Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

La adicción III

Grigio me follaba con una fuerza demencial, era como una locomotora en una alocada carrera, mis muslos y mis nalgas temblaban con la potencia de sus estocadas, me corrí como una loca, hasta perdí la noción del tiempo gozando su verga que nublaba mis sentidos, un océano de leche comenzó a inundar mi vagina, su verga parecía un submarino que disparaba torpedos de esperma hacía mi cérvix ...

Cuando lo conocí

Comenzó a penetrarme lentamente, aunque mis labios estuvieran muy húmedos y su dedo hubiera abierto camino, hacía tiempo que no practicaba el sexo y costó un poco al principio, incluso me llegó a doler un poco, pero este es un dolor agradable, porque es simple roce cuando el agujero está tan cerrado con el clítoris, crea una sensación de placer que muy satisfactoria.

Mi profe de física

Mi maestra de Física que le calculaba unos 28 o 30 ya me tenía fichado a unos amigos y a mí porque en una ocasión en su laboratorio habíamos roto 3 matraces por andar echando "desmadre", cada vez que la maestra me veía mi perforación en el oído me decía que si era un vándalo o que, por lo que recurrí a portar un curita en mi oído para tapar la perforación.

Un viaje cargado de morbo

Así lo hicieron, durante la comida charlaron de sus vidas en los últimos años, se contaron mil aventuras y rieron con los recuerdos que cada uno guardaba de su antigua relación. En la sobremesa, mientras tomaron café y algún licor, comenzaron a hablar de sus aventuras amorosas y enseguida recordaron su actividad sexual.

Y la mosca voló

Allí pasaron horas, él continuaba en la misma posición. Por su cabeza no transcurría nada, simplemente estaba en blanco. Era como si le hubieran arrancado la vida, su cuerpo se mantenía (a duras penas) activo, pero su mente permanecía dormida.

Doloroso y placentero

Ambos nos lavamos la cara, nos preparamos para ir a nuestro trabajo... antes llegamos a la cafetería, tomamos un desayuno continental y enfilamos al área de desempeño. El día transcurrió sin comentarios personales, entregados al trabajo que llevábamos por hacer.

Zeks VIII

Yo me quedé allí agarrado a él. Sollocé un rato hasta que me cansé. Santi estuvo a mi lado en todo momento. Acariciando mi nuca y diciéndome palabras bonitas al oído.

Rarezas de la pandemia

Fue como una descarga eléctrica, mi chocho se estremeció de verdad ‒ conchas de tu madre… perro de mierda… no lo vuelvas a hacer ‒ le dije cubriendo mi sexo con la mano, su baba cubría mi chorito y mi culito...