La tarde transcurrió sin mayores incidentes en casa de la familia Tendo. Salvo por que Kasumi, a pesar del calor que se dejaba sentir, opto por vestir un gran suéter, morado con motas, que le cubría totalmente. También era extraño ver a Ranma inmóvil, sentado en el tejado, sumido en sus pensamientos.

-¿En qué lío me he metido?- Era la pregunta que una y otra vez le venía a la mente. Su vida era ya bastante complicada con una prometida neurótica y tres chicas testarudas tratando de casarse con él, ahora se había enredado de la peor forma con una más, nada menos que Kasumi la hija mayor del señor Tendo. Desde su llegada a Nerima Ranma había considerado a la muchacha como una hermana mayor, e incluso como la madre que hasta hacia poco creía muerta. Claro que Kasumi era una mujer muy bonita, cualquiera con dos ojos de frente podía verlo, no solo por su físico sino por su carácter dulce y generoso. Pero la idea de follar con ella jamás le había cruzado por la mente. ¡¿Qué diablos lo había llevado a cometer semejante estupidez?!

Conforme las sombras de la tarde se acentuaron los habitantes de la casa fueron regresando. El primero en llegar, ya entrada la tarde, fue Soun, quien venía feliz tras recibir una mención especial por haber logrado que los ataques del ladrón de ropa íntima cesaran, aunque no pudo decir como lo había hecho. Rato después Akane regreso a la casa, la larga caminata le había ayudado a calmarse. Finalmente Genma hizo acto de presencia, convertido en panda, sin duda su apetito era mayor que su miedo.

Al llegar la hora de la cena el ambiente se tornó tenso. Nadie hablaba y Kasumi, Ranma, Genma y Akane evitaban siquiera mirarse. Por su parte Nabiki los observaba, intrigada por su extraño comportamiento, tratando de adivinar que estaba pasando.

-¿Pasa algo malo? ¿Por qué todo el mundo esta tan silencioso?- La voz de Soun sonó como un cañonazo en medio del silencio que reinaba en el comedor. Todos se volvieron a mirarlo como si fuera alguna suerte de bicho raro. El señor Tendo comenzó a sentirse incómodo y opto por dejarlos en paz. -Kasumi ¿Podrías darme un poco de salsa?- Mecánicamente Kasumi acato la orden de su padre. Más su brazo no alcanzaba a llegar hasta él. -Oye Ranma ¿no puedes ayudar a Kasumi?- Dijo Soun molesto por la actitud indiferente de los ahí reunidos.

El joven Saotome trago grueso y lentamente extendió la mano para tomar el tazón. La mano de Kasumi comenzó a temblar conforme la mano del chico se acercaba a ella. Finalmente, en un acto instintivo, la joven retiro su mano antes de que Ranma tomara correctamente el tazón, el cual cayó haciéndose pedazos contra la mesa.

-Lo siento- Dijo Kasumi bajando humildemente la cabeza.

-Fue mi culpa- Dijo Ranma disponiéndose a limpiar.

Soun los miro desconcertado. Akane y Genma siguieron comiendo como si nada. Nabiki sonrió perversamente, una idea había cruzado por su mente.

Después de cenar todos se retiraron sin decir palabra. Soun llamo con señas a Nabiki. – Hija, ¿tú sabes qué pasa con Kasumi? Parece preocupada.-

-No lo sé papá.- Respondió la joven. Enseguida dio media vuelta y salió del comedor. – Pero voy a averiguarlo.- Pensó mientras subía las escaleras.

