Capítulo 11

Ángel entró en su habitación, se quitó la ropa y se dio una buena ducha. Sabía que la muchacha acudiría, por lo que programó una alarma a las cinco y media de la madrugada. Se secó y se dejó la toalla enrollada a la cintura. No hubo de esperar mucho, un ruido de golpes suaves en su puerta, lo despertó de su ensimismamiento, se levantó y procedió a abrir la puerta. Ahí, al otro lado estaba ella, completamente sonrojada y frágil como una pluma.

Ángel, aunque aún se conservaba muy bien, ya estaba cercano a los cincuenta, lo que le daba un aspecto de dandi de película antigua. Tras dejar pasar a la muchacha, pudo apreciar como su uniforme marcaba su culo con total perfección. La sujetó por los hombros y le dijo suave al oído.

Desnúdate putita, desnúdate.

La muchacha sin siquiera girarse, soltó los pocos botones que unían el uniforme a su cuerpo y lo dejó caer. Su cuerpo aparecía desnudo ante Ángel que observó la perfección de ese culo en forma de corazón y esas esbeltas piernas que lo hacían aún más perfecto. Como la muchacha permanecía quieta, Ángel la rodeó y pudo apreciar sus perfectos y redondos pechos, como una perfecta bola. Sus pequeñas areolas estaban terminadas en unos pequeños y erectos garbancitos que asomaban sobre la bola de sus pechos.

Las manos de Ángel lentamente se acercaron a esos pezones, los acarició y recorrió con la palma de su mano los redondos pechos. La muchacha tembló ante la caricia mientras un leve gemido traspasaba sus labios. Labios que Ángel unió con los suyos, mientras su lengua se adentraba en la humedad de su boca, para bailar con su lengua. El beso empezó suave y lento para convertirse en un beso apasionado, húmedo y caliente.

Mientras la mano derecha de Ángel acariciaba y pellizcaba su pecho, su mano izquierda se perdía en ese precioso culo que recorría sin descanso, mientras su lengua le unía más a ella.

Por su parte la muchacha estaba levitando en esa habitación, mientras el hombre la besaba y la acariciaba con ganas y dulzura, cada parte de su cuerpo. Cuerpo que ardía en mil sensaciones.

Por fin Ángel dejó caer la toalla y su verga erecta impacto por casualidad entre las piernas de la muchacha, chocando contra su clítoris. La muchacha se curvo mientras gemía, ese roce en su clítoris rompió las espitas que contenían sus jugos y desbordo ampliamente los labios de su sexo.

Ángel noto como su verga era bañada, sabiendo que la muchacha ya era suya. La tumbó lentamente en la cama, dejando sus piernas colgando y su sexo en el borde. Introdujo su cabeza entre esas pétreas piernas y acerco su lengua a ese divino sexo, brillante y rosado que abría sus labios para dejar que saborease sin prisa los manjares que el albergaba.

Ángel así lo hizo, acerco la lengua y lamió con extremada lentitud desde su ano hasta su clítoris, sin dejar ni una sola gota de los manjares expuestos para él. Lentamente el sexo se iba abriendo a las caricias de la caliente lengua y lentamente, Ángel conquistaba una pequeña porción de carne más. La muchacha apretaba las piernas con fuerza sobre la cabeza de Ángel y sus manos tiraban de sus cabellos a la vez que lo hundía contra su sexo.

Por fin la lengua de Ángel se centró en el abultado clítoris, lo lamió por un tiempo, lo sorbió un tiempo igual y sin avisar empezó un frenético movimiento de lado a lado y de arriba abajo, que terminó con la muchacha gimiendo, agarrada a su cabello y botando contra su lengua mientras los orgasmos la invadía uno tras otro hasta explotar en el mayor orgasmo que jamás había tenido. Tan grande fue este, que la dejó laxa sobre la cama, sin fuerza y con la vista perdida mientras sus ojos se tornaban en blancos. Ángel la abrazó y se mantuvo pegado a ella un buen rato, hasta que esta, poco a poco recuperó la conciencia.

