Capítulo 2

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Vecinos, amigos y algo más II

Hola, amigos y amigas, continuamos con la remasterización de nuestros relatos compartidos anteriormente con ustedes y ahora los hemos renovado, para hacerlos más excitantes y esperemos sean de mayor placer a todos ustedes como recuerdan María, (mi esposa) tuvo un encuentro sexual con un vecino y amigo (Marcelo); debo decirles que a partir de esa fecha, nuestro matrimonio fue mejorando en el aspecto sexual y nos fuimos dando la oportunidad de experimentar y conocer diversos aspectos de la misma, por supuesto, fue en forma progresiva.

Durante las semanas siguientes, el recuerdo de Marcelo era constante en nuestras noches de pasión, a veces detalles no contados de cómo le había tragado la verga, o de cómo había disfrutado que le mamara la panocha. En alguna ocasión, comentamos la posibilidad de repetir el encuentro y empezamos a hacer fantasías al respecto, con la mejor intención de llevarlas a cabo en nuestras próximas veladas juntos; desgraciadamente, éstas se fueron espaciando, por mil y una razones, al final en un diciembre, (poco antes de que se mudaran), tuvimos la oportunidad de planear una velada, nosotros pusimos la cena y ellos la bebida. María se encargó de mandar a las niñas a casa de su tía a pasar el fin de semana, así que todo estaba preparado para la realización de nuestra fantasía………

Nos esmeramos en preparar el terreno, hicimos espacio en la sala de estar, para dejar el centro libre con el pretexto de “bailar”, (cosa que nunca habíamos hecho juntos), las mesitas las colocamos en los laterales con las botanas, los vasos y todo lo necesario para iniciar nuestra reunión, al momento de terminar los arreglos me fui a dar un baño y María me alcanzó en la regadera, nos bañamos rápidamente y regresamos pronto a la recámara con el objetivo de vestirnos para esperar a nuestros vecinos y amigos. Ella escogió una pantaleta bikini, de color carne transparente, una falda amplia a media pierna y una blusa de tela muy ligera, ambas de color marrón, no se puso sostén, y aunque no se transparentaba, cuando se estiraba, se marcaban claramente sus pezones a través de la tela.

Yo puse música suave, y regulé la luz para disminuir un poco la iluminación.

A las 10.00 de la noche, llegaron Marcelo y Blanca, como siempre que nos reuníamos a convivir, venían ataviados con ropa ligera, holgada, sin nada que apretara, para disfrutar la noche y no sentirnos incómodos (era la consigna de las veladas), así que cuando vieron a María, les sorprendió el atuendo, a lo que inmediatamente le dio respuesta,

“Hoy tengo ganas de lucirme ante mis amigos, y como hemos dejado de celebrar nuestras reuniones, quería sorprenderlos, pero en un rato me pongo cómoda.

Abrazos, besos, e iniciamos nuestra velada, pasamos de la segunda copa (siempre tequila derecho para nosotros y una paloma para ellas),María hacia todo para estirar su pecho y que se le notaran los pezones erguidos, por supuesto con la intención de que fueran apreciados por Marcelo, a quien dirigía la mirada, haciendo mohines coquetos y tratando de que Blanca no lo notara; él solo atinaba a voltear la mirada y buscar otro objetivo donde depositar su mirada, en eso se levanta María y dice:

“Noche de Baile, cambia la música y pongamos algo más alegre¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Y sin más se puso a bailar en el centro de la sala, invitando a Marcelo a unírsele, quien sin saber cómo reaccionar la siguió y empezaron a moverse alegremente, al ritmo de una canción imaginaria, mientras yo fui a cambiar la música del estéreo, entre giros y movimiento de cadera, María aprovechaba la ocasión para rozar el frente de Marcelo, con las manos, las caderas, las nalgas, tratando de provocar una respuesta por parte de él, siguiéndole el juego, me acerqué a Blanca y la invité a bailar, no teniendo alternativa de negarse, para así dejarle el campo libre a María lejos de las miradas de Blanca y que pudiera acercarse más al centro de la pelvis de Marcelo, con sus muslos, sus nalgas y alguno que otro roce con su mano hacia la verga que empezaba a crecer poco a poco.

