Los primeros rayos del Sol alumbraron Nerima, era la mañana del lunes y como siempre los habitantes del Dojo Tendo se preparaban para sus actividades cotidianas. Pero había algo extraño esa mañana. ¿Acaso era el hecho de que Kasumi permanecía silenciosa, sin su habitual sonrisa, mirando de reojo a su padre. Mientras este permanecía oculto detrás de su periódico. Por otro lado Nabiki no quitaba la vista de Ranma y este por su parte apenas si tocaba la comida. También era extraño que Akane se mostrara soñolienta, cerrando los ojos de vez en vez, como si no hubiera dormido en toda la noche. Otro tanto podía decirse de Genma quien (transformado en panda) también daba muestras de cansancio. El desayuno transcurrió sin que nadie hablara más de lo necesario. 

Al fin Nabiki se levantó de la mesa y con pasos apresurados salió del comedor.

-Dense prisa o llegaremos tarde.- Dijo al tiempo que rozaba como al descuido el brazo de Ranma. Este la miró un momento, sus ojos brillaron de rabia, pero ella lo ignoró y salió a toda prisa. El chico no tuvo más remedio que comer más rápido; al terminar salió corriendo detrás de Nabiki. Akane lo vio irse sin dar muestras de interés, de hecho ella siguió comiendo tranquilamente como si no fuera hora de partir a la escuela.

-Haz caso a tú hermana Akane.- Dijo Soun bajando un poco el periódico.- Ya es tarde y el director podría castigarte.- Akane pareció no oír a su padre. Sin prisa terminó su desayuno y tras murmurar un «gracias» salió también. Soun la miró intrigado. Kasumi comenzó a recoger los trastes de la mesa para llevarlos a la cocina. Perezosamente el gran panda se puso de pie y salió al patio donde tomó una escoba para barrer el patio de la casa.

Instantes después, ya con las mochilas en las manos, Ranma y Nabiki salieron corriendo del Dojo rumbo a la escuela. Genma-panda los miró perderse en la distancia. Luego sus ojos se posaron sobre la casa de los Tendo, en ellos se advertía la indecisión, al fin, lentamente; entró de nuevo en la casa. Soun terminó de tomar su té y se dirigió al Dojo para entrenar un poco antes de que sus alumnos llegaran. En la cocina Kasumi lavaba la loza.

Mientras tanto Akane terminaba de arreglarse en su habitación. Con desgana se colocó frente al espejo y, por un momento, contempló su figura envuelta en el uniforme, realmente no tenía interés en ir al colegio. Pero menos ganas tenían de una discusión con su padre. Dando un suspiro de resignación tomó su mochila y con pasos lentos llegó hasta la puerta de su habitación. Al abrirla se llevó una sorpresa al topar de frente con un gran mole (con la piel en blanco y negro) que bloqueaba el umbral. Instintivamente retrocedió, más pronto se dio cuenta de que se trataba Genma en su forma de oso panda. Por un momento ambos quedaron en silencio. Akane sintió que aquellos ojos animales recorrían su cuerpo, desnudándola con la mirada, mientras la roja lengua le colgaba del hocico. Una oleada de calor le corrió por todo el cuerpo; asustada intentó correr hacia la ventana con toda la intención de saltar, aunque eso implicara romper los vidrios.

Sin embargo, Genma-panda se adelantó a su acción y con un poderoso salto, más digno de un tigre que de un oso, se colocó a sus espaldas y sujetándola por la cintura la atrajo hacia sí. Al instante la joven pudo sentir el suave contacto de la piel animal, pero al mismo tiempo rígido instrumento del hombre-bestia restregándose contra sus nalgas, su ano comenzó a contraerse como anhelando ser tomado nuevamente. Un gemido involuntario escapó de la boca de Akane cuando las zarpas del gran oso comenzaron a apretar sus pechos; mientras la lengua húmeda se deslizaba ardientemente por su nuca.