La muchacha lo miró asombrada, en su vida había sentido tanto placer. Ángel acaricio sus pechos, pellizcando con cierta fuerza sus pezones, los pellizcaba durante unos segundos para acariciarlos suavemente después. Esto hizo que la muchacha se fuera calentando hasta llegar a asir con fuerza la polla de Ángel. En ese momento, Ángel le dio la vuelta, escupió en sus dedos e impregnó la entrada de su culo con la saliva. La muchacha sabía instintivamente lo que tenía que hacer. Dirigió la polla a la entrada de su culo y ella misma empujó para introducirla. Ángel volvió a mojar con saliva la cabeza de su polla y le ayudó empujando el también.cuando la cabeza estuvo dentro la muchacha puso su mano sobre la tripa de Ángel y lo mantuvo ahí quieto unos segundos, después ella misma empujó otro poco y volvió a parar. Ella gemía y se balanceaba muy lento, notaba como la polla le quemaba por dentro y a la vez le daba un gran placer. Soltó la mano de nuevo y dijo.

Poussez-vous, poussez fort (empuja, tu, empuja fuerte)

Ángel no se hizo esperar, separó la mano de su cuerpo, se sujetó con fuerza a sus caderas y empujo hasta notar sus huevos mojados por los flujos de su coño.

ohhh comme c’est délicieux, donne-moi fort, très fort (ohhh que rico, dame fuerte, muy fuerte)

Ángel sujeto a sus caderas, saco un par de veces la polla y la volvió a meter. La muchacha gemía y pedía más, por lo que Ángel, le levantó una pierna, llevó una mano hasta su clítoris y empezó a masturbarla a la vez que le daba con fuerza. La muchacha chillaba y gritaba pidiendo ser destrozada, por lo que Ángel dejó su clítoris y le tapó la boca. Ese ímpetu, no pudo sostenerlo mucho tiempo y clavando hasta el fondo su polla, llenó su culo con su esperma.

Oui c’est bien, quel plaisir, quel orgasme, tu es fantastique

Tras decir esto la muchacha se dejó caer en la cama y se quedó dormida. Ángel sujeto a sus pechos, también fue poseído por el sueño.

La alarma del teléfono móvil de Ángel sonó y este despertó a la muchacha y le dijo que debería irse. Esta recogió su escasa ropa y marchó a seguir en su habitación.

Ángel dio media vuelta y espero que volviera a sonar a las siete de la mañana.

Esa noche, Verónica no había dormido muy bien, le pareció escuchar ruidos en la casa, pero pensó que igual era Ángel que no podía dormir y no le dio más importancia. Desde que había llegado ese hombre, toda su fuerza se había tambaleado, ella que era una mujer dominante, estaba a punto de entregarse a ese hombre para que hiciese con ella lo que le diese la gana. su sexo estaba todo el día húmedo y ya nada calmaba su ardor, ni sus dedos ni sus juguetes. Quería ser follada, necesitaba ser follada y estaba dispuesta a todo.

Ángel despertó como todos los días, se ducho y bajó a desayunar. La muchacha ya tenía todo preparado y Verónica aún no había bajado.

¿Me necesitara esta noche?

Ya te diré en la cena.

Ángel desperdigo las herramientas por todo el jardín y fue arreglando los parterres de uno en uno, tenía unos cuantos y habría de hacerlo con tranquilidad y meticulosidad. Le faltaban algunas cosas por lo que bajó al pueblo a comprar. Estuvo deambulando por el pueblo, comprando todo lo necesario, no quería tener que volver a bajar, por lo que compro algo de más, ya vería que hacía luego con ello. Como no había perdido la costumbre de almorzar, paro en un bar del puerto a comer un poco de pulpo, con un buen vino blanco. Sobre las doce subió a la mansión de Verónica. saco todo lo que había comprado y lo fue distribuyendo por los parterres. Una vez lo tuvo todo preparado se dirigió a la caseta de la piscina para volver a limpiarla, tenía que estar reluciente.

Ese día tenía que encargarse de limpiar muy bien la línea que marcaba el llenado, pues ahí se formaba una costra de las cremas y de la tierra que el viento arrastraba. Lo frotaba con un desengrasante y luego le pasaba un cepillo de cerdas muy duras que ayudaba a despegar toda esa costra. Cuando ya casi terminaba, llegó Verónica, con un espectacular y escueto bikini blanco. Bikini que apenas cubría sus pezones y que era tan fino que los marcaba perfectamente, así como la braguita un tanga diminuto que justo cubría los labios de su sexo. Verónica miró a Ángel y le preguntó.

