relatos eróticos ayudar

1 relatos

El asilo de ancianos I

4,50 (2 votos)
Le tumbé sobre la cama puse a sus espaldas una almohada y comencé a pajearle, su verga era áspera y no estaba muy dura, pero su cuerpo y su manera de comportarse eran muy excitantes, acariciándome el cuello me iba invitando a que le comiera la polla.