-Gurrrrrr…Gurrrrrrr…- Gruñía la bestia sin dejar de mover su cadera contra el trasero de la joven Tendo. Torpemente intentó correr el ziper del uniforme de Akane, pero sus zarpas no eran aptas para ese tipo de cosas. Desesperado tomó la tela con sus garras y tiró con energía, la ropa se desgarró con un sonido ahogado, dejando las tetas de Akane libres, pues en su frenesí había arrancado el sostén al mismo tiempo. En la mente de Akane se libraba una lucha de sentimientos, por una parte estaba consciente de que estaba engañando no sólo a Ranma sino también a la señora Nodoka, además Genma era un hombre mayor, podía ser su padre, y… Pero por otro lado estaba ese deseo que la quemaba, esa necesidad de volver a sentirse penetrada, de volver a pertenecer al hombre que la había vencido.

– No… noooo….- Murmuro casi para sí misma.- Déjame ir tío Genma… déjame ir… Por favor… alguien puede venir.- El oso-Genma no le hizo caso y mandó una de sus zarpas a acariciar la entrepierna de Akane, apretando los muslos con fuerza para luego rozar con sus largas garras el pubis caliente, acariciándolo suavemente por encima de las bragas, al tiempo que sentía su polla crecer cada vez más con cada roce que daba a las suculentas nalgas.

-No tío Genma…- Insistió Akane tratando de liberarse.- Alguien vendrá…- Por un momento Genma -oso se detuvo y soltando a su presa con una garra puso a la vista de la joven un letrero.

– «No te preocupes Akane».- Decía. Luego lo hizo girar para mostrarle lo que había escrito del otro lado.-«Nadie sabe que aún estas en casa. Kasumi y Soun están tan ocupados que no se dieron cuenta de que no saliste junto con Ranma y Nabiki».- Mientras Akane leía Genma aprovechó para meter su zarpa por debajo de la falda, sus afiladas uñas de oso comenzaron a tocar directamente los abultados labios del coño. 

-Ohhhhh…Ohhhh…. Buda divino… por favor no…nooooo.- Pidió la joven. Pero su cuerpo estaba cada vez más caliente, el peligro aumentaba más su deseo, a medida que esos dedos animales masajeaban su coño; que para ese momento ya estaba empapado en jugos íntimos. Un nuevo letrero apareció a la vista de la joven, quien leyó. -«Se siente rico rico. ¿Verdad Akane?».-

-Ohhhh….si…. si… Pero no debemos hacerlo tío…- Akane sintió que sus fuerzas se terminaban y haciendo un último esfuerzo intento zafarse, pero todo lo que consiguió fue quedar de frente a Genma quien de inmediato se lanzó a su cuello para recorrerlo a lengüetazos y mordidas, mientras sus zarpas la tomaban por las nalgas para no dejarla escapar. Genma-oso podía sentir las tetas desnudas y calientes de Akane contra su largo pelaje, su olfato de oso le permitió saborear el aroma del coño femenino, eso hizo que su corazón latiera más de prisa y más allá el palpitar salvaje de su corazón que rivalizaba con el suyo. Finalmente Genma contuvo un poco su ataque para mirar el rostro de la joven. Sus miradas se encontraron y sus almas se llenaron del mismo deseo que las consumía. – Maldito seas tío Genma.- Fue lo que ella dijo antes de abrazarse a enorme cuerpo de oso. Enardecido Genma-oso dio un nuevo tirón a la ropa de Akane, desgarrándola sin piedad hasta que la joven quedó totalmente desnuda ante sus ojos.

En un gesto bestial la roja lengua recorrió el afilado hocico, como quien saboreando un platillo exquisito. Las fuertes zarpas de oso comenzaron recorrer toda la piel de la espalda, de las nalgas y de los pechos a su entero gusto. Akane dejó que sus dedos se hundieran en la afelpada piel de su amante, mientras sentía un delicioso cosquilleo al frotar sus pechos contra aquella pelambre, que por momentos parecía absorberla. Así dieron unos pasos y terminaron por caer sobre la cama de la joven. Como un experto consumado Genma-oso centró su ataque en los pechos de Akane lamiéndolos, mordiéndolos y chupándolos con pasión, mientras sus zarpas los apretaban. Lentamente se colocó sobre Akane y se fue deslizando por el vientre plano hasta alcanzar el abultado coño, éste se presentó ante sus ojos como una fruta madura, escurriendo líquidos dulces que llamaban al sediento amador. Akane abrió las piernas al máximo para permitir que el hombre-bestia bebiera su savia amorosa.

