Después de haberme follado a dos desconocidos a espaldas de mi novio diría que sentía remordimientos o culpabilidad, pero no era el caso.

No tenía la sensación de haber hecho algo prohibido ni de haberlo engañado, en ningún momento habíamos establecido que estábamos en una relación, y mucho menos que esa fuera exclusiva.

En mi cabeza no entra que alguien le pertenezca a otra persona y que esta no pueda hacer lo que le plazca cuando quiera, eso siempre y cuando ninguno de los dos sufra por ello. Aclarado esto procedo a contar lo que pasó a continuación después de aquellos dos encuentros.

Era domingo y mi vida continuó con normalidad, a pesar de lo sucedido la noche anterior. Mi plan para ese día era pasar tiempo con mi papá.

Después de su larga semana de trabajo los domingos lo único que quería era descansar y pasar tiempo conmigo, para él todavía seguía siendo su niñita adorable que es incapaz de romper un plato. Así quería que me siguiese viendo y por nada del mundo le confesaría lo que su inocente hija había hecho recientemente.

Como el verano se acercaba decidimos ir pasar la tarde a la playa que estaba a unos veinte minutos de dónde vivíamos. Me puse un bikini rojo, ese color me agrada ya que resalta con el moreno de mi piel, era discreto ya que la parte de abajo era de braguita no de tanga y la de arriba cubría holgadamente mis pechos.

Por encima me puse un vestido ligero de verano y de calzado unas chanclas. Iba de lo más normal vamos, no quería llamar mucho la atención de otros hombres, ese día le pertenecía a papá.

Llegamos a eso de las cuatro, el plan era pasar el resto de la tarde allí y acabar cenando en el restaurante de camino a casa. La playa estaba bastante repleta de gente, pero no tuvimos ningún problema en encontrar sitio donde colocar la toalla.

Nos fuimos a dar un chapuzón y después nos tendimos al sol como lagartijas, al poco rato mi papá se quedó dormido tomando la siesta.

Sin saber que hacer empecé a mirar a mi alrededor, a ver el ambiente, a un lado mío había una pareja de ancianos que debían llevar allí desde bien temprano en la mañana y al otro un grupo de chicas no mucho más mayores que yo, continuando con la exploración me percaté que en la orilla de la playa había un grupo de chicos en bañador jugando al vóley, tendrían entre 20 y 25 años, un poco mayores que yo, pero eso no importaba.

Cuando vas a la playa a tomar el sol siempre buscas como matar el rato y aquel partido de vóley era el mejor de los pasatiempos. Uno de ellos me llamó especialmente la atención.

No era muy alto, pero tenía un cuerpo fibroso y su piel al estar sudorosa brillaba por la luz del sol, no le quitaba ojo y me estaba empezando a calentar y no precisamente por estar tirada al sol.

Pensé que lo mejor sería darme otro chapuzón para bajarme la calentura o podría empezar a tener un problema. El agua estaba muy buena y me relajó bastante, cuando regresé a la toalla mi papá estaba más que despierto, de hecho, no le quitaba el ojo a nuestras vecinas.

– Oye viejo verde que podrían ser tus hijas cortate un poco. -le dije en broma mientras me sentaba a su lado.

– Jaja no sé de qué estás hablando, yo estaba mirando las palmeras de allí en el fondo.

– Si si, seguro que fue eso jaja.

Nunca había cachado a mi papá viendo a otras mujeres y me sorprendió. Hacía ya un par de años que se había divorciado pero para él mi mamá siempre fue la única mujer en su vida o al menos eso me había contado todo este tiempo.

Por eso mismo se pasaba la vida trabajando y el poco tiempo libre que le quedaba lo pasaba durmiendo o junto a mí, el vivo recuerdo de su exesposa. Estaba empezando a anochecer y llegaba el momento de regresarnos a casa previo paso por el restaurante donde nos tomamos una bandeja paisa.

Ya en casa nos turnamos para ducharnos, él fue primero siendo conocedor de que yo siempre tardo más que él.

