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Kika, una perra en celo

Yo en ese momento mire a los demás perros que desde un rincón no dejaban de observar el espectáculo, mientras lamían sus pollas una y otra vez, mientras estaban abotonados me dirigí a uno de los perros el mas pequeño y dócil, un salchicha y comencé a tocarlo su polla era bastante grande para el tamaño del perro y también dejaba escapar ese liquido transparente que llenaba mis manos.

Mientras mi marido duerme

Después de esto me condujeron hasta la mesada de la cocina haciéndome acostar sobre ella, al que me penetraba por el culo pasa a chuparle la verga, al que yo le hacia una rica mamada a pasó a chuparme la concha y así quedando el tercero que pasó a acariciar, lamer y succionar mis senos.

Descansando II

Me coloco sobre ella, con tacto, suavidad y sin obstáculos ni quejas se la voy clavando suavemente mientras le susurro al oído lo hermosa que es y lo lindo y rico que resulta follarla hasta que se la tengo bien clavada hasta las pelotas, me quedo quieto pero ella levanta las caderas demandando movimiento y pidiéndome que la embista.

La acampada en la playa

Se tendió en la arena, y empecé a chupársela, era bastante gorda, tanto, que me costaba abrir la boca, se la chupaba una y otra vez, su capullo rosa, estaba a punto de estallar, me dijo que m pusiese encima de el, para hacer un 69, jamás lo había hecho, y me resultaba bastante excitante, mientras me chupaba mi coño húmedo e hinchado, yo le chupaba su gran polla.

Unos cuernos bien puestos y… disfrutados V

Siguieron amándose con desesperación y de pronto él se quitó los pantalones y el calzoncillo, aquella gruesa polla negra erguida estaba reclamando la boca de mi mujer, lentamente ella fue deslizándose hacia su aparato y se lo metió en la boca de una vez empezando un espectacular y excitante ritmo de sube y baja sobe aquel vástago.

Salida campestre

Ella subía y bajaba mientras las dos pollas entraban y salían de su ano y de su coño como si nada ya que estaba muy mojada y mientras le chupaba la polla alternativamente a los dos chicos que tenia a cada lado. así estuvimos un rato hasta que se empezaron a correr a la vez en su cara y su boca, no podía tragar la gran cantidad de semen que soltaban aquellas pollas escurriéndole a sus tetas.

Descansando I

Inga lleva un vestido blanco con encajes que dibuja su silueta, salvo pequeñas arrugas bajo sus ojos se conserva perfectamente es un poco más llenita que su hija y los kilos de mas estan en su trasero, al igual que su hija sus tetas son pequeñitas,no lleva sujetador y sus pezones (gordos) se traslucen,  también comparten el azul de sus ojos y el pelo rubio 

Sorpresa de fin de semana

Mi mujer seguía masturbándome cuando vi que un hombre de mediana edad entraba en el salón y se quedaba como yo sorprendido. Mi mujer rompió el silencio diciendo al hombre que se acercara que tenia ganas de tenernos a los dos a su disposición, como en los relatos que leíamos en Internet.

Recuerdos infames y bestiales

Yo estaba enamorado, o apendejado, le era totalmente fiel y sólo esperaba el momento de estar juntos para practicar un rico 69.... eran sesiones muy calientes que nos dejaban exhaustos..... sin embargo, él se salía y en ocasiones no lo veía dos o tres días.

Madre, mujer y hembra

Yo me quede super caliente, empecé a escuchar fuertes gritos en la recamara de mis padres no tomando en cuenta que se decían entre sí, como a los 15 minutos se escuchó un fuerte golpe en la puerta de su recamara, de inmediato se abrió la de mi cuarto entrando mi madre llorando y con sangre en la nariz se echó a mis brazos de inmediato yo quería ir a reclamar a mi padre su proceder no permitiéndose mi mama.

Mellizas IV: el fotógrafo

Aun así, la rigidez habitual de mi miembro cuando soy poseído no podía ocultarla, pues con cada envite la rozaba por detrás. El tenue roce de su fino camisón contribuía a aumentar mi placer, por lo que sin siquiera darme cuenta, cada vez buscaba mas ese contacto.

Torturas mortales III

El globo seguía creciendo en el interior de la esclava y con el la vagina realmente iba tomando una buena dimensión, la esclava trataba de soportar los dolores con la mayor dignidad posible, sabía que era la única forma de evitar peores castigos.

Mellizas III: La comunión II

Pues desde donde estabamos veíamos perfectamente como Ingrid permanecía recostada en el sofá, frente a nosotras, con los ojos cerrados, tratando de no pensar en quien la estaba llevando al borde del orgasmo. Pues era el perrazo el que, meneando alegremente la cola, tenia incrustada las fauces en su acogedora intimidad; lamiendo, entusiasmado, la dulce cueva que habíamos dejado tan amablemente a su entera disposición.

Mellizas II: la comunión

Después la obligue a que fuera, completamente desnuda, a nuestro dormitorio, para que se trajera el regalo que traíamos para ella. Ingrid lo abrió delante mía, y así pude ver la sorpresa que reflejo su rostro cuando sacó de la caja un consolador doble, acoplado a un cinturón de cuero.