Su panty blanca estaba enredada en sus tobillos. Una pequeña y ligera playerita de tirantes azul cielo cubría su dorso, a excepción de su teta derecha, la cual se asomaba por encima de aquella delgadísima tela.
De forma automática, con mi mano izquierda empecé a jalármela mientras mi boca y mi mano derecha seguían internadas en el sexo de Elena. Mi lengua empezó a moverse más rápido, con un frenesí desbocado y el cuerpo de mi hermana empezó a temblar con espasmos cada vez marcados.
Detuvimos el beso por un breve instante, en donde nos miramos fijamente el uno al otro; yo diciéndole con la mirada que ya no aguantaba más y quería metérsela ya; ella, pidiéndome con la suya que lo hiciera.