Llegado mi turno no pude evitar recordar a aquel chico de la playa, mis dedos empezaron a jugar con mi botoncito imaginando qué hubiera pasado si no hubiese ido acompañada de mi papá y si llevase un bikini más provocativo. Tras unos minutos de combinar dedos y chorro de agua alcancé un rico orgasmo. Esa noche dormí placenteramente previo a la vuelta a la rutina.

Era lunes, el peor día de la semana. Me levanté desganada y sin motivación ninguna, llegué con el tiempo justo a tomar el bus. En la puerta del instituto me encontré con Lucas, durante el fin de semana habíamos intercambiado varios mensajes en los que no hablamos de lo que días antes hicimos en su cuarto.

– Hola Lauri te traje un café, que como hoy es lunes pensé que lo necesitarías.

El pobre estaba totalmente pillado por mí, seguro que estuvo pensando en este momento todo el fin de semana, mientras yo en cambio… bueno ya lo sabéis.

– Gracias eres un sol, nos vemos luego- le di un beso en la mejilla y entramos a clases.

Apenas quedaba un mes de clases y los exámenes decisivos estaban a la vuelta de la esquina. Estaba en juego mi futuro en la universidad así que debía prestar la máxima atención posible en clase, por lo que pasé toda la mañana concentrada.

Al salir de clase había quedado con Lucas para “darle un repaso a matemáticas” pero mi verdadero plan para esa tarde era continuar en donde lo habíamos dejado el otro día. Quería llegar hasta el final. Sería una forma de redimir los pecados que había hecho a sus espaldas.

Cuando llegamos a su casa nos encontramos que a diferencia del otro día ya había llegado su madre de trabajar por lo que no estábamos a solas. Mis sucias intenciones se iban al garete una vez más.

– Bienvenida Laura, otra vez por aquí.

– Sí señora Natalia no hay forma de que me aprenda esa dichosa lección.

Esta vez nos fuimos directos al salón, llevábamos estudiando un rato, ya había perdido la esperanza de que algo fuese a ocurrir. Cuando entonces entró su mamá:

– Luqui voy a salir a hacer la compra, ¿necesitas que traiga algo?

– No mamá, gracias.

– Vale pues nos vemos en un rato, hasta luego chicos.

No se había acabado de cerrar la puerta cuando yo me abalancé sobre Lucas empezando a comerle la boca.

– Ven siéntate en el sofá. Te has ganado un premio por ser un profesor tan paciente jeje.

Mientras él estaba sentado yo me puse frente a él y comencé a sacarme la ropa al ritmo de la música que sonaba en mi cabeza, nunca hasta ese momento había hecho un striptease, pero me parecía morbosa la situación y me calentó la idea. Poco a poco fui bajándome la falda de espaldas dejándole una vista perfecta de mi culo en tanga, ese día llevaba uno negro, mis manos recorrían mis nalgas subiendo hasta la tira del tanguita donde la estiré al límite y la regresé a donde estaba.

Mis manos siguieron subiendo por mis caderas recorriendo mi vientre hasta llegar al siguiente obstáculo, la camisa, me la subí poco a poco hasta sacarla por la cabeza hice un manojo con ella y se la lancé a mi novio a la cara.

En aquel momento ya me encontraba en ropa interior, me volví a girar para abrir el broche del sostén el cual me deshice de él lanzándolo hacia atrás, ahora ya solo llevaba puesto el tanga me volteé de nuevo tapando mis pechos desnudos con el brazo, me sorprendió lo que me encontré, Luqui por fin mostraba algo de iniciativa por su parte. Se había sacado la polla y se estaba haciendo tremenda paja mientras me veía.

– Ya veo que te gusta el espectáculo jiji.

– Me está encantando, nunca te había visto de esta forma bufff.

Su osadía merecía premio moví mi brazo dejando a la vista mis pechos desnudos, eran pequeños y con una aureola morena grande.

– ¿Te gustan mi pechitos cielo?

– Ufff me encantan

Vi cómo aumentaba el ritmo de su paja. Su polla se veía muy apetecible, decidí acercarme y arrodillarme frente a él viéndole a los ojos.

– Ya que tu me ayudas con otras cosas ¿que te parece si yo te ayudo con eso que tienes ahí?

– Me parece justo. -dicho eso se bajó los pantalones hasta los tobillos y se abrió de piernas.

