Soy un chico de 30 años, casado, de 1,89 metros y moreno.
Hace 3 años que estoy casado y con mi mujer mantengo una relación sexual supongo que como la mayoría de matrimonios, uno o dos por semana y nada del otro mundo.
Un día en una fiesta con unos antiguos alumnos me paso una cosa que cambió radicalmente mi vida sexual.
Todo empezó como cualquier otra noche en la que nos encontramos, tomamos algo por la tarde comentamos cosas del trabajo, luego fuimos a cenar, con abundante vino y por ultimo a algún bar o discoteca de moda.
Estando en la discoteca se me acerco una amiga, 1,70,pelo castaño claro que siempre me ha atraído por su increíble cuerpo y sus inmensos pechos, aunque todo hay que decirlo de cara no es una diosa que digamos, pero aquel día supongo que por las copas de más o no sé porque ella me empezó a contar que estaba muy mal porque hacía un mes había dejado a su novio, que no aguantaba más y que el motivo era que a ella le gustaba mucho el sexo duro y que su novio no soportaba ni la frecuencia con la que ella quería, ni con la humillación que ella deseaba, eso me pillo por sorpresa porque a pesar de que es una buena amiga nunca habíamos mantenido ese tipo de conversaciones.
Salimos a la calle y ella me empezó a explicar que le gustaba que la humillasen y la maltratasen psicológicamente o sea que la tratasen de guarra para arriba y a mí eso me empezó a poner cachondísimo.
Al rato yo ya la tenía durísima con sus confidencias y no sabía cómo disimular mi excitación y de pronto ella se pone a llorar y al apoyarse encima mío no pude evitar que notara mi bulto en el pantalón.
Se quedó por un momento entre mis piernas y me pareció que se frotaba un poco como para calcular su tamaño o no sé qué, la cuestión es que cuando se incorporó ya no lloraba e incluso me pareció verle una pequeña sonrisa en sus labios que a mí en ese momento me parecieron carnosos y apetecibles.
Ella me dijo:
– Que te pasa es que todo esto te excita??
A lo que yo en ese mismo momento pensé:-Prueba a ver qué pasa, y le dije:
– Es que nunca me hubiera pensado que fueses tan cachonda y tan sucia como para obedecer cualquier tipo de orden de un hombre, que pasaría si yo aquí y ahora en mitad de la calle te dijese «Cómeme la polla!!»
Y cuál fue mi sorpresa que ella se agacho, me bajo la bragueta y me la saco diciéndome:
– Pues esto.
Y acto seguido ya la tenía en la boca. Yo no me lo podía creer y al mirar a los lados solo vi a una pareja que acababa de adelantarnos y ni nos vio.
En un momento yo ya estaba a punto para correrme así que le dije:
– trágatelo todo y vamos al coche, perra.
Me pareció que se estremecía de gusto pero como me apretó en ese instante los huevos no me pude contener y me corrí en su boca.
En cosa de 5 minutos nos encontrábamos ya en el parking metidos en el coche y pensé que esto había que atarlo porque era un chollo y me cansaría de follar y probar sí que le dije:
– Dejemos una cosa clara, si seguimos será hasta que yo diga, nunca me desobedecerás y realizaras todas mis fantasías mas lascivas y obscenas, te podre tratar como yo quiera y hacer contigo lo que desee. Estarás a mi disposición cuando te llame y no te quejaras.
A lo que ella respondió: -Siiii, gracias.
-Desnúdate guarra!!! Le dije y ella obedeció sin decir nada.
Pude observar su maravilloso cuerpo, era delgada, con bastante pelo en el pubis, una barriga muy plana y esos pechos que tantas veces había intentado imaginarme cuando estudiaba conmigo y venía con esos jerséis ajustadísimos marcando esos pezones negros, grandes y carnosos que podía chupar, tocar y morder a mi antojo y fue precisamente por ahí por donde empecé, pero no fui yo quien se acercó sino que le dije:
– Acércame esas tetas sucias a mi boca, quiero probarlas. Mientras se las chupaba y tocaba ella fue a tocarme la polla cuando le dije: -quien te ha dado permiso para tocármela??? Retira esa mano y estate quieta.
Recline el asiento del copiloto y me puse de rodillas en el asiento de atrás.