Genma-oso no perdió el tiempo y comenzó a pasar la lengua por los labios vaginales, luego entró en ella suavemente buscando el erguido clítoris, al encontrarlo procedió a mordisquearlo dulcemente haciendo que Akane se contrajera en espasmos.

-Aaaahhh…Ahhhhh….Me matas tío Genma…- Decía la chica poniéndose más excitada con cada lengüetazo, al tiempo que entrecerraba los ojos y acariciaba la peluda cabeza de oso. El oso utilizó su lengua hábilmente metiéndola y sacándola con un ritmo sorprendente. Al fin Akane no pudo soportar el contacto de aquella lengua rasposa y explotó en un violento orgasmo que bañó el rostro de Genma-oso en jugos íntimos. -¡Aaaaaahhhh!….¡Me corro tío!… ¡Me corrroooo!.-

Por un momento Akane quedó inmóvil. Mientras Genma-oso terminaba de limpiar hasta la última gota del néctar femenino. Akane se incorporó en la cama y miró al gran oso incorporarse después de limpiar su grupa. Akane no pudo evitar que sus ojos se fijaran en el miembro animal que ahora Genma poseía, era muy distinto al que la había penetrado la primera vez, este era más bien largo y puntiagudo, rojo y brillante. Estaba segura de que ninguna de las chicas de la escuela hubiera soñado nunca con follar con un animal como el que ahora estaba frente a ella; aunque ese animal fuera en realidad un hombre maldecido. Gruñendo quedamente Genma-oso tomó la cabeza de Akane y comenzó a llevarla hasta su polla, la joven se resistió un poco, pero al final se dejó llevar. Suavemente Genma comenzó a pasar la punta de su lanza por el rostro de la chica, dejando un rastro de líquido por las mejillas, luego la llevó hasta los labios carnosos donde la talló delicadamente, gozando del roce. Akane no pudo evitar el abrir un poco la boca y dejar que su lengua se asomara para probar el sabor de aquella carne animal. El toque de la chica sobre la polla hizo que el hombre-oso se estremeciera de placer. Con delicadeza sujetó la cabeza de la chica con peludas zarpas de oso y empujó su cadera hacia el frente, la roja polla entró sin problemas en la boca de Akane quien lo chupó como si fuera un dulce, metiéndoselo hasta el fondo para luego sacarlo y lamerlo. Genma-oso se dejó caer sobre la cama, que rechinó estrepitosamente, incapaz de seguir de pie. Akane se acomodó entre las gruesas patas de su macho y comenzó a morder con sus labios las grandes bolas del gran oso mientras sus manos masturbaban la polla de su amante.

-¡Gerrrrrrr!… ¡Grerrrrrrrrrr!… ¡GREEEEEEEEEE!….- Gruñía Genma-oso con sincera pasión, estremeciéndose bajo las caricias de la joven, gozando del aquellos labios que lo torturaban tan exquisitamente. Con una de sus garras tomó la cabeza de Akane para marcarle el ritmo a su mamada, mientras él arqueaba la espalda un poco para poder contemplar cómo su miembro era devorado por aquella boca adolescente, sentía el contacto mullido de los pechos contra sus rodillas, sentía las manos temblorosas apoyarse contra sus muslos. Finalmente una fuerte sacudida recorrió el cuerpo de Genma-oso y una oleada de placer fue a parar a la garganta de la joven.