Rato después Ranma se encontraba en el cuarto de baño. Sumergido en la tina de agua caliente, con el rostro cubierto por una pequeña toalla, tratando de entender lo que había pasado aquella mañana. El sonido de la puerta al abrirse lo saco de sus meditaciones. -¡Demonios papá! ¿No puedes esperar tú turno?- Molesto se sentó en la tina, la toalla cayo de su rostro, y miro al intruso. Sus ojos se abrieron al máximo. De un salto se puso de pie y se recargo contra la fría pared del baño. – –A…a…..aaa… aaaa…- Era todo lo que salía de su boca. Frente al Nabiki, desnuda como una ninfa, lo miraba con burlona frialdad. -¿Qué pasa Ranma? ¿Creí que una chica sin ropa ya no te asustaría?- La visión era encantadora, sin duda Nabiki no tenía nada que envidiar a sus hermanas, los pechos medianos, la cintura breve y unas caderas amplias y macizas. Las piernas largas y bien trabajadas, los brazos levemente musculosos debido a la práctica del tenis. Su rostro era sereno, helado sería más correcto, pero eso le daba a su belleza un toque amazónico.

Con una mirada indiferente Nabiki miro a Ranma. Para sus adentros reconoció que su «futuro hermano» tenía un cuerpo atractivo, musculoso y esbelto, y un rostro que poseía un gran encanto, gallardo como hombre y provocativo como chica. En ese momento la mirada de Nabiki se topó con la polla de Ranma, levemente erecta por la belleza que tenía en frente. Por unos segundos Nabiki perdió su frialdad, sus ojos se llenaron de deseo al ver aquella pieza de carne que superaba con mucho a la visión de sus sueños. Al darse cuenta de lo que su «cuñada» estaba mirando Ranma volvió a sumergirse en la tina ocultando su virilidad a los ojos indiscretos de Nabiki.

-¡¿QUE ESTAS HACIENDO AQUI?!-

-Solo quiero charlar.- Retomando su aíre de frialdad Nabiki se sentó a la orilla de la tina.- Lo sé todo Ranma.- El chico se puso pálido como un fantasma. No tenía forma de saber que Nabiki le mentía.

-¿De… de… de que hablas?- Nabiki los miraba fijamente, estudiando sus rasgos. Eligiendo cuidadosamente sus palabras para presionarlo. -Tú sabes de que hablo. ¡Yo los vi Ranma! ¡Y ahora mismo voy a decírselo a mi padre!- En un acto dramático Nabiki se puso de pie e hizo el ademan de salir del baño. Asustado hasta los huesos Ranma salió de la tina y colocándose frente a ella le impidió el paso. – No lo hagas te lo suplico.- La voz de Ranma estaba tan llena de temor que Nabiki solo pudo preguntarse qué rayos era lo que había pasado entre él y su hermana.

– Dame una razón para no hacerlo.- Dijo fríamente cruzando los brazos sobre su pecho.

– No lo hagas. Te lo ruego.- Entonces Ranma hizo algo que Nabiki jamás lo creyó capaz de hacer. Cayo de rodillas, suplicante, con la frente pegada al suelo.- -Si guardas silencio te juro que yo encontrare la forma de arreglar las cosas.- A Nabiki le tomo unos segundos reponerse de la sorpresa. Ver a Ranma, el orgulloso heredero de la secta Saotome de rodillas ante ella era… delicioso. Una onda de poder recorrió el cuerpo de la joven. Así que al final era ella quien lograba vencer a Ranma. Una sonrisa cruel apareció en su rostro. Era como una diablesa ante un condenado.

– Esta bien.- Dijo casi con despreció.- No diré nada.-

-¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!.- La cara de Ranma recobro el color y una sonrisa la ilumino. Pero cuando quiso incorporarse Nabiki se lo impidió colocando su mano con fuerza sobre su hombro.

– ¡No tan rápido «señor Saotome»!.- Un escalofrío recorrió la espalda del muchacho al ver el extraño brillo en los ojos de Nabiki.- Mi silencio te va a costar caro.- Ranma se sintió ofendido al comprender lo que esa chica ambiciosa se proponía y desafinaste rebatió.- Sabes que no tengo dinero.-

-Lo se.-

-¿Entonces?-

-A partir de este momento tendrás que ser mi esclavo.- Sentenció Nabiki. Ranma la miro incrédulo, su sangre de guerrero hirvió ante tal demanda, y rebelde por naturaleza la encaro.

-¡Estás loca!- Grito mientras se incorporaba de un salto y se dispuso a salir pero ella lo detuvo.

