La piscina, y dos amantes ardientes, estaba frente a mí, aquel mediodía. Mi mochila y la piscina lasciva.
Nos quedamos un rato descansando, con mi culo un poco adolorido pero contento, cuando de pronto Giovanni se levanta y nos dice aún falto yo que acabe y juntándonos con Miguel en la colchoneta se masturba un rato lanzando sus chorros de leche sobre nuestros cuerpos.