Una vez hablando con Carlos de sexo, nos explicamos las cosas que les gustaban a nuestras respectivas parejas: a Judith, solo que le acariciaras un poco los pechos, ya empezaba a gemir y se ponía muy caliente: a partir de ese momento era tuya y podías hacer con ella lo que quieras.
Tras marcharse, vi que Bazir había logrado soltarse y enseguida vi sus intenciones: él también se había dado cuenta que a Judith le gustaba disfrutar a tope con el sexo y ahora quería hacerlo él con ella, así que se quitó la ropa, se acercó a Judith y empezó a sobarle tocándole el culo y las tetas.
Fue entonces cuando me decidí y me acomode se la chupe de a golpe y el jadeaba y me decía acomodate mejor, yo hasta ese momento no habría los ojos para nada solo me acomode en la cama y seguí chupando y acariciando su cuerpo, nunca pensé hacer eso y con mi hermano nunca aun, entonces me alejé de su pichula que por cierto ya estaba bien tiesa media unos 17 cm.
Nuestra amante por aquellos instantes, esbozo una bonita sonrisa en aquella boca que estaba húmeda debido a la saliva que seguro se le había escapado cuando nos la estaba chupando a mi colega y a mí.