-Como quieras. Pero entonces papá sabrá todo esta misma noche.- Ranma quedo congelado. Se dio cuenta de que ella tenía la sartén por el mango. El realmente quería arreglar las cosas pero necesitaba tiempo, así se volvió lentamente. Nabiki lo miraba expectante, lista para cualquier cosa que él tratara de hacer.

-Tú ganas.- Dijo el joven apretando los dientes. Nabiki sonrío y se acercó triunfante. – Para empezar. Cuando estemos solos me llamaras señorita Nabiki. Además harás todo lo que yo te diga.-

-¿Todo?- Repitió Ranma temeroso.

-¡Todo!- La voz de Nabiki era un peso que caía sobre la espalda de Ranma.- ¡Si me desobedeces iré enseguida a contarle a papá lo que se.-

-Está bien.-

-Está bien ¿qué?-

-Está bien señorita Nabiki.- Dijo finalmente apretando los puños con rabia.

-Ahora quiero tomar un baño.- Ranma la miro  con disgusto y dando la vuelta se dispuso a dejarla sola. Pero la voz de la chica resonó como un trueno a sus espaldas -¡¿A DONDE VAS ESTUPIDO?! ¡DIJE QUE QUIERO TOMAR UN BAÑO!- Ranma se volvió sorprendido, con la boca y los ojos muy abiertos, mientras Nabiki se sentaba orgullosamente en el pequeño banco del baño. -Y bien ¿qué esperas?-

Ranma se acercó a ella como un sonámbulo, no podía creer que realmente Nabiki planeara aprovecharse de él de aquella forma. Poniéndose en cuclillas  junto a su «ama» tomo la regadera portátil y comenzó a mojar el cuerpo femenino. De repente Nabiki empujo la mano de Ranma provocando que el agua fría tocara su cuerpo, que de inmediato sufrió la transformación que todos conocemos.

-Así estas mejor.- Dijo la chica Tendo sin volverse. Ranma se sintió aún más humillado, pero continúo su labor. Después tomo un estropajo y lo enjabono para comenzar a limpiar la tersa piel de Nabiki. Una peculiar excitación se fue gestando en él, mezcla de humillación y lujuria, mientras sus manos recorrían el cuerpo de su «ama». Tenía que admitir que la sensación de esa piel enjabonada le resultaba deliciosa, que el contacto con aquellos pechos duros y puntiagudos lo estaba perturbando. Luego Nabiki estiro una de sus piernas y Ranma comenzó a tallarla, era una verdadera belleza larga y de músculos bien marcados, dejo que sus dedos se deslizaran por todos los ángulos, llegando incluso a tocar tímidamente el vello ensortijado que ocultaba el coño. Por un momento Ranma agradeció el estar transformado en chica pues de otra forma no hubiera podido ocultar su excitación ante la chica.

No bien acababa de limpiar el delicado pie de Nabiki, esta lo levanto aún más y coloco la planta sobre los pechos de Ranma. El chico se quedó paralizado al sentir como sus senos se endurecían en respuesta al toque lento y seductor de aquel pie. -Tienes unos pechos hermosos Ranma.- Dijo Nabiki disfrutando de la turbación de su «esclavo».- No me extraña que Kuno, Picolet, y todos los demás estén locos por ti.- Sin decir más bajo la pierna. – Ahora tienes que limpiarme aquí.- La joven abrió con sus dedos los labios de su coño, que semejaba una fresa roja y húmeda. Torpemente Ranma acerco el húmedo estropajo a aquel lugar pero Nabiki le sujeto la muñeca con firmeza.- ¡Así no!-

Ranma la miro ansioso, intuyendo lo que estaba por venir. Ella tomo su cabeza con ambas manos y tiro con energía, haciéndolo caer totalmente de rodillas, para llevarlo directamente hasta su coño.

-Mmmmmuuuuuuu.- Fue todo lo que Ranma pudo decir cuando su cara quedo atrapada entre los muslos de Nabiki. El aroma a mujer término por encender la sangre del joven y olvidándose de todo hundió su lengua en aquella cueva ardiente. Lamiendo y chupando como un loco. Nabiki se estremeció al sentir como aquella serpiente de fuego raspaba contra su clítoris. Un gemido gutural escapo de sus labios temblorosos.