Cuando terminó la pieza, Marcelo se disculpó para ir al sanitario, me supongo fue por la erección que tenía y que por supuesto no quería que Blanca o yo la viéramos. (luego le preguntaría a María, si tenía razón en este pensamiento), nos sentamos a esperar, pero María seguía bailando y girando cada vez con más fuerza, lo que hacía que su falda levantara el vuelo, dejando ver sus muslos desnudos y ocasionalmente su bikini, que a la velocidad del giro, aparentaba no traer, cuando Marcelo regresó, se sentó del otro extremo, ya que yo había aprovechado para sentarme al lado de Blanca y platicarle una y mil tonterías, dejando que mi amigo, pusiera toda su atención en el baile de María y su aparente falta de calzón, pasaron los minutos, hasta que terminó la canción que se escuchaba en el estéreo. Seguí platicando con Blanca y ocasionalmente rozaba su brazo con la punta de mi dedo, desde el cuello hasta la parte media del brazo, mirándola a los ojos y sosteniendo la mirada mientras hacia este recorrido una y otra vez, ella hubo un momento en que realizó un movimiento como cuando te da un escalofrío cuando llegué cerca de su oreja.

“la cena esta lista, (dijo María)

Así que nos levantamos del sillón y pasamos al pequeño comedor (de esos de juguete de los departamentos de interés social de nuestra ciudad) una mesa redonda, con cuatro sitios, así que nos dispusimos a ocupar nuestros lugares, dispuestos en forma alternada, igual que siempre que nos disponíamos a cenar juntos, María cercana a la puerta de la cocina, para poder ir y venir, Blanca de frente a ella, y en medio de ellas dos, Marcelo teniendo a su izquierda a María y a su derecha a Blanca y yo exactamente a la inversa, una vez que iniciamos a cenar, María discretamente empezó a rozar con la punta de su pie el tobillo de Marcelo, subiéndolo por dentro de la manga de su pantalón deportivo, hasta donde le permitía subirlo la mesa y el pants, todo esto planeado de antemano entre María y yo, por que lo sabiendo lo que sucedía debajo de la mesa, yo no dejaba de observar su respuesta, por otra parte, yo ocasionalmente tocaba la rodilla de Blanca, por debajo de la mesa, subiendo por la cara lateral de su muslo, llegando hasta donde no me podía observar Marcelo, que a estas alturas ya estaba bastante entretenido con el jugueteo de mi esposa, mientras por su lado Blanca pasaba del rojo sorpresa, al blanco temor, sin dejar de buscar con la mirada los ojos de mi esposa y de su marido, sin embargo poco a poco se dio cuenta que ninguno de los dos la estaban observando… seguimos platicando, disfrutando de la cena y los jugueteos que en apariencia no estaban sucediendo, cada vez que volvía a tocar el muslo de Blanca, subía un poco más, empecé a acariciar por dentro, en medio de sus muslos, hasta llegar a rozar su entrepierna, a lo que ella separó ligeramente las piernas, permitiéndome llegar hasta rozar su panocha que en ese momento ya estaba caliente y supongo húmeda, en algún momento, cuando mis dedos rozaron intencionadamente el centro de su vulva, ella cerró los muslos apretando mi mano entre ellos y los volvió a separar mirándome y abriendo los ojos en forma muy expresiva………..

Terminamos de cenar y propusimos regresara la sala a tomar otras copas y un café, María se dispuso a llevar los trastos a la cocina y en el ir y venir, Marcelo le ayudó mientras Blanca y yo, terminamos de acomodar las cosas en la sala para seguir con la siguiente etapa de la velada, entre el movimiento de un lado a otro, cada que podía rozaba las nalgas o los senos de ella, al principio, así como debajo de la mesa, se sorprendía pero al ver a Marcelo y María ocupados y de una lado al otro, se dejó hacer y aceptar mis roces en sus chiches, que a pesar de la sudadera que traía, yo empezaba a notar más duros, de reojo podía yo observar que María no perdía el tiempo y tocaba cada vez con más descaro la verga de Marcelo, al tenerlo cerca.

Yo, (María), aprovechaba que Pedro y Blanca se entretenían en acomodar la sala nuevamente, me acercaba recargando mis nalgas en la verga de Marcelo, que cada roce que le daba, se notaba mas grande y dura debajo de su pant, haciendo que mi panocha se humedeciera cada vez mas…

Una vez terminado el acomodo de las cosas, nos dispusimos a la charla de sobremesa, pero en realidad queríamos llevarlos a otro nivel, así que pusimos música suave, para iniciar la conversación, misma que fue girando de un tema a otro, social, político, deportivo, todos los temas que nos eran atractivos pero que en realidad no tenían mayor importancia, como decimos “arreglando el mundo”, al fin en una oportunidad le dimos un giro a la conversación y sacamos a colación las modas de las jóvenes y como en “nuestra época” era mal visto que “enseñaran” de más y que ahora, parecía que ese era el objetivo,

