Leo se atreve cada vez más, aunque esta vez soy yo el que tiene que cumplir una apuesta.
Después de nuestra pequeña aventura en la playa, nuestra complicidad se hace aún mayor. Una noche, Leo me fastidia un polvo con una chica y se le ocurre una forma de compensármelo.
Mi hermano se hace amigo de mi vecino adolescente y poco a poco nos hacemos los tres íntimos...
Mi hermano pequeño se hace muy amigo de mi vecino de enfrente, con el que compartiremos algunos momentos privados.