Aquel día acabó casi sin mirarle y dirigirle la palabra, fue al día siguiente a la hora de la siesta que llama a mi puerta, me ruboricé y noté un pequeño escalofrío, muy agradable, por todo mi cuerpo, le hice pasar, dijo que había pensado mucho y que aquello fue algo maravilloso, note que estaba excitado por el bulto que se reflejaba en su pantalón, yo también me sentía excitada, esta vez decidí tomar yo la iniciativa.

Me acerqué y le di un fuerte beso en los labios, pasó mi mano por la cintura, cada roce de su cuerpo con el mío me excitaba aún más, sus manos resbalaron hasta apoyarse en mis nalgas, noté que bajaban un poco más y entraban por debajo mi falda, sus manos calientes se pasean por mis nalgas y hacen intentos de ir mas allá, sin atreverse a más.

Me envalentono y me quito la camiseta larga que a modo de vestido llevaba, quedando desnuda ante él, este era mi gesto de aceptación de la situación en la que nos encontrábamos, tímidamente le dije que quería hacer el amor con él, pero que quería tomar precauciones por lo que pudiese pasar, me dijo que en su habitación tenía un preservativo, que un día cogió a su hermana, al momento regresa con él, le ayudo a quitar la ropa, nos unimos en un ardoroso beso, mientras nuestras manos exploran el cuerpo del otro, aquel tacto al pasar mi mano por su cuerpo y más en según que zonas, avivan por momentos mi lujuria, mi boca y lengua recorren sin orden alguno todo su cuerpo, su miembro me enloquece aquel tacto suave y a la vez duro, aquella vena que lo recorre , su punta tan lisa y caliente, todo son sensaciones nuevas, sin haberlo hecho nunca los dos sabemos dónde debemos ir, donde nos excitamos mutuamente. Juega con mis pezones primero pasa el dedo rítmicamente haciendo círculos a su alrededor y notando como se hinchan y endurecen, mi corazón palpita muy rápido y mi respiración jadea incesantemente, le propongo que se ponga el preservativo, es toda una pequeña aventura y reímos en los diversos intentos, cuando conseguimos embutir aquel grueso miembro dentro de aquella funda aun nos reímos de nosotros mismo viéndonos desnudos en aquella situación, retomamos enseguida la excitación, le acomodo entre mis piernas mientras se dedica a jugar con mi vulva húmeda, tira y separa mis labios mientras con su mano acompaña su pene hasta la entrada de mi vagina, le susurro que sea delicado, tengo miedo a que pueda hacerme daño, noto como algo me aprieta en mi sexo y entra suavemente rozando mis carnes más íntimas, que sensación tan agradable, mi cuerpo arde, o al menos esa es la sensación que tengo.

Enseguida noto como el empieza a moverse y por momentos acelera su bombeo, esto me excita cada vez más, le tengo cogido por los labios en un beso interminable y noto un gemido que queda ahogado en mi boca, poco a poco su ritmo se calma y noto como en ese momento se acelera mi ritmo, no puedo moverme demasiado porque su cuerpo me oprime, me abrazo fuertemente a su cuerpo como si quisiera clavarlo aún más dentro de mí, voy a explotar y en aquel momento sale un sollozo y empiezo a llorar desconsoladamente, noto que se mezclan un montón de sentimientos que no consigo distinguir, el intenta tranquilizarme besándome y acariciando mi cara, nos mantenemos unidos un buen rato, mientras nuestros cuerpos recuperan una relativa tranquilidad.

Nos separamos sin parar de besarnos en el fondo no queremos esa separación pero es necesario para evitar suspicacias entre los demás inquilinos de la casa por si nos buscan y no nos encuentran.