Capítulo 1

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El frío aire se colaba con facilidad por los ventanales de la sala común de Gryffindor. Era una helada tarde de invierno y Ron Weasley y Harry Potter se encontraban delante de la chimenea en buscar de calor. El resto de alumnos estaban de excursión en Hogsmade; ellos deberían estar allí, ambos tenían sus autorizaciones firmadas, pero, tras una pelea con Draco Malfoy, Snape había decidido castigarlos.

Ambos adolescentes hablaban de temas triviales, como alguno de los cómics más famosos del mundo mágico y sobre el partido más reciente de Quidditch, internacionalmente hablando claro. Pero, como era obvio en unos chicos de diecisiete años y que estaban en su último año de Hogwarts, la conversación se fue desviando hasta que su tema favorito salió a la luz: el sexo. Ron y Harry comenzaron a puntuar los esbeltos cuerpos de sus compañeras, cuerpos que ninguno de los dos tendría oportunidad de probar. Incluso calificaron a su mejor amiga Hermione Granger. Sí, demasiado salidos.

-¡Oh, se me olvidaba! Mira lo que me han conseguido Fred Y George. -Ron corrió hacia su mochila y sacó de ella su más reciente adquisición: una revista porno de la época.

El varón Weasley más pequeño de la familia había encargado a sus hermanos Fred y George, ambos mayores de edad, que se la compraran en el kiosko más cercano de la zona. Harry la observó fascinado, nunca había visto una, ni siquiera sabía en qué lugar se vendían. Si lo llegara a saber, ya tendría una estantería llena.

Ron volvió a sentarse en el sillón y colocó la revista entre sus muslos y los de su mejor amigo. Ambos miraban fascinados las sensuales y eróticas imágenes que se mostraban en la revista. Harry Potter comenzó a imaginar que aquellas chicas que se veían en aquel papel eran diferentes fotos de Ginny Weasley, la hermana menor de Ron. Mientras tanto, el pelirrojo se dedicaba a imaginarse lo mismo, aunque en su cabeza la protagonista era su empollona amiga Hermione. Cuando pasaron los minutos, tanto el uno como el otro tenían sus pollas duras como rocas.

-Buff, joder. Mira que puta se ve esta. -Dijo Ron señalando a una rubia despampanante mientras se tocaba su duro miembro sobre el pantalón.

Harry se percató de esto, pues por mucho que le gustaran las mujeres, sus ojos habían ido directamente al «pan»

-Yo estoy a mil… -Comentó el pelinegro.

En aquel momento, Ron sintió un pálpito en su rabo, el cual lo impulsó a dar el paso necesario para satisfacer sus necesidades sexuales.

-Colloportus. -Dijo Ron mostrando una pícara sonrisa y apuntando con su varita hacia la puerta, la cual se cerró abruptamente. A no ser que a alguien se le ocurra usar el contrahechizo, nadie podría entrar a la sala común.

-¿Ron? ¿Por qué cierras la puerta? -Preguntó con confusión el chico de la cicatriz.

-Porque me quiero hacer un pajote. -Respondió con naturalidad, Ron no tenía filtros. -¿Tú no?

Harry lo pensó un momento, aunque luego llegó a la conclusión de que no habría ningún problema. Ron era su mejor amigo y habían dormido juntos miles de veces. Si hasta hablaban de cómo les gustaría follarse a las chicas de la escuela. Sólo eran dos hombres siendo hombres.

-… La verdad es que sí.

-Pues hale, al lío. -Dijo Ron después de conseguir enredar a su amigo para masturbarse en comunidad.

El pelirrojo no esperó demasiado; en menos de lo que canta un gallo se deshizo de sus apretados pantalones y de sus verdes calzoncillos que, en el interior de ellos guardaba una bestia viviente.

La polla de Ronald Weasley era bastante grande pese a ser el menor de los varones de la familia. Tenía un tamaño aproximado de uno diecisiete centímetros y su grosor no estaba nada mal tampoco. Ron no era un chico peludo, apenas tenía unos suaves y casi invisibles pelos en sus muslos y piernas. Por otro lado, sus axilas y nalgas eran lampiñas, al igual que sus huevos. Su entrepierna sí que tenía algunos pelos de color rojizo, pero estos no eran muy frondosos ni tampoco numerosos.

En resumen, un hombre perfecto. Y Harry era consciente de aquello.