-“a mi me parece que hay cosas buenas en la moda, por ejemplo, a mí me gusta ocasionalmente no usar sostén, -dijo María- es cómodo y a cierta hora del día ya es muy incómodo traerlo puesto, ¿no piensas así? -dirigiéndose a Blanca-

>”cierto, pero, el problema es que a veces es más incómodo no traer por la respuesta de las personas que se encuentran a nuestro alrededor,

-“en efecto, estoy de acuerdo, por eso esta noche, entre amigos, he decidido no usar, por que estoy segura que a ustedes no les incomoda, y si me equivoco, entonces me disculpo con ustedes y me retiraré a ponerme uno, -dijo mientras expandía su pecho para hacer que se notara la ausencia de Brasier-

><”de ninguna manera”- contestaron al instante tanto Marcelo como Blanca, “no nos incomoda y antes al contrario te agradecemos la confianza de hacerlo y sobre todo por lo que mencionas de que somos amigos – continuo Marcelo-

-“y tu Blanca, no te cansa traer brasier a esta hora de la madrugada”

>”por supuesto que me incomoda, pero me da pena,

-“porque no te lo quitas, si estamos entre amigos y tenemos confianza que nadie se sentirá incomodo, si tu no lo estas……..

“que se lo quite, que se lo quite, (dijimos a coro Marcelo y yo),

Al momento, se levantó con la intención de ir al sanitario a quitárselo, pero María se lo impidió, diciéndole, “aquí mismo, entre amigos”, a lo que con esos movimientos tan extraños que hacen, de meter la mano a la espalda y luego jugar con las mangas de la sudadera, se despojó de su brasier, y al no tener una bolsa donde colocarlo, lo dejó a un lado bajo su muslo.

“Bravo¡¡¡¡¡¡¡¡, coreamos los tres, y siguiendo con la música, María volvió al ataque, acercándose coquetamente a Marcelo, lo jaló para bailar, solo que ahora, la música era suave y no había giros, sino abrazos muy cercanos, imitándola, Blanca se acercó a mí y así empezamos a bailar pegados, cuerpo a cuerpo, sabiendo que no había sostén sus pechos rozaban constantemente mi pecho al mismo tiempo que María, pegaba todo su frente, desde el pubis hasta las chiches al frente de Marcelo. Mi verga empezó a crecer, rozando cada vez más el pubis de Blanca y a cada movimiento que hacíamos, la sentía crecer entre los dos, lo mismo que la erección cada vez más palpable de sus pezones, seguimos bailando hasta que el cd se terminó y tuvimos que poner otro disco, fui hacia el sitio donde se encontraba el estéreo, con Blanca tomada de la mano, mientras Marcelo y María seguían abrazados moviéndose rítmicamente rozando sus caderas, una vez que cambiamos el disco y volvió a sonar la música, subí un poco el volumen y me acerque al oído de Blanca para decirle;

“ya notaste como me tienes??

“acaso crees que soy de palo? -contestó- “si tú la tienes parada imagina como esta mi chocha”

“dímelo,

“mojada y caliente, me tienes muy cachonda y no se vale lo que están haciendo, sabes que nunca tendremos más que estos juegos, y Mary, casi se coge a Marce en tu sala, enfrente de nosotros y parece no importarte, lo mismo que a ellos no les importa que estemos cachondeando¡¡

“y a ti te importa lo que están haciendo? te gustaría que pasara algo más?, les digo?

“no, claro que no, no sé si me gustaría que pasara algo más, pero no hoy, no aquí, no con

“es una promesa??

“no, no dije eso no pongas palabras en mi boca que yo no dije

“me gustaría poner otra cosa en tu boca¡¡

Me acerqué a ella, poniendo mis labios cerca de los suyos, sin llegara rozarlos, solo haciéndole sentir mi calor de casi un beso robado; ella se retiró, con la cara roja, aunque no lo suficiente como para romper el abrazo, recargó mas su pecho contra el mío, haciéndome sentir sus pezones rozar mis pectorales.

Regresamos con nuestros esposos y retomamos el baile, siguiendo con ese cachondeo rico de acercarle la verga cada que podía y sintiendo sus chiches cada vez más apretadas a mi torso, en una de las últimas piezas que bailamos, baje mis manos lentamente hasta llegar a la parte superior de sus nalgas, apretándola contra mi cuerpo para meter mi verga entre sus muslos y que sintiera el roce contra su pubis…

A las 4.00 de la mañana, Marcelo, nos dice,

“ya nos vamos, es muy tarde y me siento cansado,

Sin algún comentario, les acercamos sus abrigos y por supuesto los abrazos y besos respectivos, en esta ocasión, rocé la comisura de los labios de Blanca con los míos, los acompañamos hasta la entrada del edificio para verlos cruzar el estacionamiento y perderse en la entrada del suyo………

“ufff que noche” – dice María recostándose en el sofá, con las piernas separadas y mostrándome su panocha, no húmeda, empapada en sus jugos- “me he quedado muy caliente, necesito una buena verga que me coja y que me quite esta calentura” (como recordarán, ese lenguaje no era lo habitual entre nosotros, pero después que Marcelo le había dicho “puta”, era mas común cuando nos entregábamos a la pasión, creo que desde ese día, no hemos vuelto a hacer el amor, cada que tenemos sexo, cogemos como salvajes.

