Me vuelve a follar el indigente y exhibicionista

Era sábado y había salido de fiesta, había ido a la discoteca Xornes. Esa noche andaba caliente a más no poder, solo pensaba en encontrar un machito que me rompiera el culo, y me dejara bien a gusto.

No había gente de mi gusto esa noche en la discoteca, y en la mente, solo tenía la imagen del vagabundo que hacía algunas semanas que medaba por el culo, lo solía hacer varios días a la semana. Siempre que había ido, me daba por el culo, él y su compañero.

La última vez que había estado con ellos, había sido el martes, y desde entonces no había vuelto por allí.
esa noche de sábado, pensé en ir de fiesta, y mirar si encontraba algo que me satisficiera, pero además de estar caliente, y con ganas de ser follado, no se me iba de la cabeza aquellos 2 vagabundos, que también me daban por el culo, me hacían gozar, y me dejaban tan satisfecho.

Eran ya las 2 de la madrugada, cuando cansado de beber cuba libres, tomé la decisión de marcharme, e ir en busca de mis 2 vagabundos, para que me dieran por el culo. Al día siguiente era domingo, y podría quedarme con ellos, hasta las 2 o 3 de la tarde, que era la hora que se solía comer en mi casa.

Marché andando, cuando llegué eran las 3 menos 20 de la madrugada. Iba empalmado, y con el culo palpitando por ser follado.

Necesitaba un rabo que calmara mi calentura y desesperación, y no me salía de la mente aquellas vergas, de mis vagabundos folladores.

Fui directo al bajo comercial, que era donde sabía que dormían. Pero ¡oh!, gran sorpresa, el bajo, tenía la entrada cerrada con una puerta, y una cadena con candado. Al principio quedé pensando, si me habría equivocado, pero no, era allí, y al parecer ese bajo, estaba cerrado.

Miré por otros bajos, pero todos estaban igual.

Así que desesperado, decidí marcharme, haciéndolo por entre las tuberías de hormigón, que quedaban allí al lado.

Al llegar a las tuberías, me paré para encender un cigarrillo, y como tenía ganas de mear, saqué la polla, poniéndome a mear, mientras miraba por entre las tuberías, por ver si se veía algún indigente.

¡Sí! Allí había cartones, y se miraban unos bultos, como si hubiera gente. Me acerqué, descubriendo en ellos, al indigente exhibicionista, allí acurrucado.

Tan pronto me acerqué, el vagabundo levantó la cabeza viéndome llegar. Me llamó, diciendo, ven putito.

Me agaché y entrando de rodillas, fui hasta donde estaba. Me dijo, ven, métete aquí, abriendo la manta que lo cubría. Acuéstate con migo, mi amor, que dormiremos juntitos.

¿Que pasó con los bajos? le pregunté.

Nada, que nos echaron fuera y lo cerraron.

Pero anda, desnúdate y métete aquí conmigo, que así estaremos más calentitos.

Me saqué la cazadora que llevaba y los zapatos, los dejé allí al lado, mientras el indigente me decía métete ya así, que te sacas la ropa aquí mi amor.

Sin pensarlo más, me metí entre la manta y los cartones que hacían de cama, cuando me abrazó, empezando a besarme y acariciar el pelo, mientras me iba diciendo, tienes ganas de follar mi amor, verdad. Quieres que te de por ese culito tan rico que tienes, a ver como estás de calentito, mi amor, me decía cogiendo mi polla con la mano, y sobarme los huevos.

Uy, como estás, estás todo empalmadito, mi amor. Empezando a desabrocharme el cinturón y desabotonarme el pantalón, para luego bajármelo con sus manos, luego bajarme el slip, dejándolos a la altura de mis rodillas, y volver a coger mi polla, siguiendo con las caricias, mientras me decía, estás calentito, mi amor, abre las piernas, que quiero tocar tu agujerito, mientras iba metiendo una mano por entre mis huevos y piernas, ay que culito, lo tienes calentito, y seguro que desesperado por mi rabo.