El pelinegro se desvistió al completo, al contrario que su amigo Ron, que no se había quitado su camiseta de tirantes. Harry poseía un cuerpo bastante peludo, aunque su pecho y abdomen eran lampiños, solamente tenía una fina línea de vello que empezaba en su ombligo y continuaba en su entrepierna. El rabo de Harry Potter no era tan grande como el de su mejor amigo, ya que debía medir unos quince centímetros aproximadamente y su grosor era más bien fino.

Ron agarró la revista pornográfica y la dejó entre los muslos de ambos. La paja al fin podía empezar. Sus manos envolvían sus penes y se movían frenéticamente de arriba a abajo, jadeando y notando como el sudor bajaba por sus espaldas. Ambos adolescentes acompañaban la masturbación mientras hacían comentarios obscenos sobre las modelos de la revista. Las fotografías que habían visto eran simples desnudos, hasta que llegaron a la zona en la que se mostraban diferentes posturas sexuales. El pelirrojo señaló con lujuria una de las imágenes en la que podía observarse a una joven chica chupando la polla de un hombre mayor muy bien dotado de aproximadamente treinta años.

-Mira la cara de ese cabrón, se nota que disfruta. -Comentó Ron al apreciar el rostro de placer que transmitía aquel chico.

-Yo creo que ella está disfrutando más. -Añadió Harry, y ambos estallaron en risas.

-Madre mía, ojalá alguna zorra me la chupara… Tengo un antojo… -Dijo el pecoso mientras meneaba su verga de un lado a otro con indiferencia.

-Buah, yo también. -Replicó Harry.

En ese instante, una bombilla se encendió en el cerebro de Ron. Podría ser interesante.

-Uhm… Oye, ya que estamos tan cachondos, ¿por qué no nos las chupamos entre nosotros? -Propuso Weasley.

-¡¿Qué?! ¿Estás loco? -Se escandalizó Potter.

-Bah, no seas exagerado, esto lo ha hecho todo el mundo alguna vez.

-¿Todo el mundo? ¿De dónde te sacas esa estadística? Mira, estás loco, será mejor que paremos, que yo no soy marica. -Dijo Harry, haciendo el ademán de levantarse, pero Ron se aferró a su peludo muslo y lo obligó a sentarse de nuevo.

-¿Eres imbécil? Yo no soy maricón. Pero, a no ser que tengas un plan maestro para que alguna de las chicas de este estúpido colegio nos haga caso y nos las podamos follar pues no tenemos más alternativa.

El pelinegro se quedó pensando en aquella propuesta. Tal vez hacerle sexo oral a su mejor amigo no era lo más agradable del mundo, pero si él lo hacía, significaba que Ron también se la chuparía a él. Aunque quisiera que quien se la mamara fuera su amiga Hermione o la propia Ginny, pues la boquita de Ron no podía ser tan mala.

-… Vale, lo hacemos, pero solo hoy, que si no esto no se me va a bajar. -Dijo Harry refiriéndose a su erección.

-¡Esa es Harry! Tranquilo, que será rápido. Y, sobretodo, sin mariconadas. -Aclaró Ron, para luego tirar la revista pornográfica al lado del sillón en donde estaba sentado.

-¿Quién empieza? -Preguntó Harry.

-Tú.

El pelinegro lo miró con fastidio. Bajo su criterio, era injusto.

-La revista es mía, por lo tanto me toca a mí disfrutar primero. -Argumentó Ron.

-… Joder, vale. ¡Pero luego me la chupas tú a mí eh!

– Que sí que sí, que yo te la chupo luego… Venga Harry, que se me baja.

Aunque Harry quisiera negarlo, la idea de chupar el pollón que se gastaba su mejor amigo le ponía muy burro y, además, el saber que su pelirrojo amigo se la chuparía después era una gran motivación. De inmediato, Harry se arrodilló ante él e inclinó la cabeza hacia la grande y dura polla de Ron. Antes de engullir aquel manjar, el pelinegro envolvió entre sus manos el mástil del pecoso. Ron sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo; nunca pensó que el tacto de otra mano en su polla se sentiría tan maravilloso.

