Capítulo 17

Aparqué por la zona y llamé al timbre. Alba me abrió y me esperaba en la puerta.

• ¿Qué tal estás? ¿Te la has follado?

• Bien, estoy bien y sí, me la he follado.

Alba sonrió y me acompañó hasta la cocina, me sirvió una taza de café y se sentó enfrente mirándome a la cara.

• Curilla he pensado que me gustaría irme contigo si tú quieres. Aquí ya no pinto nada y esta ciudad me desgarra por dentro, hay demasiados recuerdos no muy buenos. Sé que tú tienes tu vida y que seguramente hay poco sitio para mí en ella, pero me gustaría acompañarte.

• A mí no me importa, allí, vivo con dos mujeres y tenemos una relación abierta, si no te importa compartirme con ellas, podemos hacer otra habitación y te puedes quedar a vivir con nosotros. Te diré que cada uno hace su vida, aunque de vez en cuando, nos juntemos para darnos calorcito. Y ahora, enséñame esta nueva Sevilla que no conozco de lo cambiada que está.

Alba sonrió y se puso a vestirse, me llevó de la mano por Sevilla. Primero fuimos a mi antigua parroquia. Estaba preciosa de blanco y oro, entramos y pude observar que esa parroquia había ganado, pues las flores abundaban en su interior. Vi algún antiguo compañero, pero no me conocieron y a mí tampoco me interesaba que lo hicieran. Salimos de la parroquia y fuimos hacia el centro, la zona de la catedral. Seguramente no era así, pero a mí me parecían las calles más grandes, ya no estaban esos patios de flores y en su lugar había hoteles. Ahora era una ciudad más turística que ciudad. Intenté buscar las callejuelas que tanto me gustaban, esos patios, con su virgen y sus limoneros. Pero seguro no supe buscarlo, no encontré ninguno.

Tomamos un vermut al ritmo de los gitanos que unos tras otros iban pasando, buscando una propina. Alba me llevó a comer a la tasca aquella donde alguna vez iba y había una chiquilla despampanante. La chiquilla no estaba, pero se seguía comiendo muy bien. Comimos en la calle en una terraza, por lo que me pude tomar mi copita y fumar mi purito.

Alba estaba radiante y feliz, me propuso dar un paseo por el parque de María Luisa y yo acepté, siempre me gustó ese parque. Por cierto, una noche lo dejamos a oscuras tras quitar casi todos los fusibles de las farolas jajajaj (si fuese ahora, nos matan). Me gustaba ese parque, su paz, su olor, el ruido de los animales y del agua. Subimos al monte gurugú, donde antaño alguna vez me refugié. También había cambiado, y también puede ser que yo lo recordase de otra manera. Caminamos por los pabellones de la antigua exposición universal, la de los años cuarenta. Subimos por la borbolla y volvimos hacia casa de María, tomamos una cerveza bajo su casa a la sombrita y hablamos de todo un poco. La noche se echó de repente y subimos a su casa.

• ¿qué vas a hacer Alba?, ya lo has pensado

• Si, yo lo tengo claro, me voy contigo. Desde que te vi entrar aquel día por la puerta del sex shop, dije este tío es mío. Resulta que eras cura, cabrón, que mal me sentó cuando me enteré. Ahora tengo esa oportunidad y sean un año o cien, me gustaría hacer realidad aquel pensamiento.

• Alba la verdad es que eres una bomba jajajaj. Mañana, quedamos con Macarena, nos despedimos de ella, bueno o me despido yo y después nos vamos al norte, al fresquito.

Cenamos tranquilamente unos huevos fritos con jamón. Tomé mi copa y mi puro y cuando estaba terminando, Alba apareció completamente desnuda en la terraza. Seguía estando impresionante, esas tetitas con los pezones duros, una pequeña barriguita y ese imponente culo que aún mantenía su forma de corazón. Se acercó muy lento y me acarició la cara, bajó por mi pecho y sujetó con fuerza mi polla por encima del pantalón.

• Hoy te voy a follar yo, curilla cabrón.

Sonreí y me dejé guiar hasta la cama, me empujó, me despojó lentamente de la ropa y situada entre mis piernas lamió mi polla, mis huevos, mi ano, me lamió entero. Se metió mi polla en la boca chupándola con pasión, con lujuria, con las mismas ganas que el primer día. La saboreó en su boca, hasta que la consideró bien dura y entonces se subió a la cama. Poniendo una pierna a cada lado de mi cuerpo, se fue dejando caer muy lentamente, hasta llegar a mi polla. La cogió con su mano, la guió a su coño y la fue metiendo muy lentamente.

