolviendo esa vara caliente que ahora parecía de mármol vivo. «¿Así?» cambié a movimientos cortos y rápidos solo en la cabeza. John seguí haciendo esos sonidos algo incomprensible, sus piernas temblando como juncos. Hasta que derrepente un gemido en seco de Jhon, soltó un chorro más espeso salpicó mi cara. «¡Guácala!» escupí, pero seguí frotando, fascinado por cómo su cuerpo entero se tensaba como un arco. «¡Gané otra vez, John! ¡Mira cuánto premio saqué!».

Aún con mi cara mancha con gotas de su semen.

Él jadeaba contra la almohada, sudoroso y desmadejado. «Sí… ganaste… ahora déjame respirar, diablito». Pero yo no quería parar. Noté una gota blanca colgando de la punta y, antes de que cayera, la atrapé con la yema del dedo. La llevé a mi nariz—olor a marisma y metal—y luego, sin pensarlo, la lamí la punto de mi dedo que tenía semen de Jhon. Sabía salado y amargo, como clara de huevo cruda. «¡Qué asco!» dije riendo, pero John abrió los ojos de repente, mirándome con una expresión rara. «¿Qué hiciste diablillo?». Le mostré mi dedo limpio. -«Probé tu premio. No es rico»- le dije. El empezó a reírse, «estas loquito diablillo, pronto te gustará».

Después eso, me hizo levantar de la cama, yo estaba oliendo a semen, mi camisa, pantaloneta, mi cara mis manos estaban lleno de semen de Jhon. El fue inmediatamente a la sala trajo un líquido ambientador, trapeo el suelo, y le tiró perfumen a la cama. Mientras yo, estaba en el baño, bañándome y limpiándome todo el semen de mi cuerpo.

Antes de salir a la sala, escuchaba que había gente hablado afuera, cuando salí con la toalla puesta, me percate que ya había llegando mis padres, y con Jhon estaban hablando y riendo. En eso, Jhon me observa, con una señal de sus manos me indica que no salga. Solo fui para mi cuarto.

Ese dia fue el primer contacto con el mundo de lo sexual en mi vida, que obviamente fue creciendo.

Le seguiré contando más de mi vida.