-¡GUERRRRRRRRRRR!…..- Exclamó lanzando las caderas hacia adelante para hundir al máximo su polla dentro de ella. Por un momento ambos quedaron inmóviles. Luego el gran panda se incorporó y tomando a la joven pasó su lengua por los delicados labios femeninos. Su miembro volvió a ponerse duro en tan sólo unos minutos, Akane lo miró y sonrío sorprendida.

-¡Estas más duro que antes tío Genma!.- El hombre-oso peló los dientes en una mueca que pretendía ser una sonrisa a su vez y volvió a lamer la boca de la chica, para su sorpresa Akane abrió la boca y dejó que lengua del oso se entrelazara con la suya. Al mismo tiempo las peludas zarpas acariciaban las nalgas de Akane apretándolas, moldeándolas como si fueran arcilla. Todo dejó de tener importancia, suavemente la hizo apoyar contra el borde de la cama, los pechos juveniles quedaron aplastados contra el colchón. Los ojos de Genma-oso brillaron de lujuria contemplando las esferas de carne que se presentaban ante sus ojos, lentamente fue bajando la cara hasta que su hocico quedó a la altura de las suculentas nalgas.

-¡Guerrrrrrr!… ¡Guerrrrrrr!…- Sin previo aviso pasó la lengua por entre aquellas esferas de carne haciendo que todo el cuerpo de Akane se estremeciera. Como pudo mando sus gruesas zarpas por debajo del cuerpo de Akane, hasta alcanzar sus tetas, mientras su polla se raspaba contra la raja de las nalgas. Por toda respuesta la chica levantó las caderas, tallándolas contra la polla del hombre-oso sin la menor vergüenza. Su cuerpo estaba perlado de sudor, el calor los envolvía con fuerza, al fin Akane volvió todo lo que pudo la cara para mirar al rostro animal de su cabalgador.

– ¡Tómame ya tío Genma…! ¡no tenemos todo el día!… ¡tómame ya!.- En los ojos de Akane brillaba el fuego de la lujuria. Genma-oso se apartó un poco y sin prisa colocó la punta de su miembro a la altura del culo, la chica se estremeció como si una descarga eléctrica golpeara su cuerpo, con ambas manos le separó las nalgas y clavó la punta de su polla en orificio del ano. Por un momento el gran oso se quedó quieto, saboreando la estrechez de aquel lugar. Impaciente Akane comenzó a empujar su cadera contra la de su amante, clavándose ella misma cada centímetro de aquella lanza ardiente.

-¡Aaaaahhhh!…¡Aaaahhh!… ¡Qué rico me abres tío!…. ¡Métemela más… más…!-

Al escuchar sus palabras el hombre-oso lanzó un estocada firme y hundió su polla hasta la mitad. Aunque ya no era virgen el culo de Akane se sentía estrecho, como un angosto túnel de seda caliente, de pronto Genma-oso quiso sacar su polla para volver a introducirla, pero con sorpresa descubrió que no podía sacar su miembro ni un poco, y lo que es más sintió que las entrañas de la chica lo jalaban. Excitado Genma optó por apoyar sus zarpas delanteras en los hombros de Akane para lanzar su polla hacia adelante con todas su fuerza, desgarrando los músculos que lo apresaban. Akane lanzó un gemido, semejante al de una leona herida, las sensaciones que invadían su cuerpo eran algo incomparable.

-¡Ooooohhhhh!… ¡Así!… ¡así!… ¡Más!… ¡mássss!…- Desesperada Akane mordía las sabanas de su cama, al tiempo que levantaba más las caderas y con sus propias manos se abría las nalgas para que aquella bestial lanza pudiera entrar más hondo en su cuerpo. Desquiciado de placer Genma-oso comenzó a moverse cada vez más y más rápido, los ojos de la chica se llenaron de lágrimas de placer. Las peludas bolas del panda chocaban contra las nalgas, como badajos de una campana. Akane sentía que la punta de la polla le punzaba en las entrañas, pero cada roce era un estallido de deleite puro, salvaje. Las caderas se movían una contra la otra, con un ritmo enloquecedor. Entonces Akane lanzó una de sus manos hacia atrás para apretar y acariciar los peludos testículos.