¿Puedo meterme en el agua?

Claro mujer, sin problema, solo es jabón.

Lentamente Verónica se descolgó por la escalerilla hasta quedar totalmente dentro del agua, dando un par de brazadas se acercó dónde estaba Ángel, lo miró y se dio la vuelta introduciendo su cuerpo en el agua. Al darse la vuelta sus piernas se abrieron, dejando casi la totalidad de su sexo al descubierto. Ángel no perdió detalle de la inmersión. Verónica apareció en la escalera y ascendió por ella hasta salir completamente de la piscina, colocó su braguita y se tumbó a tomar el sol que ahora ya calentaba. Miro a Ángel, viéndole absorto en su trabajo, sabía que su bikini ahora ya no tapaba nada, pues con el agua se había vuelto totalmente transparente. Abrió sus piernas y soltando la parte de arriba se lo quitó ofreciendo a Ángel una espectacular vista de sus preciosos pechos.

Ángel miraba de reojo, pero lo que no podía controlar eran sus erecciones y esta apareció haciendo un buen bulto en el pantalón. Cuando termino de limpiar la piscina, eran casi las dos. Recogió la herramienta y estaba dispuesto a marcharse, cuando Verónica le habló.

¿No quieres darte un baño?

No, gracias, ahora voy con el tiempo justo. Tengo que preparar todo para mañana rematar los parterres y terminar de brillar la piscina, también he de cambiar alguna de las lámparas para que luzca perfecta.

Verónica contrariada, se dio la vuelta, mostrando todo su sexo perfectamente depilado, como último intento de sujetar ahí a Ángel. Pero este haciendo un gran esfuerzo se dirigió hacia el comedor. Ya dentro del comedor espero a ser servido por la muchacha que rauda apareció ante él. Ángel la miró fijo a los ojos y mientras le servía el primer plato, le dijo.

Quítate las bragas y dámelas.

La muchacha abrió mucho los ojos y mirándole fijamente, dejó la sopera sobre la mesa y se quitó las bragas delante de él. Lo miró, se mordió el labio inferior y le entregó un precioso tanga rosa que Ángel guardó en el bolso de su pantalón.

Esta noche en mi cuarto a la una y no tardes.

Después de comer, Ángel salió al porche de la casa donde se prendió su puro y se empezó a tomar su copa de coñac.

Veo que ya no tiene tanta prisa.

Verónica con una cara de enfado que no podía ocultar, espeto a Ángel viéndole tan tranquilo en su porche.

No te preocupes, está dentro de mi hora de descanso. Por cierto, no te he dicho que ese bikini te queda espectacular.

Verónica sonrió y dándose la vuelta, se dirigió al interior moviendo desmesuradamente su bonito culo. Ángel sonrió igualmente viendo que su piropo había surtido efecto.

Durante toda la tarde Ángel reparo y recompuso todos los parterres, ahora solamente le quedaba plantar las flores, cosa que haría mañana por la mañana. De momento por ese día ya había terminado. Recogió su herramienta y guardo todo aquello que había sacado de la caseta. Al pasar por la piscina, vio a Verónica completamente desnuda tomando el sol. Realmente esa mujer estaba impresionante y se propuso follársela esa noche. Se acercó a la hamaca que Verónica ocupaba y le habló desde lo alto.

Ya terminé por hoy, ahora si me daré ese baño.

Verónica se volvió y pudo apreciar como Ángel se despojaba de sus ropas, quedando totalmente desnudo delante de ella. Esa larga y gruesa polla, estaba a poco más de veinte centímetros de boca y ganas le dieron de alzarse y meterla dentro. Ángel pudo apreciar como esos preciosos pezones se ponían duros como una roca formando un precioso cono sobre su perfecto pecho. Dejando caer su ropa sobre el suelo de la piscina, se lanzó al agua que lo recibió con los brazos abiertos.

¿Qué tal está? Preguntó Verónica

Ven y compruébalo tú misma.