-¡Aaaaahhhh!.. ¡Que rica lengua tienes Ranma!… ¡No pares!… ¡No pares!…- la joven se estremeció como si sufriera un ataque de epilepsia, como si un fuego intenso consumiera su sexo, esos labios, esa lengua la estaba volviendo loca. Ansiosa Nabiki abrió las piernas al máximo, sintiendo como las manos femeninas le brindaban apoyo sosteniendo sus nalgas; los labios del coño se abrieron del todo y un caudal de líquidos comenzó a brotar incontenible. Sorpresivamente Nabiki tiro de la cabeza de Ranma obligándolo a separar la boca de su coño.- ¡Ya…Basta…basta!… ¡Te necesito dentro de mí! ¡Ahora!.- Ranma desvío la vista hasta la tina de agua caliente. Pero antes de que pudiera hacer nada Nabiki se pisó de pie y colocó sobre él. Ranma intento volver a lamer el coño pero al acercarse un torrente de líquido caliente cayó sobre su rostro. ¡Nabiki lo estaba orinando! Tomado por sorpresa Ranma no pudo evitar que algo de ese líquido penetrara en su boca, lo encontró salado pero no desagradable. Además se dio cuenta de que su cuerpo respondía al calor de la orina retornando a su forma masculina.

Sin perder un momento Nabiki se sentó sobre él. No necesitaba estimular la polla del muchacho, esta estaba dura como una espada de acero. Con mano firme la acomodo a la entrada de su ser y sin vacilar se dejó caer sobre ella.

-¡Aaaaaaaagggggg!… ¡Ya!… ¡Ya me entro toda!… ¡Toda!…- Nabiki contuvo un instante la respiración, aquella barra de carne caliente era más larga y gruesa de lo que había pensado. Una punzada de dolor la detuvo un poco, pero cuando sintió que su pelvis estaba pegada a la de Ranma supo que había logrado alojar totalmente la polla en sus entrañas.  Ranma intento acariciar los erectos pezones de la chica, pero está sujeto sus manos por las muñecas.- ¡QUEDATE QUIETO!- Ordeno con fiereza. Ranma bajo los brazos y sus manos se apoyaron sobre las caderas de Nabiki. Esta comenzó entonces a moverse, subiendo y bajando cada vez más rápido, sus manos se apoyaron en los pectorales del su montura, clavando las uñas sin piedad en la carne joven. Los ojos parecían a punto de salirse de sus órbitas, sentía que la polla de Ranma se movía dentro de ella, como un ser con vida propia, con tal fuerza que por un momento creyó que se volvería loca.

Por su parte Ranma se dio cuenta de que su «ama» se movía a un ritmo sin igual y que los músculos de su coño «mordían» deliciosamente su polla, como una boca chupando un caramelo. Al mismo tiempo el dolor que le infringían las uñas de Nabiki se mezclaba maravillosamente con el placer que recibía de su vagina. Ranma sentía ser devorado y follado al mismo tiempo. Así las cosas, no tardo en caer en un éxtasis sin igual que termino con una furiosa eyaculación.

-¡Aaaaggggggg!…. ¡Me corro!… ¡ME CORRO!- Ranma levanto la cadera para que polla penetrara más aún en Nabiki. Por fortuna esta también estaba cerca del orgasmo, ya no le importaba saber el secreto de Ranma y Kasumi, no le importaba que él joven fuera prometido de su hermana menor, tan solo importaba que ahora él era suyo, suyo para montarlo cuando quisiera.