• Ahí curilla, curilla cabrón, cuanto te he echado de menos, cuaantoo

Terminó de ensartarse hasta la base y se quedó quieta unos segundos, para empezar a subir y bajar sobre mi polla. Se echó hacia delante para besar mi boca a la vez que movía su pelvis sobre mi polla. Aún estaba en buena forma y aguantaba bien los envites. Yo ni me movía, todo lo hacía ella. Lentamente sus ojos fueron adquiriendo un brillo especial y Alba sentada sobre mi tripa y sujeta a mi pecho, empezó a moverse con brío a delante y atrás, hasta que estalló en un tremendo orgasmo.

• Curilla, que buen consolador has sido, ahora fóllame.

Aún se mantuvo un buen rato apretando las paredes de su coño y ordeñando mi polla. Sabía que quería guerra y se la iba a dar. La puse en misionero, subí sus piernas sobre mis muslos, sujeté con fuerza su cadera y empecé a follarla con todas mis ganas. Le di unos pocos minutos, la levanté casi en vuelo y le clavé la polla en lo más hondo mientras mi polla expulsaba todos sus caldos en su interior.

• siii, curilla, siii, que ganas tenía, no imaginas cuantas ganas.

Alba se colgó de mi cuello y me besó, esta vez con cariño y no dejó de besarme hasta que mi polla se salió de ella.

• Abrázame curilla, abrázame.

La abracé y así despertamos al día siguiente. Le acaricié las tetas y Alba gimió y se dio la vuelta para besarme. Hoy hemos de llamar a Macarena, así que mejor si guardamos fuerzas le dije sonriendo. nos levantamos y desayunamos. Llamé a Macarena y está, muy risueña, me dijo que prefería quedar fuera de su casa, que si no me importaba que fuera ella a casa de Alba. Por supuesto le dije que mejor así y que la esperábamos sobre las doce.

• ¿Alba, podemos encargar comida en algún sitio? Así no tendremos que salir de casa.

• Claro, yo me encargo, ¿para qué hora más o menos?

• dos y media o tres.

MACARENA

Tras la llamada estaba toda nerviosa, el padre Ángel también quería recordar viejos tiempos. Me excité y busqué entre mi ropa interior una bonita tanga con sujetador a juego. el conjunto era rojo brillante y destacaba el rubio de mi pelo. me puse un vestido rojo también, que mostrara mis generosos pechos. Coloqué mis pechos en el sujetador y los realcé para que se vieran aún más generosos. Hasta a mí me ponía mi canalillo jajajaj. Subí al autobús para ir hasta la casa de Alba y llegué en unos diez minutos. Llamé al telefonillo y sin contestar, me abrieron la puerta. al llegar sonreí, la nota y el antifaz colgaban de la puerta. me puse el antifaz y me quité el vestido, empujé la puerta y entré.

• Deja el vestido ahí en el suelo y cierra la puerta. Me dijo, autoritaria, la voz de Ángel.

Naturalmente obedecí sin rechistar, ya estaba totalmente mojada. Seguro que, en el conjunto rojo, ya se notaba mi humedad. Unas pequeñas manos acariciaron mis pechos sobre el sujetador y descendieron por mi cuerpo, perfilando mis lorzas. Se pararon, en la cintura de mi tanga y volvieron a subir hasta mis pechos, los amasaron y pellizcaron mis pezones sobre la tela. Me desataron el sujetador y dejaron mis pechos al aire.

• Que grandes, dijo Alba

Siguió con las caricias y ahora recorrió mi brazo hasta mi muñeca, la izó sobre mi cabeza e hizo lo mismo con la otra. las sujetó atándolas y me dejó colgada de una cadena. Su lengua recorrió mis labios entrando en mi boca, se deslizó por mi cuello, besándolo y lamiéndolo. Llegó húmeda a mis pechos, los lamió, los besó, los mordió, los sorbió, mientras yo me volvía loca. Su mano acariciaba a la vez mi sexo, lo hacía tan suave que mil hormigas recorrían mi cuerpo, proporcionándome un gran placer. De repente su mano azotó mi sexo y yo me convertí en un rio, ahora mi pecho, ahora mi sexo. No sé cuántas veces azotó mis pechos y mi sexo, lo que si se, es que me corrí como una perra ahí colgada y Ángel aun no me había tocado. Alba bajó por mi cuerpo, recorrió con su lengua la cintura de mi tanga y sujetando de sus lados, me la fue bajando lentamente. Sus labios se posaron en los míos y su lengua recorrió el canal que había entre mis labios, escuché como se relamía. Yo estaba al borde de mi segundo orgasmo, esa mujer sabía lo que era comer un coño. Sorbió mi clítoris, mientras su lengua le daba vueltas. Yo me sujetaba con fuerza de la cadena para no caerme, notaba como una corriente partía de mi sexo recorriendo mi columna y explotando otra vez en mi cabeza.