Siguió quitando mi camisa, mientras con su boca, iba mordiendo mis pezones, a la vez que decía, como me gustan tus tetitas, las tienes pequeñitas, y los pezoncitos duritos, mmmmmm, como me gusta morder tus tetitas, mi amor.

Ya estaba desnudo, solo que tenía el pantalón y slip, a la altura de mis rodillas, pero él no paraba de besarme, abrazarme y morder mis pezones, jugando con sus manos en mis huevos y polla.

Mientras tanto yo empecé a sacar su ropa; ya que estaba vestido; desaté el cordón que tenía como cinturón, empezando a bajarle el pantalón, cogiendo su polla con mis manos, para seguir bajando el pantalón hasta sacárselo por completo.

Luego le saqué aquella sudadera que llevaba, quedando totalmente en pelotas.

¿Te gusto mi amor, te gusta como te follo? ¿

¿Te gusta mi polla, verdad? te gusta como te da por el culito, eh, mi amor.

Mientras él me seguía metiendo mano, y con sus piernas empujaba mi pantalón y slip, abajo, hasta conseguir sacármelos con sus pies, por completo.

Anda, chúpame la polla, mi amor, chúpala como sabes, que luego te la meto en ese culito tan calentito y vicioso que tienes.

Me metí debajo de la manta, y agarrando su polla, me la llevé a la boca, empezando una sabrosa mamada, mientras con mis manos jugaba con sus huevos.

¡Ahhh! así, mi amor, chupa, mi amor, dale placer a tu macho, anda.

Trágala toda mi amor, que ya estaba necesitado de tus caricias, aaaaahhhhh, así así, sigue mi amor.

Estuve chupándosela varios minutos, cuando cansado, la saqué de la boca, sacando la cabeza para respirar un poco, cuando él volvió a abrazarme y empezar con el magreo de mi cuerpo, ay mi amor, que bueno y cachondo estás, si fueras una mujer, me casaría contigo.

Me gustaría que durmiéramos siempre los 2 juntitos, tenerte siempre en mi cama, y hacerte el amor. Te llenaría el culito de leche, y te lo follaría siempre que quisieras, mi amor.

Empezó a morder mi cuello, haciendo que me estremeciera de placer, poniéndome a temblar y gemir ¡oooooohhhhhhh!

¿Como te gusta que te bese el cuello y te de mordisquitos, eh?

Así mi amor, tiembla de placer ¡aaaayyyy! que cachondo estás mi amor.

Date la vuelta un poquito, y arrima tu culito a mí que ya te la voy meter, que estoy desesperado, y la polla me va reventar.

Me giré un poco a mi izquierda, y poniéndome de cucharilla, pegué mi culito a su pelvis.

Ay que calentito tienes el culito, que gusto sentir tu caliente culito pegado a mi.

Colocó la polla con la mano en la entrada de mi culo, mientras me decía, cúrvate un poquito, para que entre mejor, mi amor, mientras iba empujando con su pelvis su polla, para que fuera entrando en mi culito.

¡Uuuuuuffffffffff! ya la tenía toda dentro.

Ya está ¡ooooooooohhhhhhh! ya la tienes toda dentro mi amor, mientras empezaba a mover sus caderas, para empezar a follarme el culito.

¡Oooooooohhhhhh! que gusto ¡oooooohhhhh! como me gustas mi amor.

Me estaba dando por el culo, mientras con sus manos, se aferraba a mis caderas, y con su boca, me besaba la espalda, luego con una de sus manos, me agarraba la polla, haciéndome una suave paja.

Estás tan bueno que nunca me cansaría de follarte ¡ooooooohhhhh! que placer, y calorcito sueltas, estás muy calentito, mi amor.

Me estuvo así follando al menos 15 minutos, cuando empezó a mover sus caderas con más rapidez. Soltando mi polla, se agarró al hombro con esa mano, empezó a darme fuerte, con unas arremetidas de polla profundas, hasta que gritó ¡oooooooohhhhh! ya, ya me corro, ya me corro ¡oooooooohhhh! me corro mi amor.