-¡Siiii!… ¡SSSIIIIIII!… ¡Me corrroooo!… ¡Métemela toda!- El cuerpo femenino se tenso al máximo y una oleada de ardientes líquidos se desbordaron mezclandose con los que provenían del miembro masculino. Por un momento todo quedo en silencio, salvo por los suspiros que cada uno de los amantes dejaba escapar. Lentamente Nabiki se bajó de su cabalgadura y con un gesto desdeñoso se puso de pie. Sin siquiera volver la cara acciono la regadera y limpio su cuerpo. Luego se envolvió en una toalla y abrió la puerta del baño. Pero antes de salir le hablo a «su esclavo».- Descansa. Mañana tendrás un día ocupado.- Sin decir más se fue. Ranma se incorporó y miro a su alrededor.

– Ahora si estoy perdido.-

Al mismo tiempo, en la terraza del jardín, Soun y Genma-panda jugaban su tradicional partida de Shogi, mientras tomaban un trago de Sake. En realidad ninguno prestaba atención al juego, Genma recordaba lo grato que había sido follar con Akane y Soun estaba muy preocupado por la aptitud de Kasumi. Quien en ese momento se encontraba ya en su cuarto. La mayor de las chicas Tendo se había puesto ya su camisón de dormir y se hallaba tendida en su lecho. Pero el sueño se encontraba ausente de sus hermosos ojos. El incidente con Ranma estaba fijo en su mente, el recuerdo de sus besos y caricias la excitaban, pero la conciencia de que Akane sufría al enterarse la llenaba de remordimientos. Al final se levantó y, echándose una bata encima, abrió la puerta de su habitación. Temerosa se asomó al pasillo, no había nadie. Con pasos largos y apresurados se dirigió al cuarto de su padre y tras un momento de vacilación entro. El lugar estaba a oscuras, solo la luz de la luna entrando por la ventana brindaba un poco de claridad. Ansiosamente Kasumi se dirigió al armario de su padre y abriéndolo extrajo el pequeño arcón que contenía los recuerdos de su madre muerta. Por un momento la joven se detuvo, aquel era un secreto que no había compartido con sus hermanas. Solo ella sabía que su padre guardaba celosamente el kimono favorito de su madre y una botella de su perfume predilecto. También era su secreto que, de vez en cuando, ella tomaba ambos objetos para sentir al menos por un momento la presencia de su madre sobre todo cuando estaba triste o preocupada, sus manos acariciaron al fría cubierta del cofre. Esa noche Kasumi necesitaba ese contacto más que nunca.

Abajo los dos hombres comenzaban a dar muestras de cansancio. Las piezas sobre el tablero apenas se habían movido. Pero las seis botellas de Sake, vacías de licor, daban cuenta del tiempo que había pasado.

-¡Oooooooooommmm!- Bostezo Soun. – Oiga Saotome. ¿Qué le parece si dejamos esto para mañana?- El gran panda emitió a su vez un bostezo y saco un cartel en el que se leía. -«De acuerdo»-. Ambos se levantaron. Genma cerró las puertas y se dirigió a la cocina en busca de un bocadillo nocturno. Soun se dirigió inmediatamente hacía su cuarto. Al mismo tiempo Kasumi se había despojado de su bata de noche para enfundarse en el negro kimono. Así podía sentir más cerca la presencia de su madre, le parecía que la prenda aún retenía el calor de su ser amado. Con veneración reclino la cabeza sobre uno de los hombros para aspirar los residuos aromáticos que emanaban de la prenda. Como siempre aquellas acciones calmaban sus nervios y la sumían en un estado de paz. Cosa que necesitaba para aclarar su mente y encontrar una solución al problema que ahora la atormentaba. Tan profunda era su meditación que no escucho los pasos de su padre acercándose por el pasillo. ¡Su corazón salto dentro de su pecho al escuchar la puerta abrirse y ver la figura de su padre en el umbral! Asustada se puso de pie, aferrándose al kimono, como si este pudiera esconderla. En un principio Soun no se percató de que no estaba solo hasta que cerró la puerta y sus ojos se adaptaron a la pálida luz de la luna. Cuando lo hizo se quedó inmóvil. Recargado contra la puerta de su habitación. Con los ojos abiertos desmesuradamente, contemplando aquella figura grácil recortada contra la luz de la luna. Tambaleándose se fue acercando a ella. Kasumi estaba aterrada, temerosa de la ira en que sin duda montaría su padre al darse cuenta de su intromisión, las palabras estaban trabadas en su garganta y solo acertó a retroceder conforme su Soun avanzaba hasta que la pared le impidió dar un paso más.