• Fóllame cabrón, fóllame, dije exhausta por el orgasmo.

• ¿Quieres que te follé? ¿Qué me ofreces a cambio?

• Lo que quieras, lo que me pidas, pero fóllame, por favor, por favor.

• Está bien, te follarás tú, mientras Alba te come el coño.

Alba me desató y desató también mis manos, me acercó a Ángel e hizo de mamporrera llevando su polla a mi coño.

Yo quería disfrutarla entera y aprovechando que Alba me sujetaba esa gran polla, me fui clavando en ella muy lentamente. Noté como me iba llenando entera y como abría caminos que nadie más había conseguido abrir. Ángel mordía mi nuca mientras abría sus piernas y ofrecía mi perforado coño a Alba. Yo solamente podía moverme adelante y atrás. Me movía lentamente sintiendo esa polla en mi interior, esa polla que abría las espitas de mis flujos y hacía que mojara mi sexo, su sexo y ahora la boca de Alba que ya lamia mi sexo. Mis manos sujetaron la cabeza de Alba, para sujetarme y para atraerla a mí. La polla y la boca me volvían loca y no aguanté mucho antes de volver a correrme. Ángel me quitó la capucha me levantó sacando su polla y me puso de rodillas para que le chupara la polla. Sabía que a mí y me encantaba, Alba se unió a la mamada y entre las dos le dimos una fenomenal mamada que terminó con nuestras caras llenas de semen. Nos besamos y le dije.

• No pensarás dejarme así, sin follarme

• Tranquila, la química hace milagros, pero ahora descansemos y comamos.

ALBA

Mientras llegaba la comida enseñé la casa a Macarena. La casa le encantó. No es una casa muy grande, la cocina, un baño, dos habitaciones de unos doce metros cuadrados y una bonita terraza que rodeaba las habitaciones y el salón.

• Qué bonita, me gusta mucho.

• Pues ahora tendré que alquilarla, por cierto, ¿podrías quedarte tú con una copia de las llaves?

• ¿Cuánto vas a pedir?

• ¿Por qué, te interesa?

• A mi concretamente, no, pero a mi hijo podría, depende del precio, él gasta mucho dinero en gasolina y podría reducir gastos viviendo aquí.

• Por ser para tu hijo se lo dejo en quinientos euros, gastos aparte, yo solo pago la comunidad.

• Luego le llamo, pero seguro le interesa, más o menos la mitad ya lo gasta en gasolina.

Llamaron a la puerta y llegó la comida, las dos chicas y yo comimos con verdadera gula, el ejercicio nos había dejado con hambre.

La tarde prometía ser de lo más tórrida, por lo que me tomé una pastillita de sildenafilo, para estar más en forma. Tras comer comentamos un poco de nuestras vidas. Macarena nos contó que pronto se había llenado de críos y que su vida, prácticamente había sido cuidarlos y educarlos. Su sexo era de lo más normalito y su vida cada vez más aburrida, pues ya era mayor, sus hijos casi todos se habían ido y su vida, ya casi ni existía.

• Por eso al veros llegar, me elevó el alma y me excité como hacía tiempo no lo hacía, ese día tuve que masturbarme

La verdad que Macarena aun mantenía esa cara angelical, pero su cuerpo había experimentado cambios, cinco partos son muchos partos. Pero a mí me seguía poniendo, su sumisión y esa disposición para todo. Salí a la terraza para fumar mi purito y las dos chicas se quedaron en el salón hablando. Aunque coincidieron en la época, nunca habían estado juntas y no se conocían.

Macarena llamó a su hijo, le contó las excelencias del piso y el precio. El chaval alucinaba, en esa zona le hubiese costado lo mismo casi mil euros. Macarena le confirmó a Alba que el chaval sí quería el piso. Alba le dio una copia de las llaves y un número de cuenta para que hiciera el ingreso.

Yo, fumaba tranquilo pensando en esa tarde que me esperaba. Sería una tarde larga. Volví al salón y ahí estaban las dos chicas hablando tranquilamente y desnudas. Me acerqué a Macarena por detrás, sobé sus pechos y apreté sus pezones.