Sin más invitación, me saqué la verga del pantalón, enseñándole como estaba parada, dura y secretando gotas de humedad, me acerqué y le puse la punta del pito en medio de los labios, sacó su lengua y empezó a saborear esa humedad, limpiándola con lamidas y sorbidas, en lo que se la empezaba a tragar paso a paso,hasta tenerla toda dentro de su boca, empecé a moverme rítmicamente metiendo y sacando mi tronco de carne hasta su garganta, la tomé de la cabeza y la jalé para metérsela lo más profundo que podía en su boca y empecé a venirme sin sacarla, oyendo como se tragaba cada chorro de mi leche que inundaba su profunda garganta, una vez terminado, la siguió chupando hasta dejarla limpia,

“vaya que también estabas caliente, ¿Cómo te trató Blanca?

“que te digo, me dejó así de caliente,

Me hinqué frente a ella, y le subí la falda nuevamente, notando que no traía calzón, supuse se los había quitado en algún momento de la noche y empecé a recorrer con mi lengua desde medio muslo hasta casi tocar sus labios, y luego del otro lado, seguí ahora por el borde externo de sus labios, rodeando toda su panocha, sin acercarme más que lo necesario a ella, llegué al borde del clítoris, y empecé a chupar y mamar ese botoncito que me enloquece, sentir su palpitación es supremo, y de ahí mi lengua empezó a recorrer el interior, saboreando sus jugos, sintiendo como se iban llenando mis sentidos de su sabor, mi lengua penetraba cada vez más adentro de su canalito, lleno de jugo, sorbiéndolo, sacándolo del fondo con mi lengua, chupando y sorbiendo ese rico jugo, seguí bajando hasta llegar al margen de su culito, que se empezó a abrir y cerrar, invitando a ser penetrado, perforado, seguí con mi trabajo de lengua y dibujé círculos alrededor del anillo rugoso, dirigiéndome

cada vez más al centro, hasta que la punta estaba en el centro de su culo, entrando y saliendo cuando se contraía y relajaba.

Me hice para atrás y mientras la hacía girar sobre si misma, para que me quedaran de frente sus nalgas, dirigí la punta de mi verga hacia su culito que ya me esperaba ansioso, “jálate las nalgas”, con sus manos se abrió las nalgas, ofreciéndome su hoyito trasero para ser penetrada, tomé jugos de su panocha y llenando la punta de mi verga con ellos, me acomodé para hacer presión con la cabeza en ese agujero que se me ofrecía palpitando de deseo anticipado. Empecé a empujar suavemente, haciendo presión con mi glande sobre su hoyo trasero, una vez que pasó la cabeza, el agujero se fue adaptando a mi verga, dándole tiempo para irse acostumbrando, poco a poco lo fui empujando hasta la mitad del trayecto, ahí nos quedamos otro momento, hasta que María se empezó a mover empujando sus nalgas hacia mí, “cógeme, más adentro, empuja, quiero sentirte hasta el fondo”, la jale de las caderas hasta que mis huevos chocaron con su pucha

_“así mi puta, así la quieres?”,

“si, te quiero adentro y dándome leche en mi culo, cógeme Marcelo, cógeme fuerte¡¡

“si puta, soy Marcelo, te estoy cogiendo por el culo que no le has dado al pobre de Pedro,

“si cógeme, cógeme soy tu puta

Seguimos en ese ritmo frenético entrando y saliendo y ella fantaseando que era Marcelo el que le estaba cogiendo el culo, al que se lo estaba ofreciendo y entregando.

Le apreté las chiches hasta sentir sus pezones duros y palpitando al igual que su culo que se abría y cerraba alrededor de mi verga oprimiéndola cada vez más, hasta que sentí su orgasmo, nacer desde su culo que me apretaba, subir por su panocha que ahora era un río de jugo hasta llegara sus chiches a punto de explotar y salir por la garganta en un grito de placer, sus muslos se convulsionaban, y todo su cuerpo se estremecía, succionando su culo todo lo que quedaba de leche de mi verga que aún no perdía su dureza a pesar de haber sido la segunda venida de la noche.