Se quedó parado con la polla clavada en lo más profundo de mi culo, mientras con sus manos me acariciaba. Me iba dando besos por la espalda, y a la vez me iba diciendo, quiero que te quedes a dormir con migo, mi amor, quiero seguir follando este culito, y que lo lleves bien repletito de mi semen.

Con su mano agarró mi polla, empezando a hacerme una paja. Quiero darte por el culito toda la noche, mi amor, quiero dejarte bien satisfecho, y que goces toda la noche, anda dime que quieres quedarte.

Siiiii, le contesté, mientras estaba empezando a correrme en su mano ¡oooooohhhh! me corro ¡oooooohhhh! me estoy corriendo.

Sí mi amor, córrete, así, córrete.

Terminé de correrme, cuando él con su polla todavía en mi culo, subió su mano a mi cara, y me dijo, mira mi amor, mira tu lechita, este es el resultado del placer que te estoy dando, anda, bebe tu lechita, ya verás como luego te saco más.

Lamí toda su mano, bebiendo mi esperma, dejándole la mano limpia.

Se quedó así abrazado a mí, con su polla saliendo de mi culo, una mano en mis huevos y polla, y la otra la tenía sobre mi pecho.

Quedamos adormilados, y cuando reaccionamos, ya habían pasado 2 horas desde que había llegado, a eso de las 3 menos 20, ya iban dar las 5 de la madrugada.

Nos levantamos con ganas de mear. De paso que nos levantábamos encendimos un cigarrillo. Una vez meamos, terminamos de fumar el cigarro, nos volvimos a acurrucar en aquella cama del vagabundo.

Ahora me tenía de frente, y no paraba de morderme el cuello, luego fue chupando mis pezones, hasta llegar a mi polla, y ponerse a chuparla, ay mi amor que cachondo estás, mmmmmm, mira que pollita y huevitos tienes, mientras me chupaba la polla, con una mano me acariciaba los huevos, e iba en busca de mi agujerito, hasta que lo encontró, empezando a meter un dedo dentro.

Lo metía y sacaba con suavidad; de vez en cuando me hablaba; ya te estás poniendo cachondito otra vez mi amor, mira como se te está empalmando la pollita, y el culito, mira como le gusta mi dedo.

Anda mi amor, quieres chuparme un poquito la polla. Anda que quiero darte por el culito otra vez, me la chupas un poquito, y cuando se ponga tiesa, te la meto otra vez en ese culito tan bueno que tienes.

Se subió encima de mí, y así acostado, llevó la polla hacia mi cara.

Abrí la boca, metiendo aquella polla que se mostraba frente a mi cara. Sabía algo salada, ya que habíamos terminado de mear, y aún estaba mojada, al igual que todavía tenía restos de semen de la follada que me había dado.

¡Ooooooohhhhh! así así, chupa mi amor, que te voy volver hacer gozar, te voy dar por el culo otra vez mi amor.

No estaba bien así para chuparle bien la polla, y le pedí que se pusiera de rodillas, junto a mi pecho.

Se levantó, se sentó en mi pecho poniendo sus rodillas junto a mis sobacos, y agarrando mi cabeza con sus manos, la levantaba para que chupara su polla, que me estaba sabiendo como un rico manjar.

Ay que boquita, mira como le gusta mi polla, así chupa, así, anda, pasa la lengüita por los huevos, y chupa la cabecita, así, pasa la lengüita por el capullo.

Ay mi amor, mira ya me la has puesto dura otra vez. Te quiere follar otra vez, quiere entrar en tu culito, mi amor, chúpala otro poquito, que ya te la meto.

Se la chupé otro poco, cuando de pronto se levantó, y me dijo, anda mi amor que te quiero dar otra vez por ese culito.

Quédate así, que ahora te voy follar mirándote la cara, quiero ver como gozas cuando te esté dando por el culo.

Me abrió las piernas, haciéndome ponerlas flexionadas, allí se puso de rodillas, y agarrando mis piernas por debajo con sus brazos, las fue levantando, mientras él se iba echando sobre mi.