Quería ver hasta donde llegaba y estaba dispuesto a humillarla para ver si era verdad lo que me había contado, empecé a pajearme la polla apuntando hacia su cara y pechos y le dije:
-Hoy disfrutare yo y tú te estarás quietecita. No me toques y no te toques.
Podía observar como tenía las piernas mojadas por sus flujos, pero estaba dispuesto a llegar hasta el final.
Me corrí en su cuello y pechos y restregué mi polla mojada contra su cara, pero ella ni se movió. Cuando termine, me fui hacia mi asiento y le dije:
– Eres una putita de verdad y me voy a divertir mucho con tu coño, te follare como nunca lo han hecho y te destrozare por todos tus orificios. Eres una perra y te tratare como tal. Ni se movió. Fue entonces cuando me di cuenta de que si había conseguido lo que casi todos los hombres deseamos, una mujer sumisa con un cuerpo que quita el hipo, solo para mí y sin ninguna obligación hacia ella, la tomaría cuando quisiese y probaría lo que desease.
Así que empecé allí mismo y le dije: -Muy bien bájate del coche que hoy voy un poco bebido y prefiero esperarme a mañana para follarte hasta cansarme. No se te ocurra pajearte esta noche me esperaras.
Ella me miro un poco frustrada pero no dijo nada y se bajó en pelotas del coche. Allí se quedó mirando cómo me iba hacia mi casa mientras le caían mis jugos por su cara.
Cuando me levante, con la resaca que llevaba no sabía si me lo había imaginado todo o por el contrario lo había hecho, eran los primeros cuernos que le ponía a mi mujer y no estaba orgulloso de ello, me sentía confuso, pero a la vez excitado.
Intente acercarme a mi mujer pero a ella no le apetecía, así que pensé ‘por qué no?’, me levante de la cama y me fui a llamarla. Ella descolgó el teléfono y yo un poco cortado le dije: -como lo llevas mi putita???
A lo que ella me contesto: -Pues muy mal, no he podido casi dormir con los calentones que tengo, te necesito.
– Intentare venir a verte (pues vive sola de alquiler en un pisito pequeño) pero no se te ocurra masturbarte o no volverás a tenerme cerca y de ahora en adelante cuando hables conmigo quiero que te portes como la guarra que eres y te me insinúes como una perra en celo. Ella me contesto:
-Siii, aquí te espera tu esclava con el coño mojado y la boca seca. Necesito tu polla dentro de mí.
Yo no podía creérmelo y después de ponerle la escusa a mi mujer de que habíamos quedado para jugar un partido de futbol y que luego comeríamos algo por el camino, prepare mi bolsa de deporte y salí de casa.
Cuando llegue a casa de mi amiga me estaba esperando muy excitada así que decidí complacerla un poco mientras yo me ponía a tono. Le ordene que se masturbara en pelotas para mí y que lo hiciera lo más guarramente posible y provocándome lo máximo.
No sé si se lo esperaba o que pero la cuestión es que se sacó la bata, se quedó desnuda, saco un pote de aceite de un cajón y empezó a ponérselo por todo el cuerpo, no solo por los pechos o la barriga sino por todo el cuerpo, pude observar con claridad cómo se restregaba por las piernas, el culo, el coño, la barriga, los pechos, la espalda y los brazos y todo ello lo hizo sin dejar de mirarme nunca a la cara, yo empecé a sudar así que decidí ponerme la ropa de deporte para que luego mi mujer no se diera cuenta.
Cuando ella me vio la polla dura que salía de mis pantalones empezó a gemir como una perra y a meterse los dedos en el coño, se metía tres!!
A la vez y eso nada más empezar y luego puede observar como con la otra mano se pellizcaba los pezones y se manoseaba el culo. Yo ya no podía más, tenía ganas de follarla pero pensé que ella esperaba humillaciones y obscenidades así que empecé con lo que le gustaba. Justo cuando yo me acercaba ella se corrió con un chillido que me puso la piel de gallina.
Entonces me di cuenta de que yo aún estaba cansado y resacoso así que le dije: -Ahora me masajearas todo mi cuerpo con ese aceite que tienes pero no utilices las manos, quiero que seas como un animal en celo y que me restriegues tus pechos y tu coño por todo mi cuerpo.