Harry no tardó mucho en complacer a su mejor amigo; su cabeza se hizo un hueco entre las abiertas piernas del pelirrojo y, con un poco de asco pero también con una pizca de morbo debido a la situación, abrió la boca y engulló la roja cabecita del pene de su mejor amigo. Ron soltó un pequeño gemido al sentir la tibia boquita de Harry saborear la punta de su polla. Al principio, el sabor desagradó un poco a Harry, podía saborear su líquido preseminal y este, además de pegajoso era un poco salado, pero un trato era un trato.

Harry tragó solamente hasta la mitad, pues el grosor y el tamaño de aquello era demasiado como para comerlo entero. Potter comenzó a subir y bajar su cabeza lentamente, saboreando toda la hombría de Ron, mientras éste tenía sus brazos detrás de la cabeza mientras disfrutaba de la mamada. Se sentía un rey en ese momento.

-Oohhh… dios, qué gusto… -Decía Ron con sus ojos cerrados.

El saber que lo estaba haciendo bien motivó aún más a Harry, el cual no estaba pasándolo tan mal tal y como pensaba. Le costaba asimilarlo y admitirlo, pero la polla de su mejor amigo le estaba gustando.

Ron también estaba disfrutando de la experiencia más de lo esperado. Sentir una boca chupar tu virilidad era algo maravilloso, tan espléndido que parecía irreal. Cuando bajó su mirada y encontró a su mejor amigo con sus mofletes llenos de su polla tal y como una ardilla su macho interior se despertó y pensó en hacer uso de su fuerza viril. Su gran mano se posó en la cabeza de Harry y la empujó lo más hondo posible, provocando una arcada en el chico de la cicatriz.

-A-agh, ¿p-pero qué mierda te crees que haces? -Preguntó un indignado Harry con su garganta adolorida.

-Perdón perdón, solo quería que te tragaras un poquito más… -Se justificaba Ron mientras acariciaba el sedoso cabello de su mejor amigo. -Anda Harry, tragatela entera.

A Potter se le endureció la verga ante la petición-orden de su mejor amigo. Ron llevó la nuca de Harry devuelta a su polla, el cual abrió la boca y engulló de nuevo aquel gordo rabo. Weasley soltó un profundo suspiro al sentir los labios de su amigo abrazar de nuevo su miembro. Ron siguió insistiendo y, con un poco de esfuerzo, logró que el pelinegro tragara hasta el fondo toda su polla; la nariz de Harry se mantuvo pegada al rojizo vello púbico de Ron durante un par de segundos.

-A-aahh… -Ron encorvó su espalda y echó su cabeza hacia atrás.

Ron soltó la nuca de Harry para quitarse la camiseta que aún llevaba puesta. Por otro lado, Harry aprovechó para sacarse aquel mástil de su boca y respirar un poco. Ron escuchó a Harry toser y soltó una risa.

-¿Qué pasa Harry? ¿La tengo muy grande? ¡Jajaja! -Rio el pelirrojo con el ego por las nubes.

-Calla cabrón -Harry le dió un golpecito en el hombro entre risas antes de volver a tragarse aquel rabo al que sin él saberlo aún, iba a ser su nuevo vicio.

Harry chupaba la verga de Ron con lentitud y paciencia. Potter repartía besos por toda su extensión, besos que provocaban agradables y placenteros cosquilleos a Ron. Luego, Harry se centró durante unos minutos en el apetecible capullo de su amigo. Le encantaba pasar su lengua por el glande y juguetear con la piel del capullo, todo esto mientras pajeaba aquel pollón. Después, Harry abrió bien su boquita para que entrase toda la hombría de Ron, lo cual consiguió, cosa que dudó en un principio. Potter escuchó el jadeo de su mejor amigo, se la sacó lentamente y sus miradas chocaron. Ambos sonrieron pícaros. Como Haré predijo, Ronald colocó sus dos manos en la cabeza y comenzó a aumentar el ritmo. Ahora es cuando sentiría la verdadera rudeza de un Weasley.

A Harry le excitaron los jadeos de Ron, el notar cómo se descontrolaba y se iba poniendo más cachondo con el paso de los segundos. Potter notó como su boca empezaba a babear y como la saliva salía y se caía por su barbilla. A Ron le ponía de sobremanera escuchar los sonidos de atragantamiento de su mejor amigo, se sentía poderoso, un rey, un verdadero macho. Harry, que tenía las manos libres, agarró los huevos lampiños de aquel macho que tenía enfrente suyo. Ron dio un pequeño respingo, no se debía esperar que le tocase las pelotas, y paró de follarle la boca, aunque no sacó la polla.

