Capítulo 2
Eran las 15:50 de un Sábado. Raúl estaba en mi antebrazo, con la cara contra la palma de mi mano, tan relajado que parecía que se iba a dormir de inmediato.
Dejé de observar las tetas de mi cuñadita Cristina y vi que en la pequeña cuna que tenemos en el salón no había ningún obstáculo. Me levanté, despacio, concentrándome en que las piernas lo hicieran todo y mantener el tronco y el brazo rectos.
Cristina me mira, y aún no se atreve a hacer nada más. Se remueve, levemente inquieta, y observa
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