Crean lo que ustedes quieran, pero esta historia, con los nombres cambiados para preservar la intimidad de los personajes, es 100\% verídica… Bueno, no les entretengo más y comienzo mi historia.
Soy un chico de 17 años, me llamo José y tengo pocos amigos, y lo que es aún peor, pocas amigas. Durante los años que pasaron, vivía junto a mis padres en una bonita casa a las afueras de una gran ciudad; pero hace poco más de un año mis padres, por diversos problemas se divorciaron. Decidí quedarme a vivir con mi madre porque lo consideré lo más cómodo.
Pasaron los meses y la cosa se comenzó a tranquilizar. Mi vida volvía a la rutina de siempre… pero noté que algo cambiaba. Mi madre estaba más cariñosa conmigo, se le veía con más apego hacia mí.
Día a día notaba cada vez más proximidad por su parte. Cuando nos rozábamos por la casa, ella trataba de pegar su culo por todo mi cuerpo. Suspiraba, sabía que se masturbaba en su habitación todas las noches. Oía sus jadeos. Y poco a poco la cosa iba surtiendo efecto… Yo la buscaba más, necesitaba el contacto con su cuerpo, y mis pajas iban en aumento. Y me metí en la cabeza que me la iba a follar.
Y llegó el ansiado día. Era su cumpleaños y decidió celebrarlo en casa conmigo. Compramos velas e hicimos una buena cena. Comenzó a insinuarse de todas las maneras. Se mordía los labios, bebía sensualmente y con la excusa de que hacía demasiado calor se desabrochó varios botones de la blusa dejándome una perfecta perspectiva de sus tetas. De repente sentí como su pie rozaba con mi rodilla e iba subiendo poquito a poco… en ese momento yo ya estaba a 100 y no sabía por dónde salir.
Ella me miraba con una sonrisa de puta, pero yo permanecía inmóvil. Siguió subiendo hasta que llegó a mi verga y la comenzó a masajear… No podía más pero de repente me dijo que estaba muy cansada y me pidió que la acompañara a la cama.
Yo andaba por el pasillo pensando que se me había acabado la fiesta de la noche, pero al entrar en la habitación me dijo:
Siéntate aquí y espera un momento…
Desapareció de la escena y a los pocos minutos apareció con un camisón semi transparente que dejaba entrever la bella redondez de sus tetas. No podía creerlo. Estaba completamente empalmado.
Cariño, ¿qué tal me sienta este camisón? Me lo han regalado en el trabajo
Te queda espléndido mami – acerté a contestar
Va! Seguro que lo dices por cumplir
No mami, si no fueras mi madre, te comería a besos en este instante!
¿Y ser tu madre es un inconveniente!?
Me echó una mirada de guarra que me volvió loco. Le agarré del pelo y empecé a besarle.
Ella me correspondió con su lengua y ambas empezaron a jugar. Pasados unos instantes me empujó y se puso sobre mí… me metió la mano en el pantalón y me dijo:
Me vuelves loca cabrón!
Yo no podía creérmelo. Comenzó a desvestirse y pude admirar sus tetas y su coñito depilado. Estaba a cien y no pude aguantar más! La cogí de nuevo del pelo y la arrastré contra mi verga.
Ella sumisa, comenzó a besarla despacio hasta que se la metió entera… Chupaba, lamía y escupía… Se comportaba como una verdadera puta. Hasta que vi que me iba a correr y le avisé.
Hijo mío. Quiero tragarme toda tu leche y no dejarme ni la más mínima gota.
Esto me produjo tal arrebato de lujuria que me corrí como nunca y la guarra de mi madre no paró hasta tragárselo todo…
Cuando acabé, me dijo… Cielo, estoy muy cansada… Mañana te daré el resto!
Dormí abrazado a ella, pensando en qué al día siguiente sería un nuevo día… pero un día diferente.
Próximamente el Capítulo II 😉