Nunca había visto esta versión de mi chico se estaba empezando a soltar y eso me encendió como una moto, acerqué mi boca a su miembro y me lo metí en la boca.

Estaba muy duro y me encantaba su sabor, comencé a mamar como un becerrito muerto de hambre, mi cabeza bajaba hasta tenerla totalmente dentro de mi boca, su pene no era muy grande mediría unos 15cm por lo que me entraba entera fácilmente. Continué chupando mientras escuchaba como sus gemidos se acrecentaban.

– Buff Dios me voy a correer, que rico se siente estoo.

Yo seguí como si no escuchase lo que había dicho y comencé a aumentar el ritmo, sentí como se le hinchaba la polla y comenzaba a vaciarse dentro de mi boca, me pilló por sorpresa la enorme cantidad de leche que salía de su miembro, mi boca no daba a vasto para mantenerla dentro y comenzó a desbordar por la comisura de mis labios.

– Hacía tiempo que tenía todo eso reservado para ti.- nunca me había mirado de esa forma.

Yo le mantuve la mirada mientras me sacaba su polla de mi boca y comencé a tragar lo que me había regalado.

– Mmm gracias por reservarme este manjar cielo.- dije mientras me limpiaba con el dorso de la mano la leche que se había escapado de mi boca.

Nunca había sentido mis pezones tan duros y no fui la única en darme cuenta, su mirada reparó en ellos.

– ¿Los quieres chupar?

– Me encantaría, la verdad.

Me subí a horcajadas suya sentándome en su regazo, rápidamente sin perder un segundo sentí como se metía mi pezón izquierdo en la boca. Me estaba matando esa sensación, chupaba mis senos como si de una paleta de helado se tratase. Comencé a gemir y a mover mis caderas de forma inquieta.

Me sorprendió sentir como su polla se ponía dura como una piedra de nuevo. No dije nada simplemente bajé una de mis mano para retirar la tira del tanga hacia un lado mientras que con la otra agarré su polla por el tronco y la dirigí a la entrada de mi vagina. Con un rápido movimiento de cadera la clavé en mi interior, se sentía muy rico tenerla adentro a pesar de no ser muy grande era más que suficiente para llenarme sin llegar a molestarme.

– Uff Lauri que rico se siente estar dentro de ti, te adoro.

– Calla y disfruta.

– Comencé un rápido movimiento de caderas que hacían que su polla se moviese dentro de mí sin llegar a salir del todo, sentí que si seguía así me iba a correr por lo que no bajé mi ritmo.

– Mmm uff vas hacer que me venga.

– Shhh calla.- dijo poniendo sus manos en mi cadera, comenzando a llevar él el ritmo.

Este cambio de guión me pilló de imprevisto e hizo que acto seguido comenzara a correrme, noté como mis jugos lo mojaban todo, nuestros sexos ahora chocaban haciendo que resonara un chop chop por todo el salón.

– Ufff jodeeer, me voy a correr otra vez.

– Ven correte en mis pechos. – le dije bajándome y volviendo a ponerme de rodillas mientras me juntaba mis senos.

Luqui se agarró la polla y comenzó a meneársela de arriba abajo hasta que no aguantó más lanzando su leche por todas mis tetas. A pesar de que hacía apenas unos minutos que se había corrido me sorprendió de nuevo la cantidad que de allí salía.

Cuando todo terminó fue cuando nos dimos cuenta de la situación en la que nos encontrábamos, su madre había salido de casa a comprar hacía aproximadamente una hora tiempo más que suficiente para ir y volver del supermercado más cercano, nunca descubriré cómo hubiera reaccionado ella si en aquel momento al volver de su encomienda se encuentra en su propio salón a su hijo con la polla fuera del pantalón y a su futura nuera vestida solamente con un tanga y las tetas llenas de la leche de su querido hijo.

Mientras yo me vestía rápidamente Lucas intentaba sin éxito ocultar la mancha de humedad que había quedado en el sofá por culpa mía.

– Dale la vuelta al cojín bobo.

– Ah cierto cierto.

Había vuelto el Lucas de siempre pero ahora sabía que detrás de ese chico tímido e indeciso se encontraba un amante el cual me haría gozar del sexo.