No me lo podía creer, estaba en el cielo, que bien lo hacía restregaba sus tetas contra mis piernas, mi culo, mi espalda y luego por delante, por todos lados concentrándose en mi polla pero sin atreverse a tocarla ni a besarla.
Cuando creí que tenía suficiente le dije: -Creo que ya está bien, pero para follarte ese inmenso coño que tienes no quiero que mi polla resbale así que porque no me la limpias con tu boca de putita y así luego te la puedo meter hasta el fondo para….
No me dio tiempo a terminar que la muy puta ya estaba succionando como una posesa mi miembro.
Me gire para poder observar su coño y realmente era inmenso, seguro que se había metido de todo por ahí. Empecé a tocárselo intentando cada vez hacerlo más grande y al cabo de un rato ya casi me cabía la mano dentro, ella había tenido dos orgasmos mientras que yo jugueteaba con su sexo pero ahora se quejaba un poco por el dolor así que tuve que regañarla:
– No te quejes zorra que en el fondo te gusta que te metan de todo por el coño y mi mano es lo más normal que entrara, suéltame la polla que te la voy a meter.
Ella rápidamente se giró y se abrió de piernas pero a mí no me gusto eso de que tomase la iniciativa así que le metí dos dedos dentro de su boca y luego de humedecerlos y restregarlos en el aceite de sus pechos, se los introduje fuertemente en el culo diciéndole: -Como quieres que te folle por ese pedazo de coño si no voy a notar nada.
Hoy te follare por el culo y otro día que tu coño de perra este seco y pequeño ya te la meteré sin contemplaciones.
Eso no se bien que le provocó, porque por un momento se quejó de dolor pero mientras le decía esas palabras se corrió de gusto, verdaderamente el trato humillante hablado le gustaba y excitaba. Le levante las piernas y mientras le introducía mi polla por su culo le decía:
– Seguro que el mamón de tu novio no te follaba por detrás y no me extraña que se cansase de tu coño porque siendo tan grande seguro que no le proporcionabas placer.
Yo si te lo daré porque te voy a follar por donde quiera y cuando quiera y un día de estos me enseñaras como follas con varios tíos y como te llenan de leche todo tu cuerpo, pedazo de zorra.
Contra más cosas sucias le decía, más le gustaba a ella. Yo ya no podía más y me corrí en su culo mientras ella se masturbaba por delante. Pude observar cómo se restregaba el clítoris fuertemente.
Después de eso me encontraba cansadísimo así que le ordene que me la chupara para limpiármela. Como lo hacía de maravilla y a pesar de que con mi mujer yo nunca había repetido tan rápido, se me volvió a poner dura por lo que le dije: -Ahora me vas a pajear la polla con tus sucias tetas y espero que consigas hacer que me corra en ellas o me largare ya a mi casa.
Empezó a restregarse contra mi polla y la verdad es que me daba mucho gusto, me miraba con cara de vicio y cada vez que ella bajaba, sacaba la lengua y me repasaba mi capullo.
No tarde en estar a punto para correrme pero en vez de hacerlo sobre sus tetas la agarre por el pelo la gire de lado y me corrí en su cara, ella no paraba de meterse los dedos y de tener orgasmos. Cuando termino de restregar su cara contra mi polla caímos los dos de lado en su sofá y allí nos quedamos un rato.
Nos quedamos dormidos un par de horas y cuando nos despertamos ya eran cerca de la 14:00 así que le dije que no se duchara pero que se pusiera una faldita bien corta y una camisa transparente que comeríamos fuera.
No fuimos a ningún sitio especial porque yo llevaba la ropa de deporte pero en el fast-food la obligue a subirse un poco la falda y a abrir las piernas para poner cachondos a unos chavales que teníamos en frente.
De vuelta a su casa la obligue a levantarse por completo la falda para que cualquier camionero la pudiese ver y cada vez que alguien la veía o creía yo que la veía le decía lo mismo: -Mira que eres puta y lo que te gusta poner pollas duras, seguro que ese la tenía grande y te lo hubieras follado, pero otro día será.
Al llegar a su casa le dije:
-Baja y ya te llamare yo, no folles con nadie.
Y así lo dejamos por hoy, volveré.