La voz que me estremece

Debo reconocer que esta experiencia que les voy a relatar ha conseguido perturbar mis sueños en más de una ocasión.

Todo comenzó en el «net», había comprado unas semanas antes una webcam y estaba deseando encontrar alguna mujer con quien poder mantener una conversación más o menos interesante y que fuese capaz de generar la suficiente carga erótica y morbo como para culminar con una masturbación mutua en directo.

Encontraba lo de siempre, tíos camuflados de tías, etc. hasta que pulsé con el ratón sobre un nombre que me pareció interesante.

La llamaré «Gatita» por mantener su anonimato y porque no quiero que crea que traiciono nuestra amistad al contar públicamente esta experiencia. Es más, espero que la lea y disfrute tanto con ella como yo al escribirla.

Esa tarde estaba un poco cansado de recibir respuestas absurdas, así que puse una foto de una enculada perfecta en la pantalla de mi ordenador y mi cámara enfocando dicha foto, como ya he comentado, acababa de pulsar el nombre de esta amiga pero sin convencimiento de que aceptase.

De pronto escuché una voz que me hizo dar un respingo en la silla: «Hola… las he visto mejores.» Decía esa voz que se escuchaba por mis altavoces. Convencido de que cortaría de inmediato le respondí «¿Te gusta?», a lo que ella respondió afirmativamente.

Cambié la cámara para que enfocase mi cuerpo, ante los ojos de mi amiga aparecía mi pecho y mi cuello.

Charlamos un rato largo, muy largo de cosas relacionadas con el sexo, el erotismo, etc.

Ella no tenía cámara (esto es algo que he lamentado cada día desde aquel en que nos conocimos) así que lo más que podía hacer era imaginar el cuerpo que emitía aquella voz… su voz, ¡vaya voz!

Se lo dije «Tienes la voz más hermosa, sugerente y embriagadora que he escuchado nunca.

«No era un cumplido aunque ella así me lo agradeció, ¡Dios mío! Cómo me estaba poniendo solo escuchar su voz, con qué naturalidad y entonación me contaba sus experiencias sexuales.

Aun resuenan en mi mente aquellas palabras cuando me contaba como practicaba sexo anal «Sentía cómo la polla de mi compañero abría mi ano, lo dilataba, estaba entrando dentro de mí… mmm… qué placer me daba aquella polla…» cada vez que pronunciaba la palabra «polla» lo hacía como acariciándola, como si la estuviera comiendo y lamiendo con su lengua, envolvía la palabra con su voz de forma tan genial que me estaba poniendo al borde del orgasmo.

«No me lo puedo creer, estoy a punto de correrme sólo de escucharte» le dije. Ella reía, sensual, pícara… romántica su voz lo tiene todo.

Sólo acertaba a imaginar su cuerpo, su aspecto… deseaba tanto seguir aquella conversación, trasportarme hasta su lado y escuchar en mis oídos su voz, sus labios acariciando mis lóbulos mientras sus palabras me inundaban de placer «me gusta tu polla, es gorda… tienes una polla preciosa… la quiero para mi…» entre suspiros imaginaba sus labios rozando mi cuello, mis mejillas…mis labios…

Me sentía flotar, me había elevado a una dimensión sobrenatural, tan solo su voz era capaz de producir en mí más excitación que la mejor de las caricias que pudiera haber recibido.

«Levántate – me dijo – quiero ver tu polla, quiero ver tu cuerpo desnudo para mi…» insistía ella. Yo me levanté, ante la cámara aparecía ahora mi polla desnuda, tiesa y dura como nunca…deseando ser besada y lamida por aquella voz… y lo hizo, «Oh, qué polla más gorda tienes… me gusta… qué polla..» decía. No es que la tenga grande, más bien normalita pero ella dice que la ve gorda y que le gusta mucho y eso a mi me entusiasma.

