Al llegar a Cartagena, rápidamente nos instalamos en el hotel, nos fuimos al cuarto y nos pusimos los shorts y por la emoción ninguno reparó en el otro mientras nos cambiábamos y aprovechando que aún teníamos toda la tarde para disfrutar de la playa, corrimos hacia ella y quedó fascinado al ver la inmensidad de aquel mar Caribe a sus ojos.
La curiosidad ha seguido mis rumbos a través de mi existencia y no solamente a nivel sexual y erótico, también en el conocimiento cultural y educativo.
Un primo fue a visitarme, tiene mi edad; en ese entonces teníamos 11 años y yo aun no sabía qué era la paja y él me empezó a instruir y yo con demasiado interés ya había logrado una bien caliente erección y empezamos a describirnos nuestros tamaños y forma, hasta que no aguantamos mas la calentura y él me la sacó por la bragueta y me mostró cómo se hacía.