Poco a poco mi verga se ablandó y en una contraída, su culo la expulsó junto un chorro de leche desde lo profundo de su culo,

“que rica cogida mi amor, te amo,

“sabes, a pesar de fantasear con que era Marcelo quien me estaba cogiendo el culo, te lo tenía prometido a ti, y no podía ser nadie antes que tú, quien me quitara lo virgen del culo¡

“lo sé y me hace feliz, sobre todo el haber sentido esa cantidad de placer que fuiste capaz de alcanzar,

“Ahora mientras nos relajamos con un trago, platícame que sucedió con Marcelo, para que te hayas puesto así de caliente¡

“lo viste, toda la noche lo estuve provocando, pero la presencia de Blanca y tuya no lo dejó actuar, desde el primer baile, donde me vio los muslos y pensó que no traía calzones, se empezó a excitar, cuando lo saque de su error, no lo podía creer, quería ver si era verdad y en algún momento me senté frente a el y abriendo las piernas le enseñe que si traía, luego durante la cena, empecé a jugar con mi pie acariciando su pierna bajo el pantalón, pero se ponía nervioso por la cercanía de ustedes, empecé a acariciar su muslo, subiendo hasta llegar a su entrepierna y tocar a través de su ropa su verga dura, grande, caliente,(mientras tú te cachondeabas a Blanca, y lograste distraerla lo suficiente) para que el tomara valor y metiera su mano, bajo mi falda, hasta tocar mi calzón, y sentirlo húmedo y caliente justo encima de mi panocha, le apreté la mano entre los muslos, la sacó, y discretamente la llevó a su nariz, para oler mi aroma.

“cuando empezamos a levantar la mesa y nos repartimos tareas, me siguió a la cocina y me alzó la falda, metiendo la mano bajo mi calzón y empezó a acariciarme la panocha metiendo sus dedos en ella llenándoselos de mis jugos para después chuparlos y saborear, nos regresamos pronto para que Blanca no se diera cuenta, pero antes de eso, me quité el calzón y se lo puse en la bolsa del pant, para que se lo llevara de recuerdo… empapado con mis jugos…. Por eso no traigo, espero que o le de una buena cogida a Blanca o al menos se masturbe con mi calzón.

“empezamos a bailar y aprovechando la música que pusiste, me le acerqué para que me rozara con la verga y sintiera mis pezones duros….. “lástima que Blanca, nunca estaría sin brasier así”- me dijo,- “quieres apostar” -contesté y por eso fue la escena del brasier, para demostrarle que todas las mujeres en algún momento dado, nos volvemos putas o al menos no somos ni santas ni mucho menos. Cuando Blanca accedió a quitárselo, no lo podía creer, y cuando seguimos bailando, sabía perfectamente que estabas sintiendo sus pezones y que seguramente estaba caliente y húmeda, si hubiéramos durado una hora más, no sé qué hubiera sucedido, pero lo más probable es que hubiéramos terminado teniendo sexo con ellos intercambiando pareja o haciendo tríos, ya me estaba imaginando viéndote como te la cogías y que tú me vieras coger con él, pero no se pudo, ojalá podamos hacerlo en una próxima ocasión, y tú como estuvo el cachondeo?

“le comenté lo que ya les he contado y como casi le había sacado la promesa de que algún día nos veríamos para coger, pero que a la hora de la hora no lo había conseguido, y que al despedirnos, le había rozado los labios con los míos…..

“que mal, yo no perdí la oportunidad y cuando nos despedimos, si le besé los labios a Marcelo mientras le apretaba la verga con la mano y el mi seno, lejos de Blanca…… espero poder encontrar la oportunidad de volver a coger con él, pero sobre todo que te cojas a Blanca y me lo platiques todo, así como yo te he platicado a ti….. porque si de algo estoy segura, es que ella es tanto o mas puta que yo, y tarde o temprano, tendrás la oportunidad de cogértela, apostarías??,

“que te gustaría que apostáramos??

“mmmmm, no lo sé en este momento, algo se me ocurrirá, pero no se vale que evites hacerlo, porque entonces esta amañada la apuesta¡

Luego de esa conclusión, nos fuimos a la cama a dormir, desnudos, abrazados, y con la certeza que habría nuevas y mejores fantasías por cumplir….

Cuando nos levantamos del sofá, descubrimos el brasier de Blanca, y sonriendo me dice,

“ten, guarda tu trofeo, para que tengas un pretexto para buscar la ocasión para cogértela”,

Pero, como dicen por ahí, “esa, es otra historia”………..

Esperamos sus comentarios…

Continúa la serie