-¡Guerrrrrr!… ¡Guerrrrrr!…- Era lo único que salía del hocico del gran oso panda mientras sentía cómo su leche empezaba a desbordarse dentro de la chica. -¡Aaahhhhhh!… ¡Qué rico culo!… ¡Qué rico culooooo!…- Pensaba Genma al tiempo que dejaba caer todo el peso de su cuerpo contra el de Akane.

-¡MÉTEMELA TODA TIO!…! TODA ¡… ¡Aaaaagggggg!… ¡me corrrooo!…-

Ambos se convulsionaron al mismo tiempo presas de violentos orgasmos que los llevaban al borde de la locura. Finalmente todo quedó en silencio. Ambos quedaron tendidos en la cama, Akane recostada contra el peludo cuerpo del gran panda que ahora era su macho trataba de adivinar en qué terminaría toda esa aventura, al final los amantes se quedaron dormidos.

El tiempo siguió su marcha. En la escuela Furinkan Ranma había notado la ausencia de Akane, pero estaba demasiado preocupado por el hecho de ser «esclavo» de Nabiki, como para darle importancia. – Tengo que encontrar la forma se salir de este lío.- Pensaba, sin prestar atención a la lecciones del maestro. Sólo el sonido de la campaña anunciando la hora del almuerzo lo hizo reaccionar. Rápidamente salió del salón de clases y se dirigió a la azotea de la escuela para comer lo que Kasumi le había preparado. Como esperaba el lugar estaba solo, o al menos eso creyó.

-¿Por qué tardaste tanto Ranma?- El chico se volvió asustado y descubrió a Nabiki recargada a un lado de la puerta. 

-¿Qué estás haciendo aquí?- Dijo Ranma reponiéndose de la sorpresa. Por toda respuesta Nabiki sonrío y comenzó a caminar hacia él. Instintivamente Ranma retrocedió, asustado por aquel brillo que brotaba de los grandes ojos de la chica, hasta que su espalda tocó la fría barda que rodeaba la azotea. Un sudor frío le corría por la espalda. Lentamente Nabiki llegó a su lado, su rostro estaba lleno de una franca burla. – ¡Oh!… ¿Acaso el joven heredero de la dinastía Saotome, tiene miedo de un «chica indefensa»?- Antes de que Ranma pudiera contestar Nabiki extendió la mano y tomó el miembro viril del joven. Éste miró aterrado cómo ella comenzaba a frotar su polla por sobre la tela de sus pantalones.

-¡Estás loca!- Exclamó apartando la mano de la joven de su sexo.- Si alguien nos ve se armará un gran lío.- Nabiki frunció el ceño y burlonamente miró a ambos lados.

-Pues yo no veo a nadie por aquí.- Ranma guardó silencio sintiendo cómo aquella mano le oprimía con fuerza su hombría.- Ahora cállate y cumple con mis deseos.- sin decir más Nabiki se arrodilló frente a su «esclavo» y sus dedos volvieron a acariciar el instrumento de placer que se ocultaba bajo la tela. Ranma se quedó inmóvil un momento, mirando el hueco de la puerta, esperando que de un momento a otro alguien entrara y lo viera en semejante trance con su «cuñada». Por un momento la cara de Akane, gigante y endiabladamente furiosa, se hizo presente ante sus ojos. De pronto, una intensa sensación se apoderó de él desvaneciendo cualquier fantasma amenazante. Lentamente Ranma miró hacia abajo y se dio cuenta de que mientras él alucinaba Nabiki le había bajado los pantalones y el bóxer dejando el camino libre para que su lengua se paseara por entre el vello que recubría su polla. Todas las palabras quedaron atrapadas en la garganta de Ranma, quien sólo acertó al gemir cuando aquella lengua llena de pasión comenzó a recorrer toda la extensión de su miembro, mientras las manos calientes de su «ama» jugueteaban con sus bolas, apretándolas y masajeándolas con sumo cuidado.

