Después de los besos y lamidas uno de ellos me tumbo al suelo, sabia lo que mi iba a pasar, pero de momento los dos que faltaban la dijeron que era su turno de ellos, y cuando me di cuenta, se encontraban alrededor mio ya desnudos y con la tranca bien parada y dura, entonces los otros se sentaron en el sofá poniendo a mi mama enmedio de ellos y sujetándola, y le dijeron ahora vas a ver como disfruta tu niñita
Fue una genialidad dejar que mi carrera de actriz iniciara con esta escena, pues yo interpretaba venganza y era ciertamente venganza la que estaba haciendo, y Lauro actuaría su humillación, sus ojos reflejarían un sentimiento auténtico de que le están vulnerando la mujer, sintiendo asco, excitación, vergüenza.
Se recuesta en la cama para ser montado. Me siento sobre él. Su miembro entrando en mi vagina lentamente movió todo dentro de mí. Estoy sentada sobre él con mis piernas sobre su cuerpo. Yo me muevo y él lame los dedos de mis pies.
Aquí te levantas y te sientas para tomar el vino y yo aprovecho para sacarte el vestido, tu protestas un poco pero yo retiro el mantel de la consola y te digo, si viene alguien te cubres con esto .
Quede arriba de ella, entonces uno de ellos, desde atrás me penetro, mientras ella me chupaba el clítoris y de momento se acerco el otro y la penetro a ella, y yo le chupaba su clítoris, era una sensación nunca imaginable para mi, pero fue súper placentera, de vez en cuando, nos sacaban los penes y nos lo metían a la boca y así probarnos mutuamente el los líquidos de cada una de nosotras.
Cuando me casé a los 20 años sabía que no podía tener hijos, por ello lo hice con un viudo que traía a nuestro matrimonio un pequeño de nueve meses.
Nos acercamos lentamente la una a la otra, excitadas por nuestra propia visión, nuestras tetas duras avanzaron al encuentro y nos tocamos deliciosamente con los pezones dilatados en un contacto que desencadenó una respuesta eléctrica que invadió nuestros cuerpos.
Una familia unidad y amorosa. Es la historia de cómo mi abuelo, mi papito, mi tío y mi hermanito, me despiertan a la sexualidad...
La chica se puso debajo mía y empezó a chuparme los pezones mientras uno de los hombre me la metía por atrás, sentía tantas cosas a la vez que no sabia exactamente si era placer o dolor.
Era Lucy, quien pidió permiso para entrar. Lo hizo y me saludó con beso en la mejilla. Le indiqué se sentara en un sillón frente a mi escritorio. Ella lo hizo. Su mirada, más arrecha que nunca, se fijó en mí.
Rieron y comentaban jocosamente nuestro tributo a Safo. Nos animaron a seguir, y dimos rienda suelta a nuestra vena lésbica lamiendo nuestras grietas, pero duró poco, ellos se habían recuperado, y nos apuntaban con sus "armas".
La quise volver a poner a 4 patas pero estaba demasiado hecha polvo para ello así que me puse encima de su espalda mientras la clavaba por el coño...aquí tuvimos una corrida conjunta de impresión.
Fue maravilloso ver como después de este primer orgasmo mi cuerpo se relajó y empecé a sentir de verdad lo que estaba dentro de mí, empecé a saborear aquel pene en mi interior, no era nada conocido, era algo nuevo y casi maravilloso.
Algún arrepentimiento cruzó la cabeza de Mery pero ya era demasiado tarde. Cuchillo estaba moviendo sus caderas hacia atras para dar el empujón que la transformaría en mujer. Mery mordió su labio al sentir el empujón con que el indio tomaba su virginidad.
Después nuevamente me beso en la boca y me dijo ¡¡¡quiero hacer algo que nunca he hecho!!!, enseguida le pregunte que era, entonces me dijo que deseaba probar mi verga por su culo, pero que no se atrevía porque la tenía muy grande, además me confeso que nunca nadie le había dado por el culo, solo le habían metido un par de dedos y mamado.
Estando apoyada sobre sus pies comenzó un lento subir y bajar sobre mi miembro erecto y jugoso, yo la tomaba de sus manos para que no perdiera el equilibrio (tal vez, mejor dicho, para que no cesaran esas penetraciones que me estaban volviendo loco.
Me puse en cuatro, ella se arrodilló detrás de mí y guió el pene de goma hacia mi concha. Me lo hundió de un empujón y lancé un grito. Después empezó a bombear, amasándome las nalgas, las abría y cerraba y empujaba más y más fuerte.
Celia parece vibrar con mi propia frecuencia pues en ese mismo momento acciona los asientos y estos se reclinan extendiendo un lecho intimo en el espacio del coche y ahora si estoy sobre Celia que me recibe separando sus muslos suaves para sentir la caricia de los míos.
Bailamos varias canciones, y yo estaba de lo más arrecho, tenia la verga superparada, comenzamos a bailar pegados y yo le metía la pierna entre las de ellas, pensé que si no le gustaba, se retiraba, pero que si le gustaba era que quería algo mas.
Ninguno de sus poros merecía menos, y por ello los atendía a todos por igual. Su dureza y su calor eran casi visibles. Conforma mis manos y boca se movían, hacían una sinfonía celeste, era como alzar la vista y ver las constelaciones.