De esta manera, mi culo le quedaba con el agujero hacia arriba, y totalmente abierto, a la altura de su polla.

Apuntó su polla hacia mi agujero, y de un movimiento de cadera, me la metió de una estocada; ¡oooooohhhhh! suspiré al tener la polla dentro de mi culo.

Ay, mi amor, ya te la he metido, ya está toda dentro, ay que culito tienes, mmmmmm.

Mira mira como te entra en el culo mi polla, mira como te folla mi polla ese culito tan rico que tienes.

¡Oooooohhhh! suspiraba ¡oooooohhhh! dame polla, métela toda, métela hasta el fondo, así, así ¡oooooohhh! dame dame más.

Ay, como te gusta que te folle este culito. Tienes una carita de placer y lujuria, que parece que está pidiendo más y más.

Toma mi amor, toma polla, ay que gusto, mi amor, toma polla. Mira como te follo, mmmmmm, mira como te abro el culito.

Llevábamos un buen rato follando, y yo me estaba derritiendo de placer, aquella follada me estaba haciendo llegar al clímax.

Mi polla ya estaba babeando semen, ¡ooooohhhhh! el culo estaba tan abierto, que hasta los huevos, cada vez que me metía la polla, parecía que me entraban en el culo; ¡ooooooohhhhh! como me gustaba aquello.

Aquello era un continuo sonido de plas, plas, plas, plas, mientras yo notaba como iba entrando y saliendo la polla de mi culo, y el golpeo constante que daba su pelvis en mi culito.

Ay mi amor, ya me voy correr, ya me viene, ya, ya ¡oooooooohhhhhhh! ya me viene. ¡Aaaaaaaaahhhh! me corro, me corro mi amor.

Se quedó parado con la polla clavada en mi culo, quedando los 2 sudando, y extasiados de placer.

Subió hasta mi boca, y así como estábamos, me besaba los labios, para luego meterme su lengua en mi boca, y saborearnos mutuamente.

Cuando nos repusimos, nos levantamos y salimos así en pelotas a fumar un cigarrillo, tomando de paso un poco el fresco de la madrugada.

El abrazaba mi cintura por detrás con una mano, mientras con la otra sostenía el cigarrillo, y la cara la ponía en mi hombro hablándome a la oreja, ay qué cachondito estás, estás tan bueno, que nunca te abandonaría.

Te estaría follando toda la vida, mi amor.

Ahora me mordía en la nuca, mientras con la mano, acariciaba mi polla, para luego pasar a mi culo.

Ay qué culito tienes, nunca he visto un culito tan bonito.

Terminamos de fumar, y nos volvimos para aquella cama, que tanto placer estaba contemplando aquella noche de sexo.

Nos tumbamos los 2, quedando acurrucados uno junto al otro.

Nos abrazamos y así quedamos dormidos, hasta que nos despertó su compañero de noches a la intemperie. Cuando nos despertó miré el reloj, y eran 12:45.

El amigo nos dijo, ya veo que habéis pasado una buena noche. Seguro que habéis estado follando toda la noche, por eso ahora estáis muertos de sueño.

Hacerme un sitio, que estoy muerto de frío, así me calentáis un poco.

Nos acurrucamos más, y el joven indigente, se acostó detrás de mí.

Uy que calentitos estáis, y eso que estáis desnuditos.

Tengo que levantarme para mear, dijo el vagabundo. Yo también tengo que mear, y me levanté detrás de él.

Cuando salimos a mear, lo tuvimos que hacer entre los tubos, ya que era completamente de día, y nos podían ver así desnudos.

Acabamos de mear, y rápidamente nos metimos en el tuvo, acostándonos otra vez.

Cuando lo hicimos, el joven indigente, ya se estaba terminando de sacar la ropa.

¡Quieres follar eh! le soltó el otro vagabundo.

No estaría nada mal, así entraría en calor antes.

Bueno, le dijo, para ti el culito, y para mí la boquita, sino le parece mal al putito.

