Solo una persona sabe mi delicioso secreto de libertad sexual: mi amiga Laura. Ella es mi compañera en mis días de aventura y hoy es uno de esos días.
Es viernes y tengo planeado ir a bailar con mi amiga. Me encanta bailar, es una de las cosas que más amo… pero no tanto como una apasionada noche.
Después de perder la virginidad con aquel desconocido todo cambió para mí (podéis leer como sucedió en el relato anterior a este) descubrir lo placentero que era tener sexo me hizo sentir la necesidad de repetirlo una y otra vez..
Con las copas aún en la mano sólo sentía como con su boca me succionaba como muy pocas veces me lo habían hecho. Casi le entraba entera, la mojó muy bien, haciéndola llegar hasta su garganta, mientras con las manos me quitaba el cinturón y desabrochaba el pantalón para dejarlo caer al suelo junto al slip. Su amiga no perdía ni un momento de la escena.