Primero me desvistió, y me llevó al jacuzzi que estaba listo para ocuparlo, le tiró al agua unos polvos que dijo eran sales, mi suegra se empelotó y ya mi pichula comenzó a ponerse tiesa, ya quería chuparle la zorra y meterle mano por los orificios, calma me dijo, tranquilo que yo mando.
Los sábados mi mujer salía muy temprano y me quedaba solo, a eso de las nueve y media, llegaba Amanda y luego de tomar un té, realizaba sus labores hasta más o menos las 2 de la tarde, luego de un par de semanas la comencé a mirar con ojos más críticos para analizarla, primero le miré el culo que es lo que más me importa, se veía de lo más normal no muy pronunciado pero redondo y paradito cuando se agachaba se le veía muy bien, pensé en mi suegra con su tremendo poto y me puse caliente
Era la primera vez que me culeaba a mi suegra y por el culo, no me lo podía creer. Nos miramos y le pregunto qué siente, me dice que le duele mucho su hoyito, la acerco al lavaplatos y con agua fría la lavo bien su agujero y la concha, le pido que se agache le acerco la lengua a su culito para lamerlo durante un buen rato, hasta que se relaja por completo.