-¡Eres tú!- Fueron las palabras que salieron de los temblorosos labios del señor Tendo cuando llego frente a ella.- ¡Volviste!… ¡Estas aquí!… – Sin decir más rodeo con sus brazos a la aparición que tenía ante él. No le importaba si era un fantasma o el producto de su borrachera, solo le importaba que esta vez podía sentir un cuerpo femenino dentro de aquel kimono negro. Kasumi estaba sorprendida, se dio cuenta de que su padre, además de no verla con claridad, estaba algo borracho. Pero también se dio cuenta de que el hombre se estremecía presa del llanto, de que se aferraba a su cuerpo con una desesperación que le recordó el día en que ella, su madre, murió en brazos de Soun. Dejándose llevar por la compasión la joven respondió al abrazo de su padre. Por un momento se estrecharon con fuerza aliviando el dolor que albergaba en sus corazones. Pero de pronto el contacto dejo de ser fraternal. Las manos de Soun comenzaron a recorrer la espalda de su hija hasta posarse sobre las nalgas juveniles.

– ¡No!- Gimió Kasumi apartándose de su padre instintivamente. -¡No puedo!  ¡No me hagas esto! ¡No!- A pesar de todo la joven no pudo evitar  arrepentirse por haber dicho aquellas palabras, seguramente su padre había reconocido su voz. Soun detuvo su avance, sorprendido y asustado por lo que acababa de oír. Pero fue solo un momento. Sus brazos se negaron a soltar a su presa y sin pensarlo pego sus labios a los de la su «fantasmal amante», Kasumi percibió el inconfundible sabor del alcohol cuando la lengua de su padre entro en su boca. Ella nunca había sido una persona violenta, por lo cual la idea de golpear a su atacante nunca apareció en su mente, solo cerro los ojos para no mirar el rostro de su padre. 

Por fortuna el beso fue breve, Soun se apartó para comenzar de inmediato a llenar de besos el delicado cuello de la joven, ella apretó aún más sus párpados, no quería ver a su padre transformado en ese huracán de lujuria que ahora la envolvía. Las manos de Soun abandonaron las nalgas y se dedicaron a descubrir el cuerpo bajo el kimono, se sentían calientes enfebrecidas por el deseo, incontenibles penetraron por debajo de la tela y entraron en contacto con la suave piel que se estremecía.

Soun se desconcertó un poco al darse cuenta de que la aparición portaba más ropa bajo el kimono. El inesperado obstáculo encendió más el deseo del señor Tendo y si pensarlo arranco con sus manos el blanco camisón, los pechos de Kasumi quedaron expuesto y de inmediato fueron mordidos por su padre, sus pezones respondieron instintivamente a las dolorosas caricias, que pese a todo no dejaban de hacerla temblar, mientras un deseo prohibido comenzaba a abrirse paso dentro su alma.  Soun cayó de rodillas ante su hija y sus manos arrancaron sin miramientos las blancas bragas que le impedían llegar al tesoro que anhelaba. Inmediatamente hundió su rostro en el espeso vello púbico el aroma a mujer lo enloquecido. Su lengua salió disparada en busca del sabor salado que tan bien conocía. Kasumi abrió los ojos y apretó las quijadas como si mil agujas se clavaran en su carne, sus manos sujetaron la cabeza de su padre, con la intención de apartarla, pero solo logro que sus dedos se enredaran en la negra cabellera del hombre. Las manos de Soun no se estuvieron quietas, ascendieron en busca de los hermosos pechos para apretarlos como a frutas maduras.

