Allí estaba ella sentada mirando la calle con su lentes de sol, solo yo la noté, su mirada buscando compartir su fe, pero su hermoso rostro muestra toda la fe que un hombre quisiera tener.
Pero yo no la veía con ojos de fe sino con ojos de lujuria con ojos convertidos en la perversión humana pero sin traspasar los límites de la moral y decencia que este mundo impone para los hombres, sólo yo al ver su rostro sentía y quisiera que toda su cara estuviera en mi abdomen dándole pequeños besos, pequeñas lamidas con su lengua, sus manos tocando y apretando mis pezones, eso me excitaría mucho, pero lo que más me excita es pensar que ella siendo una mujer de fe pueda tener este lado tan lujurioso, pero me conformo con esa mirada que recibí aquella mañana cuando pase al frente de ella, estremeció mi mundo en solo un momento y todo tipo de pensamiento cruzaron mi mente, por ejemplo cómo sería su boca alrededor de mi pene, esa húmeda boca ascendiendo y descendiendo por todo mi pene erecto, mis manos empujando su cabeza para que mi pene llegue hasta su garganta, luego antes de soltar mi semen en su boca parar por un momento, tomarla de sus brazos voltear su espalda hacia mi quitarle sus pantys e introducir mi pene por su ano, su cuerpo estremeciéndose por cada arremetida con mi pene y el dolor que siente tan excitable hace que me ponga más brusco con ella, que sus piernas terminen fallando por todo y que ella suplique mi semen en su boca pero que ella se lo saqué de su ano y lo chupe hasta hacer salir toda esa leche Varonil y que lo trague de forma desesperada, pero como ya les había dicho solo fue un caminar por la mañana, aunque fuese deseado que se hubiera quitado sus lentes de sol.