-¿Qué pasa Harry? ¿Me los quieres comer también? -Preguntó un Ron poseído por el placer.

Harry dejó de mamar para poder contestar-Sí, los tienes gordos, muy gordos… -Dijo un Harry irreconocible para Ron.

-Joder… venga maricón, cómeme los huevos. -Ron agarró su nuca y la hundió en sus huevos.

Antes que nada, Harry inhaló el olor de los huevos de Ron. Dios, aquel se convertiría en su aroma favorito. Potter succionó las pelotas del pelirrojo, pero al ser virgen e inexperto se los succionó con demasiada intensidad.

-¡Ey ey! Más despacio…

Harry acató la petición de Ron y comenzó a succionarlos más lento. Con una mano sujetaba sus huevos y con la otra masturbaba el duro y húmedo miembro de su amigo a causa de la mamada que acababa de hacer. Ron, disfrutaba de aquel placer con sus ojos cerrados y los brazos detrás de su cabeza.

Harry alternaba huevos y polla, huevos y polla. Vaya marica que estaba hecho. El placer era demasiado para Ron, estaba cerca de la corrida y no quería que aquello terminara, pero Harry cada vez chupaba más rápido e intensamente.

-H-harry m-me voy a correr. -Avisó Ron, el placer era tal que hablaba entrecortado, estaba a punto.

Harry no dejó de mamar, al contrario, aquello le motivó más a seguir. Dejó sus labios rodeando el capullo y comenzó a hacerle una paja para sacarle hasta la última gota de semen.

-H-harry, q-que me corro… -Insitió Ron.

Y Harry aumentó la velocidad de la paja. Su premio ya estaba aquí.

-¡A-aahh! ¡Aahhh! ¡Oohhh! -Gemía Ron mientras tenía el orgasmo más intenso de su vida.

Harry recibió varios tallazos de leche en su boca, los cuales saboreó y luego tragó. El espeso semen de Ron estaba delicioso.

Ahora sí, Harry le soltó el pene y se acostó a su lado, recuperando el aliento junto a Ron. Sus cabellos se pegaban a sus frentes sudadas y sus jadeos se mezclaban con el aire.

-Dios mío Harry… ha sido mejor de lo que esperaba. -Confesó Ron terminando de recuperar su aliento.

-Lo mismo digo, me ha flipado jaja.

Ron le sonrió y cogió sus pantalones con la intención de vestirse, pero Harry lo detuvo.

-Creo que te olvidas de algo.

-¿De qué? -Preguntó Ron.

Harry le indicó que mirara hacia abajo. Al ver la erección del moreno, Ron recordó todo. Ahora era su turno.

Después de la intensa corrida que acababa de experimentar, Ron no tenía muchas ganas de devolverle la mamada a su amigo, el calentón se le había ido.

-Ah, eso. Uhm, tío es que no me apetece ahora, si eso ya te lo hago otro día ¿Va? -Dijo Ron intentando escaquearse de su trato, chuparsela a su mejor amigo no estaba entre sus deseos en ese momento.

Harry le miró indignado, si es que lo sabía.

-¿Qué? No me jodas Ron, que yo aún no me he corrido, ¡hicimos un trato!

Ron resopló al darse cuenta de que no tenía escapatoria, debía cumplir su trato como un hombre.

-Joder, vale, ya voy.

Ron dedicó una última mirada a Harry antes de ponerse manos a la obra. Este sonreía gracioso viendo la actitud de su pelirrojo amigo, estaba claro que no quería cumplir su trato. Finalmente, Ron se arrodilló en el suelo y comenzó a agachar su cabeza. Estaba desganado tras la corrida, pero al ver la polla de su amigo Harry al alza, su verga se endureció un poco. Ron agarró con su gran mano la verga de Harry, el cual recibió un agradable escalofrío al sentir como una mano ajena tocaba su miembro.

De tantas pajas que se hacía, Ron tenía una técnica manual impecable, y Harry lo estaba experimentando. Mientras Ron pajeaba a su amigo, comenzó a hacerse una él mismo con la mano que tenía libre. Harry jadeaba de placer. Dios, menudo pajote le estaba haciendo Ron.

Aunque lo estaba disfrutando de sobremanera, Harry quería su mamada; no quería correrse sin sentir lo que era aquello.