-¡Oh Kami!… ¡Oh Kami!…- Era todo lo que salía de los labios rojos de Kasumi. Cuyo cuerpo temblaba incontrolable sintiendo el contacto de la lengua masculina sobre su clítoris. -¡Aaaaahhhhhhh!… Por favor… Por favor…. ¡Aaaahhhhhh!… ¡Por favor!… ¡por favor!- Susurro sin saber si pedía el fin de su tormento o que este continuara. Sin darse cuenta empezó a mover sus caderas, restregando así su coño contra la cara de su padre que no dejaba de mamar los jugos que salían de aquel canal. Kasumi sentía que a cada impulso la vida se le escapaba. Sus ojos estaban llenos de lágrimas a causa del placer que la invadía. Finalmente sintió que sus fuerzas la abandonaban y lanzando gemido se dejó caer en un remolino negro.

-¡OOOOHHHHHH!…¡KKKAAAAMMMIIIII!- Un caudal de líquidos femeninos fueron a dar a la boca del señor Tendo, quien lucho por tragarlos todos aún cuando el cuerpo de su amante cayo al pie de la ventana. Por largos instantes Kasumi permaneció quieta, con los ojos cerrados, esperando lo que habría de venir. Hasta sus oídos llego el sonido de pasos y el rechinar de una puerta corrediza. Tímidamente abrió los ojos y miro a su padre cuando sacaba del armario una gran colchoneta, misma que tendió en el centro de la habitación. Acto seguido el hombre comenzó a despojarse de su casaca dejando al descubierto su fuerte tórax, luego aflojo la cinta de sus pantalones que al punto cayeron hasta el suelo dejando ver unas piernas fuertes. Lentamente camino hacía la joven, cubierto solo por un calzón hecho con una cinta anudada en torno a su cintura.

Cuidadosamente la tomo en sus brazos y la levanto. Ella no ofreció resistencia, vencida por el oscuro y ardiente deseo que los había atrapado. Por un momento ambos se miraron, la luz de la luna ilumino sus rostros claramente. Pero nada ocurrió. Soun dio la vuelta y caminando unos pasos deposito a su hija sobre la mullida colchoneta, la negra tela del kimono hacía resaltar la blanca piel de la chica, como una gota de leche sobre un plato de laca; después desato el nudo de su calzón y este se deshizo instantáneamente. Kasumi desvío la mirada para no ver aquella pieza de carne erguida y palpitante que su padre mostraba desafiando los lazos que los habían unido hasta ese día. Lentamente Soun se recostó a su lado, suavemente le tomo una mano y la llevo hasta lanza guerrera. Kasumi sintió el contacto de algo caliente y suave en su palma, sus dedos se cerraron en torno a aquella carne que la había engendrado hacia tanto tiempo.

-¿Es buena verdad?…- La voz de Soun sonaba ronca y pastosa. -¿Quieres sentirla…?- Kasumi no podía contestar. Su mente estaba hecha un embrollo de sensaciones y sentimientos. Por un lado sabía que aquello era aún peor que lo que había pasado con Ranma. Pero al mismo tiempo su coño palpitaba presa de un ardiente deseo que la impulsaba a dejar que las cosas llegaran hasta el final. La impaciencia hizo presa de Soun y sin esperar más se acomodó entre las piernas de su hija y apunto su polla hacia el valle de los placeres que se abría ante él. Sus actos hicieron que el terror superara a la lujuria y Kasumi intento detenerlo. -¡Detente!… ¡Por favor deja que me vaya!… ¡Por favor pa…- La mano de Soun cerro la boca de su hija para impedirle pronunciar aquella palabra. Kasumi miro los ojos de su padre y tuvo la seguridad de que él deseaba detenerse, pero también supo que no lo haría. El guerrero cerró los ojos y, cual si saltara hacia su inmolación, se dejó caer sobre el cuerpo que lo esperaba. Kasumi sintió como su padre entraba en ella, como su polla se hinchaba más al abrigo de sus entrañas, al tiempo que su coño avivaba aún más propio fuego. Todo dejo de tener importancia, salvo el sentir como esa polla le llegaba a lo más hondo. Así dejo de luchar contra el deseo que la devoraba, dejo que sus piernas se cerraran en torno a las caderas de su padre para impulsarlo a continuar hasta el fin. Soun empujo con determinación su miembro dentro su hija disfrutando la sensación de deslizarse dentro de su coño hinchado y caliente. Jadeando como un toro empezó a meter y sacar su polla a veces rápidamente y otras muy despacio, las manos del guerrero apretaban los pechos de la chica, su boca mordía con fuerza los hombros y el cuello, mientras sus caderas se lanzaban cada vez con mayor fuerza.