El joven sintió todo su cuerpo entumecido, las piernas eran pesadas rocas que no podía mover y al mismo tiempo las sentía incapaces de sostenerlo, sus manos se aferraron a las celdas de la barda. Las manos de Nabiki dejaron las bolas del joven y se apoderaron de la tiesa polla para comenzar a pajearla con firmeza. Suave y luego duro haciendo que esta se hinchara cada vez más, mientras la lengua se concentraba en lamer la roja cabeza.

-¡Aaaahhhhh!… sigue… sigue… ¡Qué rica lengua tienes!- Rindiéndose ante aquellas caricias Ranma sujetó con una mano la cabeza de Nabiki e intentó hacer que esta terminara de chupar su polla. Pero la chica ignoró la petición y continuó con su labor hasta que sintió que Ranma estaba a punto de correrse. Entonces apartó su lengua y sus manos soltaron la hinchada virilidad del muchacho. Ranma se quedó desconcertado, sintiendo cómo su orgasmo se transformaba en un doloroso calambre que le corría por los testículos.

-Por favor… por favor…- La voz de Ranma era suplicante. Así, pese a que Nabiki era quien estaba de rodillas, era él quien estaba sometido. La chica contempló su obra, la masculinidad de Ranma lucía en todo su esplendor pero sin ella no era nada más que una polla al viento. -¿Por favor qué…?- Interrogó orgullosa. Ranma bajó la cara, las palabras perecían negarse a salir de su garganta, pero al fin lo hicieron.

-Por favor… Ama.- Nabiki soltó una risa cruel y por un momento siguió sin moverse. De pronto, abriendo la boca al máximo, la chica se lanzó sobre su presa y lo devoró de un sólo golpe.- ¡AAAAAAHHHHHHH!- Gimió Ranma cerrando los ojos con fuerza, poco le importaba ya que alguien pudiera subir y descubrirlo, disfrutando del húmedo calor de esa cavidad que ahora rodeaba su hombría. La hermosa cabeza de Nabiki se avanzaba y retrocedía rítmicamente, cada vez más rápido, sus manos se aferraban a las caderas del Ranma imponiéndoles el mismo ritmo que sus chupetes. Nuevamente el joven sintió que estaba a punto de correrse y nuevamente ella se apartó de él. Ranma la miró furioso pero sin darle tiempo a pensar en nada Nabiki se levantó las faldas y le mostró sus hermosas piernas y su coño húmedo, ¡la chica no llevaba bragas!, sorprendido la vio darse la vuelta y tenderse sobre el piso, levantando las caderas de modo que sus carnosas nalgas resaltaran a la luz del sol.

-Anda. ¿Qué esperas?- Dijo al tiempo que removía sus caderas. Sin poder apartar la vista que aquellas hermosas carnes Ranma se acercó a su «ama» y arrodillándose la tomó por las caderas, su polla erguida apuntaba directo hacia el húmedo y palpitante coño. Sin embargo, su espíritu de guerrero se revelaba, no estaba dispuesto a ser el juguete de nadie, aunque en ese momento cada molécula de su cuerpo estuviera dispuesta a todo con tal de follar. Una diabólica sonrisa iluminó su rostro.- ¡¿Qué te detiene idiota?! ¡Métemela de una vez!- Gritó Nabiki llena de impaciencia.

– ¡Como tú digas!… ¡»Ama»!- Ranma sujetó con todas sus fuerzas las caderas de Nabiki y sin pensar más lanzó una feroz embestida, pero no contra el anhelante coño sino contra el delicado botón rosado del culo. Tomada por sorpresa Nabiki sólo acertó a sentir cómo su ano se abría como una flor ante la acometida de su «esclavo». Su reacción fue semejante a la de su hermana menor, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus manos buscaron desesperadamente algo de que asirse para escapar de su verdugo.