Verónica se levantó mostrando su espectacular cuerpo, se lanzó al agua y fue a salir a escasos centímetros de Ángel. Este la noto temblar de excitación al sentirle tan cerca, tan cerca, que su polla le tocó su vientre en su ascenso a la superficie. Ángel vio como sus labios abultados buscaban su boca y la besó suave. La atrajo hacia él y su mano valoro ese precioso culo. Verónica se dejó hacer entregada a ese hombre que por fin había conseguido. Tras un largo y caliente beso, Ángel se separó de ella y le dijo.

Tengamos paciencia, esta noche quiero destrozarte

Uhmm dame un pequeño adelanto.

Tranquila, lo gozaras más así.

Y dándose la vuelta, salió del agua, se vistió y se marchó a su cuarto. Verónica lo siguió con la mirada, mientras notaba como sus piernas temblaban bajo el agua.

Ángel ya en su habitación y totalmente empalmado, disfrutaba de su triunfo, esa noche gozaría a la señora y a la criada. Se vistió con una camiseta y un pantalón holgado y corto. No se puso ropa interior, había que facilitar el trabajo. Por su parte Verónica se vistió con un vaporoso vestido totalmente blanco, que dejaba ver sus prominentes pezones, marcándolos muy claros sobre la tela. Cuando los dos se encontraron cerca del salón, Ángel echo su mano bajo el vestido de Verónica, comprobando con alegría que esta estaba desnuda debajo de él.

Veo que la señora tiene ganas de polla.

No lo sabe usted bien, ¿podrá satisfacerme?

Ángel sonrió y se sentó a la mesa, Verónica hizo lo propio y la muchacha empezó a servir la cena. Una vez hubieron terminado, se levantaron y pasaron al porche cubierto, donde Ángel prendió su cigarro y se sirvió su coñac. Verónica lo miraba cada vez más excitada, mientras sorbía de su copa de champán.

VERÓNICA

Ese hombre me tenía todo el día excitada, en la piscina, aunque no llevaba casi nada puesto, tuve que desnudarme pues me consumía el calor. Lo vi mirarme de reojo, pero el muy cabrón no hacía nada. Después me rechazó cuando le propuse bañarse, eso me enfado, la verdad que me sentí rechazada. Por eso me quede tomando el sol en vez de ir a comer con él. Después a la tarde también enfadada me desnude nuevamente para tomar el sol en la piscina. Creo que me quede dormida, pues el tiempo se me pasó muy rápidamente, hasta que lo vi aparecer ahí delante de mí y vi cómo se iba desnudando. ¡¡¡Por fin pude ver su polla, que polla!!! Ganas me dieron de engullirla ahí mismo, pero tuve que contenerme.

Después me retó a meterme al agua y ahí lo hice. Me lancé al agua y aparecí casi a la altura de su polla que pude apreciar muy claramente. Al subir me rocé con ella y mis piernas se volvieron de plastilina. Cuando me beso y acaricio mi culo, me deshice en líquidos y apenas podía sostenerme, por lo que tuve que rodear su cuello con mis brazos. Pero el muy cabrón, volvió a dejarme plantada mirando como se volvía a la casa.

Una vez me recompuse, yo también volví a la casa, me duché y me vestí, lo más zorra que pude. Para mi sorpresa lo encontré al lado del comedor, me atrajo hacia el me beso y metió su mano bajo mi vestido acariciando mi sexo con dos de sus dedos, casi me caigo ahí mismo. Después de cenar, pensaba en una larga sesión de sexo hasta el amanecer, pero no, se fumó su puro y se bebió su coñac, mientras mi coño destilaba de tal manera que en mi vestido se apreciaba una mancha de mi propio flujo.

¿Estás bien caliente ehh putita? Me dijo al ver esa mancha en mi vestido.

No me llames así, le dije y me contestó, ahora, ahora serás mi putita y harás todo lo que te pida. Yo no dije nada, deseaba ser su puta, deseaba su polla, deseaba sentirlo dentro, que me destrozara, que me hiciese gritar, como la verdadera puta que llevo dentro.