El roce de aquella lanza contra el delicado clítoris de Kasumi se volvió tan intenso que la joven experimento una cierta dosis de dolor, pero eso solo la impulso a presionar más su cuerpo contra su cabalgador.

-AH…. Aaaahhhhhh… ¡Si!… ¡Si!… ¡Oooooohhhhh!… ¡Me gusta así!… ¡Follame así!… ¡Así follame!- Alentado por las palabras de su amante Soun se lanzó a fondo, sus cuerpos entrelazados estaban cubiertos de sudor, sus corazones latían con tal fuerza que les parecía increíble que los demás habitantes de la casa no los escucharan.

-¡Aaaaaagggggggg!- Gimió Soun sintiendo que chorros de lava estaban por salir de su cuerpo. Pero Kasumi clavo con rabia las uñas en su espalda hasta hacerlo sangrar.- ¡No te atrevas!- Dijo casi amenazante.- ¡Sigue follandome!… ¡Más!… ¡Follame más!… ¡Ooooohhhhh Buda que rico se siente!…- Soun se detuvo repentinamente. Con el rostro desfigurado por la lujuria. Con manos crispadas tomo la cara de su hija y sujetándola le grito loco de deseo.- ¡Tú!… ¡Tú eres mía!… ¡Solo mía!… ¡TU NO ERES MI HIJA!… ¡ERES MI ESPOSA!… ¡MI ESPOSA!…  ¡DILO!- Los ojos de Soun eran los de un loco. Con rabia beso los labios de Kasumi al tiempo que reanudaba sus embestidas. Luchando por enterrarse más profundamente dentro de ella.-

-¡SI!- Grito Kasumi en el oído de su padre, mientras sus piernas se cerraban con locura alrededor de las caderas de su macho- ¡AAAAAHHHHHHH!…¡SI!… ¡SOY TU ESPOSA!… ¡POR FAVOR FOLLAME!… ¡FOLLAME SOUN!… ¡NO PARES!…. ¡OOOOHHHHHH BUDA!…. ¡LO SIENTO!…¡LO SIENTO!… ¡ME COOOOORRRRROOOOO!- Kasumi sintió como su cuerpo liberaba un río ardiente que fue a mezclarse con otro de igual fuerza que emanaba de la polla de su padre.- ¡Iiiiiiiiiihhhhhhhh! ¡Aaaaaaahhhhhhhh!.- Grito Tendo al derrumbarse totalmente sobre su hija. El silencio reino en la habitación por unos minutos. Muy despacio bajo Soun de su montura y se quedó inmóvil. Rato después Kasumi se levantó del lecho y miro como un hilo de blanco líquido escurría de su coño hasta la colchoneta. Con trabajos se puso de pie y se dispuso a abandonar aquel lugar. Mecánicamente se despojó del kimono, lo doblo con cuidado, y lo deposito dentro del arcón. Pero antes de salir escucho la voz de su padre tras ella.

-Llévatelo.- Kasumi volvió la cabeza. Su padre se había envuelto en la colchoneta, como un niño asustado de la oscuridad.- Ahora es tuyo.- La joven tomo el arcón y salió sin decir palabra. 

En el cuarto de Akane esta no dejaba de masturbarse, metiendo la punta de sus dedos en el culo, recordando la follada que Genma le había dado. Nabiki soñaba con Ranma, chico y chica, deseando la llegada del amanecer para llevar a cabo sus planes. En el cuarto de huéspedes Ranma soñaba con todas y cada una de sus prometidas, desnudas y llamándolo para que las follara, pero también soñaba con Kuno y los demás, resistiéndose al llamado de sus miembros erguidos. A su lado Genma, convertido en panda, lo miraba mientras un deseo salvaje crecía dentro de su pecho.

CONTINUARA….