-¡Aaaaahhhhh!… ¡Nooooo!…. ¡Eso noooo!…. ¡Sácamelo!…- Pero todo era inútil Ranma la tenía bien sujeta y su lanza se encontraba clavada hasta el fondo en las entrañas de su presa. – ¿No le gusta «ama»?- Interrogó burlón.- Lo siento. ¡Tal vez le guste así!- Sin piedad Ranma comenzó a moverse metiendo y sacando su polla de aquel estuche de piel. Nabiki se revolvía desesperadamente, sentía que aquella barra de carne era un hierro candente que salía de ella para luego volver a entrar con más furia, desgarrando sus músculos íntimos que intentaban contener el avance. La chica sentía su cuerpo cubierto por un sudor frío, que le escurría hasta el suelo. Sin embargo, cosa rara, su coño seguía empapado en jugos, como si esperara con paciencia su turno.

-¡Me duele!… ¡Me duele!… ¡Basta!… ¡Basta!…- Pero Ranma no tuvo piedad de su víctima, siguió metiendo y sacando su hinchado miembro de la chica, hasta que sintió cómo ésta se desmadejaba sobre el piso. Los ojos de Nabiki estaban llenos de lágrimas a causa del dolor de su desfloración trasera. Sin embargo, poco a poco había comenzado a encontrar el placer, poco a poco sus caderas comenzaron a responder a las embestidas de Ranma, al tiempo que los músculos de sus músculos íntimos comenzaron a apretar y soltar a su invasor. Aquella sensación enloqueció a Ranma quien se convirtió en una máquina de follar, estrellando sus caderas con las de Nabiki cada vez más fuerte y rápido. Finalmente los jóvenes cuerpo se tensaron, trémulos de fuego y sudor, cuando ambos buscaron llegar al punto máximo de su goce.

-¡Aaaahhhh!… ¡Aaaahhhhh!…¡Sí!…¡Siiiii!… ¡Dame más!…¡Más!- Gemía cada vez que sentía el choque de las bolas de Ranma contra sus cálidas nalgas. Ahora ambos se estremecían, ambos daban todo de sí para disfrutar al máximo.- ¡Aaaaaaahhhhh!… ¡ME CORRROOO!.- Gritó de pronto sintiendo cómo sus aguas íntimas se desbordaban briosas a causa del placer recién descubierto. Ranma tampoco pudo resistir más las exquisitas sensaciones que aquel culo le provocaba y terminó corriéndose al unísono inundando el estrecho conducto con lava ardiente. Por un rato ambos se quedaron derrumbados sobre la azotea. El metálico sonido de la campana les indicó que era el momento de regresar a clases. Nabiki se levantó tambaleante, limpiando el polvo de su uniforme, mientras Ranma se subía los pantalones. Juntos comenzaron a bajar las escaleras pero antes de llegar al final la joven le extendió un papel.

-Toma.- le dijo mientras comenzaba el camino a su salón. Ranma tomó el papel y leyó su contenido: 1) Lavar el piso del gimnasio. 2) Limpiar los vestidores del equipo de Kendo… ¡Era una lista de trabajo!. Furioso alcanzó a Nabiki. -¡¿Qué demonios significa esto?!-

La chica lo miró con hastío.- ¿Acaso no lo entiendes? ¡Todos los de la lista me han pagado para que se realicen esos trabajos y tú vas a cumplir!- Ranma quiso abrir la boca pero ella no se lo permitió.- Oh. ¡Acaso quieres que le diga a papá que me partiste el culo a la hora del almuerzo?- Sin decir más la chica entró en su salón y cerró la puerta tras de sí. Ranma se quedó solo en el pasillo desierto.

-¡POR QUÉ ME PASAN A MÍ ESTAS COSAS!- Fue el grito que todos los alumnos de la escuela Furinkan escucharon.

Casi al mismo tiempo, en el dojo, Soun Tendo daba por terminada la clase del día. Algunos alumnos se acercaban a él para hacerle preguntas relacionadas con su estilo de pelea. Otros le pagaron por las lecciones recibidas antes de marcharse. Cuando el último de ellos se fue, Soun entró a su casa y, siguiendo su rutina habitual, se dirigió a la cocina para beber agua. Al entrar se encontró de frente con Kasumi. Ésta lo miró y sin decir palabra se dirigió a la puerta de salida.