«Muéstrame el capullo» decía, su voz y sus palabras eran lo que yo deseaba escuchar, ella es una mujer educada, con clase, pero sabe que en ese momento la educación y los modales dan paso a las palabras fuertes, sin contemplaciones y esto es lo que la hace tan especial. Sabe comportarse como lo que es, una señora cuando toca y como una viciosa auténtica en el momento justo, con el equilibrio necesario.

Desplegué mi prepucio, ante la cámara apareció mi glande, mi capullo, desnudo y gordo, deseando explotar y llenar de mi leche aquella voz que me estaba volviendo loco de placer.

«Me encanta…qué capullo tienes…qué polla tan gorda…la quiero para mi…la quiero chupar… y que te corras en mi boca…quiero sentir tu leche en mis labios…» decía y en cada palabra, entrecortada por sus suspiros y gemidos un impulso mayor me empujaba a correrme a complacer a aquella hembra que pedía mi polla.

«Enséñame tu culo, quiero ver tu culo.» Me pidió, enseguida me estaba dando la vuelta pues mi culo, mi ano es una de mis pasiones. «Ummmm…qué culo peludito…me gusta…qué huevos tienes… qué morbo me das…» sus palabras llegaban a mis oídos como oleadas de placer, lujuriosas, embriagadoras y adictivas, quería oir más, quería escuchar su voz permanentemente… cada frase elevaba mi temperatura erótica hasta extremos incontenibles. Un cosquilleo avisaba de mi orgasmo inminente, lo sabía muy bien sin embargo así se mantuvo mientras duró aquella charla, era como un mini orgasmo permanente que me tenía extasiado.

Acaricié mi ano e introduje un dedo, esto le excitaba a ella, «Siiii….abre tu culo para mi, dilátalo todo lo que puedas, quiero ver tu ano dilatado para mi…cuánto morbo me das…» decía, yo lo deseaba tanto o más que ella.

Tomé un vibrador de mi mesa, y se lo mostré «Síii… qué placer, mételo en tu ano, quiero verlo…» decía. Puse el capullo del vibrador en mi ano y lentamente lo introduje dentro. «ahhh…qué gusto me da verte el culo abierto… mételo más, hasta el fondo» entre gemidos y suspiros decía aquella voz. Unos centímetros más y aquel pedazo de polla artificial estaba dentro de mi culo llenándome por completo.

«Sácalo –decía – sácalo y enséñame el ano.» Así lo hice y en la pantalla podía ver mi ano abierto y el interior de mi esfínter dilatado, mi ano tenía ahora como 3 o 4 centímetros…se cerraba poco a poco y ella seguía jadeando…»Me estoy masturbando…mmmm… tengo un dedo en mi ano y lo estoy metiendo y sacando. Ahhh, me estás poniendo muy cachonda… mmmm» decía.

Yo volví a introducir el vibrador en mi ano y ella comenzó a gritar como nunca había escuchado gritar a una hembra: «Ahhhh…me voy a correr…ahhhh…qué gusto me estás dando cabrón… (me encanta escucharle decir estas palabras)… estoy toda mojada…me estoy rompiendo el clítoris… ahhhh… fóllate el culo para mi…fóllate el culo quiero que te corras conmigo…ahhhhh…ahhhhhh…»

Fue tan espectacular que no hizo falta masturbarme, solo de escuchar aquella marejada de placer me corrí escupiendo mi leche por encima de la silla, las manos, el vibrador…

«Qué gusto me das cabronazo…» dijo, «Disculpa que te diga estas palabras pero me pones tan caliente…» se disculpaba, aunque no era necesario pues escucharle decir esto me pone al borde del orgasmo.

Por fin pude ver su aspecto, por foto, es una mujer elegante, seria y culta mientras está vestida, su cuerpo desnudo es un cuerpo de hembra auténtica, de mujer que sabe gozar y hacer gozar a quien está a su lado.

Nuestros encuentros son por el «net» y me siento afortunado por ello, tan solo con escuchar su voz… imagino qué será poder besar sus labios… sus pechos y el resto de su piel….