Como queráis, les contesté, por mi no hay problema.

Me abrazó el joven indigente, empezando a morrearme, y acariciar mi cuerpo, mientras suspiraba de deseo.

Uy que calentito estás, me decía al oído, mientras yo con las manos, le agarraba su polla y huevos, empezando a subir y bajar su piel, descubriendo su glande.

¡Oooooooooohhhhhh! suspiraba, mientras le acariciaba su verga, que ya estaba tiesa y caliente como un fierro al rojo vivo.

Mientras tú le das por el culo, yo se la meto en la boca, decía el otro vagabundo, quedándose tendido a lo largo de aquella cama.

Yo me puse de rodillas sobre su cuerpo, agarrando su polla y metiéndola en la boca.

Así mi culito, quedaba listo para el joven vagabundo, y mi polla a la altura de la cara del que estaba debajo de mí.

Se arrimó a mi culo el joven vagabundo, llevando su polla a la entrada de mi culo, la dejó en la entrada, cogiéndome por las caderas, lista para ser clavada dentro de mi culo.

Dio un movimiento de pelvis, y me la clavó de un golpe; uuuuuuummmmmmmmm, grité mientras tenía la polla del otro vagabundo en la boca.

Con la embestida que me había dado, tragué la polla hasta las amígdalas. Aquello casi me hace atragantar.
Joder putito, casi te tragas hasta los huevos, decía el vagabundo al que le chupaba la polla.

Desde aquí tengo una vista fabulosa, putito, veo como te da por el culo la polla de Juan, entra sale, vuelve a entrar, y miro como tu culito se traga todo el vergajo de Juan. Y además tengo tus huevos y polla a mi entera disposición, también los de Juan, mira como se los acaricio. Y echó una mano a mi agujerito, sobando los huevos del joven vagabundo, luego con un dedo, tocaba el agujerito de mi culo, para seguir con mis pelotas, agarrando mi polla y llevarla a su boca.

Aquello era un trío perfecto, y yo estaba siendo la reina de la fiesta. Una polla me entraba por el culo, la otra me entraba por la boca, mientras mi polla era mamada y acariciada por otro.

Aquello era una sinfonía de gemidos, y un plas, plas, plas, plas, de golpeteo de pelvis contra mi culito.

Ay maricón, decía el joven vagabundo, que culito tienes, como me gusta meterte mi polla.

¡Oooooooohhhhh! que gusto, ¡ooooooohhhh! que gusto me das maricón, con este culito.

Ya llevábamos un buen rato follando, cuando el joven indigente, empezaba a darme más fuerte y suspirar de placer ¡ooooohhhhh! me voy correr, ¡ooooooohhhhhh! me corro, ooooooohhhhhhh, me corro. Y cayéndose sobre mi espalda, me dejó enterrada su polla en el fondo de mi culo, mientras yo me estaba derritiendo de gusto, y cada vez tragaba más a fondo la polla que estaba chupando.

Yo ya estaba a puntito de caramelo, y en un plis plas, iba a empezar a soltar leche por mi pollita.

Estaba empezando a correrme, dando gritos sin sacar la polla que chupaba, cuando noté en mi boca, la corrida del vagabundo, uuuummmmm, uuuuummmmm, no daba a basto a tragar toda la leche que me llenaba la boca, saliendo gotas de semen por la comisura de mis labios, cayendo por mi barbilla, y mojando los huevos del indigente.

Ya me había corrido, y el indigente había sacado la polla de la boca, pajeándome y terminando de correrme en su pecho.

El joven indigente sacó la polla de mi culo, pudiéndonos incorporar, para terminar de chupar toda la leche que le había caído por los huevos al vagabundo, y seguir luego por el pecho, lamiendo el semen que yo le había soltado en él.

Una vez estuvimos repuestos, me empecé a vestir, para marcharme ya que era hora de ir a comer.

Me vestí y me despedí de ellos, dejándoles unos cigarros para que pudieran fumar.

Iba con el culo bien abierto, recién follado, y bien cargadito de semen, y además muy contento y feliz.