Sería un placer para mi poder comerme esos turgentes pechos
¿Estás seguro muchacho? ¿No será mucho arroz para poco pollo?
Puede comprobarlo usted misma.
Ella hacía todo lo posible por resaltarlos y ahí, con el calor de prácticamente todo el año, la labor era fácil. Desprenderse del sujetador y dejar sus pechos completamente libres sería una gran apuesta. Después el tiempo y la excitación harían resaltar esa parte de su anatomía, que muchos y muchas
El hombre le sacó el consolador del culo y se lo dio. Mientras su pulgar, tomaba el lugar donde antes estuviera el consolador. Penélope gemía y pedía clemencia, sin dejar al hombre sacar ese dedo de su culo.
No la dejé terminar y volví a descargar con fuerza sobre ella. Ahora no dijo nada, simplemente se sujetó con fuerza a mis piernas. Tres azotes más terminaron con esa tanda, mientras mi mano se introducía en su húmedo coño, pude apreciar mis dedos marcados en ese blanco culo.
Rápidamente los besos se volcaron a una sesión de sexo en la que nuestros clítoris se tallaban uno con otro, Andrea rozaba su panocha contra la mía haciendo un delicioso ruido, resultado de la mojadez de nuestras vulvas...
Delicioso sexo con Vivian, mi sobrinita.