Potter agarró la nuca del contrario y comenzó a acariciarla seductoramente. Sus miradas chocaron y ambos rieron por la situación, nunca se llegaron a imaginar que pasaría algo así entre ellos. Ron comprendió lo que Harry quería y, un poquito más animado, inclinó su cabeza hacia abajo dispuesto a devolverle a su amigo el placer que le había dado a él hace unos minutos. Ron Abrió bien la boca y tragó de golpe la mitad de aquel rabo, sacándole un pequeño gemido a Harry, maravillado por la nueva sensación que estaba invadiendo su cuerpo.

Weasley comenzó un mete y saca a una velocidad media mientras se tocaba a él mismo. Con la mano que tenía libre, Ron agarró los peludos huevos colgantes de Harry para así estrujarlos mientras chupaba y darle más placer a su gran amigo. Además, Ron movía la lengua para complementar la mamada, también le dedicaba su tiempo al glande y al prepucio de Harry. Ron le miraba a los ojos mientras mamaba y Harry se ponía aún más cachondo viendo cómo su mejor amigo disfrutaba de aquel prohibido encuentro.

Poseído por el deseo, Ron abrió bien su boca para intentar que entrase toda, lo cual consiguió: se la tragó entera sin respirar, con su nariz pegada al frondoso vello púbico de Harry. Ron escuchó el jadeo de Potter perfectamente. Se quedó quieto unos segundos y, mirándolo a los ojos, comenzó a sacarse la polla lentamente de la boca, apretando suavemente los labios contra el tronco venoso. Harry, suspiraba de placer.

-Aahh… que bien la chupas Ron.

Ron le sonrió pícaro, continuando la mamada mucho más animado. Como a todo hombre, le encantaba que le subieran el ego. Harry comenzó a acariciar el pelirrojo cabello de Ron sensualmente mientras éste disfrutaba del sabor de su polla. Así estuvieron unos intensos minutos más, Ron inclinado sacándole gemidos a su mejor amigo.

Cansado de estar arrodillado, Ron se levantó y se acostó de lado para continuar su mamada. Todo estaba yendo perfecto, hasta que, al levantar la mirada y comprobar el rostro de placer del pelinegro, los labios de Harry se le empezaron a hacer bastante interesantes. Ron, sin dejar de pajearle, acercó su rostro al de Harry y le robó un beso. Potter, impactado, no le devolvió el beso, por lo que, un poco avergonzado por lo que había hecho, Ron prosiguió la mamada sin decir nada. Sus mejillas se volvieron del mismo color que su pelo. Harry se tocó sus labios sonriendo, nunca le habían besado y el contacto de los labios del pelirrojo contra los suyos le había gustado.

-Ron, mírame. -Ordenó Harry a su mejor amigo.

Cuando levantó la mirada, Harry se lanzó a sus besos y Ron, asombrado, le siguió el beso muy prendido. La escena era muy morbosa para cualquiera que la observara, dos bellos adolescentes besándose sin control mientras uno de ellos pajeaba al contrario. Harry dió permiso a su amigo de explorar con su lengua su cavidad bucal, permiso que Ron aprovechó con creces. Harry también metió su lengua de por medio, y ambos comenzaron una guerra que ninguno quería perder.

Ron aumentó el ritmo de la paja considerablemente. Harry, se acercaba cada vez más al orgasmo, quiso avisarlo pero no quería que este dejara de besarlo. Ron notaba como la verga de Harry se hinchaba más y más en su mano. Sabía lo que eso significaba y, en lugar de frenar, lo pajeó con más intensidad. El lascivo sonido de la saliva era música para los oídos de ambos. Harry notó un rico cosquilleo que provenía de su glande y, sin poder pensar en nada más, comenzó a soltar varios tallazos de semen en su abdomen mientras Ron ahogaba sus gemidos con sus labios. Cuando Harry terminó su descarga, sus labios se separaron de los de Ron con una pequeña mordida. Ron lamió todo el semen que había quedado en su mano y luego hizo lo mismo con el que quedaba en el abdomen de Harry Potter, su mejor amigo.

Tras unos instantes en silencio, Ronald Weasley y Harry Potter estallaron en risas, sin saber que aquella aislada experiencia en la que habían perdido parte de su virginidad iba a repetirse en múltiples ocasiones y que entre ellos había surgido algo más ardiente que cualquier hechizo de fuego.

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