Me miró con los ojos inyectados en sangre y sujetando con fuerza mi mano, me llevó hasta su dormitorio. Me quito el vestido, me lanzo atravesada sobre la cama y ató mis brazos y mis piernas en cruz. Me puso una camiseta suya a modo de capucha sin dejarme ver absolutamente nada y se lanzó a besarme. Me besaba con rabia, con pasión, con ganas. Mientras lo hacía acariciaba todo mi cuerpo. Yo era una pastilla de plastilina en sus manos y me moldeaba como quería. No podía hacer nada, solamente gozar y apretar mis piernas para retener todo el placer que me daba.

Unos golpes sonaron en la puerta, me puse alerta, pero solamente pude oír como algo se desliza haciendo un ligero ruido. Al momento sentí una lengua recorriendo mi sexo, a la vez que una polla se apoyaba en mis labios. Abrí mi boca y fui dejando entrar esa polla que rápidamente me llenó la boca. La lengua que recorría mi sexo me producía un enorme placer, placer que yo intentaba transmitir a esa polla que ya traspasaba sin dificultad mi garganta. La sensación de asfixia, la polla taladrando mi garganta y la lengua en mi coño, me llevaron al primer orgasmo de la noche, un placentero y suave orgasmo que recorrió mi cuerpo muy lentamente.

Tras el orgasmo la polla abandono mi sexo, y empecé a escuchar gemidos y a notar como la boca chocaba una y otra vez contra mi sexo.

¡¡ Se la estaba follando!! Se la estaba follando delante de mí, sin siquiera haberme follado a mi primero. Pero la lengua que iba y venía con las acometidas me estaba llevando nuevamente camino de un, parecía, intenso orgasmo. Esta vez los celos, el sentirme despechada, se juntaban con el placer aumentando mi estado de calentura. Tras un potente grito, me corrí, lo hice como nunca lo había hecho y de mi cuerpo brotó un potente chorro de mis propios fluidos, que intuyo, caería sobre la cara de quien estaba comiéndome el coño.

A la vez que yo descargaba, escuché también como alguien gritaba, como alguien enterraba su cara en mi sexo y me regalaba su orgasmo.

De repente el silencio, no oía nada, nada se movía, estaba sola y atada, sin poder ver nada. Pasaron unos minutos que me parecieron muy, muy largos. Hasta que de nuevo una boca se posó sobre la mía, a la vez que iba soltando mis manos y descendió por mi cuerpo hasta mi sexo, para desde ahí, desatar también mis pies. Me quité la capucha improvisada y lo vi, ahí entre mis piernas, con sus músculos tensos, dándome lengua con suavidad.

Lamia mi sexo sin prisa, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Araba entre mis labios, descubriendo la montaña de mi placer y lo chupaba, lo sorbía y lo circundaba con su lengua. Yo quería disfrutar de su polla y se lo dije. El, me dio la vuelta, colocando mi cabeza sobre su polla y dejando mi sexo en la suya. Pocas veces había realizado el sesenta y nueve y la verdad no me había gustado mucho, aunque hoy iba a descubrir lo maravilloso de esa postura. Mientras yo saboreaba su polla, la engullía y la llevaba al final de mi garganta. Él seguía titilando mi sexo, como si fuera un puching ball. Yo me deshacía sobre su boca, notaba como mi flujo bajaba en cascada llenando su boca, como vivía en un orgasmo continuo y como explote nada más sentir la yema de su dedo sobre mi ano. Tuve un orgasmo muy fuerte, muy largo y muy intenso, que me obligó a descabalgarme de su boca. Pero él no me dio tregua, con su polla como una piedra, me acerco al borde de la cama y me penetró con fuerza, volviendo a hacerme mujer en ese mismo momento. Me azotaba con fuerza a la vez que percutía contra mi sexo con todas sus fuerzas, hasta que me clavo la polla en lo más hondo y me levanto en vuelo para dejarme después llena de él.

Hacía tiempo que no tenía una ración de sexo así, me había vuelto loca en un par de horas.

Si me vas a follar siempre así, seré tu puta, no lo dudes.

¿Quién era la mujer del principio?

¿Importa?

No, pero me gustaría devolverle el placer que me dio.

Pues es tu criada, la tienes bien cerca.

Me gustaría hacer un trío con ella.

Ángel no contestó, se dio la vuelta y se quedó profundamente dormido.