• ¿Echabas esto de menos putita?

• Joder, siii humm que gusto.

Le di la vuelta a la silla y le ordené poner las manos tras el respaldo. Azoté sus pechos hasta tornarlos de un bonito color carmesí. Macarena gemía y me miraba con los ojos saltones. Su sexo destilaba jugos, pues brillaba como una estrella. Alba permanecía callada y sentada en su silla. Acerqué mi polla a la boca de Macarena, ella la abrió y sacó su lengua. Sujetando su mandíbula, se la metí hasta la garganta.

• ¿A qué esperas para comerle el coño?

Alba con gran rapidez se tiró entre las piernas de Macarena y empezó a comerle el coño. Macarena mantenía su boca abierta todo lo que podía y su lengua fuera, para chupar mis huevos mientras mantenía mi polla dentro. Le metía la polla hasta el final, la mantenía unos segundos, cada vez más, y luego la sacaba despacio arrastrando gran cantidad de babas que ya cubrían sus grandes pechos. Alba por su parte, le lamía el clítoris y ahora le metía dos dedos en su coño. Macarena tenía un coño gordo con unos grandes labios y un clítoris que cuando se descapullaba parecía una pequeña polla, por lo que Alba chupaba con frenesí ese clítoris.

Me senté en una silla, situé a Macarena sobre mi polla y la senté sobre ella. Macarena perdió el aire un segundo, pero empezó a moverse mientras Alba lamía su coño. Desde atrás apretaba sus pezones y Macarena se deshacía en jugos sobre mi polla. Macarena sujetó con fuerza la cabeza de Alba y se corrió con abundancia sobre su cara.

Bajé al suelo a Macarena, la puse a cuatro patas y le follé el culo, ese gordo culo que acogió mi polla como, con necesidad, se la tragó entera y ahí dentro, me destrozó. Mi semen llenó ese estrecho agujero y Macarena cayó tumbada arrastrándome, con mi polla enterrada en ella. Descansamos un buen rato, los tres abrazados y a eso de las siete Macarena dijo que tenía que irse. Nos duchamos y la acompañamos hasta su casa.

• Ángel, iré a verte, aunque vaya yo sola, los chiquillos ya son mayores

• Te estaré esperando, ya verás como lo pasamos fenomenal.

Arranqué el automóvil y fuimos a casa de Alba, esa noche recorrimos Sevilla y cenamos bajo la Giralda. Al volver besé con ternura a Alba y le di las gracias por ser una estupenda cicerone. Alba tardó unos días en empaquetar sus cosas y dejar el piso impecable. Al terminar subimos hacia Guernica. Como ella no conocía, paramos en Cáceres y recorrimos Trujillo y Mérida, pasamos por Plasencia y tras dormir ahí, subimos hasta Burgos, aquí estuvimos un día pues esa preciosa ciudad merece al menos un día de tu vida. Recorrimos la catedral, las huelgas reales, donde está el pendón que los Reyes Católicos arrebataron a los moros en la batalla de las navas de Tolosa. San Pedro de Cardeña, de donde partió el Cid en su destierro. La cartuja de Miraflores. El museo de la evolución humana. Santo Domingo de Silos, ya fuera de la ciudad y después de comer cerca del monasterio, partimos para Guernica.

Al llegar les presenté a Alba a las chicas y les dije qué viviría con nosotros, tendríamos que hacer una habitación más. La vida en la casa rural fue muy divertida, construimos dos habitaciones más, pues Macarena se nos unió medio año después, construimos también tres salas más de masajes y en el gran jardín, terminamos haciendo un gran spa que nos daba muy buen dinero.

Y hasta aquí mi vida, ahora descanso en esta preciosa zona de España, viajó, cuándo, cómo y casi, casi con quien quiero jajajaj, ya no me preocupa la ley, todo está prescrito. Aquí terminaré mis días igual que hoy termino esta historia. Espero haberte excitado y divertido, a mí me ha gustado hacerlo. Aunque parezca increíble, todo es verdad. Este pobre muchacho, pobre y desarrapado, por circunstancias de la vida, vida dura de hambre y necesidades. Tuvo suerte, pudiendo vivir, aunque no fuera de lo que él hubiese querido, una buena vida, feliz y llena de aventuras. Deseo que la vuestra sea por lo menos igual de placentera y si no es así. No desesperes, igual consigues tus deseos.

FIN

icharlines54@gmail.com