-¡Kasumi espera!- La mayor de las Tendo se detuvo en seco, estaba demasiado acostumbrada a obedecer a su padre, y volviendo la cara se enfrentó a él. Soun la miraba expectante, temeroso de descubrir odio en esos ojos que siempre lo habían mirado con amor. Por un momento todo fue silencio. Luego Soun habló.

-Kasumi… Sé que piensas que soy un monstruo… que soy el peor padre del mundo… Pero ¿Sabes hija? Durante todos estos años tú has mantenido vivo el recuerdo de tu madre, cuando hacer las labores de la casa, cuando cuidas de tus hermanas… de mí. – Los ojos del hombre comenzaron a llenarse de lágrimas ardientes.- Anoche… cuando te vi con el kimono puesto… Por primera vez en años sentí latir mi corazón, me sentí vivo… Por primera vez me di cuenta de que sólo tú podrías llenar el vacío que tu madre dejo en mí… Kasumi te has convertido en una mujer muy hermosa… Una mujer que deseo besar, desnudar y poseer como un demente. Pero… no lo haré si tú no lo deseas. Kasumi si me pides que te mire sólo como a mi hija te juro que nunca volveré a pensar en ti como mujer. – Soun sintió que las rodillas le temblaban. Pero al fin lanzó la pregunta que le daba vueltas en la cabeza.- ¿Cómo debo mirarte Kasumi como a mi hija o como a la mujer que deseo?-

Kasumi miró en silencio a su padre. Le dolía verlo así… solo y atormentado. Sabía que de su respuesta dependía todo. Lentamente se fue acercando a él mientras los recuerdos de su vida le pasaban por la mente. Al llegar frente a Soun ella lo miró directo a los ojos, la cercanía del hombre la perturbaba, sopesando la situación en que ambos se encontraban.

– Deseo que me mires… como a tu mujer.- Fue todo lo que la joven pudo decir antes de caer en brazos de su padre, quien la apretó gozoso contra su pecho. Pronto sus labios se fundieron en un beso tierno que paulatinamente se fue volviendo más apasionado. Todo dejo de tener importancia, los demás miembros de la familia, la sociedad, nada podía contener el calor que recorría sus cuerpos. Soun comenzó a desnudar a Kasumi con sumo cuidado, lentamente, como si se tratara de un regalo exquisito que los dioses… o el diablo le hubiera entregado. Cuando los hermosos pechos de la joven quedaron al descubierto los ojos de Soun se abrieron como platos, eran unas esferas perfectas, calientes y suaves, que despedían un delicado aroma que lo llevó a besarlos y morderlos como un enajenado. Cuando los labios de su padre tocaron sus senos desnudos Kasumi sintió que su cuerpo se derretía, al tiempo que la temperatura de su cuerpo subía hasta el cielo.

-¡Aaaahhhhhh!… ¡Papá!… ¡Soun!… ¡sigue!…- Las manos femeninas se aferraron a la cabeza del hombre que le mamaba los pechos, mientras las manos masculinas terminaban de despojarla del resto de su ropa. Cuando la última prenda cayó al suelo. Soun se apartó un poco para contemplar la gran belleza que su hija-esposa exponía ante sus ojos. Con ojos de fuego recorrió cada centímetro de aquella piel que ahora le pertenecía. Mientras que se despojaba a sí mismo de su ropa, cosa que no le tomó mucho tomando en cuenta que sólo llevaba su karategi (kimono de entrenamiento). Cuando los pantalones cayeron Kasumi abrió los ojos sorprendida al ver la enorme excitación que su padre poseía, no había tenido oportunidad de ver la polla claramente la noche anterior, tras contemplarse mutuamente por un momento ambos volvieron a abrazarse y en silencio unieron sus bocas. Sus lenguas se enroscaron de inmediato mientras sus salivas se mezclaban.

Continuará…